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No podemos escapar del envejecimiento (aunque aumente la esperanza de vida)
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No podemos escapar del envejecimiento (aunque aumente la esperanza de vida)

Según un nuevo estudio es probable que vivamos más en el futuro, pero por ahora parece imposible beber de la fuente de la juventud eterna

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El ser humano ha tratado de conquistar la muerte, sin éxito, desde que tuvo conciencia de que su tiempo en este mundo era limitado. Sin embargo, aunque la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos años, todavía no lo hemos conseguido. Si sigue de manera ascendente, eso sí, es probable que en 100 años alcancemos unas edades que a día de hoy ni siquiera podemos imaginar.

Pero, siendo completamente sinceros, nadie quiere alcanzar la mortalidad con garrota. En general, la búsqueda de la fuente de la juventud eterna también ha sido una máxima constante en la historia del ser humano. Si podemos elegir, conquistar la muerte con un aspecto joven y lozano parece mucho más agradable que hacerlo con arrugas. A día de hoy la medicina estética intenta frenar el proceso de envejecimiento, pero nuestra sola condición de humanos y seres mortales, que van descomponiéndose poco a poco, hace que el tiempo se note en nuestra piel, irremediablemente.

A día de hoy la medicina estética intenta frenar el proceso de envejecimiento, pero nuestra sola condición de humanos mortales lleva irremediablemente a que nuestra piel cambie

¿Será algún día diferente? En realidad... parece poco probable. Malas noticias. En un nuevo estudio, el equipo descubrió que la tasa de envejecimiento es relativamente fija dentro de las especies, incluso si esas especies pueden encontrar formas de maximizar la supervivencia general, lo que lleva a que los individuos vivan vidas más largas en promedio, informa 'Science Alert'. En otras palabras, viviremos más, pero envejeceremos y tarde o temprano acabaremos criando malvas.

Cogiendo a los humanos como ejemplo, por alusiones: si bien como decíamos al principio nuestra esperanza de vida ha aumentado constantemente alrededor de tres meses cada año desde mediados del siglo XIX, esto no significa que hayamos descubierto una manera de retrasar el envejecimiento biológico o de superar lo que podría ser un límite fijo en la longevidad.

Una visión alternativa conocida como 'hipótesis de la tasa variante de envejecimiento', teoriza que esta tasa dentro de una especie es fija, lo que sugiere que el aumento en la esperanza de vida no muestra evidencia de procesos de envejecimiento más lentos, sino que refleja niveles más bajos de ese envejecimiento. Es decir, la esperanza de vida en poblaciones históricas era más baja porque muchos individuos morían jóvenes, pero los que fallecían en la ancianidad lo hacían con años muy parecidos a los que mueren en las mismas circunstancias actualmente.

La población tiende a vivir más tiempo, pero hasta ahora hay poca evidencia que sugiera que el envejecimiento lento o retrasado en los mayores tenga mucho efecto en la esperanza de vida

En el estudio, el equipo analizó la relación entre la esperanza de vida (la edad promedio a la que muere la gente) y la igualdad de la esperanza de vida (que mide la concentración de muertes en diferentes edades). Una alta igualdad de vida significa que la mayoría de las personas sobreviven hasta la vejez, mientras que una baja igualdad de vida significa que las personas mueren en un rango de edades distribuidas. Los patrones se compararon en un conjunto de poblaciones (incluidos pueblos desde el siglo XVII al XX), junto con datos de otras poblaciones no humanas (babuinos, gorilas y chimpancés).

En última instancia, el análisis sugiere que existe el mismo patrón general de mortalidad entre los grupos, lo que sugiere que las diferencias en la esperanza de vida y la igualdad de la esperanza de vida se deben principalmente a las variaciones de edad en las que mueren los miembros jóvenes de una población, no a las variaciones en los ancianos.

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Si se puede aumentar la igualdad de la esperanza de vida, con menos personas que mueran jóvenes, entonces, en general, la población tiende a vivir más tiempo, pero hasta ahora hay poca evidencia que sugiera que el envejecimiento lento o retrasado en los mayores tenga mucho efecto en la esperanza de vida.

Queda por ver si los avances futuros en la medicina pueden superar las limitaciones biológicas que hemos identificado aquí y lograr lo que la evolución por ahora no ha logrado

La investigación sugiere que es poco probable que las mejoras en el medio ambiente, por ejemplo, el acceso a la medicina moderna y una buena nutrición en el contexto humano, se traduzcan en procesos de envejecimiento más lentos que podrían conducir a un aumento dramático en la esperanza de vida.

Pero sigue siendo una posibilidad, dicen los investigadores, incluso si sus propios hallazgos apuntan a otra parte.

"Queda por ver si los avances futuros en la medicina pueden superar las limitaciones biológicas que hemos identificado aquí y lograr lo que la evolución por ahora no ha logrado", concluyeron. La esperanza, por tanto, aún no está perdida del todo.

El ser humano ha tratado de conquistar la muerte, sin éxito, desde que tuvo conciencia de que su tiempo en este mundo era limitado. Sin embargo, aunque la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos años, todavía no lo hemos conseguido. Si sigue de manera ascendente, eso sí, es probable que en 100 años alcancemos unas edades que a día de hoy ni siquiera podemos imaginar.

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