Cada vez se fuma menos, excepto en Alemania

Las autoridades sanitarias alemanas están dando la voz de alarma por el inesperado aumento del consumo de cigarrillos —incluido entre los jóvenes— que se inició a raíz de los confinamientos por covid-19.

La tasa global de fumadores en Alemania era ligeramente superior al 34% en julio, según los resultados más recientes de Debra, una encuesta bimestral financiada por el Ministerio de Sanidad alemán. En marzo de 2020, la tasa era del 26,5%. El porcentaje de alemanes de entre 14 y 17 años que afirmaron fumar cigarrillos saltó al 15,9% en 2022, desde el 8,7% en 2021, según Debra.

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Esto convierte a Alemania en un caso atípico entre otras naciones desarrolladas. Otros países europeos, como Suecia, Irlanda y los Países Bajos, han experimentado descensos constantes en las tasas de tabaquismo, según Rüdiger Krech, director de promoción de la salud de la Organización Mundial de la Salud.

"Esto nos desconcierta", afirmó. "En muchos ámbitos de la salud pública y los sistemas sanitarios, Alemania funciona muy bien. Aquí, es un caso atípico".

Entre una serie de posibles factores, Krech y otros expertos señalaron que las alteraciones del ritmo laboral y social relacionadas con la pandemia podrían estar llevando a la gente a pasar más tiempo en casa, donde no está restringido fumar.

El 24,5% de los adultos encuestados eran fumadores diarios en 2022, lo que equivale aproximadamente a los niveles de 2019

En EEUU, las ventas de cigarrillos reanudaron un descenso de años tras un breve parón durante la pandemia. Según una encuesta, el 4% de los estudiantes de 12º curso de EEUU (17-18 años, último año de la secundaria) fumaban cigarrillos en 2022, aproximadamente los mismos que en 2021 y por debajo de los niveles prepandémicos. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la tasa de tabaquismo entre los adultos estadounidenses en 2021 descendió al 11,5%.

El Ministerio de Sanidad francés informó en mayo de que el 24,5% de los adultos encuestados eran fumadores diarios en 2022, lo que equivale aproximadamente a los niveles de 2019. Una encuesta patrocinada por la Unión Europea en 2019 encontró que más alemanes eran fumadores diarios que sus vecinos europeos.

Alexander Dumser, de 16 años, del estado de Baviera, en el sur de Alemania, cuenta que empezó a fumar a finales del año pasado. Para él es una actividad social, normalmente en combinación con el consumo de alcohol.

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"Creo que es parte de crecer. Ahora es el momento de probar cosas nuevas", opina. En su grupo de amigos de los suburbios de Múnich no hay mucho estigma en torno al tabaco, afirma, y normalmente es posible comprar cigarrillos en una tienda sin que nadie compruebe si es mayor de 18 años, la edad mínima para adquirir productos del tabaco en Alemania.

Los expertos en salud pública del país instan ahora al gobierno a aumentar los impuestos sobre los cigarrillos para que suban los precios. El coste medio de un paquete de cigarrillos en Alemania rondaba los 6,65 euros en 2022, según datos del sector, lo que equivale a unos 7,26 dólares. El precio en Alemania es inferior al de Francia y el Reino Unido, pero más del doble de caro que en la cercana Polonia. En algunas partes de Estados Unidos, un paquete de cigarrillos cuesta hasta 15 dólares.

Daniel Kotz, epidemiólogo afincado en Düsseldorf y director del estudio Debra, cree que los precios relativamente bajos y las políticas antitabaco poco estrictas crean el contexto para el repunte pospandémico. Una de las razones del aumento podría ser el restablecimiento de la libertad tras la restricción de muchas actividades sociales durante los confinamientos por covid.

A finales de año se dispondrá de más datos, pero Kotz sospecha que el nivel se mantendrá por encima de la línea de base prepandémica.

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"Es muy preocupante, porque tendremos otra generación de adictos a la nicotina y el tabaco", afirma.

Parte de lo que impide que la gente fume son los controles sociales que se debilitaron durante la pandemia cuando la gente empezó a trabajar desde casa, dijo Heino Stöver, especialista en adicciones de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Frankfurt.

"Vi en muchas videollamadas por Zoom que fumaba gente que nunca pensé que fuera fumadora", afirmó.

En 2020, el gobierno prohibió la publicidad exterior de productos del tabaco

En Alemania, los cigarrillos siguen estando disponibles en máquinas expendedoras automáticas, tiendas de comestibles y farmacias. Las etiquetas obligatorias advierten a los usuarios de que fumar es mortal, pero las marcas suelen exhibirse en las cajas. Las tasas de tabaquismo son menores en los países donde es más difícil comprar y publicitar productos del tabaco, según Stöver.

Una portavoz del Ministerio Federal de Sanidad afirmó que reducir el consumo de tabaco y proteger a los jóvenes son objetivos políticos urgentes. En 2020, el gobierno prohibió la publicidad exterior de productos del tabaco. En 2021, los legisladores aprobaron un aumento plurianual del impuesto sobre los cigarrillos por un total de unos 50 céntimos por cajetilla y gravaron con nuevos impuestos nuevos productos, como el tabaco calentado y los envases de recarga de cigarrillos electrónicos.

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Krech y Laura Graen, asociada del Centro Alemán de Investigación sobre el Cáncer, afirmaron que el aumento del tipo impositivo no sigue el ritmo de la inflación, que es más alta en Alemania que en muchos de sus vecinos europeos. Instaron al gobierno a aumentar aún más los precios y a presionar a los estados para que prohíban fumar en más lugares públicos. Desde 2007 está prohibido fumar en el transporte público y en los edificios de oficinas federales, y restringido en los lugares de trabajo desde 2004. Cada estado tiene libertad para imponer restricciones en bares, clubes y restaurantes.

Jan Mücke, director ejecutivo de BVTE, una asociación de presión del sector del tabaco, afirma que las restricciones adicionales son condescendientes y ha advertido de que el aumento de los impuestos sobre los cigarrillos empujaría a la gente a los mercados ilícitos.

Mücke también cuestionó la calidad de los datos de Debra, cuya encuesta a 2.000 personas, señaló, no incluye a un gran número de adolescentes. Se refirió a otra encuesta gubernamental de 2021, según la cual fumaba el 6,1% de los jóvenes de 12 a 17 años.

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Los datos fiscales federales para 2022 mostraron que el número de cigarrillos vendidos disminuyó un 8,3% en ese año con respecto a los niveles de 2021. El mismo informe fiscal mostró un aumento del 0,9% en la cantidad de tabaco de picadura fina, que se utiliza para los cigarrillos de liar. El informe no recogía datos de cigarrillos vendidos en otros países.

Kilian Grewminger, estudiante de sociología de 24 años, empezó a fumar al llegar a la universidad y aumentó el número de cigarrillos diarios durante los confinamientos porque podía asistir a los seminarios desde casa.

Su ritmo se ha mantenido al alza, y hace poco empezó a liar sus propios cigarrillos cuando el coste de comprar cajetillas se hizo prohibitivo.

"Resulta demasiado caro para los jóvenes", afirma.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.