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15 años después de la ley antitabaco: ¿cómo de cerca estamos de un futuro libre de humo?
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SALUD PÚBLICA

15 años después de la ley antitabaco: ¿cómo de cerca estamos de un futuro libre de humo?

Asumir que hay fumadores que no quieren —o no pueden— dejar el tabaco implica valorar el desarrollo científico de otras alternativas libres de humo y combustión, además de su papel en las políticas públicas

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El siglo XXI ha estado marcado por las diferentes medidas fiscales, políticas y legislativas encaminadas a erradicar el consumo de tabaco en nuestro país. Sin embargo, las cifras nos muestran que el objetivo aún está lejos de conseguirse: en España hay casi nueve millones de fumadores[1], y según la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (Edades 2022), la tendencia de los últimos años en el consumo diario en los últimos 30 días es de una estabilización por encima del 30%, con un pequeño repunte en 2022 de un 33,1%.

A nivel global, aun cuando también se han implementado medidas de control de tabaquismo, tanto de prevención (diseñadas para disuadir el inicio) como de cesación (para fomentar el abandono), hay todavía más de 1.000 millones de fumadores, y —según estimaciones de la OMS— no se espera que esa cifra cambie significativamente para 2025.

No cabe duda de que lo mejor que puede hacer un fumador es dejar el tabaco y la nicotina por completo, pero estos datos nos muestran que las medidas tradicionales de control del tabaquismo han agotado su potencial para reducir significativamente el número de fumadores. Se requieren enfoques innovadores que ayuden a reducir ese número y eventualmente generar un impacto positivo en materia de salud pública.

¿Qué opciones tenemos?

En este sentido, surge una tercera vía: la reducción del daño, que es una estrategia basada en intentar conseguir que quienes fuman (y, por tanto, están dañando gravemente a su organismo) y no consiguen, o no quieren dejarlo, consuman nicotina de una manera menos nociva, a través de alternativas libres de combustión y humo.

Pero para entender por qué estos productos son menos perjudiciales que los cigarrillos, hay primero que entender qué es lo más dañino del hábito de fumar. A pesar de lo que muchos creen, la nicotina no es lo más nocivo. La principal causa de enfermedades relacionadas con este hábito se encuentra en el humo del cigarrillo. Y, ¿por qué? Cuando se enciende un cigarrillo, comienza el proceso de combustión, alcanzando temperaturas extremas. Esto genera el humo, que contiene niveles muy elevados de sustancias químicas que las autoridades de salud pública han clasificado como nocivas o potencialmente nocivas.

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Foto: cortesía.

Por tanto, si eliminamos la combustión (como sucede en el caso de las alternativas sin humo), se consigue que estos niveles de sustancias químicas generadas puedan reducirse significativamente en comparación con el humo del cigarrillo. Por este motivo, se considera que alternativas como los cigarrillos electrónicos o los dispositivos de calentamiento de tabaco, al no quemar, disminuyen el riesgo de daño asociado al cigarrillo y son una mejor opción que seguir fumando. No obstante, es importante resaltar que estas alternativas no son inocuas y que con su uso se inhala nicotina (una sustancia adictiva), por lo que únicamente están indicadas para aquellos fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cigarrillos.

El papel de la nicotina en las alternativas

Ahora bien, algunos se podrán preguntar: "¿Por qué estas alternativas siguen teniendo nicotina?" Pues bien, hay que tener en cuenta que, junto con el sabor y el ritual, la nicotina es una de las razones por la que la gente fuma. Por tanto, desempeña un papel importante para que los fumadores adultos dejen por completo el consumo de cigarrillos.

No es de extrañar, en consecuencia, que encontremos esta sustancia en la mayoría de las alternativas al cigarrillo, ya que es una forma de ofrecer una opción suficientemente satisfactoria al fumador adulto para que deje la forma de consumo de tabaco y nicotina más nociva: el cigarrillo.

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Foto: iStock.

La nicotina[2] es una sustancia que se encuentra de manera natural en la hoja del tabaco, pero hay que tener en cuenta que es adictiva y no está exenta de riesgo; aunque no es la principal causa de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar.

¿Qué se está haciendo en la actualidad al respecto?

La tercera vía, o estrategia de reducción del daño del cigarrillo, ya se contempla en países como Suecia, Reino Unido, Estados Unidos o Japón dentro de sus estrategias de control del tabaquismo, a través del uso de otras alternativas al cigarrillo menos dañinas para los casos en los que no sea posible la deshabituación tabáquica. De tal modo —y de forma complementaria a las estrategias existentes de cesación y prevención— se trabaja no solo en reducir la cifra de fumadores, sino también en reducir el daño para la salud de quienes siguen fumando.

Por ejemplo, esto es lo que ocurre en Suecia. En las últimas cinco décadas, el país escandinavo ha estado introduciendo medidas tradicionales para controlar el hábito de fumar en línea con las del resto de Europa y, adicionalmente, ha apostado por alternativas libres de humo, en especial, el uso del snus[3]. Gracias a este enfoque, en los últimos 15 años Suecia ha reducido sus tasas de tabaquismo del 15% en 2008 al 5,6% hoy en día[4], siendo la tasa más baja de toda la UE (cuya tasa media es de un 23%)[5].

[1] Según datos de ANESVAP, extraídos de la Encuesta Nacional de Salud Pública.

[2] La nicotina es una sustancia adictiva presente de manera natural en la hoja de tabaco. Aunque no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, no es inocua y está contraindicada para determinados perfiles (menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardiacas).

[3] El snus es un producto de tabaco sin humo de uso oral.

[4] The Public Health Agency of Sweden, Use of tobacco and nicotine products (self-reported) by age, gender and year, 2022.

[5] Attitudes of Europeans towards tobacco and electronic cigarettes - February 2021 - - Eurobarometer survey (europa.eu)

El siglo XXI ha estado marcado por las diferentes medidas fiscales, políticas y legislativas encaminadas a erradicar el consumo de tabaco en nuestro país. Sin embargo, las cifras nos muestran que el objetivo aún está lejos de conseguirse: en España hay casi nueve millones de fumadores[1], y según la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (Edades 2022), la tendencia de los últimos años en el consumo diario en los últimos 30 días es de una estabilización por encima del 30%, con un pequeño repunte en 2022 de un 33,1%.

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