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Polanco, Feijóo y las fuerzas del Ibex que 'acechan' a Prisa
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Polanco, Feijóo y las fuerzas del Ibex que 'acechan' a Prisa

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Ignacio Polanco. (EC)
Ignacio Polanco. (EC)
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A comienzos de diciembre, los principales (y antiguos) grupos editores de periódicos del país convirtieron el auditorio del Edificio Beatriz en el sanctasanctórum de la cita anual de su lobby, la Asociación de Medios de Información (AMI). Bajo el lema "Claves 2023: el valor del periodismo", concurrieron todos los que son en el sector, propietarios y ejecutivos, pero hubo pocos mensajes de valor que llevarse a la boca: bastante ombliguismo, abundantes lugares comunes y nula autocrítica. Lo más relevante, como es habitual, ocurrió en la trastienda.

Grandes y chicos sufren parecido. Si la compleja situación de Prisa sirve como termómetro del sector (también valdrían Vocento o Unidad Editorial), las dificultades de cualquier líder regional corroboran la precariedad estructural. Lo sabe de primera mano el editor andaluz Pepe Joly, propietario del centenario Grupo Joly, anfitrión de la gala como presidente de la patronal, que ha tenido un tira y afloja con Anticipa (Blackstone) a cuenta de un 'malentendido' en el pago del alquiler de su sede.

Foto: Montaje: EC.

El único activo que la prensa aún mantiene es la influencia política. El día de la cita, la cuota gubernamental correspondió a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, cara amable de la Moncloa, pero segundo nivel. La oposición hizo acto de presencia en la pausa de los cafés, pero con Alberto Núñez Feijoó en persona, concernido por el interés de su PP, en vísperas de elecciones autonómicas y municipales, en mantener una relación fluida con los barones de la prensa nacional y regional.

Tras un mal 2022, nada bueno puede pasar el próximo 2023 con dos citas electorales en el calendario. Los poderes (públicos y privados) apretarán como nunca, aunque no ahogarán a ningún medio mientras puedan sacar provecho de su relación. Empieza a saberlo el propio Joseph Oughourlian (Amber Capital), presidente y primer accionista de Prisa, de reciente gira autonómica, a quien su faceta como editor empieza a desgastarle su olfato como inversor perspicaz.

Casi 10 años después (2014), el inversor francés sigue atascado en la matriz de El País y Cadena SER, pero además se ha convertido en prisionero (político) de su propia situación. Su arrojo (echarle un pulso a Ana Botín) y su alineación con los Migueles (comisarios editoriales) le permitieron hacerse con el control de Prisa en detrimento del núcleo duro aglutinado en torno al Banco Santander, cuya alternativa en torno a Blas Herrero (Kiss FM) rozó el disparate.

Foto: Imagen: EC.

Dos años después de aquel volantazo, Prisa vive condicionada una vez más por su situación financiera. La deuda crece (mayor coste) y los ingresos están lejos de lo previsto, como demuestra la salida de su directora comercial, Marisa Manzano (ex-Facebook), solo un año y medio después de que Carlos Núñez apostara por ella. Y aunque el espacio político de centro izquierda ha recuperado al grupo fundado por Jesús Polanco para la causa, eso no ha aportado un rédito inmediato para Oughourlian.

El gestor de Amber Capital lleva meses amagando con la entrada de nuevos inversores vía ampliación de capital. El propio Paolo Vasile, de salida en Mediaset tras la llegada de Borja Prado a la presidencia, estaba informado de que sus señoritos (familia Berlusconi) habían valorado jugarse hasta 150 millones de euros para quedarse con las llaves de Prisa, aunque de la misma manera era consciente de que ese viaje no tenía ningún sentido desde el punto de vista político.

Al final, Prisa ha anunciado una emisión de bonos convertibles para lograr hasta 130 millones para cancelar la parte de su deuda variable. Este esfuerzo financiero pondrá a prueba las costuras patrias del primer grupo editorial español, donde la familia Polanco (asistida por Banco Santander) vuelve a emerger como alternativa local frente al grupo accionista movilizado por los Migueles, que solo tuvo dinero para comprar un 7% a Telefónica, que mantiene un exiguo 2%.

Foto: EC.

Este escenario accionarial tan estresado aventura un posible nuevo duelo por el control de Prisa. Acostumbrada a ganar, Ana Botín tiene varias cuentas pendientes que puede cobrarse en esta nueva partida: una compete al propio Oughourlian, que toreó a su lugarteniente Javier García Carranza y sacó por la ventana a Javier Monzón de la presidencia; y otra apunta directamente hacia la Moncloa, con quien se han roto los puentes institucionales desde hace meses.

Por el camino, la alternativa para que hubiera en Prisa un núcleo duro accionarial formado por editores españoles (Henneo y Godó) fue descartada en la Moncloa. Para el mandato de Barroso y Contreras, la opción Oughourlian, aunque parezca contraintuitivo, es mucho más cómoda, por más que sus maneras en ocasiones sean heterodoxas y haga ruido poco conveniente desde el accionariado de Indra. Ambos se necesitan, aunque la relación de dependencia no es la misma.

El timing de esta refriega, en caso de precipitarse, puede terminar beneficiando a un Feijóo que pasaba por allí. El líder del PP sabe que solo tiene que dejarse ver, compartir indignación con los editores y prometer. Por contra, Pedro Sánchez cuenta con el desgaste de una legislatura extraordinaria a sus espaldas y el compromiso de sacar adelante un nuevo reparto de la publicidad institucional que provocará descontentos, independientemente de cuál sea el modelo final.

Foto: EC.

Y como por el camino todo es susceptible de empeorar, no sería extraño que alguno de los consejeros independientes de Prisa se baje del barco antes de expirar su mandato si el oleaje torna en temporal. Sobre todo aquellos que menos lo necesitan, como Javier Santiso, el brillante financiero francés, hijo de emigrantes gallegos afincados en París, que recaló en el board por invitación de su amigo José María Álvarez-Pallete, ahora un mero accionista simbólico.

La contribución de la operadora para crear un nuevo bloque en torno a Amber Capital será un argumento que los aspirantes al trono de Telefónica esgrimirán en caso de cambio de siglas al frente del Gobierno, por más que su presidente cuente con el respaldo de La Caixa. Aunque esa es otra batalla, también se juega en el patio de los medios. No descarten voluntarios italianos al puesto entre los facilitadores de una solución muy de centro para cuando ya no mande Oughourlian.

A comienzos de diciembre, los principales (y antiguos) grupos editores de periódicos del país convirtieron el auditorio del Edificio Beatriz en el sanctasanctórum de la cita anual de su lobby, la Asociación de Medios de Información (AMI). Bajo el lema "Claves 2023: el valor del periodismo", concurrieron todos los que son en el sector, propietarios y ejecutivos, pero hubo pocos mensajes de valor que llevarse a la boca: bastante ombliguismo, abundantes lugares comunes y nula autocrítica. Lo más relevante, como es habitual, ocurrió en la trastienda.

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