'Efecto Meirás', el inesperado regalo de Rafael del Pino a Imperial Brands

En el todavía cercano 2019, la revolución en la cúpula de Ferrovial fue la noticia del verano. Íñigo Meirás salía del gigante constructor sin motivo aparente, con los números de una gestión exitosa a su favor y toda una vida profesional (27 años) entregado a la causa. La realidad fue bastante simple: el abogado se sintió cuestionado por algunos episodios de su gestión (Texas y Birmingham) y la salida de su futuro 'hereu' (Santiago Olivares). Entendió que la relación había entrado en un punto de no retorno (¿similar a lo que pasó en Inditex con Pablo Isla), levantó la mano e hizo números (11 millones) sabiendo que ya era imposible otro escenario con Rafael del Pino en frente.

A partir de ahí, sus planes eran ver la vida pasar, a la espera de nuevos proyectos que le satisficieran. Diez años surfeando en la cresta de la ola del Ibex 35, desde una plataforma global como Ferrovial, dejan muchas cicatrices y Meirás, con sus ambiciones profesionales y su cuenta corriente más que cubiertas, no tenía ningún estímulo por repetir algo parecido. Sin embargo, un golpe del destino hizo que Logista se cruzara en su camino. El puesto de consejero delegado quedó vacante tras la muerte de su primer ejecutivo, Luis Egido, a finales de octubre de 2019 y un head hunter hizo que su nombre formara parte de una terna de candidatos para asumir el reto.

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La carambola no pudo ser más provechosa. Meirás vio en Logista la oportunidad de seguir en primera línea corporativa sin los peajes de una empresa familiar. Pero, además, identificó las posibilidades de transformar una compañía cuasi monopolística con poca savia nueva en su board y en su dirección (Egido llevó la compañía desde su fundación en 1998 y era consejero delegado desde 2005), donde cuenta con un accionista de referencia pasivo como la multinacional británica del tabaco Imperial Brands (consolidadora de Altadis-Tabacalera), que, tras reducir su peso al 50% en 2018, vive cómoda con su jugosa política de dividendos. Estaba a huevo y se atrevió.

Uno de los mejores ejecutivos de su generación (1963) estaba libre en el mercado y uno de los patitos feos de la bolsa española lo reclutó para convertirse en cisne. Esa transformación cumplirá un hito relevante este lunes 19 de diciembre, cuando Logista vuelva a formar parte del Ibex 35. Lo hará exactamente tres años después de la llegada de Meirás al puesto de consejero delegado, tiempo durante el cual la compañía ha vuelto a máximos bursátiles (capitaliza 3.100 millones), con números sostenidos de crecimiento, tanto en negocio (factura en torno a los 1.200 millones) como en rentabilidad (un beneficio neto próximo a 200 millones). ¿Quién da más en menos tiempo?

Por una vez, el mercado ha terminado reconociendo el consenso existente en la comunidad de analistas. Las capacidades de Meirás estaban probadas al más alto nivel. Dejó Ferrovial en lo más alto y con una revalorización del 500% durante su mandato (2009-2019) tras digerir las consecuencias de la crisis de 2008, que pilló al gigante de la familia Del Pino muy apalancado tras la compra de BAA en los años de vino y rosas (2006) previos al colapso del sistema financiero. Estaba por ver si su diagnóstico sobre Logista era correcto y la receta para su transformación tenía sentido y era capaz de ejecutarla en tiempo y forma. Y con una pandemia de por medio, los datos hablan.

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Cambiar un cómodo despacho a espaldas del lujoso barrio de El Viso por otro en un polígono industrial de Leganés, asomado a una circunvalación entre Alcorcón y Fuenlabrada, define bien las hechuras de Meirás, un tipo sencillo en sus formas y en sus hábitos, sin la pompa que gastan otras vedettes del Ibex, al que volver al barro de una empresa apolillada le motivó. Tenía en sus manos una potencial joya y solo debía convencer al resto de sus posibilidades, como le demostró el trágico episodio del coronavirus. Ser uno de los primeros en ver las vacunas de la salvación, por su capacidad para almacenar y transportar en frío extremo, era la prueba del algodón.

Toda transformación necesita manos para el cambio. Y lo que no vio dentro, lo trajo de fuera. En este tiempo, Meirás simplificó y remodeló el equipo directivo, al que ha sumado en último lugar a Pedro Losada como CFO (ex-Cintra) tras los fichajes de María Echenique como secretaria del consejo (ex-Naturgy) y Carlos García Mendoza como responsable de Estrategia (ex-Antolín). El resto del núcleo duro era de la casa: puso a Antonio Mansilla al frente de Operaciones y mantuvo a Juan José Guajardo en la dirección de RRHH, además de recolocar a Francisco Pastrana (Iberia y Polonia), promocionar a Pilar Colás (Italia) y confirmar a Pascal Ageron (Francia).

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El reto para el nuevo consejero delegado era doble, aunque confluía en un mismo punto: depender menos del tabaco. Su punto fuerte era a la vez su talón de Aquiles. Necesitaba ampliar la base de negocio en la mercancía de transporte, como ya se había empezado con material sanitario y el segmento última milla (Nacex). Esta evolución, a su vez, debía renovar el interés de los inversores por una compañía penalizada por dos factores: tener un accionista mayoritario de control (Imperial Brands controla el 50%) y dedicarse a un negocio fuera de las nuevas guías del mercado en cuanto a políticas ESG. Que el tabaco pesara menos de la mitad de su facturación era clave.

Pasito a pasito, esa vuelta al calcetín avanza en varias vías. La más visible ha sido la compra este año de diferentes operadores (las españolas El Mosca y Carbó Collbaté y la holandesa Speedlink), hasta comprometer 250 millones durante este año. Unas sirven para posicionarse en el transporte de frutas y hortalizas refrigeradas y otra, para reforzar el nicho de envío urgente y última milla. La menos obvia es la renuncia a trabajar para gigantes ‘online’ como Amazon, por el poco valor añadido de sus condiciones. Mejor transportes de corto, medio o largo alcance más complejos. Volver al Ibex ha sido el reconocimiento y será la puerta para que lleguen nuevos inversores.