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¿Y si inviertes el dinero de la lotería? Cómo asegurar el premio del Gordo a largo plazo
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INTERÉS COMPUESTO Y LARGO PLAZO

¿Y si inviertes el dinero de la lotería? Cómo asegurar el premio del Gordo a largo plazo

El sorteo del Gordo vuelve a ser protagonista. Pero el interés compuesto y la inversión sistemática dan más probabilidades a largo plazo de ganar dinero que el gasto en azar

Foto: Bombos del sorteo de la lotería de Navidad. (EFE)
Bombos del sorteo de la lotería de Navidad. (EFE)

Hay cosas que no cambian para la recta final de año, ni siquiera en este desafortunadamente atípico 2020. El sorteo de la lotería de Navidad centra la atención esta semana, como previa a Nochebuena y un punto de ilusión que, en realidad, no se sostiene bajo la probabilidad. El gasto en azar se sigue repitiendo pese a que hay más opciones de alcanzar grandes premios combinando inversión, largo plazo e interés compuesto.

Las estimaciones de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) apuntan a un gasto medio por español de 65,66 euros, levemente por debajo de los 68,48 euros del año anterior. Es tiempo de esperanza, aunque había un matemático estadounidense, Rober L. Jones, que decía que "la lotería es el impuesto para los que no saben de matemáticas".

En realidad, la probabilidad es lo que dice, ya que hay un 0,001% de opciones de ganar el Gordo con un décimo. El bróker eToro va más allá, con un estudio en el que determina que la probabilidad de perder todo lo jugado es del 85%, mientras que solo hay un 5,3% de posibilidades de obtener un premio mayor a lo jugado.

Foto: Bolas de lotería. (iStock)

Dejando de lado cuestiones como la ilusión, compartir décimos o comprar una especie de seguro para evitar el riesgo de quedarse sin premio en medio de un grupo que sí lo reciba, desde el punto de vista racional, hay mejores opciones para emplear ese dinero. Sobre todo teniendo en cuenta el interés compuesto, que es el efecto multiplicador sobre una cantidad a la que se aplican rentabilidades positivas con el paso del tiempo.

Los financieros suelen usar la regla del 72 para hacer entender el poder del interés compuesto. Una cantidad invertida se multiplicará por dos en el número de años resultante de dividir 72 por el retorno medio anualizado. Por ejemplo, si es del 7% en 10 años, y si es del 10%, en siete años. Una curiosidad matemática que facilita a los asesores explicar la importancia de la inversión a largo plazo.

Así, 65 euros invertidos con una rentabilidad del 7% anualizada serían 130 euros en 10 años. Es un retorno al que aspiran fondos de renta variable o mixtos agresivos. Por poner otro ejemplo, 65 euros invertidos hace 20 años, en el peor momento de la burbuja tecnológica —en los máximos antes de la caída—, serían ahora 160 euros.

Puede que 160 euros no sea una cantidad muy alta para que nadie se plantee invertir. Pero ¿y si se trata de una aportación periódica? Porque es evidente que el gasto en lotería es recurrente. Durante los últimos años, siempre ha estado por encima de los 60 euros. Partiendo de la base de 65 euros, con un aumento del 2% anual —por ser el objetivo de inflación del Banco Central Europeo (BCE)— y un retorno medio anualizado del 9%, que es el que tiene Wall Street en su historia, invirtiendo el gasto en lotería se sobrepasarían los 1.000 euros en 10 años, los 2.000 euros en 14 años, los 10.000 euros en 29 años y los 100.000 euros en 54 años.

Es evidente que son cifras nada exageradas, que no van a provocar el regocijo del improbable Gordo de Navidad, pero servirían para aliviar la preocupación por la jubilación. Y más aún si se tiene en cuenta el gasto medio por español en juegos de azar que, según un estudio de la OCU anterior a la pandemia, ascendía a 450 euros anuales.

Con el mismo supuesto, pero con una aportación inicial de 450 euros creciente cada año como la inflación que persigue la autoridad monetaria, hablaríamos de alcanzar 10.000 euros en 12 años, 20.000 euros en 17 años, 50.000 euros en 26 años, 100.000 euros en 33 años, 200.000 euros en 40 años y una cifra equivalente a la del Gordo de Navidad en 46 años.

Siempre que se hacen ejercicios de este tipo, alguien pregunta: ¿y dónde hay rentabilidades del 9%? Con seguridad y sin sustos, en ningún sitio. Con paciencia, no es difícil. Los fondos españoles de bolsa estadounidense acumulan un retorno anualizado del 11% en la última década. Quizás el Ibex, lastrado por la banca y con una composición que no es fiel reflejo del sistema productivo español, hace perder la perspectiva. Pero en Wall Street hay un 9% anualizado en dos siglos y no hay periodos de 20 años con pérdidas aunque se invierta en el peor momento posible.

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No es solo cuestión de que en los últimos años hayan subido las tecnológicas o, más recientemente, también las farmacéuticas. En otros periodos fueron industriales, petroleras o consumo las empresas que tiraron del carro. La cuestión es que si la economía crece en el largo plazo, también lo hacen los beneficios de la empresa y, por lo tanto, la capitalización bursátil y los dividendos. Por eso la bolsa tiende a subir, con caídas puntuales que, generalmente, son mayores a las de la economía por las olas de ventas que hay cuando se generaliza el miedo.

Volviendo al ejemplo, aun así, quizás para muchos inversores aspirar a un 9% es excesivo. ¿Y qué tal un 5%? De esta forma, en la cartera habrá renta fija, además de renta variable, para modular la volatilidad. Las cifras disminuyen, pero el interés compuesto no pierde su magia. Partiendo de 65,66 euros se llegaría a 1.000 euros en 11 años, a 2.000 euros en 17 años o a 10.000 euros en 39 años. En el caso de que se inicia la inversión con 450 euros y un retorno esperado al año del 5%, se alcanzarían los 10.000 euros en 14 años y los 50.000 euros en 34 años.

También es cierto que estas cifras no supondrían el mismo poder adquisitivo que el actual. Pero los premios de la Lotería tampoco se están revalorizando. Aun así, si aplicáramos un 2% anualizado al Gordo de Navidad, que es de 328.000 euros este año tras pasar por Hacienda, sería un millón de euros para dentro de 58 años, montante que se alcanzaría en ese momento con una inversión anual de 450 euros y un retorno del 9%.

Intentar ganar grandes cifras

En las décadas de los sesenta y los setenta, los psicólogos israelíes Amos Tversky y Daniel Kahneman estudiaron los mecanismos de asignación de probabilidades y toma de decisiones de las personas, encontrando multitud de errores sistemáticos. Sus investigaciones dieron origen a las finanzas conductuales y sirvieron para que Kahneman ganara el Premio Nobel de Economía en el año 2002 (Tversky había fallecido en 1996).

Foto: Llegada de los bombos de la Lotería de Navidad. (EFE)

Entre los errores que encontraron, respecto a si se siguiera la esperanza matemática descrita tres siglos antes por Bernoulli, están las decisiones ante inversiones o pérdidas. Los experimentos muestran una mayor aversión a perder que interés por ganar y, a la vez, hay predisposición a gastar dinero por intentar ganar grandes cantidades con casi nulas probabilidades.

"La reacción emotiva de las personas a probabilidades muy remotas las llevaba a invertir su gasto habitual por el riesgo, a buscar ese riesgo cuando se enfrentaban a probabilidades muy remotas de perder, algo que explica por qué la gente compra billetes de lotería y, al mismo tiempo, contrata un seguro", relata sobre el trabajo de los psicólogos israelíes el financiero estadounidense Michael Lewis en 'Deshaciendo errores'. Medio siglo después de los experimentos de Tversky y Kahneman, los españoles siguen dándoles la razón.

Hay cosas que no cambian para la recta final de año, ni siquiera en este desafortunadamente atípico 2020. El sorteo de la lotería de Navidad centra la atención esta semana, como previa a Nochebuena y un punto de ilusión que, en realidad, no se sostiene bajo la probabilidad. El gasto en azar se sigue repitiendo pese a que hay más opciones de alcanzar grandes premios combinando inversión, largo plazo e interés compuesto.

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