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Los servicios de extinción no bastan ante los nuevos incendios de sexta generación (y no se arregla con más medios)
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Los servicios de extinción no bastan ante los nuevos incendios de sexta generación (y no se arregla con más medios)

Los incendios forestales han cambiado de rango por las nuevas condiciones climáticas, elevando su capacidad de destrucción y multiplicando las pérdidas ecológicas, económicas y sociales

Foto: Un bombero en los incendios de este año en Asturias. (Reuters/V.West)
Un bombero en los incendios de este año en Asturias. (Reuters/V.West)

El conocimiento, las técnicas y los medios con los que veníamos afrontando el riesgo de incendio y abordando su extinción han quedado del todo obsoletos. Nos enfrentamos a un nuevo enemigo, mucho mayor, ante el que necesitamos, no solo nuevas herramientas, sino una nueva cultura. Buena prueba de ese cambio de proporciones serían los graves incendios de los últimos años en Australia, Chile y Portugal, los de esta misma primavera en Canadá o los ocurridos en 2022 en España, que calcinaron más de 300.000 hectáreas.

Foto: Un hidroavión, atacando el incendio de Villanueva de Viver (Castellón). (EFE/Domenech Castelló)

Desde la Fundación Pau Costa llevan mucho tiempo observando la evolución de este fenómeno y señalando que estos nuevos grandes incendios forestales, conocidos también como megaincendios climáticos o incendios de sexta generación, no requieren tan solo más y mejores medios de extinción, sino que exigen ante todo una nueva forma de entender la prevención y gestión de este tipo de catástrofes. Una gestión que pasa, entre otras cosas, por promover un paisaje natural y humano más resiliente a los efectos del cambio climático, con una cubierta forestal menos densa y recargada de combustible que la haga menos vulnerable a la propagación y virulencia de las llamas.

placeholder Restos calcinados de un bosque asturiano. (EFE/Paco Paredes)
Restos calcinados de un bosque asturiano. (EFE/Paco Paredes)

Como declaraba el presidente del consejo asesor de la Fundación, Marc Castellnou, en una entrevista concedida a este diario, "no tiene sentido seguir pidiendo y pidiendo más y más medios cuando sabemos que hay incendios que no vamos a poder apagar porque son demasiado intensos. Lo que necesitamos no son más medios, sino paisajes que nos permitan apagar esos incendios".

Abandono rural y forestal

Para este experto, jefe del área GRAF de los bomberos de la Generalitat, el problema radica en que "cada vez hay menos sociedad rural y más espacio protegido, y cada vez hay más exclusión del fuego" de manera que los incendios se hacen cada vez más incontrolables. Por ello "lo que reclamamos es que de una vez por todas se invierta en el paisaje. Sin economía rural, sin paisajes variados y bosques sanos, no vamos a evitar nunca los megaincendios".

placeholder Labores forestales de clareo en un bosque (Foto: Jose Luis Gallego)
Labores forestales de clareo en un bosque (Foto: Jose Luis Gallego)

Ante este nuevo escenario, que no va a hacer otra cosa sino agravarse en los próximos años, se impone un cambio de paradigma, un nuevo modelo de gestión multidisciplinar basado en el conocimiento científico y en una gestión forestal y del territorio adaptada a las nuevas condiciones climáticas antes que a la extinción. De lo que se trata no es tanto de apagar rápido, sino de prevenir eficazmente: reduciendo la carga de combustible, promoviendo los paisajes en mosaico y manteniendo unos ecosistemas forestales menos densos, más sanos y variados.

Foto: La gestión forestal sostenible favorece la biodiversidad y contribuye a la acción climática (EFE/D.Ebener) Opinión

Con ese propósito, desde la Fundación Pau Costa, y durante los últimos meses, se ha impulsado un foro de debate y propuestas de acción para la gestión de los grandes incendios forestales en España, en el que han participado más de medio centenar de expertos del ámbito académico y de la investigación, de la administración y del terreno operativo, así como de empresas privadas, gestores de espacios naturales, ingenieros forestales y organizaciones medioambientales, entre otros colectivos.

Una guía para la adaptación

Las conclusiones de este interesante trabajo se daban a conocer este jueves en forma de declaración durante un acto celebrado en un bosque del Parque Natural de Montserrat, en Barcelona. El documento, de quince puntos, incide en la idea básica de priorizar las tareas de prevención sobre las de extinción. Para ello se apela a la implicación de la sociedad para que se corresponsabilice en la gestión del riesgo y para que entre todos asumamos algo de cultura forestal y entendamos de una vez por todas que a partir de ahora va a ser inevitable convivir con el fuego, entendiéndolo como un elemento más de nuestro ecosistema. Igualmente, se urge a implantar una gestión forestal sostenible, priorizando la conservación de la biodiversidad y promoviendo medidas económicas y sociales que impulsen el desarrollo del mundo rural.

placeholder Acto de presentación del documento sobre los grandes incendios en Montserrat (Fundación Pau Costa)
Acto de presentación del documento sobre los grandes incendios en Montserrat (Fundación Pau Costa)

"Es necesario que la sociedad sea consciente de que los servicios de extinción no pueden hacer frente ellos solos a los grandes incendios forestales que, frecuentemente, se sitúan fuera de capacidad de extinción". Este es el primero de los 15 puntos que se recogen en la Declaración sobre la gestión de los grandes incendios forestales en España. Un documento basado en la experiencia y el conocimiento científico que tal vez resulte incómodo para muchos, pero que constituye una guía básica para disponer de unos paisajes vivos, diversos, resistentes y resilientes a los grandes incendios que nos aguardan. Unos megaincendios que, a juicio de los expertos, irán a peor si no mitigamos la crisis climática y nos adaptamos a sus efectos.

El conocimiento, las técnicas y los medios con los que veníamos afrontando el riesgo de incendio y abordando su extinción han quedado del todo obsoletos. Nos enfrentamos a un nuevo enemigo, mucho mayor, ante el que necesitamos, no solo nuevas herramientas, sino una nueva cultura. Buena prueba de ese cambio de proporciones serían los graves incendios de los últimos años en Australia, Chile y Portugal, los de esta misma primavera en Canadá o los ocurridos en 2022 en España, que calcinaron más de 300.000 hectáreas.

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