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¿Acceso universal al agua? Sí, es posible garantizarlo con tecnología y cooperación
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FORO EL CONFIDENCIAL Y ACCIONA

¿Acceso universal al agua? Sí, es posible garantizarlo con tecnología y cooperación

Los responsables de las fundaciones y ONG tienen claro que los avances tecnológicos facilitan el acceso universal al agua, pero defienden el uso de instalaciones útiles y sostenibles más allá de la ayuda humanitaria directa

Foto: Mesa redonda 'El impacto del cambio climático en el acceso universal al agua'.
Mesa redonda 'El impacto del cambio climático en el acceso universal al agua'.

La crisis climática está llevando al límite los suministros de agua en algunas áreas del mundo, mientras que, en paralelo, las organizaciones sin fines lucrativos luchan cada día porque este recurso vital no falte a ningún ser humano. Sin embargo, a los problemas habituales que se encuentran las ONG y fundaciones en el desarrollo de su actividad, se suman ahora las sequías extremas en zonas con escasa (o nula) presencia estatal, conflictos políticos activos o un volátil apoyo social en Occidente. Pero no todo son malas noticias, ya que los avances tecnológicos y la experiencia acumulada sobre el terreno sí reman a su favor.

Precisamente, con el objetivo de conocer cuáles son los retos a la hora de hacer cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de la ONU —"garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos"—, El Confidencial organizó junto a Acciona un foro titulado El impacto del cambio climático en el acceso universal al agua. Los encargados de compartir su conocimiento con el público, que seguía el evento vía streaming, fueron Laercio Santos, gerente de Agua de la fundación acciona.org; Pablo Alcalde, responsable de Agua, Saneamiento e Higiene de Acción contra el Hambre; y Gabriela Herrero, responsable de Proyectos Sociales de Auara.

Laercio Santos comenzó la tertulia reconociendo que “el cambio climático está alterando la forma en que trabajamos debido a la severidad que tienen los fenómenos actualmente, algo que nos obliga a intentar anticiparnos. Hemos detectado que el nivel del agua en los pozos está descendiendo de forma dramática. Por esta razón, no podemos actuar cuando ya es demasiado tarde. Tenemos que utilizar la tecnología disponible para adelantarnos a lo que ya sabemos que va a ocurrir”, señaló.

En estos momentos, el acceso al líquido elemento está cada vez más comprometido en algunas zonas del mundo. Por esta razón, Pablo Alcalde subrayó en su primera intervención que “el agua debe ser entendida como algo que pertenece a todas las personas, como un recurso totalmente público”. En opinión del experto, “la clave está en cómo se debe establecer este servicio en cada comunidad y cómo se lideran los proyectos”. Así, aclaró que “los gobiernos y las administraciones públicas deben ejercer un rol de reguladores” y añadió que “es cierto que los servicios no pueden ser gratuitos porque tienen un coste, pero éste, en ningún caso, debería superar el 3% de los ingresos de una familia”. El responsable de Agua, Saneamiento e Higiene de Acción contra el Hambre especificó que “existen zonas en el mundo donde este porcentaje se sitúa en los 40 puntos”. Asimismo, insistió en el papel activo que deben tener los estados a la hora de “poner a las personas por delante de la actividad productiva de minerías o macro granjas, por ejemplo”.

"En ningún caso, el coste del agua debería superar el 3% de los ingresos de una familia", Pablo Alcalde (Acción contra el Hambre)

Por su parte, Gabriela Herrero quiso ir un paso más allá en la crítica y señaló directamente a las administraciones de los países afectados por la escasez de agua: “No debemos permitir que sigan culpando a Europa de todos sus problemas, ya que los gobiernos locales tienen una gran responsabilidad. En muchos casos, están permitiendo o, incluso, son partícipes de la deforestación de sus bosques. Este fin lucrativo tiene consecuencias directas sobre el agua”. Bajo su perspectiva, la solución pasa por “tener unos estados más fuertes y ese es, precisamente, el objetivo de la ONU. Si estos países contaran con dirigentes mejor formados y con mayor criterio, quizá pudieran gestionar mejor sus recursos”, reivindicó la responsable de Proyectos Sociales de Auara.

Tecnología fácil y que perdure en su función

Pero si el cambio climático está dificultando el acceso al agua, afortunadamente la tecnología está empujando en la otra dirección facilitándolo. Sobre esta cuestión, Laercio Santos confirmó que “las desalinizadoras, potabilizadoras y otros avances tecnológicos juegan un papel fundamental a la hora de hacer llegar el líquido elemento a todo el mundo”, pero advirtió que “se debe tener cuidado con la tecnificación masiva porque también puede jugar en contra”. “Los profesionales que trabajamos sobre el terreno —continuó el experto— podemos recurrir a los especialistas en busca de asesoramiento cuando tenemos una duda, pero los habitantes de las zonas afectadas no. Esto nos obliga a tomar decisiones basadas en la sostenibilidad medioambiental, pero también de uso. Es decir, las instalaciones deben seguir funcionando al margen de la ayuda humanitaria y la cooperación”. Para lograrlo, aclaró que “hay que conocer las costumbres de los territorios y trabajar bajo el paraguas de una gobernanza común. No se pueden instalar dispositivos que sean complicados, sino que ha de ser una tecnología cuyo mantenimiento puedan realizar”, solicitó.

placeholder Laercio Santos (acciona.org) y Gabriela Herrero (Auara).
Laercio Santos (acciona.org) y Gabriela Herrero (Auara).

Pablo Alcalde no solo se mostró coincidente con su compañero de coloquio, sino que además aseguró que “el problema es que existe una tendencia a exportar sistemas que funcionan aquí, en Occidente, pero sin contar con los propios afectados. No podemos implantar un modelo de gestión del agua que funcione en un pueblo de Segovia a una aldea africana porque son comunidades de naturalezas muy distintas, de hecho, algunas son nómadas”. Para afinar más en su análisis, el representante de Acción contra el Hambre recomendó a las organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan en esta materia que “nunca intenten sustituir al estado. Solo debemos actuar como intermediarios. No somos salvavidas, sino facilitadores. La iniciativa local es clave porque ellos conocen el territorio y sus prioridades”, aclaró.

"No podemos instalar dispositivos complicados para acceder al agua, sino una tecnología con un mantenimiento sencillo", L. Santos (acciona.org)

Para corroborar la tesis de sus compañeros, Gabriela Herrero constató que “en África existen multitud de pozos averiados, que ya no dan agua, porque las comunidades locales no han podido mantenerlos”. Entre las razones que aportó la experta a esta problemática se encuentran “las migraciones de los pueblos afectados, la falta de conocimiento y, en muchos casos, la falta de financiación”. Paro al margen de esta apreciación, y retomando su tesis de la primera parte del debate, la representante de la empresa social Auara insistió en que “son los ayuntamientos y los estados los culpables de que no llegue el agua a las comunidades. Tienen la responsabilidad de facilitar este recurso en buenas condiciones a los núcleos poblacionales porque ellos son los responsables de las infraestructuras”.

Cuánto marca el termómetro de la solidaridad

En el último tramo de la mesa redonda, el panel de expertos abordó los temas de la concienciación social y cuál es la imagen pública de las ONG. Sobre este último asunto, Gabriela Herrero precisó que “mi experiencia me dice que en las organizaciones pequeñas trabajamos en entornos más manejables y esto nos ayuda a que nada escape a nuestro control”. Asimismo, indicó que “los responsables de la agenda 2030, que tiene unos objetivos muy deseables sobre el acceso universal al agua y quieren mover una gran cantidad de dinero, no deben olvidar que esta cuestión exige mucha transparencia por parte de los gestores”.

placeholder Pablo Alcalde (Acción contra el Hambre).
Pablo Alcalde (Acción contra el Hambre).

En relación a cómo se debe controlar dónde se utiliza el dinero, desde el punto de vista de Pablo Alcalde, “los proyectos grandes tiene muchos ojos mirando y, por lo tanto, están muy bien auditados. Esto mitiga mucho la corrupción”. Sin embargo, con respecto a la sociedad civil y su grado de concienciación, remarcó que “en Occidente existe una creciente falta de empatía. Esto se evidencia con la proliferación de populismos políticos y sus mensajes, como los españoles primero o America First”. Y solicitó aumentar la solidaridad: “No somos estadounidenses o españoles, ante todo somos seres humanos. No es una cuestión de caridad, sino de justicia y derechos”, insistió.

Para concluir, Laercio Santos se mostró optimista y aseguró que “sí existe una ola de solidaridad en la ciudadanía. Aunque parezca que todos estamos muy ocupados en nuestras vidas cotidianas, lo cierto es que hay mucho interés en ayudar, lo veo cada día”. “El problema es —prosiguió el representante de acciona.org— que en muchas ocasiones la población no sabe cómo debe actuar: hacen falta más espacios de divulgación”, reclamó en su intervención final.

La crisis climática está llevando al límite los suministros de agua en algunas áreas del mundo, mientras que, en paralelo, las organizaciones sin fines lucrativos luchan cada día porque este recurso vital no falte a ningún ser humano. Sin embargo, a los problemas habituales que se encuentran las ONG y fundaciones en el desarrollo de su actividad, se suman ahora las sequías extremas en zonas con escasa (o nula) presencia estatal, conflictos políticos activos o un volátil apoyo social en Occidente. Pero no todo son malas noticias, ya que los avances tecnológicos y la experiencia acumulada sobre el terreno sí reman a su favor.

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