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"No queda otro remedio que recurrir a la reutilización para producir agua"
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ENCUENTRO EL CONFIDENCIAL

"No queda otro remedio que recurrir a la reutilización para producir agua"

Ante el problema de su escasez, los expertos apuestan por los trasvases, la desalación y reutilización, además del consenso político, para producir más agua en España

Foto: Mesa redonda 'El futuro del agua en España y Europa'.
Mesa redonda 'El futuro del agua en España y Europa'.

La comunidad científica lleva décadas advirtiendo de que una de las mayores consecuencias del cambio climático en nuestro país será la escasez de agua. Si a un territorio en el que existen grandes diferencias pluviométricas de forma natural se le añade una mayor presión sobre este recurso debido a que la población aumenta, como también lo hace la esperanza de vida y el tejido industrial, ganadero y agrícola, el resultado es un estrés hídrico creciente y preocupante. Todo, sumado a los efectos del calentamiento global en forma de sequías persistentes y lluvias torrenciales sobre un suelo deteriorado.

Sin embargo, España es un país cada vez más innovador en esta materia y ya empiezan a buscarse soluciones que pasan por hacer más eficiente la gestión del líquido elemento, minimizando pérdidas en la infraestructura, concienciando a la población o recurriendo a soluciones como la desalinización, la reutilización o los polémicos trasvases. Para hablar de todo ello, El Confidencial organizó junto a Sacyr una mesa redonda cuyo título fue, precisamente, El futuro del agua en España y Europa. Los expertos invitados a participar en el debate fueron Eduardo Campos, director general de Sacyr Agua; Domingo Zarzo, presidente de AEDyR (Asociación Española de Desalación y Reutilización); Daniel Prats, catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Alicante; e Irene de Bustamante, directora de IMDEA Agua.

En su primera intervención, Eduardo Campos apuntó que “España es un país grande, dividido en comunidades autónomas, pero lo cierto es que los ríos y sus cuencas no entienden de demarcaciones geográficas y tampoco de divisiones políticas. Ante el enorme estrés hídrico que sufrimos, se antoja necesario un gran acuerdo nacional en esta materia”. Con él estuvieron de acuerdo todos los participantes en la tertulia. En consonancia, Irene de Bustamante, subrayó que “para gestionar este bien escaso es fundamental planificar. Esta planificación debe estar al margen de toda ideología y dejarse en manos del sector y de la investigación”.

Desde el entorno académico, Daniel Prats precisó que “este recurso siempre ha sido finito y una gran preocupación en nuestro país. Pero ahora cada vez somos más personas, con una mayor esperanza de vida y nuestras actividades industriales y agrícolas demandan cantidades mayores de agua”. El catedrático de la Universidad de Alicante remarcó que “todo ello se ha visto agravado, más si cabe, por culpa del cambio climático: desgraciadamente las precipitaciones son cada vez menos aprovechables porque son esporádicas, torrenciales y el suelo está degradado”.

Ante este escenario de emergencia, Domingo Zarzo aseguró que “no queda otro remedio que recurrir a procedimientos no convencionales para la obtención de agua como la desalación y la reutilización. Por supuesto, antes es necesario ahorrar todo lo que podamos y que las redes e infraestructuras no permitan pérdidas”.

"El precio del kilo de patatas es mucho mayor que el equivalente de agua, no obstante, el primero no llega hasta la puerta de casa". (Irene Bustamante).

Todos los expertos participantes en el debate sacaron pecho a la hora de hablar de las compañías nacionales especializadas en este sector. Así, el director general de Sacyr Agua concretó que “Escocia es un país donde sobra este recurso y, sin embargo, se paga a siete euros el metro cúbico, mientras que en España —donde escasea de forma estructural— se paga a poco más de un euro la misma cantidad”.

En la misma línea, la directora del IMDEA Agua señaló que “los ciudadanos no son muy conscientes de todo lo que sucede detrás del grifo”. Y estableció una comparación para aclarar sus palabras: “El precio del kilo de patatas es mucho mayor que el equivalente de agua, no obstante, el primero no llega hasta la puerta de casa, ni está listo para su consumo, ni tampoco sus residuos se gestionan solos. Con el agua sí ocurre todo esto y su precio es muchísimo más bajo. Esto hay que valorarlo y saber que somos unos privilegiados por ello”.

placeholder Eduardo Campos (Sacyr) y Domingo Zarzo (AEDyR).
Eduardo Campos (Sacyr) y Domingo Zarzo (AEDyR).

También respecto al precio, Daniel Prats recalcó una de las razones de esta situación: “Mientras la gestión del agua recaiga mayoritariamente sobre los ayuntamientos, ningún alcalde afrontará una subida de precios porque se la jugará en las siguientes elecciones. Debería existir un mecanismo nacional por encima de colores políticos”. En este sentido, Domingo Zarzo trajo a colación un ejemplo internacional como Israel, “donde se paga un precio único por el agua en todo el territorio”, especificó.

A vueltas con los trasvases

En el apartado de soluciones a explorar, de nuevo hubo cierto consenso entre los participantes en la mesa redonda, ya que abogaron por explorar una combinación de ahorro, eficiencia, trasvases, desalación, reutilización y colaboración público-privada.

Daniel Prats admitió que “no se puede descartar el trasvase como opción porque la población y las actividades económicas no se distribuyen por cuencas hidrográficas y, por lo tanto, hay que llevar el agua de los lugares donde sobra (con garantías de que esto es así) a aquellos en los que falta”. Asimismo, el catedrático opinó que “la reutilización es una posibilidad normalmente aceptada por todas las tendencias políticas, pero hemos avanzado poco, mientras que la desalación igualmente es una excelente solución porque no demandan tanta tecnología y recursos como las plantas potabilizadoras, mucho más comunes”. Irene de Bustamante estuvo de acuerdo con esta afirmación y constató que “son soluciones del siglo XXI a un problema actual y por ello hay que planificar desde la modernidad. Lo que no está bien es que la política en esta materia continúe siendo propia del siglo XIX”.

En defensa del agua reutilizada intervino el presidente de AEDyR para confirmar que “tiene una garantía de seguridad del 100%”. Y, con relación a la desalación, Domingo Zarzo sostuvo que “a aquellos que dicen que es una solución cara, hay que explicarles que es mucho más barata que el agua embotellada que compramos en los supermercados habitualmente. Además, cada vez se produce con menos energía y el sector camina hacia la sostenibilidad, apostando por la descarbonización del proceso mediante energía renovable. También se aplica la economía circular en las desaladoras para aprovechar la salmuera generada y extraer productos aprovechables de la misma”, matizó.

placeholder Daniel Prats (Universidad de Alicante) e Irene de Bustamante (IMDEA Agua).
Daniel Prats (Universidad de Alicante) e Irene de Bustamante (IMDEA Agua).

Finalmente, Eduardo Campos recogió todas las ideas de sus compañeros de tertulia para reclamar más inversión: “De momento solo se emplearán 5.000 millones de euros a proyectos relacionados con la gestión del agua de los cientos de miles que recibirá España de los fondos europeos NextGeneration”, se lamentó. Como clave para mejorar la gestión del recurso hídrico y hacerla más eficiente, el representante de Sacyr en la mesa redonda reivindicó la fórmula de la colaboración público-privada “desde un punto de vista sano y productivo, con unas condiciones regulatorias claras”. Sobre este asunto, insistió para concluir, que “nuestro país cuenta con las mejores empresas del mundo en esta disciplina y muchas de ellas están dispuestas a emprender inversiones a largo plazo, sin recurrir a fondos públicos. Hay que revisar el modelo de negocio concesional de la gestión del agua, como ya se ha hecho en otros sectores”, finalizó.

La comunidad científica lleva décadas advirtiendo de que una de las mayores consecuencias del cambio climático en nuestro país será la escasez de agua. Si a un territorio en el que existen grandes diferencias pluviométricas de forma natural se le añade una mayor presión sobre este recurso debido a que la población aumenta, como también lo hace la esperanza de vida y el tejido industrial, ganadero y agrícola, el resultado es un estrés hídrico creciente y preocupante. Todo, sumado a los efectos del calentamiento global en forma de sequías persistentes y lluvias torrenciales sobre un suelo deteriorado.

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