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Iturgaiz recupera a Carlos Urquijo, cercano a Abascal en el PP y valedor de pactos con Vox
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SERÁ EL NÚMERO CUATRO DE LA LISTA POR ÁLAVA

Iturgaiz recupera a Carlos Urquijo, cercano a Abascal en el PP y valedor de pactos con Vox

El exdelegado del Gobierno en el País Vasco vuelve a la primera línea política de la mano del candidato a lendakari, que reserva un puesto de salida al considerado azote del nacionalismo

Foto: Carlos Urquijo (d), mientras era concejal del Ayuntamiento de Llodio, fue abucheado junto a Santiago Abascal por los simpatizantes de AuB en 2003. (La Sexta)
Carlos Urquijo (d), mientras era concejal del Ayuntamiento de Llodio, fue abucheado junto a Santiago Abascal por los simpatizantes de AuB en 2003. (La Sexta)

Más allá del esfuerzo inversor en dirección Euskadi, la dependencia de Mariano Rajoy del PNV para sacar adelante los Presupuestos de 2017 ‘engordó’ el acuerdo económico con concesiones políticas. La formación de Andoni Ortuzar se cobró la deseada cabeza del entonces delegado del Ejecutivo español en el País Vasco, Carlos Urquijo, que fue cesado en el último Consejo de Ministros de 2016 como gesto a los ‘jeltzales’, que llevaban tiempo reclamando la salida de este “pirómano” por su cruzada judicial contra numerosas decisiones adoptadas por las instituciones vascas para favorecer el acuerdo.

Lo que el nacionalismo vasco no había logrado en el Congreso de los Diputados, donde sus diversas peticiones de cese de Urquijo encontraron como respuesta la encendida defensa de su papel por el ministro de Economía, Cristóbal Montoro, lo logró el PNV en la Moncloa con los Presupuestos de por medio. Fue una especie de pacto no escrito que cerró cinco años de Urquijo al frente de la Delegación del Gobierno, adonde llegó en enero de 2012, y su sustitución por el exdiputado general de Álava Javier de Andrés, de un perfil más aperturista y conciliador con el nacionalismo. Ahora, tres años después de su salida de Euskadi, quien se convirtió en el azote del nacionalismo por sus permanentes recursos judiciales contra los “desmanes” de las instituciones nacionalistas regresa a la política vasca de la mano del candidato a lendakari del PP, Carlos Iturgaiz, con su inclusión en el número cuatro de la lista electoral por Álava.

Foto: Carlos Iturgaiz. (EFE)

Su regreso al Parlamento vasco no se da por seguro porque si bien el PP obtuvo en las anteriores elecciones autonómicas cinco escaños por el territorio que es su bastión electoral, el prolongado declive electoral y la profunda crisis interna en que se encuentran los populares vascos a raíz del controvertido acuerdo electoral alcanzado por Génova con Ciudadanos de cara a los comicios autonómicos del 5 de abril no le garantizan un asiento en el hemiciclo de Vitoria. De hecho, dentro de las filas populares no dan por garantizada su presencia.

En todo caso, Urquijo confía en lograr el escaño. A su favor cuenta con los resultados de las pasadas elecciones generales. Si se hace una extrapolación de los votos logrados por el PP el 10 de noviembre, los 25.500 sufragios obtenidos por Álava le garantizan ya de por sí un asiento en el hemiciclo sin necesidad de contar con los 2.500 votos de su ahora socio electoral. Pero, en su contra, más allá de los efectos de la convulsión interna tras la dimisión de Alfonso Alonso después de ser fulminado como candidato a lendakari por Génova por su rebeldía ante la alianza electoral con la formación naranja, juega que históricamente los populares pierden un relevante apoyo social en las autonómicas con respecto a la generales.

placeholder Carlos Urquijo, durante su etapa como delegado del Gobierno en el País Vasco. (EFE)
Carlos Urquijo, durante su etapa como delegado del Gobierno en el País Vasco. (EFE)

En este escenario, la cuestión radica —asumen dentro del PP vasco— en cuánto se va a caer, en qué porcentaje de votos que en las autonómicas encuentran refugio en el PNV se puede recuperar de cara a la cita del 5 de abril. Hasta entonces, hasta que hablen las urnas, Urquijo alzará la voz contra el nacionalismo en la precampaña, que afronta “con mucha ilusión”. “Vamos a ver si somos capaces de recuperar en estos algo más de 30 días la confianza de los votantes”, afirma.

Urquijo compartió estancia en el Parlamento vasco con Iturgaiz durante los 10 años —de 1994 a 2004— que el hoy candidato a lendakari del PP estuvo en la Cámara de Vitoria —él permaneció seis legislaturas, hasta diciembre de 2011, cuando abandonó el hemiciclo para asumir el control de la Delegación del Gobierno en el País Vasco—. Al igual que su ahora 'jefe', Urquijo defiende el entendimiento y los pactos con Vox. “No tengo ningún problema e inconveniente en llegar a acuerdos con ellos”, asevera con contundencia, sumándose a los postulados de aproximación a esta formación defendidos por Iturgaiz desde su estreno público como aspirante a Ajuria Enea. “Con quien hay que ser contundente en el no diálogo es con el independentismo. Con los demás, siempre hay que tener la puerta abierta al entendimiento”, remarca.

Urquijo: "No tengo problemas en llegar a acuerdos con Vox. Con quien hay que ser contundente en el no diálogo es con el independentismo"

Con Vox le une una cercanía política en “determinados planteamientos”, pero también una proximidad personal, con la estrecha relación que mantuvo en su momento con el hoy líder de esta formación, Santiago Abascal, con quien compartió espacio en el Ayuntamiento de Llodio (Álava) durante dos legislaturas —en 1999 fue el padrino de un joven Abascal en su estreno político, a sus 23 años— y en el Parlamento vasco bajo las siglas del PP. Con la irrupción electoral de Vox, se hizo viral por las redes sociales el vídeo de la toma de posesión de Urquijo y Abascal como concejales del citado consistorio alavés en 2003 entre las amenazas, insultos, empujones, agresiones y escupitajos de simpatizantes ‘abertzales’ que protestaban por la ilegalización de la antigua Batasuna, que no pudo concurrir a las elecciones municipales.

Urquijo está acostumbrado a que le pregunten por Abascal, dado “todo lo que hemos compartido juntos”, con ambos en el permanente radar de ETA y su entorno. Su condición de principales —y casi únicas— referencias del PP vasco en el alavés valle de Ayala, donde el acoso de los radicales era permanente, les hizo compartir “profundas vivencias”. Hubo muchas amenazas compartidas, decenas de funerales de compañeros y amigos… Urquijo siempre estuvo ahí, en apoyo a Abascal, con cada ataque al negocio de ropa de la familia en su Amurrio natal o con cada ‘gora ETA’ que los radicales pintaban en sus caballos.

Foto: Abascal rompe en dos la imagen de una papeleta de la consulta soberanista que proyectaba Ibarretxe en una sesión del Parlamento Vasco en 2008. (EFE)

Aunque, si bien es cierto, tuvo una relación “más profunda e intensa” con el padre de Abascal, con quien ingresó en Alianza Popular —Santiago Abascal Escuza abandonó el PP para encabezar la candidatura de Vox a las autonómicas de 2016 por Álava (el único territorio donde esta formación presentó listas) antes de fallecer en 2017—. "Con su padre tuve muy buena relación", afirma. Fruto de esta vinculación con la familia Abascal, Urquijo asume que durante esta campaña le preguntarán con insistencia por el líder de Vox y su afinidad política y personal con esta formación, pero no quiere “alimentar" esta relación. Pero no obvia el posible acercamiento a Vox, algo que rechazaban de plano el sacrificado Alonso y su equipo. “Hay que volver a ocupar el espacio a la derecha del PSOE. ¿Si es posible la unión de toda la derecha? Esto no depende solo del PP”, subraya.

Urquijo, que en 2017 fue nombrado director general de Seguridad, Protección Civil y Formación de la Comunidad de Madrid, cargo que dejó hace unos meses por motivos personales, había regresado al foco mediático hace un año al fundar la Asociación Esteban de Garibay para fortalecer la imagen de España en Euskadi y Navarra ante el “avance del nacionalismo”. El último acto de este organismo tuvo lugar el pasado 20 de febrero en Bilbao, con una conferencia del expresidente del Gobierno José María Aznar para abordar el “fortalecimiento de la idea de España en el País Vasco”. La próxima cita tendrá lugar en Madrid el 9 de marzo, con una charla donde se reflexionará sobre los “mitos del nacionalismo”, con sus “verdades y mentiras”.

"Las disputas internas espantan al electorado, incluso a veces más que los casos de corrupción"

Ahora, Urquijo vuelve a la primera línea política. Admite que le hubiera gustado que el regreso fuera “en otra situación”, en un escenario “menos traumático para el partido”, con la caída de Alonso y el profundo malestar de la mayoría del PP vasco con el presidente Pablo Casado. Es consciente de que el resto de partidos intentará hacer sangre de la crisis interna de los populares y, por ello, reclama dejar de lado los conflictos internos y transmitir unidad. “Las disputas internas espantan al electorado, incluso a veces más que los casos de corrupción”, advierte en alusión a los varios casos de corrupción que salpican al PNV de cara a las elecciones, entre ellos el caso De Miguel, que ha condenado a tres exdirigentes de la formación nacionalista en Álava por liderar una trama dedicada al cobro de comisiones ilegales en el caso de corrupción más importante juzgado en Euskadi. En este escenario, enfatiza, el foco no hay que ponerlo a nivel interno y sí en las cuestiones que golpean al PNV, incluida la nefasta gestión de la crisis tras el derrumbe del vertedero de Zaldibar.

Génova intenta calmar la tensión

Urquijo forma parte de una lista por Álava que estará encabezada por Carmelo Barrio, un veterano compañero de Iturgaiz en los momentos más duros de ETA contra el PP y que asumió la portavocía del Parlamento vasco a las puertas del cierre de la legislatura en sustitución de Borja Sémper, tras su decisión de abandonar la política. En el número dos y, por tanto, con plaza fija en el Parlamento vasco estará Laura Garrido, la única afín al sacrificado Alonso que se ha salvado de la ‘quema’ para ir en un puesto de salida. De hecho, su inclusión en un lugar de privilegio es visto por ambos bandos, tanto por ‘alonsistas’ como por ‘casadistas’, como un intento de Génova de rebajar la tensión interna y calmar los encendidos ánimos. “Poco a poco, parece que se empiezan a reconducir las cosas”, coinciden en señalar diversas voces.

Barrio y Garrido, en su condición de números uno y dos de la lista por Álava, son los dos únicos que van a repetir en el Parlamento vasco de los nueve representantes del PP en la Cámara de Vitoria en la legislatura recién finalizada. Se produce así la limpia del actual equipo parlamentario, algo que se temía la cúpula del PP vasco tras la rebeldía y caída de Alonso. Relevantes dirigentes como Antón Damborenea y Nerea Llanos, próximos al expresidente del PP vasco, se quedan fuera, como también Amaya Fernández, la presidenta interina del partido en Euskadi hasta la celebración del congreso que designará la nueva dirección. El presidente del PP de Álava, Iñaki Oyarzábal, quien fuera mano derecha de Alonso, cierra la lista por este territorio.

placeholder Laura Garrido. (EFE)
Laura Garrido. (EFE)

Ciudadanos se va a garantizar su estreno en el Parlamento vasco al contar con dos puestos de salida en las listas tras el acuerdo electoral alcanzado con Génova, pese a su nulo peso institucional en Euskadi: el número dos por Vizcaya, donde el partido naranja ha situado a su líder en Euskadi, Luis Gordillo, y el número tres por Álava, que ocupa el responsable del partido en Guipúzcoa, José Manuel Gil —la dirección de Cs en Álava está descabezada tras el cese del que fuera coordinador del partido en este territorio y secretario de Organización en Euskadi, Javier Gómez, por, paradójicamente, negociar una alianza electoral con el PP vasco para las elecciones generales del 10 de noviembre—.

Foto: Fotografía de archivo de Alfonso Alonso (c) y Carlos Iturgaiz (i). (EFE)

En los comicios autonómicos de 2016, el PP obtuvo dos escaños por Vizcaya, cuya lista abanderan de cara al 5 de abril Iturgaiz y Gordillo. En el número tres se sitúa la actual presidenta regional, Raquel González. En Guipúzcoa, donde los populares también obtuvieron dos asientos en el hemiciclo de Vitoria hace cuatro años, el partido se ha decantado por la desconocida Muriel Larrea, la actual portavoz en el Ayuntamiento de Irún, de 37 años. La candidata, que no se ha significado abiertamente por Alonso o Casado en la disputa interna, es concejala desde 2011 en esta localidad, la única junto a San Sebastián en la que el PP tiene a día de hoy representación municipal en este territorio tras la debacle electoral en las municipales del pasado año. En la doble cita de las elecciones generales, la lista estuvo encabezada por Iñigo Arcauz, de la línea dura y afín a Casado. Ahora, el partido ha optado por un cargo público para abanderar la plancha en detrimento de Arcauz, quien podría tener reservado otro papel dentro del partido en un futuro.

José Luis Arrue, el presidente en funciones del PP de Guipúzcoa tras la marcha de Sémper, ocupa el puesto número dos de la lista, que reserva el siguiente puesto a Ciudadanos con Rocío Galiana. En todo caso, las perspectivas no son muy optimistas dentro de la coalición electoral, donde incluso hay voces que consideran que va a haber que pelear fuerte no ya el segundo escaño sino el primero. Quedarse sin representación por Guipúzcoa —cada territorio aporta 25 escaños al Parlamento vasco— sería un duro revés para el PP, que se juega caer en la irrelevancia política en el tablero político vasco el próximo 5 de abril. Las encuestas dibujan, en el peor de los escenarios, una caída de 3-4 escaños, si bien, en el otro lado de la balanza, hay sondeos que apuntan a que los populares pueden conservar sus actuales nueve representantes en la Cámara de Vitoria.

Más allá del esfuerzo inversor en dirección Euskadi, la dependencia de Mariano Rajoy del PNV para sacar adelante los Presupuestos de 2017 ‘engordó’ el acuerdo económico con concesiones políticas. La formación de Andoni Ortuzar se cobró la deseada cabeza del entonces delegado del Ejecutivo español en el País Vasco, Carlos Urquijo, que fue cesado en el último Consejo de Ministros de 2016 como gesto a los ‘jeltzales’, que llevaban tiempo reclamando la salida de este “pirómano” por su cruzada judicial contra numerosas decisiones adoptadas por las instituciones vascas para favorecer el acuerdo.

Pablo Casado Santiago Abascal Vizcaya
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