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"Fascista, te queda poco". Cómo las amenazas de ETA forjaron la "radicalidad" de Abascal
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"Fascista, te queda poco". Cómo las amenazas de ETA forjaron la "radicalidad" de Abascal

Quienes le conocen afirman que la persecución terrorista que sufrió cuando militaba en el PP-V labró la "determinación" del líder de Vox; sus detractores hablan de estrategia para "despuntar en Madrid"

Foto: Abascal rompe en dos la imagen de una papeleta de la consulta soberanista que proyectaba Ibarretxe en una sesión del Parlamento Vasco en 2008. (EFE)
Abascal rompe en dos la imagen de una papeleta de la consulta soberanista que proyectaba Ibarretxe en una sesión del Parlamento Vasco en 2008. (EFE)

"Me vas a preguntar por Abascal, ¿a que sí?". El que fuera dirigente del PP vasco y exdelegado del Gobierno en el País Vasco Carlos Urquijo se adelanta a los acontecimientos y no deja que desde el otro lado del teléfono se le explique el sentido de la llamada. No hace falta. Sabe que Santiago Abascal, con quien ha compartido innumerables vivencias en los años de plomo del terrorismo, es el hombre del momento, el nombre que está en boca de todos tras el sorprendente éxito del partido que lidera, Vox, en las elecciones andaluzas, donde obtuvo cerca de 400.000 votos que le han reportado 12 escaños en el Parlamento territorial. Más que vivencias, ambos han compartido "sensaciones más profundas" por esa complicidad que se forja de forma natural cuando se trata de las principales (y casi únicas) referencias del PP vasco en un Valle de Ayala (Álava) donde el acoso de los radicales era permanente.

Han sido muchas "angustias", innumerables "amenazas y ataques", continuos actos de "intolerancia y maltrato social", decenas de funerales de compañeros y amigos, centenares de "sensaciones incómodas"… Muchos de estos momentos se agolpan ahora en la memoria al hilo del vídeo que se ha hecho viral esta semana a raíz del éxito de Vox en los comicios andaluces de la toma de posesión de Urquijo y Abascal como concejales del PP de Llodio en 2003 entre amenazas, insultos, empujones, agresiones y escupitajos de simpatizantes 'abertzales', que descargaron su ira contra los dirigentes populares por la ilegalización de las siglas de la antigua Batasuna, lo que le impidió concurrir a las elecciones municipales. Urquijo no sabe ni cuántas veces ha recibido este vídeo por WhatsApp en las últimas horas. Incluso, uno viene acompañado de un comentario que viene a decir 'mira lo que le pasó a Abascal' en la constitución del Ayuntamiento de esta localidad alavesa. ¡Como si él no hubiera estado ahí sufriéndolo también en sus carnes!

"Hijos de puta, vais a morir, cabrones, fascistas", se grita a los dirigentes del PP mientras abandonan el Consistorio por la puerta principal —se negaron a salir por la puerta de atrás como les requería el alcalde para evitar más incidentes—. "Está todo grabado. Ahora hay que pedir la cinta y denunciar a toda esta gente", clama un jovencísimo e imberbe Abascal poco después en la calle. Nueve años después de este episodio, en 2012, 18 de las personas que irrumpieron en la constitución del Ayuntamiento de Llodio fueron condenadas a entre 14 y dos meses de prisión por estos hechos por la magistrada de la Audiencia Nacional Ángela Murillo.

placeholder Abascal, ya en Vox, en el homenaje a Gregorio Ordóñez en 2014 en presencia de los dirigentes del PP vasco Iñaki Oyarzábal, Alfonso Alonso y Arantxa Quiroga, que van a saludar a Consuelo Ordóñez. (EFE)
Abascal, ya en Vox, en el homenaje a Gregorio Ordóñez en 2014 en presencia de los dirigentes del PP vasco Iñaki Oyarzábal, Alfonso Alonso y Arantxa Quiroga, que van a saludar a Consuelo Ordóñez. (EFE)

El Consistorio de Llodio supuso en 1999 el estreno político de Abascal, quien con tan solo 23 años accedió como concejal de este municipio situado a escasos diez kilómetros de su Amurrio natal ante las dificultades del partido para encontrar candidatos en este bastión 'abertzale' liderado por el histórico Pablo Gorostiaga, quien fuera condenado a ochos años de cárcel por colaboración con ETA. Para entonces, el hoy líder de Vox ya estaba en el centro de la diana de los terroristas, al igual que lo estuvieron su abuelo, Manuel Abascal Pardo, que fue quien inició la saga política familiar como alcalde de Amurrio durante el franquismo, y su padre Santiago Abascal Escuza, el que fuera símbolo del PP alavés de la resistencia frente al acoso y la presión terrorista desde que la democracia diera sus primeros pasos.

Para el constitucionalismo la actitud de Abascal era una respuesta lógica a las continuas amenazas y ataques, y para el nacionalismo obedecía a una estrategia para hacer carrera política

En sus dos legislaturas como concejal en Llodio fueron muy sonados sus enfrentamientos directos con Gorostiaga. Una actitud que, para unos, los constitucionalistas, era una respuesta lógica a las continuas amenazas y ataques que recibía y que para otros, los nacionalistas, obedecía a una estrategia para hacer carrera política. "Su única pretensión era ir a Madrid", señala un concejal que compartió espacio municipal con Abascal. "Casi no venía a los plenos. No le importaba lo que pasaba en el pueblo. Lo único que quería era despuntar", argumenta. Urquijo niega que no le importara el bienestar del pueblo. Sí reconoce que Abascal tenía "una forma diferente de hacer política", pero, en gran parte, condicionada por la "persecución" que sufría.

Porque la violencia terrorista se ha cebado durante interminables años contra Abascal padre e hijo, quienes, con cada ataque, han alzado la voz de denuncia cada vez con más fuerza. Cuanto más gritaban, más les atacaban. El no ceder ante los terroristas en defensa de la libertad ha formado parte del ADN de la familia. Los radicales atacaron en numerosas ocasiones el negocio de ropa que todavía a día de hoy ostenta la familia, pintaron mensajes amenazantes y 'goras' a ETA en sus caballos, poblaron el municipio con pintadas y carteles que dejaban constancia de que un Abascal iba a ser "el siguiente" en caer… La banda terrorista les había condenado a muerte por defender en voz alta la ilegalización de su brazo político, la encarcelación de los miembros de la izquierda 'abertzale', la dispersión de los presos etarras, la mano dura contra el entorno etarra…

"El ambiente de persecución que vivía hizo que Abascal se reafirmara en la defensa de unas ideas que no estaban en boga en el PP en el País Vasco"

Abascal (Bilbao, 1976) tiene documentadas prácticamente todas las amenazas recibidas, que ya estaban al orden del día durante su etapa universitaria, cuando estudiaba Sociología en la Universidad de Deusto. También los intentos de asesinar a él y a su padre por parte de diferentes comandos de ETA. "Fascista, cabrón, te queda poco", rezaba una de estas advertencias de sangre. Fue este perpetuo acoso el que, según coinciden en señalar quienes le conocen, forjó su "fortaleza y determinación". El estar permanentemente en la diana reforzó ese "radical" discurso en defensa a ultranza de la unidad de España y en contra de cualquier concesión al entorno 'abertzale'. "El ambiente de persecución que vivía hizo que Abascal se reafirmara en la defensa de unas ideas que no estaban en boga en el PP en el País Vasco", apunta un antiguo compañero de partido. Su carácter "combativo" y "aguerrido" le convirtieron en la persona "propicia" para liderar entre 2000 y 2005 las Nuevas Generaciones del PP vasco. "Tenía mucho ardor guerrero", rememoraba recientemente en EiTB el presidente del partido en Guipúzcoa, Borja Sémper, quien compartió con Abascal militancia en las juventudes populares.

Siempre que puede, Abascal acude a su Amurrio natal. Amante de los caballos, le encanta pasear por los montes próximos. En la Sierra Salvada que abraza al noreste de Burgos y el valle alavés el líder de Vox grabó el vídeo para las elecciones generales de junio de 2016 que supusieron un rotundo fracaso para el partido, que incluso perdió votos en relación a los comicios de diciembre de 2015, donde había obtenido poco más de 18.000 votos en el que fue su estreno en las urnas. "Aquí [en Amurrio], a lo sumo, le votan sus familiares y algún amigo", espeta un vecino de este municipio de 10.000 habitantes. Puede que no le falte razón a tenor de los resultados electorales. En las citadas generales de 2016, Vox tan solo obtuvo 24 votos en su pueblo natal, menos que el Partido Animalista contra el Maltrato Animal, Pacma (31). El PP, por su parte, logró 496 votos por los 134 de Ciudadanos. Unos meses después, en las autonómicas vascas, la formación de Abascal apenas mejoró al obtener 35 papeletas.

Vox tan solo obtuvo 24 votos en Amurrio en las elecciones generales de 2016 y en los comicios vascos de meses después obtuvo 35 apoyos

A las puertas de la Navidad, hay movimiento en la tienda de ropa familiar, esa que tiempo atrás fue objeto de los radicales, que llegaron a quemar el local. De hecho, tras la destrucción del negocio, Abascal padre, fallecido el pasado año tras una larga enfermedad, recibió una ayuda directa de 12.000 euros del entonces gerente del PP Luis Bárcenas, tal y como reconoció él mismo. A apenas 50 pasos del establecimiento, situado en pleno centro, se encuentra la sede de los populares, con las persianas bajadas. En la zona, donde antes predominaban las pintadas amenazantes ahora sobresale la iconografía 'abertzale' con carteles que llaman a "la lucha" y a la independencia o que llaman a participar en el futuro encuentro de las juventudes de Sortu, Ernai. "Abascal es un fascista, igual que esos de ahí", brama un vecino mientras señala un cartel en el que aparecen las imágenes de Franco y un joven don Juan Carlos con su hijo Felipe, aún menor de edad, tachadas con una 'X' grande para reclamar la "república vasca".

placeholder Una 'X' tacha las imágenes de Franco, un joven don Juan Carlos y su hijo Felipe en Amurrio para reclamar la república vasca. (J.M.A.)
Una 'X' tacha las imágenes de Franco, un joven don Juan Carlos y su hijo Felipe en Amurrio para reclamar la república vasca. (J.M.A.)

Hay vecinos que tuercen el gesto cuando se les interpela por Abascal. Callan lo que piensan por desconfianza hacia el que pregunta. Otros responden con palabras gruesas. Pero, más allá de personalismos, preocupa que esté calando en España el mensaje de Abascal, en especial en su vertiente recentralizadora y antiautonomista. "Es para temblar", opina una jubilada. La preocupación ha llegado también a Ajuria Enea, aunque el lendakari Iñigo Urkullu ha puesto el acento en su inquietud por el "modelo social" que promueve el exdirigente del PP vasco.

En Amurrio, como en Llodio, la calle opina que, en términos políticos, Abascal está hoy en el lugar en el que proyectaba en 1999 con su estreno como concejal en esta última localidad. "Está donde quería, en Madrid dando guerra. Esto se le quedaba pequeño", se coincide en señalar. "Le venía bien para su currículum pegarse en un ayuntamiento de HB". Pero también hay quien, por encima de ideologías, valora que "ha sido fiel a sus ideas en todo momento" y "nunca se ha callado" a pesar del ambiente irrespirable en el que vivió por la presión etarra, que llegó a exigir a su abuelo en varias ocasiones diez millones de pesetas como "contribución económica a la lucha del pueblo vasco" para no ser "ejecutado".

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto de campaña en Andalucía. (EFE)

Dice Abascal que se afilió al PP a los 18 años porque se encontró el carné en casa y no tuvo otra opción. Pero una cosa son las creencias, que se pueden heredar, y otra el carácter. Su "ímpetu" político le llevó a protagonizar también sonadas intervenciones en el Parlamento vasco, donde ocupó un escaño de 2004 a 2009, tras un corto paso previo por las Juntas Generales de Álava. Es recordado el momento en el que rompió en dos trozos la imagen de una papeleta de la consulta soberanista que proyectaba el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe porque "divide a la sociedad vasca" en dos partes. Lo que no imaginaba entonces es que la división iba a llegar al PP vasco poco después en plena pugna interna por el liderazgo del partido.

placeholder Mural a favor de los condenados por la agresión a dos guardias civiles en Alsasua en Llodio, municipio en el que se estrenó Abascal en la política. (J.M.A.)
Mural a favor de los condenados por la agresión a dos guardias civiles en Alsasua en Llodio, municipio en el que se estrenó Abascal en la política. (J.M.A.)

La victoria de Antonio Basagoiti, que contaba con el aval del presidente del partido Mariano Rajoy, y la derrota de María San Gil, con quien se había posicionado abiertamente Abascal, le relegó a un segundo plano. Es más, se sintió traicionado por el discurso más ‘aperturista’ que empezaba a imponerse en el partido en un contexto, además, en el que los casos de corrupción salpicaban a las filas populares en España. Él no perdonó al partido que "rebajara" sus exigencias hacia el entorno terrorista y, por su parte, la dirección del PP vasco no le quería cerca. El nombramiento de Carlos Urquijo como delegado del Gobierno, lo que implicaba su salida del Parlamento Vasco para afrontar esta tarea, otorgaba a Abascal el escaño en la Cámara de Vitoria por ser el siguiente en la lista. Pero el partido le obligó a renunciar al asiento como condición para situar a Urquijo al frente de la Delegación del Gobierno. En todo caso, no le importó mucho este "chantaje", tal y como lo definió él mismo. Por aquel entonces Abascal ya estaba en Madrid tras ser rescatado por la entonces presidenta del PP en Madrid, Esperanza Aguirre, que le compensó por su compromiso con la 'línea dura' del partido con la dirección de dos organismos públicos, la Agencia de Protección de Datos autonómica y la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, donde gozó de elevados y polémicos sueldos a pesar de su casi nula actividad.

"Nos hemos olvidado de algunos valores que para la gente son importantes y Abascal ha hecho bandera de ellos", afirma un excompañero del PP

Las diferencias irreconciliables de Abascal con la dirección del partido por la política antiterrorista, la actitud hacia los nacionalismos vasco y catalán, y la actuación ante el caso Gürtel se materializaron en noviembre de 2013 con su baja del PP. Poco después, el fundador de la Fundación para la Defensa de la Nación Española alumbraba junto al funcionario de prisiones secuestrado por ETA José Antonio Ortega Lara, entre otros, un nuevo partido, Vox. En septiembre de 2014 asumió el liderazgo de esta formación —su padre se sumaría posteriormente a este proyecto— en una aventura que se dirigía hacia el camino de la irrelevancia política antes de que se abriera este pasado domingo una vía rápida, la cual, y a la espera del recorrido que puede alcanzar en la política española a futuro, le coloca de momento en primera línea de la escena andaluza. Su objetivo de agitar el panorama político y marcar camino con unos ideales férreos ya está logrado entre el temor de gran parte de la esfera política española.

Hoy, el teléfono de Abascal echa chispas. De hecho, su entorno asegura que ha recibido numerosos mensajes de felicitación desde el ámbito político. "Hoy muchos quieren subirse al carro", asegura una persona de su confianza. "Ha sabido captar la desilusión de la gente", señala al respecto un antiguo compañero del PP, que, más allá del "mérito" de Abascal, deja una "reflexión" para explicar la irrupción de Vox en el tablero político español. "El discurso de España y la libertad no ha sido lo suficientemente defendido. Se ha puesto más el foco en los temas económicos y nos hemos olvidamos de algunos valores que para la gente son importantes. Hay personas huérfanas de estos valores y Abascal ha hecho bandera de ellos", asevera.

"Me vas a preguntar por Abascal, ¿a que sí?". El que fuera dirigente del PP vasco y exdelegado del Gobierno en el País Vasco Carlos Urquijo se adelanta a los acontecimientos y no deja que desde el otro lado del teléfono se le explique el sentido de la llamada. No hace falta. Sabe que Santiago Abascal, con quien ha compartido innumerables vivencias en los años de plomo del terrorismo, es el hombre del momento, el nombre que está en boca de todos tras el sorprendente éxito del partido que lidera, Vox, en las elecciones andaluzas, donde obtuvo cerca de 400.000 votos que le han reportado 12 escaños en el Parlamento territorial. Más que vivencias, ambos han compartido "sensaciones más profundas" por esa complicidad que se forja de forma natural cuando se trata de las principales (y casi únicas) referencias del PP vasco en un Valle de Ayala (Álava) donde el acoso de los radicales era permanente.

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