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"He visto a Froilán seis veces en el 'after'": dentro de la noche madrileña que destruye borbones
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De los Austrias a los afters

"He visto a Froilán seis veces en el 'after'": dentro de la noche madrileña que destruye borbones

Crónica de las farras del sobrino del rey al que quieren alejar 7.400 kilómetros de las fiestas españolas. Froilán solo quiere pasarlo bien, pero su dinastía no está para bromas. Canallitas borbónicos contra nueva austeridad real

Foto: Froilán, con agujeros en el jersey, de fiesta en 2016. Discoteca Tartufo. (EC)
Froilán, con agujeros en el jersey, de fiesta en 2016. Discoteca Tartufo. (EC)
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"¿Sabes que si le pasa algo a las infantas, el heredero es ese?", le dijeron un día al vecino más espabilado de los portales 64 y 66 de la calle Orense. "Y ahí estaba el tío ese, siempre con la gorra". Se refiere a Froilán, nieto del emérito, hijo de Elena y sobrino del Rey. "Yo le he visto cinco o seis veces, no es la primera vez que viene" [al after], continúa este paisano.

La mañana del pasado domingo se desalojó un after en la calle Orense, una zona acomodada de la capital. Había 299 personas en un espacio con aforo para 99. Orense 64 es una comunidad de vecinos. Al lado, una puerta blanca con el cartel Wet, está el garito, cuya web lo describe como lugar de masajes eróticos en Orense 66. ¿Por qué desalojaron, entonces, el número 64? El local es subterráneo, ocupa el subsuelo de ambos edificios y el Alcampo de al lado.

Foto: Froilán, en Marbella. (Gtres)

Por la puerta cercana al súper entran "los que tienen pasta", dice otro vecino desde el balcón. En efecto, en el after hay zonas comunes, pero también reservados.

Quienes han visto al Borbón por la zona dicen que siempre va con gorra y vaqueros. Y no se mete en líos, al menos que hayan visto. Hubo una pelea en la esquina del local hace poco, pero Froilán no estuvo implicado, solo miraba, y algunos empezaron a grabarle con el móvil. El joven solo llega al after, saluda a su colega "el brasileño", se lo pasa bien dentro y se va, cuentan los vecinos.

placeholder La puerta principal del antro en la calle Orense. (EC)
La puerta principal del antro en la calle Orense. (EC)

La que está muy enfadada es María Ángeles, la única residente de Orense 64-66 que desvela su identidad. "Aquí hay de todo", dice la vecina que llamó a la Policía el domingo. No era la primera vez que lo hacía, pero nadie hizo caso hasta que estalló el escándalo Froilán. "Me han tenido que doblar la dosis de ansiolíticos por el ruido", señala.

Cuando esta mujer de avanzada edad sale a pasear a su perra, se encuentra restos de la juerga en su portal. Vecinos que salen temprano para ir a la oficina saludan cada mañana a los amantes del tusi/cocaína rosa (incautada en la redada). La España que madruga y la España que se coloca. Las dos Españas a las que la monarquía, suponemos, aspira a representar por igual.

"Me han tenido que doblar la dosis de ansiolíticos por el ruido"

María Ángeles se ha encarado con el dueño del local más de una vez. "El otro día me dijo, haz lo que quieras pero no vas a cerrarlo [el garito], ¿tú sabes cuántas familias viven de esto?".

"Usted es un mafioso al servicio de los mafiosos", le contestó María Ángeles.

placeholder El after de las farras del Borbón, enfrente de un colegio. (EC)
El after de las farras del Borbón, enfrente de un colegio. (EC)

'Modus operandi'

Los clientes del after llegan en manadas de taxis de Bolt o en cochazos. Luego, aparecen chicas, auténticos "bellezones", con tacones y faldas cortas. "Esas pobres chiquitas…", lamenta María Ángeles.

El local es peculiar. Viernes y sábados se hacen intercambios de pareja. "Venían hasta autobuses con gente superelegante", explica el vecino más enterado. El antro sirve para todo: a veces after (el Clandestino), a veces intercambio de parejas (el Sublime). Y a veces "sauna erótica y prostitutas", según otro residente.

Foto: La infanta Elena, con su hijo Felipe Froilán. (EFE/Chema Moya)

El local tiene una "puerta de emergencia" que da al garaje de la comunidad de vecinos. Por ahí desalojaron al personal durante la redada. En el momento de cubrir esta información, la puerta de emergencia del after estaba cerrada, pero podía leerse el letrero La Dorada. El pasado del lugar introduce la primera conexión Froilán-Juan Carlos de esta crónica...

"Vienen chavales a gastarse la pasta en drogas y mujeres y con unos carros que dejan loco"

"Han dicho que venían futbolistas al local, pero ya no es así. Eso era antes, cuando era el D'Angelo", señalan los vecinos. Las fotografías publicadas estos días dicen, "son del D’Angelo", que pertenecía al dueño del prostíbulo más grande de España. El proxeneta compró el espacio a los dueños de la Dorada, restaurante de alto standing al que acudía gente de nivel como… Juan Carlos I. Todo queda en familia.

placeholder Puerta de 'emergencia' del garito, antiguo restaurante 'La Dorada'. Da al garaje de la comunidad de vecinos. (EC)
Puerta de 'emergencia' del garito, antiguo restaurante 'La Dorada'. Da al garaje de la comunidad de vecinos. (EC)

"[El prostíbulo] era más discreto. Llegaban los tíos, estaban dos o tres horas y se iban", cuenta un vecino.

Entonces, ¿quién viene ahora al after?

"Chavales con dinero a gastarse la pasta en drogas y mujeres" y "con unos carros que dejan loco", zanja un vecino.

"[El prostíbulo] era más discreto. Llegaban los tíos, estaban dos o tres horas y se iban"

"El problema es que se rodea de malas influencias". Habla alguien del entorno de Froilán que no ha querido desvelar su identidad. Supuestamente, había quienes trataban de proteger al nieto del emérito del ruido mediático y compañías tóxicas, pero todo apunta a que no ha dado sus frutos. "No se cuida nada".

El polígono vallecano

El programa Fiesta de Telecinco desveló que Froilán, tras ser desalojado de la calle Orense, se dirigió con sus amigos a otro after del este de Madrid, en la A3, en un polígono entre Moratalaz y Vallecas.

Hay tres clubs nocturnos distintos en ese polígono, dos de ellos dentro del mismo edificio. Para acceder, hay que darse de alta como miembro de la asociación. El local se ubica entre letreros de Lavados y Engrase y Jiménez Automoción. Mecánica y Neumáticos. Un DJ de la fiesta electrónica a la que (supuestamente) acudió Froilán declina hacer declaraciones porque "hay que vivir y dejar vivir". Uno de los encargados tampoco quiere responder sobre Froilán porque "sabe por dónde puede ir el tema". Nadie quiere hablar del Borbón en el polígono vallecano.

"Se rodea de malas influencias. Froilán no se cuida nada"

Pero Vallecas no es el único lugar de Madrid en el que el frenesí nocturno de Froilán es tabú: en Zarzuela tampoco les apasiona hablar del tema. Pero ese es otro asunto, el del impacto del froilanazo sobre la realeza, una historia que arranca en… 1808.

Todo por el pueblo

Cuando los españoles echaron a los franceses de la península, a principios del XIX, algunos notables interpretaron que España era más de fritanga de gallinejas que de Jean-Luc Godard (perdón por el anacronismo), y surgió el plebeyismo cultural, el gusto de las clases altas por las costumbres de las bajas.

Dos siglos después, Juan Carlos I convirtió su reinado en un canto al plebeyismo: siempre con un chascarrillo cuñado listo para las distancias cortas, con fama de ligón compulsivo (algo que reforzó su popularidad en los ochenta y noventa), alardeando de falta de pretensiones culturales. El pueblo, en definitiva, sentía que Juan Carlos era uno de los suyos, quizá más truhan que señor, pero uno de los suyos.

Elena de Borbón y su hijo Froilán han sido los mayores seguidores del plebeyismo juancarlista, que Ana Romero, autora de libros de referencia sobre la crisis de los borbones, resume así: "Tacos, toros, buena mesa y chistes".

O abrazar las costumbres más populacheras del pueblo español.

placeholder Los borbones más castizos en los toros. (EFE)
Los borbones más castizos en los toros. (EFE)

La otra tendencia familiar, de dinastía fría y contenida, la representarían Felipe VI y su madre, la emérita Sofía.

Si Juan Carlos I era de cenita tardía y bebercio en las terrazas mallorquinas, y la noche es el pegamento social de las Españas, Froilán ha profundizado en esa línea hasta convertirse en príncipe de los antros nocturnos por excelencia: los afters.

La imagen de esta semana en España es: Froilán de doblete.

Cuando la policía desalojó el after, pululaban por allí un tipo con un machete en la espalda, cocaína rosa, camellos y chavalada desfasada

Froilán, a la mañana del día siguiente, cuando el vicio interclasista de los barrios madrileños se junta en una ristra de chiringos abiertos en el filo de la normativa.

Cuando la policía desalojó el after de Froilán, pululaban por allí un tipo con un machete en la espalda, cocaína rosa, camellos y chavalada desfasada. Macarras y pijos. Froilán, en definitiva, ha estado más cerca del oscuro pueblo llano en una noche que Sofía de Grecia en todo su mandato.

Pudiendo ir de fiesta privada a una villa, Froilán está dando el callo con el populacho en los tugurios. Froilán tiene Historias del Kronen que contar.

Pijos y macarras

Tras el terremoto Froilán, España se empieza a familiarizar con unos nuevos locales bautizados como puti after, donde quizá se mezclan lo peor y lo mejor de ambos mundos. ¿Qué tipo de antros son? ¿Quién pasa por ahí? Preguntamos al antropólogo Iñaki Domínguez, autor del libro de culto Macarras interseculares, y máximo experto en macarreo, moderneo y noche madrileña como mundo alternativo con reglas propias.

Foto: Felipe de Marichalar, el pasado enero en Atenas. (Gtres)

Habla Domínguez:

Los puti after: "En la zona de Capitán Haya, cercana a Orense, hay varios locales así. Tienes la discoteca y las habitaciones. Puedes estar de fiesta y también puedes estar a lo otro. En Capitán Haya y Orense acabaron muchas prostitutas que originalmente se movían por la Costa Fleming setentera. Es territorio histórico de barras americanas, que han ido desapareciendo en favor de locales de nuevo cuño, como discotecas con servicios sexuales".

"La noche y la droga unen a gentes de ideologías y clases diferentes"

La fauna: "Hay pijos y macarras a la vez. Yo recuerdo la discoteca Pick Up, en Goya 43, una zona pija, igual que Orense, en la que se juntaban: pijos, chonis, estudiantes de bien, macarras y prostitutas que iban ahí de juerga cuando acababan de trabajar, pero que, si surgía algo dentro, podían ponerse a trabajar otra vez. Ambiente de dinero tirando a sórdido. El after de Froilán me suena un poco a eso".

Las clases: "La noche y la droga unen a gentes de ideologías y clases diferentes. La droga y los afters diluyen las clases".

El tusi: "No es cocaína, se esnifa y tiene efectos psicodélicos, pero también melosos y de ganas de toquetear. Entras en mundos paralelos. Hay que tomarla con mucha precaución".

Solo quiere pasarlo en grande

La tendencia borbónica al plebeyismo cultural es cuestión de gustos, pero también política (un modo de parecer un rey del pueblo, uno más entre la plebe, algo que Juan Carlos I, maestro campechano, desplegó con astucia) y de clase: "Cuando te crees con derecho a todo te puedes permitir una actitud populachera y campechana", según Bob Pop.

Esta síntesis entre populismo festivo y carta blanca quedó clara en uno de los variados incidentes nocturnos del sobrino del rey: la pasada primavera, en un bar en las (castizas) Vistillas, el Borbón se saltó la cola del baño, alguien se lo "recriminó", Froilán le respondió que "no sabía con quién estaba hablando"... y se ganó una hostia. Froilán cayó al suelo, el dueño del bar intercedió por él y abroncó al agresor por atizar "al Principito".

Foto: Froilán, fachada de la discoteca Vandido en Madrid e Isabel Mateos, alias la Pechotes. (EC Diseño)

Froilán, en definitiva, lleva un curso festivo complejo.

Tras contar este periódico que Froilán se vio envuelto en una pelea con navajas en una discoteca madrileña, la revista Lecturas publicó que su familia había decidido enviarle con su abuelo Juan Carlos a Abu Dabi, donde pasó las primeras semanas del año, hasta que volvió a Madrid (temporalmente), volvió a quemar la noche como si fuera la última vez y a salir en todos los papeles.

Los royals del siglo XXI aspiran a portadas blancas del Hola con bautizos y bodas, pero Juan Carlos y Froilán, salvando las distancias judiciales y los cargos, parecen abonados a la crónica de sucesos.

"A Froilán le mandan a Abu Dabi para alejarle del ruido y los focos. Ahí pueden hacer lo que les dé la gana sin que la prensa se entere"

El reinado de Felipe VI, vendido como el de la regeneración y la austeridad de carácter tras los excesos juancarlistas, se ha convertido en un continuo apagar fuegos de la rama más volcánica y castiza de la familia.

Oficialmente se niega que Froilán sea un problema para la imagen de la monarquía, pero, al mismo tiempo, alguien ha decidido enviarlo a 7.400 kilómetros del after madrileño más cercano (por lo que sea).

"Se sobreentiende que a Froilán le mandan a Abu Dabi para alejarle del ruido y los focos. Se va a una autocracia donde pueden hacer lo que les dé la gana sin que la prensa se entere. De la vida del emérito en Abu Dabi son todo especulaciones, ni siquiera sabemos dónde vive. Pero la decisión sobre Froilán es cosa de sus padres, quizá con el apoyo de Juan Carlos, pero sin la intervención de Felipe y Letizia, que han insistido mucho en que la familia real son ellos y sus hijas. Si a Juan Carlos I le ha salido un nieto gamberro, pues oye, es lo que hay, pero no exageremos: Froilán no es el heredero a la corona", cuenta la periodista Pilar Eyre.

Foto:  Froilán, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Aunque la conexión de Froilán con el espíritu bon vivant de su abuelo parece evidente, solo se le puede acusar de no trabajar y (desde la moralina) de ir mucho de fiesta; su trayectoria canalla palidece, por tanto, frente a la opaca carrera de Juan Carlos en los afters del comisionismo y las amantes de armas tomar.

Si las faldas y el dinero autodestruyeron a Juan Carlos I, ¿qué posición ocuparía Froilán ahora mismo? La de nuevo Pocholo Martínez-Bordiú, que no es poco, pero es terreno más folclórico que político.

Froilán solo quiere pasarlo bien, desfasarse y desplomarse en un 'after' en paz

El drama de Froilán es que solo quiere pasarlo bien. Solo quiere poder desfasarse y desplomarse en un after en paz (y sin generar escandalera nacional). Pero al joven Froilán le perjudica el contexto histórico: debe aparentar sobriedad para no salpicar a una realeza que vende ahora contención de la carne y el espíritu tras la rave juancarlista

Froilán solo quiere hacer el moonwalk en un after, pero la paciencia de los españoles con las borbonadas no está en su mejor momento. Del vale todo al ya os vale.

El drama de Froilán, en definitiva, es que la semilla castiza y autodestructiva de los borbones está en su interior. Pronóstico reservado.

"¿Sabes que si le pasa algo a las infantas, el heredero es ese?", le dijeron un día al vecino más espabilado de los portales 64 y 66 de la calle Orense. "Y ahí estaba el tío ese, siempre con la gorra". Se refiere a Froilán, nieto del emérito, hijo de Elena y sobrino del Rey. "Yo le he visto cinco o seis veces, no es la primera vez que viene" [al after], continúa este paisano.

Felipe Juan Froilán
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