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Un juguete roto llamado Froilán va camino de Abu Dabi con su abuelo
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Un juguete roto llamado Froilán va camino de Abu Dabi con su abuelo

Debe ser una vaina ser sobrino del Rey y no poder aprovecharse, porque Felipe Juan, como su madre y hermana, son víctimas colaterales de los tiempos que corren

Foto: Froilán y la entrada a la discoteca Vandido. (EC Diseño)
Froilán y la entrada a la discoteca Vandido. (EC Diseño)

La revista Lecturas, foro oficial de los nuevos ex miembros de la familia Real, contó la semana pasada que el hijo de la Infanta doña Elena, Felipe Juan Froilán (24), ya está en Abu Dabi para vivir con su abuelo, el Rey Juan Carlos I (85), con el fin de alejarse de las balas que le vienen silbando estos últimos meses. Desde que el Hola considera Palacio a la Avenida de Miraflores en vez de a Zarzuela, todo ha cambiado para España y la Familia Real.

La finada Navidad parece haber marcado un antes y un después en esta mudanza decisiva, que no sabemos si viene promovida por doña Elena, por el Rey o el propio Felipe. Los chamacos andan perturbados, ahora te rajan, y el comportamiento del joven ha podido ser el detonante de poner tierra de por medio y matar dos pájaros de un tiro: templar al muchacho y acompañar al viejo Rey, al que esta nueva situación le ha debido caer a plomo, pues retrasa más si cabe, el esperado retorno que ya divisaba a babor sobre la costa gallega. Ahora resulta que ha de proteger a su nieto más querido y al toque, a la Institución, pues han sido demasiados titulares desafortunados los que han terminado de embalar las maletas del sobrino del Rey.

Se hablaba de una incontinencia suprema que le obligó a saltarse la cola de un cuarto de baño en un bar de Las Vistillas, donde una mala contestación produjo el golpe que le tumbó delante de varios testigos. El año pasado, durante la celebración de su cumpleaños, se vio salpicado por un tiroteo en el Opium de Marbella, uno de esos lugares frecuentados por gente bien que resuelve a balazos una mirada de más. Este diciembre, pelea en plena calle Goya con navajas, gritos de Pechotes y colega pinchado por arma blanca, siendo el propio Felipe quién subió a un taxi al herido para acompañarlo a urgencias. Poco después, secreto a voces, se llevó por delante varios coches aparcados en doble fila en la calle Velázquez, con llamada a Casa Real incluida para evitar la prueba de alcoholemia. Dicen que el propio Almeida se prestó para soplar en su lugar. Así que con todo esto alguien ha dicho basta.

Víctimas colaterales

Debe ser una vaina ser sobrino del Rey y no poder aprovecharse, porque Felipe, como su madre y hermana, son víctimas colaterales de los tiempos que corren. Habitan esa tierra de nadie en la que son pero no del todo, pues en estos últimos años la familia Real Española, al igual que la Inglesa o la de Alba, ha reducido el número de miembros oficiales repudiando al ostracismo a quienes llenaron las portadas de Hola y celebraban junto a su abuelo, el Rey, los años inolvidables que ahora rebosan en melancolía espesa. Unos publican memorias, otros frecuentan los bares, pero tal y como andan las cosas, este forzado destino real tiene más pinta de madre preocupada que de problema de Estado. Pero lo de mandarle a Abu Dabi no está del todo claro que vaya a mejorar lo primero.

En el paraíso del Pérsico, los familiares reales suelen acudir a carreras de camellos, distintas a las de antes pero no menos entretenidas; exhibiciones de vuelo de halcones, competiciones en el desierto con todo tipo de vehículos, y lo que más nos asusta a los que conocemos su pasado, prácticas de tiro al blanco con metralletas y demás armas de fuego. El hijo del jeque de Dubai es aficionado al paracaidismo, también se puede navegar, esquiar entre dunas e incluso tajarse a lo loco en fiestas privadas y hoteles. El tema de conducir ya no será un problema, porque a diferencia de Madrid, donde dicen que fue Almeida quién sopló para que no le cazaran, allí directamente no osarán ponerle una incómoda boquilla en los regios belfos.

Este forzado destino real tiene más pinta de madre preocupada que de problema de Estado

Me cuenta, Luis, sobre los planes más locos de Abu Dabi, “el tema pasa por ser un poco más extravagante que el otro, así pueden diferenciarse y sacar el músculo de la cuenta del banco, por ejemplo, no sabes cuántos Ferraris y Lamborghinis quedan abandonados porque los principitos los han roto haciendo el loco. Se bajan, llaman para que vengan a buscarles, y ahí se quedan coches de medio millón de euros esperando a la siguiente tormenta de arena. Otra cosa son las Granjas, fincas que poseen en medio del desierto. Lo que ocurre en esos limbos sí que pasa al margen de religiones, leyes y consecuencias. Ríete tú de las películas”. Y yo pensando que el Toni 2 era lo más parecido al zoo de las almas perversas.

Felipe Juan Froilán ha puesto tierra de por medio para no dar más titulares, es la obligación que le exige el foco por vivir en ese limbo de nada, el de no pertenecer a la familia Real pero ser el nieto del Rey, el Cayetano de los Alba, el simpatiquísimo niño mimado de la prensa que ya no le hace gracia ni le baila, y que también ha dado la espalda porque el chico es un poco bala y porque así de paso, lanzó otra para la Casa.

En unos pocos años, mientras el joven se hacía mayor y los medios se quitaban el burka sobre la Familia Real, algunos miembros se han quedado fuera de Palacio y también han dejado de recibir viruta del Presupuesto de Casa Real; como poco, se pide que sean discretos. No se trata sólo de salvaguardar la Corona, sino de cumplir con el escrupuloso camino de transparencia que las Instituciones exigen a la Casa Real, convirtiéndola en la única Institución actual que dice la verdad.

Al menos, el Rey estará con su nieto, y con suerte, el lento pesar del Golfo Pérsico encauza el futuro nublado del juguete roto que todos hemos hecho un poco de él.

La revista Lecturas, foro oficial de los nuevos ex miembros de la familia Real, contó la semana pasada que el hijo de la Infanta doña Elena, Felipe Juan Froilán (24), ya está en Abu Dabi para vivir con su abuelo, el Rey Juan Carlos I (85), con el fin de alejarse de las balas que le vienen silbando estos últimos meses. Desde que el Hola considera Palacio a la Avenida de Miraflores en vez de a Zarzuela, todo ha cambiado para España y la Familia Real.

Felipe Juan Froilán