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Orgullo de ser de Vallecas: el plan de la izquierda para recuperar los barrios obreros
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"madrid lo está petando"

Orgullo de ser de Vallecas: el plan de la izquierda para recuperar los barrios obreros

Las reacciones de Reyes Maroto y Rita Maestre a un vídeo de un programa satírico catalán ofrecen algunas pistas sobre cuál será el terreno de confrontación electoral de las izquierdas en Madrid

Foto: Manuela Carmena y Reyes Maroto, durante su encuentro en el taller de Zapatelas. (PSOE/Cedida)
Manuela Carmena y Reyes Maroto, durante su encuentro en el taller de Zapatelas. (PSOE/Cedida)

Polònia, el programa humorístico de TV3, emitió una sátira del vídeo protagonizado por Mario Vaquerizo con el que Ayuso intentaba promocionar la Comunidad de Madrid. Entre sus diferentes mensajes, resaltaba uno: “Quédate con el mejor estilo de vida el mundo. Ah, solo si eres rico”. Reyes Maroto, candidata del PSOE al ayuntamiento de la capital, lo retuiteó con un “sencillamente geniales, Polònia”. Rita Maestre, la alcaldable de Más Madrid, contestó con un tono muy distinto: “Francamente, yo no me veo representada ni en el Madrid rancio del spot del PP ni en esa mirada llena de prejuicios de Polònia. Madrid es imperfecta pero genial: es mi ciudad favorita del mundo. Y claro que seguimos diciendo mazo”. Y añadió el emoticono de una carita sonriente para cerrar su respuesta.

No es una anécdota de Twitter, es la ratificación de una posición política en una competición electoral en la que la izquierda tiene esperanzas de arrebatar el ayuntamiento al PP, y en la que Más Madrid parte con una clara ventaja sobre el PSOE. Las cartas que cada uno va a jugar quedan bien representadas en este ejemplo en apariencia irrelevante.

Foto: Manifestación en Madrid contra la gestión sanitaria de Ayuso, celebrada este domingo. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

El punto de partida es la convicción entre los socialistas madrileños de que pueden recuperar terreno en aquellos barrios de Madrid (y en sus municipios, en las elecciones a la comunidad) de origen obrero que les votaron mayoritariamente no hace tanto tiempo. Son barrios cuyo paisaje demográfico ha cambiado, a causa del aumento del coste de la vivienda en los barrios centrales, gentrificación incluida, lo que ha desplazado a la población hacia zonas periféricas, pero también por la llegada de emigrantes a determinados barrios. A pesar de esas transformaciones, son zonas que conservan una identidad definida.

El mensaje de clase, el de pobres contra ricos, el apuntado por Maroto, suena extraño. Pero es justo en ese terreno donde esperan ganar voto

Los estudios de los partidos de izquierda de estos barrios muestran que Madrid es un entorno especial, en el que la clase media aspiracional es la claramente dominante, también en las zonas con menos recursos. Hay un deseo permanente de mejorar el nivel de vida que define a los ciudadanos madrileños, quizá por residir en una gran capital, en un entorno pujante en el que las opciones, aunque sean a veces escasas, son mucho mayores que en otras partes de España.

Desde esta perspectiva, el mensaje de clase, el de pobres contra ricos, el apuntado por Maroto, suena extraño. El electorado, si esos estudios tienen razón, no parece afín a ese tipo de posicionamientos ideológicos: están pensando más en la mejora de su posición que en el enfrentamiento político. Sin embargo, es justo en ese terreno donde esperan hacer valer sus ideas.

Un Madrid como Nueva York

Como describe uno de los expertos que asesoran al PSOE, la mentalidad de los habitantes de la ciudad se ha transformado en los últimos años. “Antes, los madrileños hacíamos gala de no ser de ningún lugar; la capital era un espacio en el que nos juntábamos gente de todas partes. Ahora es diferente, porque hay cierto orgullo de ciudad, de que Madrid lo está petando, que Ayuso percibió muy bien. Es un poco como ocurre en lugares como Nueva York: sus habitantes se quejan de ella, dicen que es un horror por el tráfico o por lo que sea, pero se sienten muy orgullosos”. Es justo este tipo de perspectiva la que permitió el éxito electoral del PP en la comunidad, insiste.

"La izquierda, en el pasado, dio por perdido el orgullo de ser madrileño y fue un error grande"

Coinciden desde Más Madrid en esa perspectiva, que les aporta una lección que Rita Maestre subraya en su respuesta. “La izquierda dio, no hace mucho tiempo, cierta imagen de antimadrileña, y eso no gusta aquí. El discurso catastrofista y hostil no es bien encajado en el Madrid actual. La izquierda, en el pasado, dio por perdido el orgullo de ser madrileño, y fue un error grande”.

Foto: Acto de cierre de campaña del PSOE del 4-M en el auditorio parque forestal de Entrevías. (EFE/Fernando Villar) Opinión
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Pero si se desciende un peldaño, se aprecia que también hay un orgullo de barrio, más acentuado incluso que el existente respecto de la ciudad. Ser de Vallecas o de Orcasitas, del mismo modo que ser de Fuenla o de Móstoles, ofrece una identidad fuerte a muchos madrileños. Los socialistas entienden que su potencial de crecimiento en esos distritos orgullosos es grande, en la medida en que son los barrios “en los que falló Carmena”, y que son espacios que no han sido tratados correctamente en cuanto a la provisión de servicios públicos. Además, fruto de ese desplazamiento de clases que han tenido que buscar vivienda en barrios más baratos, también han llegado nuevas poblaciones que se identifican con el barrio, pero que tienen nuevas necesidades que no han sido tenidas en cuenta.

El tiempo y el ocio

Tanto PSOE como Más Madrid y Podemos van a poner el foco en la campaña de las autonómicas y municipales en los servicios públicos, con especial énfasis en la sanidad y educación, pero no solo. Rita Maestre lanzó la propuesta de convertir Madrid en una ciudad de los 15 minutos, una idea que es difícilmente realizable en los barrios con menos recursos. Gran parte de sus habitantes trabajan en lugares lejanos y el desplazamiento es uno de sus problemas. El tiempo de la ciudad para ellos será siempre mucho mayor que el de un cuarto de hora. Por eso, en esas zonas, la formación de Maestre adopta otro enfoque. En zonas como San Fermín, Orcasur o Entrevías, “lo más difícil no es tener colegios, centros de salud o centros de mayores, sino contar con actividad económica y comercio vivo": "Se han cerrado 14.000 comercios y la mayoría se concentra en la periferia. Además, las ofertas de ocio y cultura están peor que nunca. No quedan salas de conciertos, por poner un ejemplo, y todo el ocio que tienen fuera de la M30 son las casas de apuestas”. Junto con las propuestas de mejora del transporte público y la regeneración urbana, esperan revitalizar su voto.

"Somos de Madrid, nuestros barrios están abandonados y queremos que tengan los mismos servicios que los barrios de los ricos"

La perspectiva del PSOE, que comparte muchos de estos aspectos, cuenta con una diferencia sustancial. El problema es que, cuando los servicios públicos fallan, y es frecuente, son precisamente los habitantes de los barrios con menos recursos quienes más los sufren, porque son quienes más los necesitan. En ese entorno, el orgullo de barrio, la defensa del mismo, cobra un matiz comparativo. La idea podría sintetizarse así: “Somos de Madrid, nuestros barrios están abandonados y queremos que tengan los mismos servicios que los barrios más favorecidos. Tenemos que luchar por nuestro barrio, o por nuestro municipio, para que nos presten la atención que merecemos”.

La importancia del territorio

Es un movimiento constante en la política nacional de los últimos años. Una vez que las grandes cuestiones de clase parecen haber quedado relegadas en el terreno electoral, y que las divisiones entre izquierda y derecha tienen que ver mucho más con diferentes modelos de vida ligados a elecciones personales, lo que ha quedado como vínculo de unión ha sido lo territorial. Lo hemos visto de manera sistemática: Ayuso hacía gala de madrileñismo y Moreno Bonilla de andalucismo, como ejemplo de territorios pujantes con una identidad marcada, del mismo modo que Cataluña o País Vasco reivindican continuamente la especificidad de su territorio.

"Formamos parte de lo mismo, existimos y queremos los mismos servicios que los demás. Nos habéis relegado y merecemos lo nuestro"

Tampoco pueden entenderse formaciones recientes como Teruel Existe sin este sentimiento de que son las fronteras territoriales las que marcan una suerte de unión, la que establecen un vínculo común que puede defender los intereses de todos sus habitantes. El orgullo de barrio no hace más que trasladar a un entorno menor el mismo marco la visión de la España vaciada: formamos parte de esto, existimos y queremos los mismos servicios que los demás. Nos habéis relegado y merecemos más.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. (EFE/Chema Moya)

Esta es una variable llamativa, porque opera con mucha frecuencia en la política contemporánea. Aquellas reivindicaciones que tuvieron lugar en términos de clase, ahora se resuelven desde los territorios: las grandes divisiones en Francia, Reino Unido o EEUU tienen que ver con zonas claramente delimitadas que se sienten olvidadas y maltratadas, y que perciben que otras regiones se llevan la mayoría de los recursos. El muro rojo británico, las zonas interiores de EEUU o las zonas rurales francesas se mueven en este marco continuamente.

Lo curioso es que, en lo que se refiere a Madrid, esta política de la identidad que resuelve las cuestiones de clase aparece justo en esas zonas en que antes el orgullo obrero y el de barrio eran parte de lo mismo. Ahora, el primero apenas juega como elemento político-electoral, mientras que el geográfico se vuelve mucho más relevante. El orgullo de barrio, el orgullo de territorio puede ser una baza clara a la hora de movilizar voto, y las distintas posiciones fijadas por Reyes Maroto y por Rita Maestre ofrecen una pista de lo que puede ser la campaña.

El problema de la identidad

Esta estrategia, que podría generar réditos notables a quienes la sostuvieran, encuentra dificultades serias, sin embargo, en su aplicación. Un experto electoral conocedor de la demoscopia madrileña la resume de esta manera: “No puedes hacer una campaña identitaria si no tienes identidad”. En el caso de los socialistas, es evidente que “sus candidatos están de paso, y así es muy complicado ofrecerse como una opción frente al abandono de los barrios”. El planteamiento continuo del PSOE de hacer aterrizar paracaidistas lleva a la debilidad estratégica: “Tener un guion está bien, pero se necesitan actores creíbles”. Más Madrid, por el contrario, cuenta con una ventaja competitiva: “Son un producto autóctono, han estado presentes durante estos años, cuando los centros sanitarios estaban desasistidos, y los vecinos conocen a sus candidatas”.

Foto: Los miércoles a la sombra. (Héctor G. Barnés)

En la comunidad, las tornas pueden cambiar, ya que muchos alcaldes socialistas son bien conocidos por sus vecinos, y esa identificación entre la defensa del municipio y unas siglas la puede hacer valer el PSOE por encima de Más Madrid. Podemos lo tiene complicado en ambos lugares, puesto que sus candidatos son poco conocidos y tampoco cuenta con una implantación territorial potente. Serán la fuerza de Iglesias y de las siglas, ambas menguantes, las que empujen.

Los movimientos electorales de la comunidad, no obstante, subrayan las dificultades para hacer política sin un arraigo fuerte. Cuando la derecha domina el discurso por arriba, con Ayuso oponiendo Madrid a Sánchez, con una idea plebiscitaria de fondo, en un territorio que domina electoralmente, por tradición y por implantación, la izquierda podría intentar contrarrestar ese punto de partida desfavorable a partir de la presencia en los barrios, en especial en aquellos peor dotados o que más servicios tienen por desarrollar. Esa es la visión del orgullo de barrio, pero es una posición difícil de llevar a cabo si no ha existido un trabajo previo, cotidiano e incesante, de presencia y de visibilidad, que permita canalizar el descontento en el instante electoral. El PSOE trae a Madrid a una ministra, Podemos a dos candidatos poco conocidos, y Más Madrid, que parte con ventaja, cuenta con debilidades sustanciales en las zonas menos favorecidas, aquellas que menos cuidó cuando gobernó Carmena. Son las dificultades propias de la pérdida de vínculos entre la política y la vida cotidiana de los ciudadanos, que se hacen más evidentes en elecciones como las municipales y autonómicas en las grandes ciudades.

Polònia, el programa humorístico de TV3, emitió una sátira del vídeo protagonizado por Mario Vaquerizo con el que Ayuso intentaba promocionar la Comunidad de Madrid. Entre sus diferentes mensajes, resaltaba uno: “Quédate con el mejor estilo de vida el mundo. Ah, solo si eres rico”. Reyes Maroto, candidata del PSOE al ayuntamiento de la capital, lo retuiteó con un “sencillamente geniales, Polònia”. Rita Maestre, la alcaldable de Más Madrid, contestó con un tono muy distinto: “Francamente, yo no me veo representada ni en el Madrid rancio del spot del PP ni en esa mirada llena de prejuicios de Polònia. Madrid es imperfecta pero genial: es mi ciudad favorita del mundo. Y claro que seguimos diciendo mazo”. Y añadió el emoticono de una carita sonriente para cerrar su respuesta.

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