Mucho más que sol y playa: así avanza la industria aeroespacial canaria

La pandemia del covid ha hecho que los isleños recuerden que estar a pocos cientos de kilómetros del Trópico de Cáncer no es solamente para vender turismo de sol y playa, sino para mirar al cielo y sacarle partido a tres cosas: talento de las universidades, investigación en microsatélites e incentivos fiscales para generar empleo y viabilidad a proyectos a largo plazo. La empresa pública Proexca es la que coordina que los tres frentes cuenten con un mando único para que los inversores no se pierdan.

La apertura al sector privado de la actividad aeroespacial ha abierto a las islas a un segmento de mercado del que hasta ahora no era sino testigo circunstancial. Los centros de enseñanza universitaria especializados en investigación del espacio ya pasan de la teoría a los hechos. Este 2024 habrá nuevos avances tras el lanzamiento del satélite Alisio-1 del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en un cohete de SpaceX desde la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea de EEUU en California en 2023. Los canarios quieren ser útiles, por ejemplo, en el lanzamiento del proyecto Startical de Indra y Enaire, que desplegará 200 nanosatélites en órbita baja y varios planos satelitales para mejorar el control del tráfico aéreo. La ULPGC y Cabildo de Gran Canaria lanzará desde Cabo Cañaveral un microsatélite de investigación oceanográfica en 2026. En 2024 se espera la salida al espacio del Teidesat1 de la Universidad de La Laguna.

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Aunque Tenerife lleva la delantera, no es nuevo el interés en España para que en Canarias se plantee el avance de la ciencia aeroespacial. En 1963, Fuerteventura se barajó para acoger una base de lanzamiento de pequeños satélites. 60 años después y tras ver sus playas con cero turistas por el confinamiento de 2020, Fuerteventura no quiere perder el tren y ha colocado a Eduardo Pereira, un ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, miembro del Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos del Estado, como gerente del Parque Tecnológico de Fuerteventura. En 2024 comenzará a operar un estratopuerto, es decir, una infraestructura para ensayos, I+D+i, montaje, operaciones de vuelo y mantenimiento de aeronaves no tripuladas tanto atmosféricas como hacia la estratosfera. El estratopuerto será el primero de Europa y en el segundo semestre de 2024 es la fecha prevista para el comienzo de las primeras operaciones tras más de cinco años de trabajos técnicos.

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En abril de 2023, la Armada Española y la empresa fundada por españoles en el Reino Unido B2Space, socios de Instituto Universitario de Microelectrónica Aplicada (IUMA) de la ULPGC, tenían previsto un lanzamiento desde Canarias, que no se llevó a cabo por las condiciones meteorológicas. Los equipos y sistemas estaban listos, pero el viento era demasiado fuerte en la zona de operaciones y por ello se canceló el lanzamiento, aunque una primera prueba en 2022 salió positiva.

Llega Teidesat1

En 2024 se espera que salga al espacio Teidesat 1 con el respaldo de la Agencia Espacial Europea (ESA), que usa las cuevas volcánicas de Tenerife y Lanzarote para ensayar cómo sería la vida en Marte y comprobar sus comunicaciones entre astronautas. Teidesat es un proyecto que hace en la Universidad de La Laguna con el respaldo, entre otros, de Cepsa. "Somos como un pasajero de un avión que no tiene capacidad de decisión sobre el calendario de vuelos de una compañía aérea, aún es demasiado pronto para comprar el billete", señala Joshua Barrios Pérez, administrador del proyecto Teidesat.

Barrios Pérez detalla que "el principal objetivo" del nanosatélite Teidesat 1 es emitir luz mediante unos potentes leds, luz que se usará para realizar un experimento de comunicación óptica entre LEO (Órbita Baja Terrestre, sobre 400 kilómetros de altura) y telescopios que estarán situados en los Observatorios de Canarias, lugar donde se recibirán dichos pulsos de luz.

El objetivo de la misión es "analizar desde varios telescopios situados en tierra en los Observatorios de Canarias, cómo afectan estas luces producidas por los satélites a la capacidad que tenemos los humanos para ver objetos potencialmente peligrosos para nuestro planeta". Dicho de otro modo: "si por protección planetaria los astrónomos buscamos asteroides que se ven como puntitos brillares que se mueven por el cielo, según se pongan más satélites brillantes en órbita, será cada vez más difícil separar el trigo de la paja, ya que se dificulta muchísimo el trabajo de observación por varios motivos, con el peligro que implica esto para la Tierra". En resumen, "vamos a hacer un experimento de comunicación por luz, aprovecharemos esta la luz calibrada que emite nuestro nanosatélite en su sobrevuelo a Canarias para ver cómo de molesta es esta tecnología para los astrónomos".