España busca su propio "espacio" en el creciente sector de los satélites

El espacio ligado a la defensa es uno de los sectores que va a mover la industria mundial en las próximas décadas. Y tanto la UE como España se han dado cuenta de que ya no solo se trata de una carrera por explorar otros planetas y sus recursos, sino de una cuestión de seguridad nacional para defender los territorios desde el aire en muchos ámbitos gracias a las telecomunicaciones. "Ya no podemos depender de los servicios que nos ofrecen los satélites de terceros países o, incluso, quedar en manos de un empresario privado con sus intereses", en clara referencia a los 3.100 satélites con los que ya cuenta Elon Musk alrededor de nuestro planeta.

Así lo señalaban varios responsables del Ejército en la Cumbre del Espacio y la Defensa celebrada en Sevilla (Space&Defense Sevilla Summit 2022), que inauguró el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y en la que participaron los máximos responsables de las principales compañías españolas del sector, así como de las administraciones públicas y de las Fuerzas Armadas.

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El Gobierno central, al igual que el resto de Europa, ha reaccionado para impulsar un sector que en los últimos años ha estado liderado desde la iniciativa privada, pero que reclama apoyo público. Según el último informe de Tedae, la asociación de las empresas de la tecnología del espacio y la defensa, sus industrias facturaron el pasado año unos 979 millones de euros, un 2,7% más que en 2020. El 21% de su facturación lo dedican a innovación, una cifra que no se encuentra en muchos sectores.

Empresas como Airbus, Indra, GMV, Hispasat y su filial Hisdesat, Escribano, Deimos, Arquimea, Satlantis, Sener y Sapa, entre otras, forman parte de esa gran industria que está diversificando su actividad para ampliarla al espacio. Pero son muchas las pequeñas empresas que están empezando a crear un ecosistema en torno a este sector.

Buena parte de los esfuerzos de estas compañías se están centrando en el denominado new space, los nuevos servicios que ofrecen los microsatélites que se están lanzando a cientos en los últimos años.

España puede presumir del sector. En muy pocos años el país ha elevado nuestro papel como suministrador de equipos y subsistemas a la categoría de fabricante de cualquier etapa del ciclo completo de sistemas espaciales. De hecho, España cuenta con el tercer operador de satélites en Europa y con empresas líderes en lanzadores, satélites y segmentos terrenos, con una gran vocación internacional que se plasma en la colaboración en programas de la ESA, con la Unión Europea, en general, o con las grandes compañías y administraciones de todo el mundo.

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Gracias a estas y otras iniciativas, el sector aeroespacial español se sitúa en la quinta posición en Europa, representa casi el 1,2% del PIB nacional y un 5,4% del PIB industrial, y en 2020 generó más de 150.000 puestos de trabajo, según datos del Gobierno.

Las previsiones de crecimiento para los próximos años son muy altas, especialmente después de que el Ejecutivo se haya comprometido en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid este mismo año a incrementar su gasto en Defensa para alcanzar el 2% del PIB en 2030. Fruto de este acuerdo se ha incluido en los presupuestos generales del Estado para 2023 una subida de casi el 25% para estas partidas.

En el caso concreto del Espacio, el Ejecutivo decidió el pasado año crear una Agencia Espacial Española, cuya sede estará en Sevilla. Este nuevo organismo debe servir para desarrollar una estrategia pública nacional que se adelante a los acontecimientos y no vaya a remolque del resto del mundo.

La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, acompañada del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y de los consejeros de Industria y de Innovación de la Junta de Andalucía, Jorge Paradela y José Antonio Gómez Villamandos, respectivamente, visitaron el pasado mes el edificio municipal que el Consistorio ha cedido para que la nueva agencia pueda empezar a operar este mismo trimestre.

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Según los datos del estudio realizado a través de la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía), la agencia tendrá un impacto económico en el primer año de 360 millones de euros (directo, indirecto e inducido) y de ella dependerán 5.860 empleos a nivel nacional. En 10 años se va a multiplicar por seis la facturación de la industria española del espacio.

La representante del Gobierno quitó hierro a las quejas de las otras candidaturas presentadas para acoger esta agencia y destacó la apuesta del Ejecutivo central por el desarrollo del sector con esta nueva institución, especialmente gracias a la aprobación del Perte aeroespacial este pasado mes de marzo.

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Este plan prevé movilizar cerca de 4.533 millones de euros hasta 2025, con una contribución del sector público de alrededor de 2.193 millones de euros y una inversión privada de cerca de 2.340 millones. Los objetivos específicos del pilar espacial son mejorar las capacidades del sector en el diseño de cargas útiles relacionadas con el control medioambiental, las comunicaciones cuánticas y la seguridad en cooperación internacional; y posicionar al sector espacial en el mapa europeo del uso comercial del espacio.

También la Junta de Andalucía aprobó el pasado año su Estrategia Aeroespacial 2027, que plantea como objetivo una inversión de 572 millones de euros, de los que 293 millones serán fondos públicos y 279 serán de aportación privada.

La región, especialmente Sevilla, cuenta con una tradición centenaria en el sector aeronáutico, y en los últimos años han empezado a surgir algunas empresas especializadas en el sector espacial, al que también han empezado a dedicar nuevos departamentos varias de las compañías tradicionales.

Entre las compañías que están despuntando en Andalucía se encuentran algunas como Alter, SolarMems y DHV. El sector regional apenas factura en estos momentos unos 50 millones de euros (frente a los 2.500 millones del consolidado sector aeronáutico), pero las previsiones apuntan a un rápido crecimiento y transferencia de tecnología y recursos humanos, que permitirá una facturación de 300 millones en 2025.