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La ANC arma ya su lista cívica y promociona a Clara Ponsatí, nueva enemiga de Puigdemont
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La ANC arma ya su lista cívica y promociona a Clara Ponsatí, nueva enemiga de Puigdemont

La entidad ha iniciado un proceso de no retorno que culminará con su presentación a las elecciones para liderar el espectro "no pactista" del soberanismo con el gobierno central

Foto: Clara Ponsatí, de Junts per Catalunya. (EFE/Marta Pérez)
Clara Ponsatí, de Junts per Catalunya. (EFE/Marta Pérez)

Clara Ponsatí ya tiene las manos libres para alejarse definitivamente de la sombra de Carles Puigdemont. El pacto de Junts per Catalunya (JxCAT) con el PSOE fue la guinda que colmó el vaso de la paciencia de la exconsejera de Educación, más atenta en los últimos meses a desmarcarse del expresident que de plantear discusiones en el exiguo grupo de los fugados. Ponsatí se arrancó con críticas tras el pacto con los socialistas con un artículo titulado Final de trayecto, en el que cargaba contra su otrora jefe. Un movimiento nada casual que avanza en paralelo a la posibilidad de que tome posición en la Asamblea Nacional Catalana (ANC) de cara a las próximas elecciones autonómicas. Los intereses son coincidentes y destaca como la favorita para la lista cívica de la entidad.

"Fue una irresponsabilidad hacer servir las aspiraciones legítimas e históricas de la población para una negociación a la baja. El riesgo era quemar estas aspiraciones para una generación. Quizá consiguieron esto, tal vez esta es la mejor definición del contenido del pacto. Son dos años perdidos, mucho dolor personal y colectivo, y una acelerada desnacionalización de Cataluña", escribía.

Ponsatí, curiosamente, sostiene que Puigdemont firmó su rendición en Bruselas ante Santos Cerdán, el secretario de Organización del PSOE. Lo mismo que piensan los socialistas en privado. La exconsejera defiende que estos estuvieron magistrales, "explotando la competencia entre ERC y Junts para obtener el precio más bajo posible" y afirma que los dos grandes partidos independentistas "han renunciado a la independencia". Los últimos días, sus mensajes no dejaban lugar a dudas. "El país ha perdido tono y poder porque los dirigentes han aceptado la sumisión", lamentaba en una emisora de radio catalana este lunes.

La exconsejera lleva una intensa agenda política en su mochila. En las últimas semanas, tuvo tiempo para dar una conferencia en Stanford (2 de noviembre), otra en Princeton (30 de octubre) y luego recalar en Cataluña para atender "lo de casa". Es decir, para realizar charlas o presentar libros por distintos rincones de Cataluña.

Foto: La eurodiputada de JxCAT Clara Ponsatí es una de las opciones más sonadas. (EFE/Marta Pérez)

No son los únicos actos. La exconsejera se está convirtiendo en la estrella de la ANC, que ha previsto un encuentro con ella para este sábado, que lleva por lema Autodeterminación: desafíos para la aceptación y soluciones. Durante el encuentro, que se realiza telemáticamente para que puedan participar activistas de cualquier parte del mundo, se emite también el documental Autodeterminación. Una solución para Europa. El moderador del encuentro es el coordinador de la entidad en Ecuador, Christian Costa-Woith, también presidente del Casal Català de Quito.

Según fuentes independentistas, la mirada de Ponsatí está puesta en la continuidad de su labor política, y ahí entra en escena la Asamblea, que busca cabeza de lista para una candidatura cívica en los próximos comicios. Los intereses coinciden y cada día que pasa parece más claro que Ponsatí sería una aspirante hecha a medida. "Los partidos que se llaman independentistas han renunciado por completo a toda lucha a cambio de negociar ruinas autonomistas", alertaba la entidad cívica que preside Dolors Feliu esta semana. Poco antes, había denunciado que "el pacto [de Puigdemont] expresa claramente un abandono de la unilateralidad. Más que un acuerdo, es una rendición. En la ANC no pensamos quedarnos de brazos cruzados, continuaremos trabajando y articulando todos los instrumentos y mecanismos necesarios para conseguir la independencia cuanto antes mejor".

Es el inicio de la atomización final del espectro soberanista, con la irrupción de la lista de la ANC que tanto temían ERC y Junts

Lo de los brazos cruzados es cierto. Inmediatamente después del pacto con Sánchez, la Asamblea organizó un encuentro en Hospitalet con Feliu y su mano derecha, Uriel Bertran, para vender la necesidad de una auténtica fuerza independentista que vaya a la confrontación con España y no pacte. Es el inicio de la última fase que llevará a la atomización final del espectro soberanista, con la irrupción de la lista de la ANC que tanto temían ERC y Junts. No tanto por los diputados que pueda obtener (entre 3 y 5, según algunas encuestas), sino por los votos que puede restar a los partidos mayoritarios y que les puede suponer la pérdida de una cuota del electorado fundamental para mantener la mayoría absoluta en el Parlament.

En círculos cercanos a la entidad cívica, se sostiene que hay mimbres para formalizar una candidatura independentista "no pactista" potente. A los nombres de Ponsatí, se añaden los de Jordi Graupera, Josep Costa o Albano-Dante Fachín. El primero fue el cabeza de lista por Barcelona en las municipales de 2019, en las que obtuvo casi tantos votos como la CUP. Costa, por su parte, es un rebotado del puigdemontismo y pasó de ser un ferviente partidario del fugado mientras era vicepresidente del Parlament a denostarle por pactar con Sánchez. Fachín proviene de las filas de Podemos (fue el líder morado en Cataluña): se convirtió en un escudero de Puigdemont y ahora lo rechaza por pactar con el PSOE.

Los potenciales aliados

La estrategia de la ANC pasa por volver a prender el fuego de la movilización en las calles de Cataluña. Así lo expresa en un escrito que firma conjuntamente con plataformas como los CDR, Desobediència Civil, Via Independència, la Assemblea de Represaliades i Activistes (ARA) o la Assemblea Antirepressiva de Barcelona. Todas estas organizaciones ya le ayudaron a organizar algunos actos el pasado 11 de septiembre, pero la entente puede prolongarse más allá.

Curiosamente, ARA, creada en 2021, está liderada por Roger Español, el activista que perdió un ojo tras lanzar vallas a la policía durante los disturbios de 2019. Español fue fichado para encabezar la lista al Senado de Junts por Barcelona, pero no consiguió escaño pese a la intensa propaganda del partido. En esa plataforma recalan también el vicepresidente de la ANC, Jordi Pesarrodona; los CDR Germinal Tomàs y Esther Canet (detenidos en la Operación Judas) o Tamara Carrasco, activista detenida por supuestamente organizar sabotajes.

Desobediència Civil llegó a ser la plataforma de cabecera de Puigdemont, impulsada por personas cercanas a su entorno más íntimo y convertida, durante un tiempo, en el think tank del fugado. El giro táctico es rotundo. La entidad ya no apoya a Puigdemont, como tampoco lo hace la moribunda plataforma CNI Catalunya, que tuvo un cierto protagonismo en la preparación de la toma del Parlament, en otoño del 2019, por parte de un grupo de activistas extremistas con el beneplácito de la mayoría de las fuerzas políticas independentistas.

Foto: Clara Ponsatí en el Parlamento Europeo, en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)

La estrategia de la ANC, mientras tanto, pasa por promocionar a los suyos, que en las últimas semanas se significaron al poner contra las cuerdas y presionar a Carles Puigdemont para evitar el pacto con el PSOE. Todos van a una: a esa estrategia se abona no solo Clara Ponsatí, sino también Jordi Graupera, Josep Costa y Albano-Dante Fachín, auspiciados por una red de diarios digitales que hasta hace poco hacían la ola a Puigdemont y ahora ofician de dique de contención de Junts y promocionan a los críticos con los pactos de investidura. La ANC ha comenzado a mover ficha en un proceso de no retorno que pretende poner en evidencia a los tradicionales partidos independentistas y consolidarse como una opción seria de la política catalana.

Clara Ponsatí ya tiene las manos libres para alejarse definitivamente de la sombra de Carles Puigdemont. El pacto de Junts per Catalunya (JxCAT) con el PSOE fue la guinda que colmó el vaso de la paciencia de la exconsejera de Educación, más atenta en los últimos meses a desmarcarse del expresident que de plantear discusiones en el exiguo grupo de los fugados. Ponsatí se arrancó con críticas tras el pacto con los socialistas con un artículo titulado Final de trayecto, en el que cargaba contra su otrora jefe. Un movimiento nada casual que avanza en paralelo a la posibilidad de que tome posición en la Asamblea Nacional Catalana (ANC) de cara a las próximas elecciones autonómicas. Los intereses son coincidentes y destaca como la favorita para la lista cívica de la entidad.

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