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El hombre fuerte de la ANC que quiere dinamitar a los partidos independentistas
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Dolors Feliu se agarra a la lista cívica

El hombre fuerte de la ANC que quiere dinamitar a los partidos independentistas

Uriel Bertran, ex de ERC, ha mantenido varias reuniones con agrupaciones territoriales con el fin de lograr apoyos para aprobar la polémica lista cívica

Foto: Uriel Bertrán (izquierda), entonces diputado por Solidaritat per la Independendencia, en una imagen tomada en el Parlament de Cataluña en 2011. (EFE/Alberto Estévez)
Uriel Bertrán (izquierda), entonces diputado por Solidaritat per la Independendencia, en una imagen tomada en el Parlament de Cataluña en 2011. (EFE/Alberto Estévez)

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) no ceja en su empeño de estudiar una “lista cívica” que compita en el espacio independentista con los partidos soberanistas en las próximas elecciones autonómicas. La discusión sobre esa lista provocó un cisma en el seno de la entidad, hasta el punto que provocó la dimisión de 13 miembros de su secretariado, entre ellos el vicepresidente Jordi Pesarrodona. Pero el tema sigue adelante. “Es que es un mandato aprobado en la asamblea del 2022. Y es obligado que la dirección ponga sobre la mesa el tema de la lista cívica”, explican fuentes independentistas a El Confidencial. Y en ese movimiento destaca un nombre, el de Uriel Bertran, el hombre encargado de llevar a término la propuesta.

Foto: La presidenta de la ANC, Dolors Feliu. (EFE/Quique García)

La revuelta interna contra la iniciativa de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, paralizó la discusión, pero la lideresa no ha abandonado su idea. Es más: durante las últimas semanas ha puesto a la maquinaria que le es fiel a trabajar sobre el tema. Y ahí entra en escena Bertran, un exmilitante de ERC que ha mantenido varias reuniones con agrupaciones territoriales con el fin de lograr apoyos para aprobar la polémica lista cívica.

Bertran era el enfant terrible de ERC mucho antes de la irrupción de Gabriel Rufián. En 2003, con sólo 26 años, ya era diputado de Esquerra. Estuvo dos legislaturas ocupando escaño y sacando los colores al tripartito en el que participaba su propia formación. En ERC, con sólo 30 años, creó la corriente Esquerra Independentista, que en la primera década de este siglo ya apostaba por una radicalización del partido: reclamaba el inicio de un proceso constituyente y la celebración de un referéndum de independencia. Bertran fue un adelantado a su época. El entonces presidente de ERC, Joan Puigcercós, le obligó a dimitir como secretario de Imagen en 2007. Aunque proveniente de las Juventudes de la formación, le sirvió de poco ser un pata negra republicano. Por ello, junto al notario y exdiputado de Convergència Alfons López Tena, creó Solidaritat Catalana per la Independència (SI), que en 2010 se alió con Joan Laporta: la plataforma sacó 4 diputados, pero no revalidó escaños en las siguientes elecciones. Pasó de 102.000 votos en 2010 a algo más de 46.000 en el 2012.

Renunció a la vicepresidencia

Ahora es coordinador de la comisión de Estrategia y Discurso de la ANC, además de miembro del Comité Permanente. Debía ser elegido vicepresidente en 2023 para relevar al dimisionario Pesarrodona, pero renunció a ese cargo para no crispar más los ánimos en el interior de la entidad. No importa: no le hace falta un nombramiento concreto para tener peso —y visualizarlo— en la organización, como mano derecha de la presidenta.

placeholder Joan Laporta, acompañado por sus entonces compañeros de partido, entre ellos, Uriel Bertran (izquierda). (EFE/ Andreu Dalmau)
Joan Laporta, acompañado por sus entonces compañeros de partido, entre ellos, Uriel Bertran (izquierda). (EFE/ Andreu Dalmau)

Ahora, Bertran tiene en sus manos asestar otro gancho a la mandíbula de los partidos independentistas: una lista cívica de la ANC puede provocar una catástrofe en el espectro soberanista. “En las municipales del 2019, la presentación de la lista Pimàries, auspiciada por la ANC, provocó que en algunos ayuntamientos no hubiese presencia independentista. Apenas sacó representación, sólo un puñado de concejales, pero con sus listas evitó que otros partidos pudiesen sacar representación. En Barcelona, por ejemplo, la CUP no entró en el Ayuntamiento por los votos que se le fueron a Primàries y perdió los tres concejales que tenía. En unas elecciones al Parlament, puede ocurrir algo parecido. Y al final, los beneficiados serán los partidos no independentistas, que se aprovecharán del voto dividido soberanista para aumentar su peso en escaños”, argumentan las fuentes consultadas.

Con el peso que Bertran tiene en el espectro radical independentista, Dolors Feliu ha puesto sus esperanzas y sus deseos en sus manos. De momento, ha tenido tres reuniones para explicar lo que ha de ser la lista cívica por el territorio: las dos primeras fueron la pasada semana en Barcelona y la última, este miércoles 22 de marzo en Sitges. Esta última reunión fue organizada nada menos que por cinco agrupaciones territoriales, lo que demuestra una voluntad de llevar adelante los proyectos que la presidenta de la entidad tiene en cartera. “Es lógico que sea Uriel quien se encargue de organizar estos debates por su cargo en la estructura de la ANC, aunque eso, evidentemente, le coloca en muy buena posición para postularse como candidato en una hipotética lista cívica”. De todos modos, hay otros nombres que suenan y que han comenzado movimientos para estar en la pool position de las elecciones autonómicas. Uno de los nombres que suena con más fuerza es el de un histórico de la entidad.

Foto:  Manifestación de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) con motivo de la Diada del 11 de septiembre, este domingo en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Para los descontentos con la lista cívica, “lo que ha de hacer la ANC es centrarse en presionar la política catalana para conseguir la independencia. Debe ser correa de transmisión entre pueblo y políticos y encargada de movilizar a la gente”. Un mensaje interno de un dirigente independentista y miembro de la Asamblea (reacio a formalizar una lista alternativa para no provocar una mayor división del voto soberanista) señalaba hace unos días: “La ANC también puede tener un papel importante: puede no dar apoyo y denunciar y decir de forma activa que no apoya a ERC, JxCat y CUP. No hay nada en sus estatutos que lo impida. Y los socios no deben enfadarse, sino aplaudir. Votan a estos partidos porque no tienen a quién votar. Si hace una lista aparte, es que no cree en ningún partido”. Luego, añadía que los tres grandes partidos “han secuestrado el voto independentista. Nos han utilizado para seguir viviendo de la política y tomando decisiones absurdas contra la voluntad del pueblo”.

Y Josep Pinyol, miembro del Secretariado, reflexionaba en un artículo publicado en su blog que “reducir el discurso y debate estratégico de la ANC al dilema ‘Lista cívica, ¿sí o no?’ es una de las peores consecuencias de la polarización generada por la mayoría del Comité Permanente. El máximo exponente de esta simplificación es la propuesta de resolución para la creación de un grupo de trabajo para la lista cívica [que la presidenta perdió por 28 a 29 votos] presentada por la Presidencia en el pleno del pasado 28 de enero. En ella no se proponía ningún contenido, sólo especificaba la composición del grupo de trabajo, la periodicidad de sus reuniones y su duración”.

O doble o nada

Pero la actual cúpula de la ANC quiere ser un revulsivo a la actual situación. Quiere remover conciencias para radicalizar la política y tensar las calles. Su propósito es instaurar la unilateralidad como la única doctrina válida para llevar a cabo un proyecto político soberanista. Para la cúpula de la ANC, no caben medias tintas: o doble o nada. O ruptura o acción. Un documento interno que Bertran distribuye entre las bases abunda en esa estrategia y señala que “no podemos volver a confiar en los mismos partidos políticos”. Feliu y su guardia de corps quieren agrandar la brecha social catalana para volver a crear tensión.

Foto: La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, el pasado mes de octubre durante una acampada organizada por la ANC en Plaza Catalunya. (EFE/Quique García)

La presidenta de la ANC, en realdiad, se encuentra en estos momentos entre la espada y la pared, asediada por un sector de la entidad que no quiere presentar ninguna lista cívica y por los partidos soberanistas, que temen que una candidatura de esas características dividiría aún más el voto. Podrían perder la mayoría absoluta en el Parlament: ERC, JxCat y la CUP suman 1.360.000 votos, lo que representa un 48% del total. Aún así, en aplicación de la Ley d’Hondt, entre los tres copan 74 escaños de un total de 135, es decir, una mayoría absoluta que les hace interdepender a cada uno del otro. Repartir el pastel con otra fuerza, aunque ésta, como prevén las encuestas, pudiera arrebatarles sólo media docena de escaños, supondría una pérdida de peso notable, puesto que al aplicar el cómputo, la disminución de las formaciones mayoritarias (y de la CUP en particular) sería desigual. Y si un partido no independentista resulta más votado que cualquiera de ellos, ganaría escaños en el nuevo cómputo.

De ahí que los partidos hayan presionado para que la ANC no se postule en ninguna lista. Diferentes dirigentes políticos han apelado públicamente a la consideración de que la ANC tiene su sitio en la sociedad civil, como fuerza integradora y transversal y que no debe de entrar en política.

placeholder Dolors Feliu, el pasado diciembre en la manifestación que convocó la ANC contra la derogación del delito de sedición. (EFE /Marta Pérez)
Dolors Feliu, el pasado diciembre en la manifestación que convocó la ANC contra la derogación del delito de sedición. (EFE /Marta Pérez)

Los partidarios de la lista ponen como ejemplo la de Solidaritat Catalana de 1907: los partidos catalanistas renunciaron a presentar a sus candidatos y la ‘lista cívica’ arrasó en los comicios. Pero ahora es diferente. El sector crítico de la ANC acusa a Feliu de querer hacer de su lista una más, o sea, “propone un voto alternativo al de los partidos independentistas. No se crea con una visión amplia de aglutinar el voto soberanista”. En la ANC se cree que hay que reeducar el voto secesionista. Un ex alto cargo de la entidad señala a El Confidencial que la manifestación del 6 de diciembre pasado “contra el pacto de ERC con PSOE y Podemos y la reforma del Código Penal” es un ejemplo de lo que puede pasar. Tras esa fecha, y en sólo 10 días, afirma la fuente, “unas 3.600 personas se dieron de baja en ERC. Es un dato a tener en cuenta”. Ese electorado es el que la ANC debería captar, porque los partidos llevan su propia inercia y sólo obedecen “a sus propios intereses”. A eso se dedica Feliu y su círculo más cercano.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) no ceja en su empeño de estudiar una “lista cívica” que compita en el espacio independentista con los partidos soberanistas en las próximas elecciones autonómicas. La discusión sobre esa lista provocó un cisma en el seno de la entidad, hasta el punto que provocó la dimisión de 13 miembros de su secretariado, entre ellos el vicepresidente Jordi Pesarrodona. Pero el tema sigue adelante. “Es que es un mandato aprobado en la asamblea del 2022. Y es obligado que la dirección ponga sobre la mesa el tema de la lista cívica”, explican fuentes independentistas a El Confidencial. Y en ese movimiento destaca un nombre, el de Uriel Bertran, el hombre encargado de llevar a término la propuesta.

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