Sánchez hará un Gobierno "más competitivo" para lidiar con los independentistas y el PP

"Etapa nueva, Gobierno nuevo". Con la promesa de Pedro Sánchez esta mañana ante el Rey, empieza la carrera para la formación de un nuevo Ejecutivo. El segundo de coalición, con la marca Sumar, en sustitución de Unidas Podemos, sostenido sobre una mayoría parlamentaria de 179 escaños, que incluye por primera vez a Junts, y que se enfrenta, de entrada, a importantes retos. Cuesta imaginar que su devenir sea más complicado que el del Gobierno que se estrenó en enero de 2020 y dos meses más tarde tuvo que decretar un confinamiento por la pandemia de coronavirus. Pero en términos políticos, esta legislatura es más engorrosa aún que la anterior.

Sánchez tiene que hacer frente al enorme poder institucional del PP —en comunidades, ayuntamientos y su mayoría absoluta en el Senado— y a la vez sortear las complicaciones derivadas de la relación con sus socios, sobre todo Junts y ERC, que en permanente competencia siguen pujando por el voto independentista, a pesar de haber aparcado el plan de secesión unilateral. La ley de amnistía pactada a cambio de sus votos es la primera mácula de esta nueva legislatura y uno de los primeros elementos de desgaste con que los socialistas deben lidiar.

Con el presidente volcado ya en la confección de su nuevo Gabinete, en el PSOE esperan que nombre un Gobierno "más competitivo", capaz de encarar todos estos problemas. Y creen también que relevará a los portavoces en el Congreso y en el Senado. Sobre los elegidos, todo son especulaciones. Los presidentes, conforme avanza su mandato, suelen guardar con más sigilo la identidad de sus ministros. Forma parte de la leyenda del cargo. Pero, pese al voto de silencio, hay un diagnóstico bastante preciso de que Sánchez necesita un Ejecutivo fuerte en un "tiempo complicado". "Más político", con ministros con iniciativa y peso para enfrentarse a todas las situaciones, no solo lo referente a su gestión, porque es el "momento de fajarse".

El presidente debe todavía cerrar la estructura del Gobierno y el encaje de su socio de coalición. La previsión es que lo aborde en las próximas horas con la líder de Sumar y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. La idea inicial era fusionar ministerios para reducir su número, lo que mermaba la representación de la plataforma de Díaz, pero Sánchez ha llegado a abrirse a que se mantengan cinco si esto servía para integrar a Podemos, algo que la vicepresidenta en funciones no parece contemplar.

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La incógnita Calviño complica a Sánchez la formación de Gobierno

M. Hernández J. Zuloaga N. Alarcón. Bruselas

La incógnita de Nadia Calviño complica la conformación del nuevo Ejecutivo, ya que no tiene asegurada la presidencia del Banco de Inversiones (BEI) y Sánchez debe decidir si la deja en el Gobierno, aunque abandone el Ministerio de Economía en enero, o directamente nombra a su sustituto, confiado en su marcha segura a este destino, ahora que ha logrado el apoyo alemán y parece tener también atado el de Francia.

En cualquier caso, no se espera que su relevo —el "gran nombre", aseguran en el partido— ocupe también una vicepresidencia. El peso que ha ido ganando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la sitúa internamente como la candidata más firme a la vicepresidencia primera, aunque fuentes socialistas sostienen que si de verdad quiere hacer una vicepresidencia política operativa, con mando verdadero, solo puede estar ligada al Ministerio de Presidencia o a la portavocía del Gobierno.

Equipo "muy de combate"

Para este último puesto, Isabel Rodríguez parece haber cumplido una etapa y fuentes del partido la colocan como portavoz en el Congreso. Hace un mes, Sánchez "tenía decidido quitar" a Patxi López y afrontar una gran renovación, pero en las últimas semanas esa idea ha perdido fuerza. No solo en el caso de López, sino de manera general. El presidente, explican, sabe que necesita un equipo "muy de combate" y eso puede llevarle a aprovechar todos los perfiles a su alrededor con experiencia y apostar por menos gente nueva.

Aunque solo se da por segura la continuidad de Montero, Teresa Ribera (Transición Ecológica) y Félix Bolaños (Presidencia), a quien podría destinar a Justicia, ahora se apunta que también permanecerían Margarita Robles (Defensa), José Manuel Albares (Exteriores) y Fernando Grande-Marlaska (Interior). A partir de aquí, internamente hay menos certezas sobre qué pasará con el resto de ministros. Se atisba una sustitución en la cuota del PSC, por lo que no repetirían ni Raquel Sánchez ni Miquel Iceta. Como ministrables catalanes suenan Eva Granados, actual portavoz en el Senado; Núria Marín, vicepresidenta del PSC, y el presidente de Renfe, Raúl Blanco.

Pilar Alegría podría dejar Educación, que ahora se quiere fusionar con Universidades, para ser la titular de Igualdad, una cartera que el PSOE recuperaría tras la etapa de Irene Montero. Para este puesto, también se especula con Hana Jalloul, actual secretaria de Estado de Migraciones. La ministra de Ciencia, Diana Morant, tiene opciones de conservar el cargo, pero dependería del encaje final del Gobierno. Pilar Llop (Justicia) parece que no seguirá y posiblemente tampoco Luis Planas en Agricultura.

Díaz, pendiente de Sánchez

Se ha apuntado a la entrada del expresidente valenciano Ximo Puig, que ahora se enfría. Y en Canarias también ha sonado que el expresidente Ángel Víctor Torres pueda recalar en el Ejecutivo. Pero todo depende, sostienen en el PSOE, de "qué tipo de Gobierno decide Pedro". En las conversaciones del partido hay más candidatos a ministros: Antonio Hernando, Lina Gálvez y Mercedes González.

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La cartera de Sanidad parece ya patrimonio de Mónica García, de Más Madrid, dentro de la cuota de Sumar, junto a otros nombres como Ernest Urtasun, probable ministro de Cultura, Nacho Álvarez o Sira Rego, además de Yolanda Díaz, inamovible en Trabajo. La representación de la plataforma está pendiente de una última conversación entre Sánchez y la vicepresidenta segunda.

Como relevo de Calviño, en el sector financiero, se han barajado varios nombres. Desde el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, hasta el actual número dos de Economía, Gonzalo García Andrés. También la consejera del Banco de España, Soledad Núñez, que tuvo cargos económicos con José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero, por ahora, señalan en el partido, el Gobierno "solo está en la cabeza del presidente". A excepción de Calviño, Escrivá y Llop, que declinaron ir en las listas al Congreso, el resto de ministros son diputados. Quienes se queden fuera tienen el escaño asegurado. Sánchez habló personalmente con todos para ofrecerles formar parte de la candidatura.