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El 'besamanos' de Sánchez: el saludo gris de Feijóo y las ministras moradas a la carrera
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Sesión de investidura

El 'besamanos' de Sánchez: el saludo gris de Feijóo y las ministras moradas a la carrera

En el momento de dar la enhorabuena, las anécdotas se suceden. Desde el dardo del líder del PP al estrechar la mano al presidente a la fuga veloz de Montero o Belarra

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, felicita al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, cuando acaba de ser investido de nuevo. (EFE/Javier Lizón)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, felicita al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, cuando acaba de ser investido de nuevo. (EFE/Javier Lizón)

La noche del 28 de mayo nadie vislumbró una imagen como esta. Pero Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer y ha sido investido presidente del Gobierno. Ni el tropezón de las autonómicas, ni la pérdida de poder territorial, ni tampoco la polémica amnistía impidieron que el socialista se convirtiera este jueves en el jefe del Ejecutivo otra legislatura más. Cuando la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, leyó el resultado final –179 votos a favor, 171 en contra y cero abstenciones–, la alegría se hizo en la mitad del hemiciclo. La otra mitad, en cambio, se apresuró en salir por la puerta de atrás. Y hubo un besamanos de lo más variopinto.

Feijóo, que permaneció en silencio durante prácticamente toda la sesión, se levantó de su asiento y, con las manos en los bolsillos, se acercó a saludar a su contrincante. Desde la lejanía, pareció un saludo amable y breve, algo habitual en la cortesía parlamentaria. Pero sus palabras decían otra cosa. "Esto es una equivocación", le declaró el dirigente popular antes de marcharse. Quienes también abandonaron pronto el lugar fueron las dos únicas ministras de Podemos en el Ejecutivo. Irene Montero y Ione Belarra cogieron la puerta sin dar la enhorabuena a Sánchez y en los primeros minutos tras terminar la sesión.

Foto: Pedro Sánchez celebra el resultado de la votación de investidura que lo ha convertido en presidente del Gobierno. (Reuters/Susana Vera)

Belarra lo hizo tras abrazar a la diputada de Bildu Mertxe Aizpurua. Y Montero, que protagonizó un choque de trenes dentro y fuera del Ejecutivo por la polémica ley del solo sí es sí, algo antes que su compañera. En la jornada del miércoles, la todavía ministra en funciones ya pareció coincidir con Feijóo, al asentir resignada cuando el popular se preguntó cómo era posible que el "Gobierno más feminista de la historia" apartara a la titular de Igualdad. Y este jueves los dos abandonaron la Cámara Baja de forma parecida. Cabizbajos y con sabor amargo.

Todo apunta a que ninguna de las dos repetirá en el Consejo de Ministros. E incluso en la formación morada lo dan por hecho, aunque Belarra lanzó esta mañana un ultimátum para salvar los muebles. Será difícil. "Aún hay tiempo de retroceder", dijo sobre la previsible decisión de no incluir a los morados, ahora integrados en Sumar, en el futuro Ejecutivo. Yolanda Díaz, por su parte, saludó efusivamente al presidente reelegido por la Cámara.

De profesión, ministro

El desfile de ministros no se hizo esperar. Antes que Díaz, que lo es de Trabajo, fue Nadia Calviño, de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Después de ellas, la responsable de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera. El de esta última es precisamente uno de los nombres que más suenan para repetir en el reformado Gobierno de Sánchez, que se anunciará en los próximos días. Así que muchos de quienes bajaron a congratular al presidente puede que aguarden, pacientes, su propio momento.

Y hablando de ministros, también hubo lugar para rumores. El diputado del PNV Aitor Esteban sorprendía esta mañana desde la tribuna al sugerir que el PP le hizo una oferta golosa para conseguir sus votos. Aunque en un primer momento se habló del Ministerio de Industria, el partido de Feijóo lo ha desmentido. Pero la respiración hubo que aguantarla hasta el final. Apenas un día antes de la votación, la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, amagó con retirar el apoyo de sus siete diputados ofendida tras el discurso del presidente. Los habían comprometido a Sánchez, gracias al acuerdo que les da a cambio de la amnistía y la condonación de la deuda de Cataluña, entre otras reformas. Al final, Junts lo mantuvo.

placeholder El diputado y secretario general del PSOE de Valladolid, Óscar Puente, saluda al recién nombrado presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras finalizar la segunda sesión del debate de investidura. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
El diputado y secretario general del PSOE de Valladolid, Óscar Puente, saluda al recién nombrado presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras finalizar la segunda sesión del debate de investidura. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, fue otro más en la cola de saludos a Pedro Sánchez. Su partido tiene trayectoria de cierta complicidad con el Gobierno, al menos con el que ahora sale. Han apoyado al PSOE en sucesivas iniciativas, aunque rechazado en otras. La de más peso, la reforma laboral, abanderada por Yolanda Díaz desde el Ministerio de Trabajo y que le valió buena parte de su popularidad. Ahora, al menos en primera instancia, volverán a ser aliados del PSOE junto a Junts, que se suma con sus votos a la ecuación. Aunque nada indica –más bien todo lo contrario– que vaya a ser una legislatura fácil y sin temblores por discrepancias.

La jornada dio para mucho. Por ejemplo, conmocionó el caso de los diputados socialistas que fueron agredidos con huevos en los alrededores del Congreso, entre ellos el turolense Herminio Sancho –que luego fue ovacionado en el hemiciclo, a raíz de lo ocurrido– u otros miembros del PSOE como María Luisa García Gurruchaga, diputada por Guipúzcoa; Daniel Senderos, diputado por Álava, y Vicent Sarrià, diputado por Valencia. El exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, fue recibido entre aplausos y risas a su salida al patio del Congreso, como una especie de rockstar tras su discurso en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo.

La noche del 28 de mayo nadie vislumbró una imagen como esta. Pero Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer y ha sido investido presidente del Gobierno. Ni el tropezón de las autonómicas, ni la pérdida de poder territorial, ni tampoco la polémica amnistía impidieron que el socialista se convirtiera este jueves en el jefe del Ejecutivo otra legislatura más. Cuando la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, leyó el resultado final –179 votos a favor, 171 en contra y cero abstenciones–, la alegría se hizo en la mitad del hemiciclo. La otra mitad, en cambio, se apresuró en salir por la puerta de atrás. Y hubo un besamanos de lo más variopinto.

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