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El núcleo duro de JxCAT prepara pitidos y un gran abucheo a Pere Aragonès en la Diada
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aún no tiene claro si irá a la manifestación

El núcleo duro de JxCAT prepara pitidos y un gran abucheo a Pere Aragonès en la Diada

Un foro ligado a activistas del núcleo duro de Junts per Catalunya pide ir a los actos del 11 de septiembre para abuchear al 'president' del Parlament

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Enric Fontcuberta)
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El núcleo duro de Junts per Catalunya (JxCAT), junto a algunas plataformas que distribuyen sus tesis por las redes, está inmerso en una operación contra el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), para desgastar su imagen en lo posible. Al republicano no le perdonan que se sumase a los críticos que pedían que Laura Borràs dejase la presidencia del Parlament para ser juzgada por corrupción. Los ‘duros’ de Junts comenzaron en ese momento una intensa campaña que quieren culminar en los actos de la Diada del próximo 11 de septiembre con una gran pitada y abucheos.

En esa jornada, el ‘president’ estará expuesto a las inclemencias de los sectores radicales en varias ocasiones, pero, especialmente, en dos momentos: durante la ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanova, a primera hora de la mañana, y durante la manifestación de la tarde, que convocan la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Tal y como publicó El Confidencial, Aragonès no tiene claro todavía si asistirá a la manifestación y sopesa los riesgos de su presencia. Pero la posibilidad de una fuerte crispación en la calle contra los representantes del Govern parece ser la principal causa de que el ‘president’ no haya hecho pública aún su agenda para esa jornada. La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ratificó durante la presentación del cartel de la Diada este jueves la información adelantada por este diario, subrayando que en los próximos días se irá concretando la agenda del líder del Ejecutivo y de los restantes miembros del Govern.

Foto: La presidenta de la ANC, Dolors Feliu (1i), junto a la vocal de Òmnium, Montse Ortiz (2i), la coordinadora de movilización de la entidad, Esther Güell (2d), y el presidente de la AMI, Jordi Gaseni (1d). (EFE/Marta Pérez)

La campaña contra Aragonès (y, por extensión, contra ERC) desde círculos extremistas comenzó hace varias semanas. En un foro con conocidos activistas vinculados a JxCAT, se pedía asistir exclusivamente a los actos convocados para abuchear al ‘president’. “Este 11-S, todos con pancartas: ERC, traidores”, exclamaba hace escasos días uno de los contertulios de un foro radical. El principal objetivo es dejar en mal lugar a ERC, señalarlos públicamente como ‘botiflers’ (traidores) y crear el caldo de cultivo para una brutal crispación de la convivencia en los próximos meses.

Un activista de Junts, seguido por lo más granado del independentismo, advertía el pasado 26 de agosto: “Estamos a quince días del 11-S. ¿Tendrán el valor de asistir a una ‘mani’ el MHP Aragonès, la estrella de tramontana, el Rufián y el séquito de ERC? ¿Se protegerán de la bronca que se puede montar? ¿Lo veremos por TV3?”. Las respuestas a sus preguntas no tardaron en llegar. “Deberíamos hacer solo una pitada y no parar en toda la manifestación”, aducía uno, mientras que otro contestaba: “En primera línea, para poder escuchar la bronca y presentarse como víctimas”. En un foro en el que se discutió ese posicionamiento del núcleo duro de Junts había también opiniones diversas. “Claro que tendrán el valor de ir, porque no pasará nada trascendental y estarán bien protegidos por sus siervos. Se la sopla lo que pensemos, digamos o hagamos. Yo los estaré esperando”. Otra militante argumentaba que la cúpula del Govern irá: “Mientras cobren y puedan remover el cesto, aguantar cuatro gritos les entra en el sueldo”. El más atrevido resaltaba su disposición a decirles cuatro cosas a la cara (aunque el lenguaje empleado era mucho más escatológico). “Pequeños placeres”, zanjaba deleitándose en la cuestión.

Foto: Jordi Turull y Laura Borràs. (EFE/Alejandro García)

Desde la ANC, se deja caer que “en esta Diada contamos todos. Este 11 de septiembre, damos un paso adelante por la independencia”. Pero desde los sectores que blindan a Borràs no es suficiente. “Si la ANC no reformula la manifestación del 11-S para que sea contra estos políticos insensibles y cobardes, la manifestación de la Diada resultará más estéril que nunca, enterrada bajo el simbolismo, una simple excusa para vender camisetas”, razonaban por las redes, a la espera de que el 11-S pueda ser utilizado como un acto de defensa de su ‘lideresa’.

La ‘causa general’ contra Borràs

El caso Laura Borràs ha permitido desinhibirse a ese sector de JxCAT y apuntar a la línea de flotación de sus socios de gobierno. El núcleo duro de Junts ha hecho del caso Borràs un ‘casus belli’ contra sus socios de gobierno y está dispuesto a todo con tal de crear problemas a Pere Aragonès. Es más, maliciosamente se desliza que esta campaña es urgente porque tan pronto como Laura Borràs se siente en el banquillo tiene todos los números para ser condenada por corrupción. Y, en ese caso, a su partido no le quedará más remedio que apartarla de la presidencia lo más discretamente posible. Por eso su núcleo de incondicionales la blinda y necesita ganar el pulso a Aragonès antes de que llegue el juicio. Y por eso también sube muchos decibelios la virulencia de las andanadas contra los republicanos desde un sector de JxCAT.

La estrategia es simular que hay una ‘causa general’ de ERC y del españolismo contra Laura Borràs, cuya última carta es envolverse en la ‘estelada’ (la bandera independentista) de la misma manera que sus antecesores de CiU se envolvían en la señera (la bandera oficial catalana): “Anna Gabriel se entrega al Supremo. El Tribunal de Cuentas devuelve 2,1 millones a ERC. ERC renuncia a denunciar en el caso Pegasus. ERC y PSOE se reúnen en Madrid. ERC y CUP echan a Laura Borràs. Todo en la misma semana. ¿Ligáis cabos u os hago un mapa?”, enviaba un activo militante a sus compañeros este mes de agosto.

Foto: La expresidenta del Parlament Laura Borràs. (EFE/Alejandro García)

También se utilizan otras armas en esta guerra sin cuartel: el pasado 25 de agosto, varios foros difundían la noticia de que Antifraude investiga el contrato de la Consejería de Salud con Ferrovial para realizar el seguimiento de los casos de covid, un escándalo destapado por El Confidencial. Junto a una fotografía de la entonces consejera de Salud, la republicana Alba Vergès, los activistas de JxCAT se encarnizan haciendo un paralelismo con Laura Borràs: “A los que se están llenando la boca de respeto por las instituciones y exigen la dimisión de Laura Borràs: ¡esto sí que es corrupción!”, lanzan contra ERC.

El oasis catalán sufre en estos momentos las consecuencias de los monzones independentistas, materializados en agrias disputas internas entre los distintos partidos. Al independentismo catalán no le hace falta el unionismo español para inmolarse: la principal preocupación de los sectores radicalizados es desgastar la imagen de sus oponentes —también independentistas—, que les disputan su mismo nicho de votos. Y quien está en la diana de esta estrategia es el propio ‘president’ Pere Aragonès.

El núcleo duro de Junts per Catalunya (JxCAT), junto a algunas plataformas que distribuyen sus tesis por las redes, está inmerso en una operación contra el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), para desgastar su imagen en lo posible. Al republicano no le perdonan que se sumase a los críticos que pedían que Laura Borràs dejase la presidencia del Parlament para ser juzgada por corrupción. Los ‘duros’ de Junts comenzaron en ese momento una intensa campaña que quieren culminar en los actos de la Diada del próximo 11 de septiembre con una gran pitada y abucheos.

Pere Aragonès Junts per Catalunya
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