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Las mentiras del independentismo sobre la lengua: "El catalán no está en peligro"
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Está en peligro el proyecto independentista

Las mentiras del independentismo sobre la lengua: "El catalán no está en peligro"

El secesionismo azuza un conflicto social artificial por la supuesta defensa del idioma. Hoy hay convocada una manifestación en Barcelona a raíz del caso de Canet

Foto: Protesta contra Felipe VI en Barcelona. (Joan Mateu Parra)
Protesta contra Felipe VI en Barcelona. (Joan Mateu Parra)

El caso Canet, es decir, la petición de una familia para que se cumpla la ley y su hija menor de edad reciba una educación bilingüe, ha provocado un terremoto. El independentismo se ha levantado en armas para afirmar que tal exigencia sitúa al catalán en peligro de extinción. Sin embargo, los datos objetivos y los números oficiales contradicen el relato oficial del secesionismo, que acusa a España de ser un "Estado opresor" cuyo objetivo es hacer desaparecer la lengua de la comunidad. En Cataluña hay un conflicto social artificial alimentado por oscuros intereses políticos. Diferentes colectivos, respaldados por el Govern, han convocado este sábado una manifestación en Barcelona para clamar contra la resolución judicial que establece que ha de darse un 25% de clases en castellano.

El independentismo ha resucitado algunas viejas máximas con uno único objetivo: tensionar a la sociedad. Una vez comprobado que el 'procés' no da más de sí, le toca el turno a la lengua, un tema recurrente, con el que se victimiza al catalán y al propio soberanismo, pero que repite las mismas falsedades que sustentaron el finiquitado desafío rupturista. La primera es que el idioma está en peligro. "El catalán no está en peligro. Lo que está en peligro es el proyecto político independentista, el adoctrinamiento. La Unesco tiene indicadores y ninguno de ellos apunta a que el catalán esté en peligro", explica a El Confidencial Mercè Vilarrubias, catedrática de lengua inglesa en la Escuela Oficial de Idiomas.

Francesc Abad, uno de los más sólidos referentes del independentismo, rebate también esta afirmación en la última entrada de su blog. "Referente a nuestra lengua, desde hace un tiempo, somos nosotros mismos, los que decimos que la queremos defender, los que estamos generando nuevos problemas, por una absolutamente inadmisible, incomprensible, delirante, adjetivación descriptiva en relación con todo lo que hace referencia a la situación de nuestra lengua", advierte.

Foto: El consejero de Educación, Josep González Cambray. (EFE/Alejandro García)

Para empezar, es mentira que la petición de los padres de Canet ponga en peligro el catalán porque haya provocado una avalancha de solicitudes en ese sentido. Tilda de exageración cuando desde el independentismo se dice que se disparan las escolarizaciones en castellano cuando solo lo demandaron 32 familias. Esa hipérbole, dice, es un "catastrofismo absolutamente infundado, una locura, y eso genera un estado de ánimo y una crispación apocalíptica que no tiene ninguna correspondencia con la realidad".

Abad rechaza otro de los argumentos esgrimidos por la Plataforma per la Llengua, que define de "emergencia lingüística" la situación del catalán en la Universidad. Esta entidad, en su estudio 'InformeCAT 2021', destaca que en la enseñanza superior los estudiantes se encuentran "en un entorno cada vez más castellanizado, sobre todo en determinadas facultades". La Plataforma apela a las quejas de los alumnos, pero los números dejan en evidencia ese 'mantra': en 2019 hubo 13 reclamaciones por cambiar de idioma en los cursos; en 2020 aumentaron a 66 y en 2021 ya van 65, tras una intensa campaña para que se denunciasen esas situaciones. Pero las denuncias recogidas no se refieren solo a Cataluña, sino también a Valencia y Baleares, lo que empequeñece más los porcentajes. Eso implica una afectación del 0,65%, según recoge Abad, que rescata al mismo tiempo otros datos importantes y contundentes: en el curso 14-15, las asignaturas universitarias en catalán fueron 16.122; en el curso 18-19, fueron 19.128. La pregunta es: ¿Dónde está el retroceso del catalán? El conflicto, pues, es artificial, atizado desde las instituciones y entidades, fruto de la victimización del propio discurso independentista.

Mundos paralelos

Otra de las grandes mentiras es que el catalán ha perdido uso social. Abad, aunque reconoce que el idioma necesita un Estado propio y, en estos momentos, también necesita blindar la inmersión lingüística, destaca que "el impacto migratorio, de más de 15 puntos en la población total, ha comportado 10 puntos menos en los datos de uso social de la lengua catalana". En vista de esa evidencia, resalta que "el catalán es la única lengua en nuestro país que gana en ser asumida como lengua de identificación y de uso habitual".

Reconoce Abad que "es cierto que en la última década el uso social del catalán ha bajado, pero esto no podemos valorarlo sin tener en cuenta, ignorando, que los flujos demográficos y migratorios de estos años son los que han provocado este descenso. No haremos ningún favor al futuro de nuestra lengua (…) si ignoramos la realidad, si construimos mundos paralelos sobre lo que es nuestra lengua". El activista soberanista concluye: "Sí, el catalán es una lengua amenazada, pero no lo es especialmente por un Estado opresor, el Estado español, que sistemáticamente la ha perseguido y la seguirá persiguiendo. El catalán necesita la independencia, porque necesita asegurar su futuro teniendo detrás a un Estado a favor y no un Estado a la contra". Se trata, pues, de un posicionamiento político, de valoración.

Foto: El president de la Generalitat, Pere Aragonès. (Marta Pérez/EFE)

El 'InformeCAT 2021' de la Plataforma per la Llengua además critica "la dejadez de las instituciones a la hora de defender y garantizar los derechos de los catalanohablantes. Uno de los datos inéditos del documento subraya que "la subordinación lingüística es una actitud mayoritaria entre los catalanohablantes". ¿Qué es eso? Sencillamente, que "8 de cada 10 catalanes cambian de lengua cuando alguien les habla en castellano, la mayoría por respeto y educación” y defiende que eso no ha de ser así. Es más: asegura que esa actitud "tiene consecuencias en los niños, adolescentes y jóvenes, que cada vez hacen servir menos el catalán en sus relaciones sociales". La entidad reclama un frentismo lingüístico.

Los desahuciados del soberanismo

El mundo paralelo del independentismo se sustenta, en buena parte, en el frentismo. Y un ejemplo es la carta publicada esta semana por el 'expresident' Quim Torra; el exvicepresidente Josep Lluís Carod-Rovira; el exdiputado de la CUP Antonio Baños; el sociólogo Salvador Cardús (antiguamente el pensador de referencia de Convergència); la lingüista Blanca Serra (detenida en los 90 por su vinculación con Terra Lliure); la profesora y escritora Teresa Clota; la dirigente de Solidaritat Catalana per la Independència (SI) Núria Cadenes; el lingüista balear Isidor Marí; la filóloga y promotora de la plataforma radical Som Escola Teresa Casals; o la exdiputada de los comunes Àngels Martínez, que se hizo conocida por retirar de la bancada del PP en el Parlamento las banderas españolas que habían puesto en sus asientos los diputados populares.

Foto: Sánchez saluda a Rufián en el Congreso. (EFE/Mariscal)

En la misiva, exigieron a la Generalitat que desobedezca la sentencia del 25% y un compromiso para imponer el catalán "en todos los ámbitos de la vida cotidiana". Señalan que "los poderes ejecutivo y legislativo no están subordinados al judicial en las democracias reales" y reclamaron "una estrategia institucional clara y asumida con todas las consecuencias de no acatar resoluciones contrarias a la lengua catalana y a la inmersión en el ámbito escolar". También acusaron al Estado de utilizar a la familia que reclama sus derechos: "Todo hace pensar que la judicialización a que nos abocan los contrarios al catalán tiene un apoyo institucional encubierto y una financiación dirigida".

La muerte de la democracia

Isabel Fernández Alonso, portavoz de Universitarios por la Convivencia, profesora de la UAB, directora del Grupo de Investigación en Estructura y Política de Comunicación Daniel Jones y doctora en Ciencias de la Información, señala a El Confidencial que "el independentismo tiene obsesión por desviar el debate. Éste no es un tema de lengua, sino de derechos y, para ser más exactos, de derechos de menores. Lo que se reclama es un derecho de un ciudadano". Para Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, "no hay judicialización del tema de la lengua. Lo que se ha pedido es que se cumpla la ley. Esa es otra trampa del independentismo. En Cataluña quieren hacer con el idioma lo mismo que se hacía antes con la religión, convertirla en algo intocable. Pero las leyes están para cumplirlas". Su visión del conflicto frente a la reclamación de desobedecer las leyes es impagable: "Eso es predemocrático".

Ricardo García Manrique, catedrático de Filosofía del Derecho, es contundente al afirmar: "En el texto identifico una gran falsedad y una barbaridad. La falsedad es que los poderes ejecutivo y legislativo no están sujetos al judicial. Si fuera verdadero, eso sería la muerte de la democracia. La barbaridad es llamar a la desobediencia, porque eso es destruir la relación política. Se trataría de ponerte al margen, de vivir en una sociedad prepolítica desde el punto de vista democrático".

Foto: La escuela Turó del Drac de Canet de Mar (Barcelona). (EFE/Alejandro García)

García Manrique destaca que "siempre se llama a desobedecer las sentencias que no te parecen bien. Y eso es la tiranización de la vida pública, porque son los tiranos los que actúan al margen de la ley. Nos ha costado dos siglos, muchas guerras, muchos conflictos y muchos muertos someter al poder político a la voluntad de la ciudadanía, que se expresa a través de la ley y que vigilan los jueces. Sin eso no hay democracia. El texto firmado por esos dirigentes es propio de un régimen tiránico".

Mercè Vilarrubias, también autora de la obra 'Sumar y no restar. Razones para introducir una educación bilingüe en Cataluña', destaca dos grandes mentiras del independentismo en el razonamiento expuesto por los dirigentes soberanistas. "En primer lugar, tergiversan en lo que se pide, puesto que no se pide excluir el catalán, sino la educación bilingüe. Y además, solo el 25% en castellano. En segundo lugar, mienten en las consecuencias, ya que con la aplicación del 25% no se pone en riesgo en catalán. Lo que se pone en riesgo es el proyecto político del independentismo. Ellos defienden el adoctrinamiento y manipulan los hechos para reclamar la enseñanza en catalán 'en exclusividad'".

placeholder Disturbios en Barcelona durante una protesta por la detención del rapero Pablo Hasel. (J. M. Parra)
Disturbios en Barcelona durante una protesta por la detención del rapero Pablo Hasel. (J. M. Parra)

De Carreras, por su parte, afirma que "los firmantes son unos ciudadanos privados que pueden ejercer su libertad de expresión, pero otra cosa es que llamen a saltarse la ley. Ante sus llamamientos a las instituciones a desobedecer una sentencia, se les puede responder de dos maneras: o por vía penal, ejerciendo una acusación por desobediencia, o por vía excepcional, que sería una aplicación extraordinaria del artículo 155, que es una vía más política".

Fernández critica que "el llamamiento a desobedecer una sentencia es de primero de democracia. ¿Cómo es que se va a desobedecer una sentencia? ¿Y si Cataluña tuviese un Estado propio, los que no estamos de acuerdo podremos desobedecer sus leyes?". La profesora rechaza que haya intereses ajenos a los de la propia familia que pidió la educación bilingüe. "¡Pues solo faltaría que no podamos presentar demandas para exigir el cumplimiento de la ley!", enfatiza. Respecto a la afirmación de que los poderes ejecutivo y legislativo no están sometidos al judicial, Fernández explica que este supervisa los otros dos y vela por que se cumpla la legalidad. "Los firmantes deberían estudiar un poco más y conocer lo que es la pirámide de Kelsen, que determina la jerarquía normativa".

El caso Canet, es decir, la petición de una familia para que se cumpla la ley y su hija menor de edad reciba una educación bilingüe, ha provocado un terremoto. El independentismo se ha levantado en armas para afirmar que tal exigencia sitúa al catalán en peligro de extinción. Sin embargo, los datos objetivos y los números oficiales contradicen el relato oficial del secesionismo, que acusa a España de ser un "Estado opresor" cuyo objetivo es hacer desaparecer la lengua de la comunidad. En Cataluña hay un conflicto social artificial alimentado por oscuros intereses políticos. Diferentes colectivos, respaldados por el Govern, han convocado este sábado una manifestación en Barcelona para clamar contra la resolución judicial que establece que ha de darse un 25% de clases en castellano.

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