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Caos parlamentario en Cataluña

Quién apoya a quién en el Parlament o por qué nadie suma la mayoría suficiente

¿Qué pasa cuando la traducción aritmética de la voluntad popular es diabólicamente caótica? A veces la voz del pueblo resulta confusa y tras el 21-D nadie suma ni forzando las alianzas más extravagantes

Foto: Vista lateral de los escaños del Parlament. (EFE)
Vista lateral de los escaños del Parlament. (EFE)

Ante cualquier resultado electoral, los políticos participantes siempre rezan como primera reacción: "el pueblo ha hablado". Y cuando el pueblo habla, en democracia se le obedece. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la traducción aritmética de la voluntad popular es diabólicamente caótica? Ha sido el caso de Cataluña, donde tras el 21-D nadie suma ni forzando las alianzas más extravagantes. El presidente de la cámara catalana, Roger Torrent aseguró que Carles Puigdemont era el candidato que tenía más apoyo. Visto lo visto, incluso en su propio partido, ERC, solo puede apuntarse que fue mucho decir.

En una política donde los matices muchas veces se imponen al trazo grueso, no está nada claro que Puigdemont disponga de los votos que dice tener en el Parlament, un total de 70. De hecho, no tiene ni el suyo propio ya que, por ahora, Carles Puigdemont no ha podido delegar su voto, dada su complicada situación legal y que si vuelve a España sería detenido y entregado a declarar ante el Tribunal Supremo. Así, a primera vista, el 'expresident' en Bruselas contaría con 70 diputados. Pero hilando fino se ve que en realidad son menos y que la afirmación de Torrent es más voluntarista que realista.

¿Cuántos parlamentarios apoyan a Puigdemont? En este momento de manera inequívoca los 23 independientes de su grupo parlamentario, JxCAT y los cuatro que integran el grupo de los antisistema de la CUP, que encabeza Carles Riera. En total, eso suma 27 diputados dispuestos a todo para investir a Puigdemont, lo que incluye desafiar las leyes y a las advertencias del Tribunal Constitucional. La CUP ha asegurado que solo apoyará a Puigdemont y que cualquier otro candidato le parecerá una estafa democrática. Algo que, por cierto, amargaría los planes B que se cocinan estos días por los pasillos del Parlament.

¿Por qué no contar el resto de diputados independentistas? Por los matices. El propio grupo de JxCAT está lejos de ser una unidad. A la amalgama de independientes que abarcan desde la entrenadora de natación sincronizada Anna Terrés hasta el profesor de teoría política Josep Costa, hay que sumar los 11 diputados que militan en el PDeCAT. ¿Apoyan a Puigdemont? Sí. ¿Preferirían una alternativa más realista que permitiese gobernar la Generalitat de manera efectiva? También. Así que JxCAT ya no está en la disyuntiva de "O Puigdemont o Puigdemont" de sus colegas de bancada sino en una más práctica. Son más bien de "O Puigdemont o una opción más realista, preferentemente esta última". Malos compañeros de viaje para la partida de ruleta rusa que se propone desde Bruselas.

Todo legal

Pero en una línea similar están sus socios de ERC. De boquilla apoyan la candidatura de Puigdemont pero "siempre que sea de forma legal". Es la doctrina marcada por Roger Torrent y que Oriol Junqueras ha avalado desde la cárcel. Sin embargo el TC ya ha dejado claro que eso no es posible. Solo si Puigdemont se entregase a las autoridades podría abrirse esa vía. Algo que el 'expresident' descarta de raíz. Por tanto, los 32 diputados republicanos están más en el aire que los 34 de JxCAT. En el caso de los de Junqueras es "Puigdemont, siempre que sea legal". Lo que se parece mucho a "tráiganme a cualquier otro que no sea Puigdemont".

Con este esquema, se produciría la ironía de que Inés Arrimadas, la ganadora de las elecciones, aunque de manera insuficiente, tendría más apoyos que Puigdemont en el hemiciclo catalán. Cuenta con sus 34 diputados. Y, además, el PP asegura que la apoyaría. Son cuatro escaños más. En total, 38. Pero Arrimadas, con buen criterio, alega que no suma y que no tiene sentido perder la investidura.

Pero no hay peligro de un contraataque de Cs. Si el independentismo está dividido, el constitucionalismo no le anda a la zaga en niveles de discordia. Xavier García Albiol anunció esta semana que convocaría una cumbre de los partidos partidarios de que Cataluña siga en España para armar una alternativa… No ha habido más noticias de esta reunión. Cs y PP están a cara de perro. Arrimadas cree que los populares solo quieren que se queme en la pira y el PSC, visto lo visto, prefiere ir por libre.

En el caso de los de Junqueras es "Puigdemont, siempre que sea legal"

Además, haría falta integrar a los Comunes de Xavier Domènech. Pero este tiene su propia agenda: un cuatripartito que uniría las fuerzas de CeC, ERC, PSC y… atención: total o parcialmente con JxCAT ¡Más difícil todavía! Cuesta imaginarse a Miquel Iceta en ese escenario que para su partido sería, literalmente, bailar con la más fea.

Suma por los pelos

Para colmo, si los independentistas acaban aplicando un plan B y apartan a Puigdemont, tampoco está claro que salgan las sumas. Y si lo hacen, sería de manera muy ajustada. La CUP jura y perjura que no votará a otro candidato que no sea el residente en Bruselas. Eso quiere decir cuatro votos menos. Se pasaría de 70 a 66. Pero hay que recordar que ni Puigdemont ni su confidente de mensajes de Signal, Toni Comín han mantenido el acta pero no está claro que puedan delegar el voto. Eso quiere decir 64, lejos de la mayoría absoluta. La única solución, una votación en segunda vuelta con la abstención de los Comunes de Xavier Domènech facilitando investir a un independentista por mayoría simple. Un sapo difícil de tragar para los aliados de Podemos si al final se lleva al Palau de la Generalitat a un candidato de derechas. Lo dicho. La aritmética es cruel y a veces la voz del pueblo resulta harto confusa.

Ante cualquier resultado electoral, los políticos participantes siempre rezan como primera reacción: "el pueblo ha hablado". Y cuando el pueblo habla, en democracia se le obedece. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la traducción aritmética de la voluntad popular es diabólicamente caótica? Ha sido el caso de Cataluña, donde tras el 21-D nadie suma ni forzando las alianzas más extravagantes. El presidente de la cámara catalana, Roger Torrent aseguró que Carles Puigdemont era el candidato que tenía más apoyo. Visto lo visto, incluso en su propio partido, ERC, solo puede apuntarse que fue mucho decir.

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