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El código de colores de los alumnos carcelarios del gran reventador de cajeros de España
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CRIMEN ORGANIZADO

El código de colores de los alumnos carcelarios del gran reventador de cajeros de España

La banda desarticulada en Córdoba por explosionar terminales bancarios en varias provincias aprendió el método de la 'pizza slide' cuando coincidió en la prisión de Alhaurín de la Torre con Warner Rossi, el pope de esta modalidad delictiva

Foto: Un cajero robado con explosivo en la capital malagueña. (EFE/Jorge Zapata)
Un cajero robado con explosivo en la capital malagueña. (EFE/Jorge Zapata)

"Naranja", ING. "Azul", BBVA. "Verde", Unicaja. "Rojo", Banco Santander. Este era el sencillo código que usaban los integrantes de una banda de ladrones para marcar los cajeros que después supuestamente explosionaban. Una organización criminal que suma numerosos antecedentes por robos con fuerza y que aprendió en prisión esta modalidad del maestro Warner Rossi. El italiano al que todos los agentes del país miran cuando en su demarcación salta por los aires un terminal bancario.

El epicentro de la investigación se situó en el barrio cordobés de Fátima, donde residían tres de los principales sospechosos. Dos de ellos eran un padre y un hijo con una larga tradición en el robo de negocios por el método del butrón. Un historial penal que les llevó a la prisión de Alhaurín de la Torre (Málaga).

Fuentes cercanas al caso explicaron que durante su periodo de encarcelamiento coincidieron con Warner Rossi, considerado por los cuerpos policiales como el principal ladrón del país de cajeros automáticos con explosivos. Afincado en el barrio malagueño de El Palo, se le considera el gran pope de esta modalidad delictiva cuando desembarcó en España a comienzos de 2000. Primero, utilizando gas para provocar la deflagración; después, empleando pólvora extraída de fuegos artificiales.

"No eran los más listos de la clase", comenta un investigador sobre la banda desmantelada, "pero decidieron dar un salto de calidad" tras recibir el "magisterio carcelario" de Rossi.

Foto: Fotogramas de una cámara de seguridad del momento de un robo. (EC)

Si por algo destacó esta organización, a la que se le imputan nueve de estos característicos robos, es la fuerza de las explosiones que provocaban, como la que la madrugada del 17 de febrero echó abajo la fachada de una sucursal de ING en la avenida de Andalucía de Málaga.

Para provocar la detonación utilizaban pólvora, una mezcla "inestable" obtenida de fuegos artificiales que los investigados obtenían de proveedores legales a los que supuestamente engañaban con documentación falsa y la excusa de que tenían alguna celebración.

El método de la pizza slide requiere un contenedor metálico cuadrado o "petaca" que va rellena de la pólvora y que introducida en el cajero automático con una varilla metálica a la que va enroscada. Su forma se asemeja a "la pala del pizzero", precisó la Policía Nacional, que explicó que el dispositivo se completa con un cableado especial de longitud extensa que une el artefacto explosivo a un detonador a distancia.

Este suele ser "una batería de ciclomotor" a la que, una vez conectado el cableado, provoca la chispa que hace estallar el explosivo.

Los responsables del caso explicaron que "no les valía cualquier cajero", tenia que ser un modelo concreto —"bastante extendido"— para poder introducir el artefacto correctamente y llegar al punto exacto en el que se almacena el dinero.

Una agente sufrió una fractura de cadera al evitar la fuga de uno de los detenidos, que esposado intentó escapar de la Comisaría de Córdoba

No obstante, a pesar de su hiperactividad, y de que hacían labores de vigilancia previas antes de cada golpe, los integrantes de la banda evidenciaban cierta torpeza en el momento de la deflagración, cuando más tenían que mantener la calma, porque en algunos robos "se dejaron cajetines que contenían 50.000 euros".

Un banco de Motril

La investigación que ha permitido su captura se inició el pasado mes de septiembre, cuando en la localidad granadina de Motril (Granada) se cometió un robo por esta modalidad en una sucursal bancaria. El montante del botín fue de 40.000 euros y la explosión provocó daños en la estructura de la entidad por un importe parecido.

Las indagaciones de los agentes permitieron averiguar las técnicas empleadas para cometer los robos, el perfil de los asaltantes y trazar un mapa delictivo de unos ataques que abarcaban varias provincias.

En Córdoba se ubicó a un padre y a su hijo como presuntos integrantes del grupo criminal, al igual que a un tercer miembro, que han ido a prisión junto a un cuarto arrestado en Almería. Este individuo, además de supuestamente participar en algunos de los asaltos, gestionaba la obtención de vehículos de alquiler de alta gama para utilizarlos durante los ‘palos’ tras cambiarles las matrículas.

Foto: Detención de uno de los investigados en la operación.

La red criminal utilizaba intermediarios que se encontraban en situación de necesidad, conocidos como "hombres de paja" o bombas —"porque la mierda también les explota a ellos"—, que permitían hacer uso de sus identidades para alquilar los coches y firmar sus pólizas de seguro. Fueron identificadas tres personas por este cometido.

En la fase final de la investigación se detectó que el grupo no solo estaría planificando una nueva acción delictiva a finales del mes de enero en un municipio granadino, sino que también estarían evolucionando hacia una actividad criminal más violenta, ya que supuestamente pretendían adquirir armas cortas, armas largas, granadas y chalecos antibalas. Este material, según los investigadores, había sido encargado por el cabecilla al investigado asentado en Almería.

Una vez se identificó y localizó a todos los integrantes de la red, se llevó a cabo un operativo que permitió la detención de siete persona: los cuatro presuntos autores materiales de los robos y los tres "hombres de paja" —dos en Almería y uno en Málaga—.

Las fuentes consultadas por este periódico confirmaron que uno de los investigados, estando esposado, trató de fugarse de la Comisaría Provincial y lesionó de gravedad a una policía del dispositivo que frustró su fuga. La agente sufrió una fractura de cadera.

Se registraron siete domicilios —seis en Córdoba y uno en Almería— en los que se intervinieron dos artefactos explosivos listos para ser utilizados, munición para armas largas, accesorios para cometer los asaltos y 1.000 euros en efectivo.

A la trama se le imputa nueve robos de cajeros con explosivos y siete delitos cometidos en un periodo de medio año

La investigación ha permitido esclarecer nueve robos en cajeros automáticos con explosivos en los municipios granadinos de Motril y Puerto Lope-Moclín, en Villa del Río (Córdoba), en la localidad de Azuaga (Badajoz), y en las ciudades de Almería, Córdoba, Huelva y dos en Málaga.

A los investigados se les acusa de los delitos de robo con fuerza, pertenencia a grupo criminal, estragos, hurto de placas de matrícula, falsedad documental, atentado a agente de la autoridad y lesiones.

"Naranja", ING. "Azul", BBVA. "Verde", Unicaja. "Rojo", Banco Santander. Este era el sencillo código que usaban los integrantes de una banda de ladrones para marcar los cajeros que después supuestamente explosionaban. Una organización criminal que suma numerosos antecedentes por robos con fuerza y que aprendió en prisión esta modalidad del maestro Warner Rossi. El italiano al que todos los agentes del país miran cuando en su demarcación salta por los aires un terminal bancario.

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