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El campo andaluz toma nota del cambio climático: "Si llueve, es torrencialmente"
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BORRASCA BERNARD

El campo andaluz toma nota del cambio climático: "Si llueve, es torrencialmente"

El temporal pilla desprevenidos a los agricultores y arrasa con plantaciones enteras. La comunidad reclama obras hidráulicas para reducir los efectos: "Almacenaríamos más y minimizaría el daño"

Foto: Árboles de grandes dimensiones, caídos por el fuerte temporal de viento en Sevilla. (EFE/Isabel Díaz-Rus)
Árboles de grandes dimensiones, caídos por el fuerte temporal de viento en Sevilla. (EFE/Isabel Díaz-Rus)

Llevaban meses esperando un fin de semana de lluvia, pero no estaban preparados para recibirla. La borrasca Bernard ha pillado desprevenidos a los agricultores de Andalucía, la comunidad más afectada por la sequía y, al menos en las últimas horas, también por los fenómenos extremos. En el campo andaluz han podido verse árboles tronchados por la fuerza del viento, frutos arrancados antes de tiempo y plantaciones enteras arrasadas. Una estampa que ha supuesto la puntilla a algunos empresarios del sector, que pide actuaciones concretas para minimizar los daños en los episodios adversos, cada vez más frecuentes por el cambio climático.

“Toda el agua que caiga es poca, pero parece que si llueve es torrencialmente. Algo está cambiando”, resume Félix Leyaristy, director general de Asaja, la principal organización agraria en Andalucía. Aunque algunas provincias puedan celebrar las precipitaciones, “no es habitual” ver destrozos como los que podían encontrarse en algunos cultivos este lunes, horas después de la borrasca. Había avisos por fenómenos adversos, pero la borrasca con tintes de "ciclón tropical" fue a más. “Subieron el nivel de alerta cuando ya había caído por media Andalucía”, critican desde el sector. La sensación de los agricultores es que las consecuencias han sido mucho más graves de lo que podía preverse.

Foto: Huelva ha registrado numerosas incidencias por la caída de árboles. (EFE/Julián Pérez)

Las rachas de viento huracanado llegaron a superar los 100 km por hora en algunas comarcas de la provincia de Cádiz, la más afectada junto a Huelva. A los dos fallecidos y las más de 2.000 incidencias registradas por el 112 en núcleos poblacionales hay que sumar los efectos en el campo, con pérdidas económicas aún sin cuantificar. La borrasca ha afectado especialmente a cultivos como el aguacate, el olivar o la flor cortada, con los tejados de los invernaderos arrastrados por el viento, dejando al descubierto las cosechas. Al final, las precipitaciones más esperadas han acabado volviéndose en contra de muchos.

"Es la primera vez que veo un viento tan constante y fuerte", advierte Luis Manuel Rivera, presidente de la asociación de agricultores de la costa noroeste, una de las comarcas gaditanas más afectadas, y responsable de flor cortada en COAG Andalucía. En el campo andaluz han asimilado que, aunque en un futuro Andalucía cierre el periodo seco que arrastra desde hace años, este tipo de fenómenos será cada vez más habitual. “Lloverá, pero de otra manera”. Y una buena fórmula para prevenir, advierten, es cumplir con lo que vienen reivindicando en los últimos meses ante la falta de lluvias: más inversión en obras hidráulicas. Según exponen, no solo ayudaría a almacenar más agua, sino también a “minimizar los daños”.

Andalucía viene reclamando fondos a la UE como comunidad más afectada por el cambio climático

El ejemplo está en Huelva, una de las provincias más afectadas por la falta de recursos hídricos en los últimos meses. En pocas horas, la esperada acumulación de agua por las lluvias también acabó provocando daños en las plantaciones, con especial incidencia en los cultivos de frambuesa. Asaja defiende que con cuencas y otros mecanismos de almacenamiento, las corrientes de agua serían mucho menos lesivas. “Las infraestructuras que demandamos nos permitirían no solo almacenar mejor esa agua, sino reducir los daños”, resume Leyaristy, quien pide "voluntad política" para afrontar las actuaciones necesarias.

Andalucía viene reclamando en los últimos meses más inversiones del Estado en obras hidráulicas, una cuestión que está sobre la mesa en la negociación con el Gobierno central para desbloquear el conflicto por los regadíos de Doñana. De hecho, la comunidad reclama un reconocimiento de su singularidad hídrica en Bruselas, donde defiende su condición de territorio europeo más expuesto al cambio climático para obtener más fondos comunitarios o reconducir los ya asignados. "Alimentamos a 500 millones de europeos", advierten una y otra vez desde la Junta de Andalucía. Precisamente el objetivo es impulsar actuaciones como las defendidas con Asaja para reducir los efectos de la sequía y otros fenómenos en las próximas décadas.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en un acto en Almería. (EFE/Carlos Barba)

Las asociaciones agrarias visitaron ayer las explotaciones para cuantificar los daños, aunque ya dan por hecho que solicitarán una línea de ayudas urgentes a la Junta de Andalucía y el Gobierno central. Plantaciones como las de aguacate, que requieren de una gran inversión, sufrirán las mayores pérdidas en una campaña que ya era la más cara de las últimas décadas, por los elevados costes de producción, y con las producciones más bajas que se recuerdan, por la sequía. A eso habrá que añadirle en las próximas semanas el recorte de la PAC denunciado por la comunidad.

Los destrozos afectan de manera directa a la flor cortada, a escasos días de que el sector viva una de sus fechas clave en el calendario, con el Día de Todos los Santos y el de Difuntos. En los últimos años, los invernaderos gaditanos, de Chipiona, epicentro de la flor cortada en España, han sufrido tres golpes consecutivos: la pandemia, con la suspensión de las celebraciones; la guerra entre Ucrania y Rusia, con la pérdida de sus principales mercados, y esta borrasca, que ha afectado a muchos de sus invernaderos. El jueves se perdieron unos 25 invernaderos y el domingo muchos más. De hecho, las empresas especializadas en este tipo de reparaciones ayer no daban abasto. En menos de tres años, el número de hectáreas cultivadas se ha reducido a más de la mitad en la zona.

Llevaban meses esperando un fin de semana de lluvia, pero no estaban preparados para recibirla. La borrasca Bernard ha pillado desprevenidos a los agricultores de Andalucía, la comunidad más afectada por la sequía y, al menos en las últimas horas, también por los fenómenos extremos. En el campo andaluz han podido verse árboles tronchados por la fuerza del viento, frutos arrancados antes de tiempo y plantaciones enteras arrasadas. Una estampa que ha supuesto la puntilla a algunos empresarios del sector, que pide actuaciones concretas para minimizar los daños en los episodios adversos, cada vez más frecuentes por el cambio climático.

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