Cádiz rehúye la caricatura: nadie quiere la cabalgata de Reyes más cutre de España

Haciéndose una PCR, rematando de cabeza o portando un paso de Semana Santa. Hace un año, el oso polar de Cádiz estuvo presente en los grupos de WhatsApp de media España. No fue algo premeditado, ni mucho menos: un problema en el disfraz provocó que un figurante de la cabalgata de Reyes avanzase con el cuello aparentemente dislocado durante unos minutos. Lo suficiente para convertirse en uno de los memes del 2022.

En pocas horas había cientos de montajes que llevaron al oso a ser trending topic en Twitter. La broma se estiró varios días, llegó a los programas más vistos de la televisión y se convirtió en un fenómeno nacional, intergeneracional… y terapéutico. “Habían pasado dos años de pandemia, todos teníamos muchas ganas de reírnos y saltó la válvula de la olla a presión”, recuerda Yolanda Vallejo, la comentarista de la televisión local, que bautizó en directo al oso perjudicado.

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Cuando salió de la cabina, su comentario espontáneo estaba en todas las redes. “Aún había restricciones por la pandemia, no se lanzaban caramelos y todos nos fijamos más que nunca en el desfile”, recuerda Vallejo, quien narró una escena de lo más particular: el plantel lo completaba un grupo de inquietantes princesas de Disney o un hinchable de una momia egipcia manifiestamente mejorable.

Muchos la catalogaron como la cabalgata de Reyes más cutre de España y, en un invierno sin carnaval, todos miraron a Cádiz para echarse unas risas. El vídeo de la retransmisión suma hoy más reproducciones que los desfiles de las principales ciudades del país, y no precisamente por las carrozas reales.

La cabalgata tuvo tantos adeptos, que muchos piden repetir este año. Ya en carnaval hubo numerosas referencias a oso perjudicado, protagonista de agrupaciones y bromas dentro y fuera de la ciudad. Incluso esta semana, en una cabalgata oficiosa organizada por los vecinos del barrio del Mentidero, el oso, ya recuperado, se integraba en el cortejo con un collarín. Como era de esperar, volvió a viralizarse.

En estas semanas, una campaña en Change.org ha recabado miles de firmas para pedir la vuelta del oso al desfile y algunos medios de comunicación asocian la iniciativa a los vecinos de Cádiz. Pero, ¿de verdad quieren los gaditanos volver a convertir su cabalgata de Reyes en la cabalgata de la guasa? ¿Reclaman los gaditanos la vuelta del oso perjudicado?

“No veo ese sentir en la ciudad y no hay ningún interés en que vuelva. En una plataforma digital puede firmar cualquiera”, responde la portavoz de las asociaciones de vecinos de la ciudad, Pilar García, quien recuerda que la cabalgata del Día de Reyes es “una cosa muy seria”. El año pasado, mientras España disfrutaba de los memes, los colectivos vecinales llegaron a pedir la dimisión de la concejala de Fiestas por “jugar con la ilusión de los niños” y convertir a la ciudad en “el cachondeo de toda España”.

Más recursos y adiós al oso

La edil parece haber recogido el guante. La inversión en la organización de la cabalgata oficial, que se celebrará este jueves, ha aumentado un 70% respecto al año anterior para contar con "figuras muy cuidadas". Habrá más recursos, volverá el reparto de caramelos... y se prescindirá del oso perjudicado.

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"La cabalgata de Reyes es para los niños y niñas de la ciudad y esa petición es de los adultos", explicó la concejala Lola Cazalilla, consciente de que miles de personas mirarán a Cádiz tras lo ocurrido hace un año. Entonces ya lamentó que una “anécdota” manchara el resto del cortejo. El ayuntamiento quiere que los protagonistas vuelvan a ser los Reyes y no los memes.

De fondo, subyace un rechazo profundo a la caricatura que en ocasiones se intenta colocar a Cádiz. Al tópico del gaditano gracioso, siempre presente. A raíz de la campaña, muchos vecinos han recriminado a los impulsores su obsesión en estirar la broma. “Parece que aquí todo el año es carnaval y no es así; somos una ciudad seria y trabajadora”, apunta la portavoz vecinal Pilar García, quien recuerda que la cabalgata de Reyes no puede “estar dirigida al cachondeo” antes que “al público infantil”.

En la misma línea, la concejala también criticó la repercusión que llegó a tener el desfile fuera de la ciudad. "Que en esta tierra tengamos la bendita capacidad de reírnos de casi todo no justifica que desde otros lugares pretendan reírse de nosotros y nosotras como tantas veces se ha hecho. De eso ya, ni mijita", espetó Cazalilla tras la celebración de la última cabalgata.

Otros gaditanos, como la comentarista de Onda Cádiz Yolanda Vallejo, que vivió de cerca el fenómeno, lo ven con otros ojos. “Se dice que fuimos el cachondeo de España, pero yo no lo veo así”, apunta, insistiendo en la diferencia de reírse “de Cádiz” y reírse “con Cádiz”. De hecho, aunque también sacaría del cortejo las figuras que fueron carne de meme, cree que la ciudad ha perdido una buena oportunidad para subirse a la ola. “Evidentemente, era un fallo, pero yo habría hecho de la necesidad virtud para salir airosos. La cabalgata es la cabalgata, el objetivo son los niños y no se podía estirar el chicle, pero se podía haber aprovechado más para publicitarla”, apunta.

“Diferenciar entre el humor y ser pesados”

Lo cierto es que la broma provocó una difusión inesperada y sin precedentes para esta actividad. Ni siquiera en anteriores ediciones, cuando llegó a contar con la participación de personalidades como Alejandro Sanz, había reunido tanta atención. El artista internacional se convirtió en el Melchor durante el desfile de 2020 y por momentos fue el centro de todas las miradas, siendo interpelado por los fans por su nombre real al paso de la carroza, lo que también generó críticas de madres y padres.

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“Hay que organizar las cosas con seriedad, especialmente cuando es para los más pequeños: no sabemos qué repercusión puede tener en un crío”, apunta la portavoz vecinal, quien espera que este año la Cabalgata de Reyes de Cádiz recupere la normalidad y esté centrada en los más pequeños. La concejala de Fiestas, que también lleva la Delegación municipal de Carnaval, prefiere poner límites. “Hay que saber diferenciar entre el humor y ser cansinos”, recuerda. Cada cosa a su tiempo.