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Los jóvenes ya no votan como sus padres: de la explosión del multipartidismo a la brecha generacional
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Una brecha cada vez mayor

Los jóvenes ya no votan como sus padres: de la explosión del multipartidismo a la brecha generacional

En la primera década de los 2000, los votantes de 18 a 24 años optaban por el mismo partido que sus progenitores, incluso en mayor porcentaje. La última tanda de elecciones autonómicas apunta a lo contrario

Foto: Una joven ejerce su derecho a voto en las elecciones autonómicas de Madrid, en mayo de 2021. (EFE/Fernando Villar)
Una joven ejerce su derecho a voto en las elecciones autonómicas de Madrid, en mayo de 2021. (EFE/Fernando Villar)
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Cuando Marc, un chaval de 20 años de Hospitalet de Llobregat​​​, votó en las elecciones autonómicas de febrero de 2021 en Cataluña, lo hizo con motivaciones muy distintas de las que tenía Alejandro, de su misma edad, cuando llegó al colegio electoral de Marbella el pasado 19 de junio, en las andaluzas que encumbraron a Juanma Moreno. Marc y Alejandro son ejemplos ficticios, pero sus nombres son los más comunes entre la gente de su edad en sus comunidades, ciudadanos de entre 18 y 24 años que votan en función de la realidad que les rodea antes que por motivos puramente ideológicos, ya que la principal cualidad del voto joven en España es su heterogeneidad.

Pero en los últimos años hay que añadir un matiz a esa definición y es que este grupo de edad cada vez difiere más del voto de los votantes con más experiencia. Esto no fue siempre así y además la tendencia se ha acentuado desde la explosión del multipartidismo, a mitad de la pasada década. La última muestra de este fenómeno, aunque con excepciones, se puede esbozar atendiendo a las seis elecciones autonómicas que se han celebrado en los últimos dos años: Galicia y País Vasco en julio de 2020, Cataluña en febrero de 2021, Madrid en mayo de ese mismo año, Castilla y León el pasado febrero y Andalucía hace solo un par de meses.

Foto: Ayuso en el cierre de campaña. (Reuters)

En tres de estos comicios (Madrid, Cataluña y Andalucía), los partidos más votados entre los jóvenes fueron los mismos que a nivel general, según los barómetros poselectorales del CIS. En los otros tres, el grupo de 18 a 24 años optó por un partido distinto al que ganó las elecciones. En el País Vasco se impuso Bildu frente al PNV; en Galicia el BNG fue el preferido por el 39,2% de este colectivo y en Castilla y León, según el sondeo, el PSOE se impuso al PP de Alfonso Fernández Mañueco.

Esta situación dista mucho de lo que ocurrió, por ejemplo, en las dos elecciones generales de la primera década de los 2000, las de 2004 y 2008. Entonces los jóvenes votaron al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero en un porcentaje todavía mayor que el de la población general. Esto cambió en 2011, tras el estallido de la crisis económica y con los socialistas en horas bajas, pero todavía el PP de Mariano Rajoy fue capaz de atraer a los jóvenes (37,5%) en un porcentaje similar al del total de la población (39,3%).

Una brecha tan pequeña entre el partido ganador y el preferido por los jóvenes es algo que no ha vuelto a verse en unas generales en España desde entonces. En esta última oleada de elecciones autonómicas solo Salvador Illa logró algo similar. Y lo hizo porque en Cataluña las elecciones se mueven en torno a dos ejes, el independentista y el ideológico. Ni siquiera dos candidatos tan exitosos como Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso, que ganaron entre los más jóvenes, se acercaron. El andaluz se quedó con 4 puntos menos entre el grupo de edad de 18 a 24 años y la brecha de la madrileña se elevó hasta los 9 puntos porcentuales.

"Los jóvenes votan diferente y eso está cada vez más claro desde la crisis económica", apunta Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III. En tres de las últimas cuatro elecciones generales (2015, 2016 y abril de 2019), Podemos fue la formación que ganó entre los votantes de menos edad y Ciudadanos fue la segunda opción preferida en las de 2014. En las de noviembre de 2019, Vox se llevó el liderazgo de la derecha en este colectivo.

Podemos ganó entre los más jóvenes en tres de las cuatro últimas generales y Ciudadanos fue el segundo más votado en las de diciembre de 2015

Con estos datos, Simón considera que aunque este grupo de edad vota "a la contra" no existe un patrón único ni se puede afirmar que siempre opten por formaciones más extremistas. "Los Verdes en Alemania no son extremistas y barren entre los jóvenes", añade el politólogo, que explica cómo en el Reino Unido los laboristas están capitalizando este efecto, mientras que en Francia fue el izquierdista Jean-Luc Mélenchon quien se impuso entre los votantes de menos edad, mientras que en Italia hace lo propio la extrema derecha de Giorgia Meloni.

El ejemplo de Quebec

El profesor de la Universidad Carlos III también se acuerda de la situación en Quebec. La provincia francófona de Canadá sirve para matizar el mito de que los votantes más bisoños deben ser más próximos al independentismo. "La generación que se socializó cuando se produjeron los referéndums [1980 y 1995] era más independentista, pero los jóvenes ahora optan por el federalismo", explica Simón.

Esto es un factor a tener en cuenta en España y así quedó reflejado en la reciente oleada de elecciones autonómicas, entre ellas las tres donde existen partidos independentistas potentes. En Cataluña, entre los jóvenes se impuso el PSC de Salvador Illa, con un 16,8%, igual que el conteo general. "Logró una transversalidad que no tenía antes", ilustra Pablo Simón, que apunta a la captación de voto de procedente de Ciudadanos. Pese a su éxito, el socialista se quedó casi en un empate técnico con la CUP, con un 16,3% en ese grupo. Más atrás quedaron ERC (11,4%) y En Comú (11%), lo que da pistas sobre ese doble eje entre la posición sobre la independencia y la puramente ideológica.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)

En las otras comunidades donde la cuestión soberanista es más relevante, el País Vasco y Galicia, fueron las opciones independentistas de izquierda las que se impusieron entre los más jóvenes en los comicios de julio de 2020. En el caso gallego llama la atención el éxito del BNG, con el 39% de los apoyos en este grupo de edad, mientras que en Euskadi fue Bildu quien ganó con el 21,1% de los apoyos entre los votantes de 18 a 24 años. Lo llamativo es que el segundo partido más votado fue el PNV, con el 16,7%, que "se ha convertido en lo que era Convergencia en Cataluña", señala Simón. "Ha dejado fuera la agenda independentista y se ha convertido en un partido tecnócrata, de gestión, más allá de las líneas de fractura", desgrana el politólogo.

El éxito del PNV se incardina con el que también logró Juanma Moreno en Andalucía, donde "votar al PSOE es todavía votar al 'statu quo' porque es quien ha gobernado desde que los jóvenes tienen uso de razón". El presidente andaluz apostó por la moderación en su discurso, pero Simón matiza el concepto para defender que el buen camino está en "ofertar valores transversales, cosas en las que todo el mundo está a favor". Y el politólogo pone ejemplos como "la solvencia o la percepción de la buena gestión", que es lo que permite a este tipo de candidatos llegar a ciudadanos que no se identifican con ellos en lo ideológico.

Foto: Los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. (EFE)

Cosa distinta es lo que ocurre entre los jóvenes y ese voto diferencial. En este punto Simón alude a Thomas Piketty para explicar una anomalía española. Según el economista francés, lo que predice mejor el voto es el nivel educativo, pero en España la edad del ciudadano es más determinante. "Hay elementos implícitos de una ruptura del pacto intergeneracional", esboza el profesor de Ciencias Políticas, que cita problemas como la dificultad de acceder a una vivienda o la precariedad para crear un caldo de cultivo, "un malestar subyacente", que puede explicar por qué los jóvenes españoles llevan casi una década votando a la contra de sus padres.

"Pasan los años y nadie aborda las grandes prioridades que afectan a millones de jóvenes con medidas estructurales y no con ocurrencias", lamenta Joan Romero, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Valencia, centrado ahora en las "geografías del malestar" en Europa, un problema que sufren los jóvenes españoles, pero no solo. Esto puede tener una relación directa con que las generaciones que sufren estos problemas no son decisivas en términos electorales. "Por cada votante menor de 30 años hay dos mayores de 50", añade Simón para ilustrar la dificultad de que este voto diferencial de los jóvenes sea capaz de hacer virar una noche electoral. La incertidumbre es hacia dónde irá esa tendencia, ya que el voto joven es el más heterogéneo, pero también el más cambiante.

Cuando Marc, un chaval de 20 años de Hospitalet de Llobregat​​​, votó en las elecciones autonómicas de febrero de 2021 en Cataluña, lo hizo con motivaciones muy distintas de las que tenía Alejandro, de su misma edad, cuando llegó al colegio electoral de Marbella el pasado 19 de junio, en las andaluzas que encumbraron a Juanma Moreno. Marc y Alejandro son ejemplos ficticios, pero sus nombres son los más comunes entre la gente de su edad en sus comunidades, ciudadanos de entre 18 y 24 años que votan en función de la realidad que les rodea antes que por motivos puramente ideológicos, ya que la principal cualidad del voto joven en España es su heterogeneidad.

Juanma Moreno Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) CUP Isabel Díaz Ayuso Crisis Precariedad Mariano Rajoy Salvador Illa Partido Popular (PP)
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