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¿Corona… qué? El empresario que no consigue donar 84.400 botes de gel
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AFINCADO EN MÁLAGA

¿Corona… qué? El empresario que no consigue donar 84.400 botes de gel

“La séptima ola está aquí. Esto no es un broma”, avisa Plamen Pavlov, que desde el origen de la pandemia ha repartido gratuitamente material de protección por todo el país y no oculta su sorpresa por la indiferencia ante su repunte

Foto: El empresario Plamen Pavlov, con una muestra de los geles que dona. (Cedida)
El empresario Plamen Pavlov, con una muestra de los geles que dona. (Cedida)

Solo hay que entrar en un supermercado o en un bar para comprobar que el respeto de la ciudadanía por el coronavirus ha desaparecido por completo. Ni mascarillas, ni gel hidroalcohólico. Solamente en los hospitales y medios de transportes, y porque nos obligan. Una tendencia que se impone pese a que las cifras de contagios y hospitalizados crecen semana tras semana en mitad de una indiferencia generalizada y que se personifica en un empresario de la Costa del Sol. Su nombre es Plamen Pavlov y lleva semanas intentando donar más de 84.400 botes de líquido desinfectante y no lo consigue. “La séptima ola está aquí. Esto no es un broma”, sentencia.

Fue en los peores momentos de la pandemia cuando Plamen, propietario de una empresa de productos de belleza e higiene, decidió poner su granito de arena y aprovechar sus contactos para traer material de protección en unos días en los que las mascarillas y los equipos de protección individual brillaban por su ausencia. Las fuerzas de seguridad fueron los primeros destinatarios de su solidaridad. Repartió, estima, 110.000 unidades de gel por comisarías, comandancias y jefaturas y hasta la ejecutiva en Málaga del sindicato Jupol solicitó —infructuosamente— que el Ministerio del Interior le condecorase. Siguió por centros educativos, ayuntamientos o pequeños negocios. Y así meses tras meses.

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Este empresario de origen búlgaro, que lleva asentado en España desde hace más de 20 años, ha continuado con esta labor altruista incluso después de que la inoculación masiva de la vacuna rebajase notablemente la letalidad del virus e instaurase la creencia de que la pandemia había sido superada. Nada más lejos de la realidad. Los últimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad del número de personas hospitalizadas por coronavirus en España reflejaban un crecimiento intersemanal de un 24,9% y subidas significativas en todas las comunidades autónomas. Los pacientes contagiados en cuidados intensivos subieron también un 15,7% y se produjeron 312 nuevos fallecidos.

Los ingresados se elevaron 2.044 en la última semana hasta un total de 10.249, de los que 449 se encontraban en la UCI. Este repunte de la enfermedad ha llevado a diversas autoridades a solicitar a la ciudadanía que extreme las precauciones para impedir el colapso de los servicios sanitarios. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha pedido “prudencia” y recomendado ponerse la dosis de refuerzo a quien aún no la tenga y usar la mascarilla. Este último consejo es compartido por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien el jueves hacía público su contagio. Es “necesario” volver a usar el tapabocas en interiores y mantener las ventanas abiertas “siempre” ante el “acelerón” de la pandemia. El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, no ocultó su preocupación por este nuevo escenario e instó a tomar medidas en aglomeraciones y espacios cerrados.

Plamen lleva muchos meses con su labor altruista y nunca le había pasado lo que ahora

Con este escenario cada vez más complicado, y las autoridades pidiendo intensificar las precauciones, Plamen no oculta su sorpresa por algo que nunca le había ocurrido desde que comenzó su campaña solidaria: querer donar productos de protección y no conseguirlo. En conversación con El Confidencial, explica que tiene en su poder más de 84.400 botes de gel hidroalcohólico de 100 mililitros y es incapaz de que se los acepten. Ha probado con organizaciones no gubernamentales, fuerzas de seguridad, instituciones públicas y hasta con eventos deportivos como las finales de la Copa Davis que se va a celebrar en Málaga y Valencia. “Les he dicho a mis hijas, que saben desenvolverse en las redes sociales, que pregunten quién los quiere”, manifiesta, para apuntar que se encargaría de la logística: “Como mucho, la entrega se prolongaría una semana, lo que tarde la empresa de transporte”.

Foto: Ilustración: Irene de Pablo.
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Plamen Pavlov cree que la cosa “será distinta” en otoño e invierno, con el arranque del nuevo curso escolar, ya que habrá muchos centros educativos a los que poder entregar estos productos preventivos, “pero ahora estamos viendo los efectos de la séptima de ola y nos gustaría seguir echando un cable”. En su familia han sufrido el repunte de la pandemia y cuenta cómo algunos familiares han sufrido cuadros febriles y otros síntomas serios. Lo normal es que quien esté vacunado “pase la enfermedad de forma leve”, pero “no es una broma”. Por eso “no entiendo” que esté teniendo tantos problemas para poder realizar la donación.

Desde la sede en Fuengirola de Pavlova’s, su compañía, sigue prestando ayuda a los negocios próximos que necesitan gel hidroalcohólico, mientras espera poder entregar todo el stock que tiene en sus almacenes. “Solo queremos aportar nuestro granito de arena”.

Solo hay que entrar en un supermercado o en un bar para comprobar que el respeto de la ciudadanía por el coronavirus ha desaparecido por completo. Ni mascarillas, ni gel hidroalcohólico. Solamente en los hospitales y medios de transportes, y porque nos obligan. Una tendencia que se impone pese a que las cifras de contagios y hospitalizados crecen semana tras semana en mitad de una indiferencia generalizada y que se personifica en un empresario de la Costa del Sol. Su nombre es Plamen Pavlov y lleva semanas intentando donar más de 84.400 botes de líquido desinfectante y no lo consigue. “La séptima ola está aquí. Esto no es un broma”, sentencia.

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