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Cs pelea contra la invisibilidad y se agarra a las andaluzas como a un "clavo ardiendo"
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ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA

Cs pelea contra la invisibilidad y se agarra a las andaluzas como a un "clavo ardiendo"

El partido naranja deja la puerta abierta de nuevo a ir bajo el paraguas del PP con un Andalucía Suma si las encuestas encienden las alarmas y vaticinan su desaparición

Foto: Inés Arrimadas, junto a Juan Marín. (EFE/Román Ríos)
Inés Arrimadas, junto a Juan Marín. (EFE/Román Ríos)

El Gobierno de coalición de Andalucía no exhibe disensiones en público. Casi no las tiene en privado, admiten sus miembros. Nada que ver con las tensiones recurrentes de PSOE y Unidas Podemos por preservar sus áreas y arrogarse el mérito en el Ejecutivo de la nación. PP y Cs en Andalucía han establecido una perfecta armonía y el ruido no va más allá de alguna reflexión, en privado, sobre las dificultades que tienen las consejerías naranja para vender sus logros y “lo que le gusta a Juanma [Moreno] hacerse la foto”. En realidad, uno de los socios, Cs, lucha por su supervivencia y lo hace cómodo al abrigo de un partido que lo trata con cariño y cuida las formas, el PP, pero que se frota las manos porque las encuestas dicen que absorberá la mayoría de sus votos.

Cs va a apretar el acelerador ante la proximidad de las autonómicas y la dirección nacional de Inés Arrimadas intensificará su presencia en esta comunidad y volcará la agenda del partido en las distintas provincias, indican fuentes de la dirección andaluza. “El partido está agarrado a nosotros como a un clavo ardiendo”, insisten fuentes próximas a Marín, convencidos de que ahora sí trabajan todos a una tras una etapa de tensión Sevilla-Madrid.

Pese a la grave fractura interna, el grupo parlamentario resiste sin romperse tras los cambios del verano. La división interna continúa, aunque no se hace pública, nadie rompe la disciplina de voto. No habrá una fiesta de Navidad de todos los diputados naranja celebrando juntos, pero al menos conviven o se evitan para no tensar más el ambiente, coinciden en describir diputados de uno y otro bando.

Foto: El portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal. (EFE/Chema Moya)

La próxima cita interna son las primarias, que la dirección nacional debe convocar y que desde Andalucía se pide que sean en diciembre, antes de que acabe el año. Se confía en un trámite rápido, una semana con votación telemática y que no se reabran las heridas internas. Desde el equipo de Marín, sí que temen alguna maniobra de Fran Hervías, desde el puente de mando del PP, para tratar de derribar a Marín. “Él no descansa”, admiten fuentes de la cúpula del partido. En Andalucía, el acuerdo sellado con el PP para frenar las injerencias de Génova e impedir la fuga de cargos de Cs a las filas populares está funcionando bajo la estricta y atenta mirada del consejero de Presidencia, Elías Bendodo (PP). “Es la mayor garantía que tenemos ahora mismo en España para frenar esa descomposición y salto de cargos al PP”, admiten en Cs.

El partido naranja no pierde de vista las encuestas. “No descartamos ningún escenario”, señalan desde Andalucía cuando se pregunta por la posibilidad de una candidatura conjunta, al estilo de España Suma, que en su momento Marín propuso y descartó rotundamente Arrimadas. Ahora, las tornas han cambiado. Cs abre de nuevo esa puerta, posiblemente como tabla de salvación si las encuestas vaticinan su desaparición también en Andalucía, y el PP, fuerte en los sondeos, la cierra con un sonoro portazo.

El eje Marín-Bendodo

El líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, vicepresidente de la Junta, tiene una relación de total y absoluta confianza con el consejero de Presidencia, Elías Bendodo. Es el secreto para que todo funcione, admiten ambas partes. Pero si en cualquier Gobierno de coalición el grande engulle al chico, en el Gobierno andaluz, Cs encima arrastra una profunda crisis que debilita aún más la imagen de los naranjas. De hecho, la sensación en el partido es que la gestión de las consejerías que ostenta Cs es "mucho mejor de la imagen que han logrado proyectar", señalan sus dirigentes.

Cs tiene la vicepresidencia de Marín, con competencias en Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, más las consejerías de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo; Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades; Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, y Educación. La consejera de Empleo, Rocío Blanco, comparte con el de Economía, Rogelio Velasco, un perfil técnico. De alta gestión en el caso de Blanco y de profesor de universidad en el de Velasco. Ambos están poco interesados en ‘la venta’ de sus carteras, y pese a las llamadas de la dirección andaluza de Cs para que refuercen sus apariciones públicas, en las filas naranja asumen que son perfiles “poco políticos”.

Foto: La consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, Rocío Ruiz. (EFE)

El consejero de Educación, Javier Imbroda, ha logrado su espacio, aunque admiten en las filas naranja con desazón que “parte de su éxito se lo apropia el PP”. “En gran medida, ha sido culpa nuestra”, admiten en Cs, “nosotros no lo hacemos tan bien y el presidente [Moreno] vende mucho”. La consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, sí que ejerce “de perfecto contrapeso” de Vox desde su cartera y ha encontrado su propio espacio, apuntan desde la dirección de Cs. Ruiz no oculta en su entorno que le gustaría repetir en un próximo Gobierno y con esa baza juegan en el partido para disuadirla de que compita con Marín en unas próximas primarias que decidirán quién será el candidato en las autonómicas. La relación de Marín y Ruiz ha sido muy tensa durante la mayor parte de la legislatura y los conflictos y crisis internas han ahondado aún más en la imagen de descomposición del partido.

Elecciones en verano

Desde la dirección de Cs, aseguran que aunque la prerrogativa de convocar elecciones corresponde al presidente “el diálogo es fluido y la decisión seguro que es compartida y consensuada”. Cuentan con esa carta porque al PP le interesa, señalan, que Cs sobreviva y puedan reeditar el Gobierno. El PP no quiere un Gobierno en alianza con Vox y para eso le interesa llevarse votos de Cs, pero sin pasarse, sin que la sangría los haga depender de la extrema derecha.

“Los sondeos apuntan que el PP necesitará 10 diputados para alcanzar la mayoría absoluta y el papel de Cs va a seguir siendo decisivo, pese a que suframos una hemorragia importante de votos”, señalan desde la cúpula naranja. La apuesta de la formación de Inés Arrimadas es aguantar todo lo posible la legislatura y convocar “a las puertas del verano”. “Necesitamos un semestre más para ejecutar millones de inversiones, en verano, con el turismo al alza, buenos datos económicos, una cifra de empleo elevada... sería un buen momento”, analizan desde este partido.

Las encuestas varían en sus pronósticos sobre Cs en Andalucía. Hay sondeos que indican que, en contra de lo que pasó en mayo en Madrid, Cs podría conseguir representación en la Cámara andaluza, le bastaría un 10% de los votos. “A diferencia de las madrileñas, en las autonómicas de aquí se valora mucho la implantación territorial y Cs está haciendo un trabajo intenso, territorializado, para conseguir penetrar en las provincias”, señala un diputado andaluz.

El Gobierno de coalición de Andalucía no exhibe disensiones en público. Casi no las tiene en privado, admiten sus miembros. Nada que ver con las tensiones recurrentes de PSOE y Unidas Podemos por preservar sus áreas y arrogarse el mérito en el Ejecutivo de la nación. PP y Cs en Andalucía han establecido una perfecta armonía y el ruido no va más allá de alguna reflexión, en privado, sobre las dificultades que tienen las consejerías naranja para vender sus logros y “lo que le gusta a Juanma [Moreno] hacerse la foto”. En realidad, uno de los socios, Cs, lucha por su supervivencia y lo hace cómodo al abrigo de un partido que lo trata con cariño y cuida las formas, el PP, pero que se frota las manos porque las encuestas dicen que absorberá la mayoría de sus votos.

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