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El PSOE andaluz llega en paz con Ferraz, pero diluido aún en sus rencillas provinciales
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40º CONGRESO FEDERAL

El PSOE andaluz llega en paz con Ferraz, pero diluido aún en sus rencillas provinciales

El nuevo liderazgo de Espadas debe afianzarse aún en las provincias y la transición en la federación más numerosa del partido está siendo lenta y no exenta de ruido y roces internos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Juan Espadas, secretario regional del PSOE en Andalucía. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Juan Espadas, secretario regional del PSOE en Andalucía. (EFE)

El PSOE andaluz, la federación más poderosa del partido en otros tiempos y ahora la más numerosa, llega al 40º Congreso Federal del PSOE en paz con Pedro Sánchez, aunque aún en fase de transición interna para consolidar el liderazgo de Juan Espadas y diluido en rencillas provinciales. La sensación de que lo nuevo aún no se ha acabado de instalar y lo viejo no ha acabado de salir es generalizada en las filas de la formación en Andalucía. Ferraz bordó su jugada política con el anticipo de las primarias para elegir candidato a la Junta y la posterior ratificación de Espadas como secretario general del PSOE-A. Se garantizó que el único territorio que podría aguarle a Sánchez la fiesta del cónclave quedara desactivado. Pero esa renovación aún debe pasar por un congreso regional, los días 5, 6 y 7 de noviembre, y las posteriores citas provinciales, previstas en diciembre. De ahí esa sensación de interinidad.

Foto: El mitin de campaña del PSOE de las generales de 2019 en Mislata. (EFE)

En el equipo de Espadas, defienden que el PSOE andaluz llega renovado y con un liderazgo de estreno que ha supuesto un revulsivo en la política de la región. La jugada maestra de Espadas, con detractores internos y muchos escépticos sobre sus consecuencias, pasa por abrir un diálogo con el PP de Juanma Moreno para tratar de sacar adelante los próximos Presupuestos de la comunidad. Un movimiento audaz en un tablero político de trincheras con el que el PSOE conseguiría, explican desde la dirección autonómica, arrinconar a Vox, quitarle el foco, y aplazar las elecciones al próximo noviembre, dentro de poco más de un año, con tiempo para aquilatar el liderazgo del flamante nuevo secretario general. Una jugada que no convence a una parte de los socialistas, que piden una consulta a las bases antes de poner en marcha esa estrategia, ni a la vieja guardia del partido, que solo ve ventajas para los populares.

El espectáculo de 2017

Nada tiene que ver cómo llegó al congreso federal de 2017 de cómo lo hace ahora. Entonces, Susana Díaz, tras perder la guerra interna, se amotinaba en la federación, se encargaba de imponer sus nombres sin integración en las listas de delegados y acababa rota, llorando descompuesta, la larga noche en que Pedro Sánchez compuso su ejecutiva. “Haz el equipo que quieras”, le dijo la andaluza al ahora presidente antes de abandonar cariacontecida el pabellón de Ifema que acogió el congreso y dirigirse a un bar donde improvisó un mitin, admitiendo “la hostia” que se había llevado y recibiendo gritos de los suyos. “¡Qué grande eres!”, se oía en un vídeo que se difundió cuando la delegación andaluza debería estar votando en el plenario. Los representantes de la comunidad optaron por una huelga de brazos caídos.

La actual delegación ya admite que quizás haya ahora menos nombres andaluces y que las dinámicas han cambiado en el partido

A cambio, Sánchez, que ya había avisado de que su dirección no iba a responder a cuotas territoriales, metió ocho nombres de socialistas andaluces en su dirección, ninguno afín a Díaz. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (Relaciones Institucionales), Carmen Calvo (Igualdad), Paco Salazar (Acción Electoral), José Antonio Rodríguez Salas (alcalde de la localidad granadina de Jun, Dinamización de Agrupaciones Locales), Luisa Faneca (Pesca), María Jesús Castro (Mayores), Ignacio López (Movimientos Sociales) y Fernando Martínez (Memoria Histórica) formaban el ejército sanchista en Andalucía junto al alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano, presidente del Comité Federal.

La actual delegación ya admite que quizás haya ahora menos nombres andaluces, que las dinámicas han cambiado totalmente en el partido y que ya no hacen falta cuotas territoriales porque el líder tiene manos libres tras recibir el respaldo de la militancia.

El ejército sanchista

Cuatro años más tarde, ese ejército ha vencido. Susana Díaz está fuera de juego, retirada en la jaula de oro del Senado. Los suyos no han dado guerra en la configuración de las listas de delegados al congreso federal y han acatado las normas impuestas por Espadas, que pidió abiertamente negociación e integración y que no hubiera dos alternativas enfrentadas en cada provincia. Solo en Cádiz ha sido imposible sellar la paz y hubo votación, ganando además la lista contraria a la que abanderaba Ferraz. En el resto de provincias ni siquiera se ha votado, para estupor de algunos dirigentes.

Son 276 delegados los que la federación aporta al millar que votará en el congreso del próximo fin de semana en Valencia, sin contar la cuota andaluza de las Juventudes Socialistas. Las reuniones provinciales para elegir a los representantes han sido pacíficas, aunque la guerra está soterrada a la espera de los congresos en las provincias, cuando toque renovar los liderazgos. En las primarias del PSOE andaluz, cuatro provincias y sus líderes estuvieron con Espadas, Jaén (Paco Reyes), Granada (José Entrena), Huelva (con una gestora que lidera la sanchista María Luisa Faneca) y en el último momento Cádiz (Irene García). Las otras cuatro permanecieron fieles a Díaz, Almería (José Luis Sánchez Teruel), Málaga (José Luis Ruiz Espejo), Córdoba (Antonio Ruiz) y Sevilla (Verónica Pérez). Estos saben que están en la cuerda floja. Y todo eso bulle internamente.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

Espadas pidió paz, no trasladar las tensiones a la militancia y posponer las guerrillas provinciales para llegar a Valencia con una delegación fuerte. Lo ha conseguido a medias. Excepto Cádiz, las listas se han pactado por consenso con concesiones e integración. En el caso de secretarios provinciales afines a Díaz, se les ha permitido encabezar las planchas, pero con un número dos sanchista como contrapeso. En Almería, lidera Sánchez Teruel con Esperanza Pérez como número dos, alegando que es la alcaldesa de Níjar, la población más poblada. En Málaga, encabeza el secretario provincial, Ruiz Espejo, pero con María Gámez, directora general de la Guardia Civil, como segunda.

En Sevilla, la lista la encabeza Espadas y no se permitió que la líder provincial, Verónica Pérez, la más vinculada de todos a Susana Díaz, fuera detrás. Se decidió ordenar el resto de nombres por orden alfabético. No tenía sentido, advirtieron, que Pérez, a la que muchos siguen recordando como “la máxima autoridad” por su papel en el derrocamiento de Sánchez, fuera por delante de la ministra María Jesús Montero, el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Paco Salazar o Lina Gálvez, eurodiputada y máxima responsable de la ponencia del congreso federal.

La excepción gaditana

Esa ha sido la máxima de Espadas, evitar el ruido y posponer la guerra. Para muchos veteranos del PSOE, “ha dejado hacer demasiado” en los provinciales y no ha tomado partido en un momento orgánico decisivo. En Cádiz, perdió su apuesta por silenciar la batalla y llegar a una componenda hasta el provincial. Allí, los sanchistas han virado y han apoyado a la líder provincial, Irene García, que hasta el último momento estuvo sin decidirse por Díaz o Espadas y jugando a dos bandas. Al final, su apoyo al alcalde de Sevilla fue decisivo, porque igualó cuatro a cuatro los apoyos de los líderes provinciales.

El caso es que nadie va a ir a plantar cara al presidente, en eso hay unanimidad, pero la pelea se libra en clave provincial

Sin embargo, hay un sector de los que querían renovación que ha dejado claro que no ‘traga’ con la petición de Ferraz de apoyarla y ha impulsado su propio candidato, Juan Carlos Ruiz Boix, alcalde de San Roque. A Irene García la apoyan sanchistas como los hermanos Román, con el alcalde de Chiclana, José María Román Guerrero, y su hermano Rafael, amigo personal de Pedro Sánchez, a la cabeza. A Ruiz Boix lo acompaña en su lista como dos el alcalde de Alcalá de los Gazules, hijo del histórico Luis Pizarro. Si en Sevilla las tensiones entre los sanchistas han sido también importantes, con división entre Gómez de Celis y Toscano, en Cádiz, llegan aún a más. El caso es que nadie va a ir a plantar cara al presidente, en eso hay unanimidad, pero la pelea se libra en clave provincial. Aún hay mucho poder que repartir al volver de Valencia.

El PSOE andaluz, la federación más poderosa del partido en otros tiempos y ahora la más numerosa, llega al 40º Congreso Federal del PSOE en paz con Pedro Sánchez, aunque aún en fase de transición interna para consolidar el liderazgo de Juan Espadas y diluido en rencillas provinciales. La sensación de que lo nuevo aún no se ha acabado de instalar y lo viejo no ha acabado de salir es generalizada en las filas de la formación en Andalucía. Ferraz bordó su jugada política con el anticipo de las primarias para elegir candidato a la Junta y la posterior ratificación de Espadas como secretario general del PSOE-A. Se garantizó que el único territorio que podría aguarle a Sánchez la fiesta del cónclave quedara desactivado. Pero esa renovación aún debe pasar por un congreso regional, los días 5, 6 y 7 de noviembre, y las posteriores citas provinciales, previstas en diciembre. De ahí esa sensación de interinidad.

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