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Tú al PSOE y yo al PP: el destino de Cs en Granada asoma al partido a su división
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LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS

Tú al PSOE y yo al PP: el destino de Cs en Granada asoma al partido a su división

Si la desaparición de Cs en el ayuntamiento granadino tuviera su replica en el Parlamento, el Gobierno andaluz de Moreno perdería el control y se vería obligado a convocar elecciones

Foto: El alcalde de Granada, Luis Salvador (Cs). (EFE)
El alcalde de Granada, Luis Salvador (Cs). (EFE)

Ciudadanos se hizo en 2019 por sorpresa con la alcaldía de Granada con solo cuatro de los 27 concejales del ayuntamiento. Fue un pacto cerrado desde las direcciones nacionales que conllevaba un cambalache de sillones más allá de la capital nazarí, con Murcia o Málaga en manos del PP como moneda de cambio. Dos años después, tras romper con el PP en el ayuntamiento en una bronca que ha ido subiendo de decibelios y donde la intervención de las direcciones nacionales de ambos partidos ha dificultado aún más el entendimiento, Cs en Granada no existe. Ha perdido toda su representación institucional. Las traiciones a la cúpula de Inés Arrimadas se han hecho visibles en el último mes.

Dos ediles se plegaron a la estrategia del PP y abandonaron su partido. Fue el pasado 8 de junio cuando Manuel Olivares anunció que se daba de baja en el partido y se sumaba a la maniobra de los populares, que salieron en bloque el gobierno municipal en un intento desesperado de asfixiar al alcalde para que cediera el bastón de mando. Junto a él Lucía Garrido, que era edil de Cs pero fue en la lista como independiente, también se plegó a la estrategia del PP.

Foto: Juan Espadas (i) y Paco Cuenca (d).

Casi un mes más tarde, Luis Salvador y José Antonio Huertas, los otros dos ediles que habían permanecido fieles a la cúpula de Arrimadas y a Juan Marín en estas semanas, recibían el aviso de que iban a ser expulsados del partido. El motivo: desobedecer la orden expresa de la dirección nacional de Cs de no votar al candidato del PSOE, Paco Cuenca, imputado en el caso de los cursos de formación. Cuenca está imputado por su etapa como delegado de la Junta en Granada, tras una denuncia del Sindicato de Funcionarios por externalizar a empresas privadas la inspección de estas actividades formativas. La Fiscalía ha pedido el archivo de su pieza.

En Granada, Cs se ha disuelto como un azucarillo mostrando el futuro que puede sobrevenir al partido, con cargos desembarcando en el PP o pactando con el PSOE. La primera operación, con dos ediles naranjas en el bloque de los populares, no fue ninguna sorpresa. Olivares ya había discrepado públicamente del alcalde y lo había dejado por mentiroso. Cuando el exsecretario de Organización de Cs, Fran Hervías, ya con despacho en Génova y militancia en el PP, conocedor de primera mano de las interioridades del pacto granadino, salió a ratificar, como sostenían los populares, que había un compromiso de alternancia a los dos años del mandato municipal, Olivares se sumó entusiasta a la exigencia de que Salvador tenía que salir para dar paso a un edil ‘popular’. Estaba claro donde estaban sus preferencias. La concejal de Cultura era independiente y también se conocía su mala relación con el alcalde.

Foto: Imagen de archivo de Fran Hervías. (EFE)

La sorpresa vino este miércoles de la mano de Salvador y Huertas dando su voto al PSOE. Ya en la sede de Cs en Madrid venían días atrás deslizando que no se fiaban del alcalde y que empezaba a no ser claro. Salvador mantuvo contactos hasta el último momento, intercambiando mensajes, con la secretaria general de Cs, Marina Bravo, pero nunca dejó claro qué iba a hacer. A Marín, según el mismo comentó a los periodistas, dejó de cogerle el móvil unos cuatro días atrás, lo que hizo disparar las alarmas.

Ahora en las filas de Cs hablan de “alivio” por la expulsión de Salvador pero hasta el último momento habían cerrado filas con quien era su principal alcalde. Su recorrido no es nuevo. Salvador militó en el PSOE, fue senador y asesor de José Luis Rodríguez Zapatero y dejó las filas socialistas para embarcarse en Cs de la mano de Albert Rivera. Fue el principal rival de Juan Marín en Andalucía, se lanzó su candidatura a las primarias para elegir candidato a la Junta, Hervías trabajó para que Salvador se convirtiera en el líder autonómico y Rivera mandó parar antecediendo la unidad del partido a más crisis internas. Después fue propuesto candidato en Granada, se convirtió en alcalde y se aproximó a Marín, dejando de lado a Hervías, que fue diputado en Cortes por la provincia granadina. El exsecretario de Organización de Cs nunca se lo perdonó y ahora pensaba cobrarse su cabeza, sirviendo su venganza como aviso claro al que fue su partido. Ya lo dejó dicho en una entrevista en Ideal, en la que se jactó de que “el 80% de cargos de Cs” le debían su puesto. Si él los puso, él podía quitarlos, se traducía de sus palabras.

Foto: El concejal del Ayuntamiento de Granada, Sebastián Pérez. (EFE)

Es cierto que en Granada hay muchas intrahistorias, protagonistas con rencillas, vetos cruzados, una intervención fallida de las direcciones nacionales... pero no es menos cierto que los mismos que defienden que en ningún caso lo ocurrido en Andalucía afectará a la política autonómica son los que venían asegurando que Salvador seguiría siendo alcalde o que habría acuerdo de última hora.

Tras ver el sentido del voto de los dos concejales de Cs a favor del PSOE se dispararon las especulaciones sobre qué les han dado. Salvador no necesitaba votar al PSOE, le hubiera bastado abstenerse o votar a un candidato propio para que en segunda vuelta el socialista, que encabezó la lista más votada en las municipales, fuera alcalde. Dar su apoyo expreso al PSOE a sabiendas de que su militancia estaba en juego no puede ser gratis, intuyen todos los actores del culebrón granadino.

Desde las filas socialistas son tajantes: “Nada de nada”. A partir de ahora, señalan, “se sentarán con todos para buscar la estabilidad”. Sus antiguos compañeros del equipo de gobierno dan por hecho que habrá un sillón para Salvador en alguna empresa municipal o estatal, no en el ayuntamiento. Vox asegura que habrán pagado “un precio gordo” para tener el apoyo de esos concejales naranjas. Desde el Parlamento andaluz, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, se limitó a asegurar que lo visto en Granada es un ejemplo de la política “nada edificante”.

Aferrados al pacto andaluz

En Andalucía, tras la moción de censura de Murcia y después de que se conociera que Hervías saltaba al PP, Cs se empeñó en tener garantías de sus socios en la Junta. La respuesta fue un nuevo pacto de estabilidad que sellaron Marín y el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo. Ese acuerdo prohibía trasvase de cargos de Cs al PP. Aseguraron que afectaba tanto al Gobierno, como al Parlamento o a los grupos municipales.

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto al alcalde de Sevilla, Juan Espadas (d). (EFE)

El PP andaluz mandó parar las invitaciones que desde las direcciones provinciales del PP y con el visto bueno de Génova se estaban enviando a cargos públicos de Cs en Andalucía. El desembarco de cargos de Cs se frenó en seco, pero duró solo unas semanas. Desde la dirección nacional del PP aseguran que son los cargos de Cs los que están llamando a sus puertas. Desde el partido de Arrimadas aseguran que es Hervías, con la bendición de García Egea, quien está agitando el avispero. Sea como sea, la espita se ha abierto. Antes de Granada hubo otro intento fallido en Jaén. Tres concejales se fueron del gobierno municipal con el PSOE para propiciar una moción de censura junto al PP. Les falló una cuarta edil de Cs, que permaneció fiel a su partido, y cuyo voto era imprescindible.

“Son las chapuzas de Hervías, que es un chapucero”, dijo este miércoles Marín. Tampoco en el PP andaluz gusta nada esa OPA hostil desde Génova porque temen las consecuencias.

De los 21 diputados del grupo parlamentario de Cs, ya hay cinco o seis que públicamente no ocultan su desacuerdo con Arrimadas

De los 21 diputados del grupo parlamentario de Cs, ya hay cinco o seis que públicamente no ocultan su desacuerdo con Arrimadas y la acusan de pactar con el PSOE de Pedro Sánchez y los indultos. Las ondas del terremoto de Granada han llegado a la Cámara autonómica. “No va a pasar de eso. De comentarios en redes o de quejas en público”, aseguran desde la dirección de Cs. Tanto en Jaén como en Granada la respuesta de la dirección de Arrimadas ha sido inmediata y firme, abriendo sin dudarlo expedientes de expulsión. Si ocurriera en el grupo parlamentario, PP y Cs podrían perder el control y el Gobierno andaluz irse al garete. Eso es lo que nadie, avisan, va a permitir. Aunque claro, también aseguraban que Granada no iba a acabar en manos del PSOE y ahí está el alcalde socialista celebrando su investidura.

Ciudadanos se hizo en 2019 por sorpresa con la alcaldía de Granada con solo cuatro de los 27 concejales del ayuntamiento. Fue un pacto cerrado desde las direcciones nacionales que conllevaba un cambalache de sillones más allá de la capital nazarí, con Murcia o Málaga en manos del PP como moneda de cambio. Dos años después, tras romper con el PP en el ayuntamiento en una bronca que ha ido subiendo de decibelios y donde la intervención de las direcciones nacionales de ambos partidos ha dificultado aún más el entendimiento, Cs en Granada no existe. Ha perdido toda su representación institucional. Las traiciones a la cúpula de Inés Arrimadas se han hecho visibles en el último mes.

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