Los vetos cruzados de PP y Cs dejan en bandeja Granada al PSOE

Cartas iba y venían, pero el acuerdo el martes en Granada seguía sin llegar. El pulso abierto entre PP y Ciudadanos y el diálogo de sordos entre ambos partidos no dieron fruto. Los contactos seguirán abiertos, aseguraron ambos partidos, hasta el pleno municipal de este miércoles, que decidirá quién será el futuro alcalde de la ciudad. Ni PP ni Cs renuncian a ostentar el bastón de mando en la capital andaluza, lo que conduce a un bloqueo que daría el poder a la lista más votada, la del PSOE y el exalcalde Paco Cuenca.

La novedad la trajo Vox, que se desmarcó del acuerdo cerrado con el PP y anunció que ante el bloqueo no votará al candidato popular y postulará a su propio alcaldable, Onofre Miralles. Este paso resta tres votos al PP, que había anunciado que tendría 12 apoyos y se quedará en nueve. Con estos números, todo apunta, salvo sorpresa de última hora, que el socialista Cuenca será el aspirante con más apoyos, 12, sumando los del PSOE y Adelante.

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Ambos partidos, PP y Cs, socios hasta hace un mes en el ayuntamiento, se acusan de entregar la ciudad a un imputado. Cuenca está investigado en una pieza de los cursos de formación tras una denuncia del Sindicato Andaluz de Funcionarios por externalizar la inspección de las actividades formativas a empresas privadas cuando el socialista era delegado de la Junta en Granada. La Fiscalía pidió el archivo, pero el caso sigue abierto.

Negociación epistolar

La relación un día antes del plazo definitivo fue principalmente epistolar. El candidato propuesto por el PP para asumir la alcaldía, Francisco Fuentes, remitió una misiva al vicepresidente andaluz, Juan Marín, que este respondió con un envite igual al recibido: ambos partidos le dicen al contrario que la pelota está en su tejado. Las posiciones seguían siendo inamovibles. Los acuerdos se deshacían conforme se aproximaba el pleno municipal de este miércoles sin que se vislumbrara ningún acuerdo para que el poder local en Granada permaneciera en manos del bloque de las derechas.

El PP reclamaba dos votos de Cs, de Luis Salvador y José Antonio Huertas, para sumar los 14 necesarios para formar Gobierno, y defendía que ya tenía amarrados 12 apoyos, que tras salirse Vox menguaron a nueve.

Por su parte, el partido de Inés Arrimadas acusó al PP de haber tomado “una decisión unilateral” al romper el acuerdo sin más motivo que “las rencillas y los intereses personales de terceros”. Marín defendió en su carta al PP que ya su partido puso sobre la mesa una “solución de desbloqueo” que pasaba por retirar el bastón de mando a Luis Salvador y entregárselo al otro edil de Cs que ha permanecido con él en el Gobierno, José Antonio Huertas. Una fórmula que el PP desechó porque reclama la alcaldía. El vicepresidente andaluz reclamaba mirar al acuerdo de gobierno en la Junta de Andalucía que, defendía, goza de buena salud.

Rencillas personales

El sudoku es bastante complicado. El acuerdo por arriba de las direcciones nacionales se frustró entre acusaciones de que era “mentira”, dijeron los populares, o de que no cuajó por la falta de control de Génova sobre el PP granadino.

Los enfrentamientos personales, además, dificultan cualquier salida. El pacto en Granada se rompió el pasado 26 de mayo, cuando el que fue presidente del PP y candidato, Sebastián Pérez, anunció su baja del partido y dio un ultimátum: o se dejaba la alcaldía en manos del PP o él mismo daría la mayoría al PSOE. Esa maniobra rompió el tablero político.

El PP andaluz había estado evitando que hubiera movimientos en Granada, aunque Génova pedía actuar para forzar a Cs a ceder la alcaldía

El PP andaluz había estado evitando que hubiera movimientos en Granada, aunque Génova y la dirección provincial del partido pedían actuar para forzar a Cs a ceder la alcaldía. Quien fue líder de los populares, Sebastián Pérez, defiende que él mismo cerró con un apretón de manos un acuerdo con Luis Salvador para que hubiera alternancia a la mitad del mandato municipal, en una fórmula de 2+2 que Cs niega. No hay papeles escritos sobre ese acuerdo, que se tejió en Madrid desde las direcciones nacionales y que cedió la alcaldía a Cs, pese a que solo tenía cuatro de los 27 ediles del consistorio, a cambio de un reparto de poder que incluía plazas como Murcia o Málaga.

El salto de quien fue secretario de Organización de Cs Fran Hervías al PP también sacudió los cimientos de ese acuerdo granadino. Hervías salió a decir públicamente que se había pactado la alternancia, respaldando la teoría del PP.

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El siguiente capítulo del culebrón fue protagonizado por los ediles del PP y dos de los cuatro concejales de Cs, que se salieron del Gobierno municipal y dejaron solo al alcalde y al otro edil naranja. Salvador gobernó con dos votos de 27 durante tres semanas hasta que la situación se volvió insostenible y registró su renuncia el pasado jueves.

Sebastián Pérez ha asegurado que no votará a ningún alcalde de Cs. Luis Salvador ha asegurado que no apoyará a ningún regidor del PP y que dará paso a la lista más votada, la del PSOE. Salvador no tiene que votar al candidato socialista, basta con que no vaya al pleno, se abstenga o se vote a sí mismo o a otro candidato de Cs. Sin estos dos votos, no se llegará en ningún caso a la mayoría necesaria para formar Gobierno. Así que, por mucho que se empeñen las direcciones nacionales de PP y Cs, o convencen a estos dos ediles, que claramente están fuera del control de sus partidos, o no sumarán lo necesario. El PSOE aguanta la respiración y acaricia el sueño de volver a la alcaldía que ganó en votos pero sin mayoría para gobernar.