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La batalla del PSOE andaluz: entre la desgana de la militancia y el poder del aparato
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ARRANCAN LAS PRIMARIAS

La batalla del PSOE andaluz: entre la desgana de la militancia y el poder del aparato

Cuatro candidatos, con Susana Díaz y Juan Espadas como protagonistas, se lanzan a pedir el voto a los 46.000 socialistas andaluces, que no muestran entusiasmo desmedido por ahora

Foto: Susana Díaz y Juan Espadas. (EFE)
Susana Díaz y Juan Espadas. (EFE)
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Poco tienen que ver estas primarias del PSOE andaluz con las que sacudieron al partido en 2017 entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. Ni en intensidad, ni en dramatismo, ni en interés. Si hay algo que remarcan en las candidaturas que optarán a ser cartel del PSOE-A en las próximas andaluzas es que la militancia, como el ciudadano de a pie, está cansada, hastiada de la pelea política, alejada. La fatiga pandémica tiene su traslado en las bases y los más 46.000 socialistas andaluces llamados a las urnas el 13 de junio no se salvan de ese agotamiento. Es una de las claves que trasladan los equipos de campaña más potentes, los de Susana Díaz y Juan Espadas, convencidos de que ese cansancio puede influir de forma clave en el proceso orgánico.

“He aprendido mucho en este tiempo”. A pesar de que Susana Díaz está haciendo una campaña muy parecida a la que trazó Pedro Sánchez en 2017, presentándose como víctima de Ferraz y como la candidata que patea las agrupaciones y está junto a la gente, la que rechazó cargos, ministerios y la presidencia del Senado para quedarse en Andalucía, su discurso no tiene la fuerza que tuvo el de Sánchez en su momento. Posiblemente tampoco su eficacia. El hoy presidente pudo montar un relato épico con unos ingredientes infalibles: el drama 'sangriento' del 1 de octubre, su dimisión, la abstención para dar paso al gobierno de Mariano Rajoy y su propia renuncia al escaño para quedarse sin nada más que un objetivo, el de reconquistar el partido.

Nada de esto se da ahora en Andalucía. Sus críticos creen que Díaz no tiene credibilidad con este discurso. Los suyos callan y aseguran que la campaña va “muy bien” y que la gente, el militante de a pie, está con Susana. “Sentimos el apoyo en cada acto”, subrayan.

Foto: Susana Díaz. (Cristina Quicler)

La candidatura de Díaz insiste en defender la autonomía del PSOE andaluz, “no somos una sucursal”, y en que cada militante decidirá en libertad, por lo que no puede saberse qué pasará. Entre quienes defienden la renovación en la figura de Espadas no tienen esa percepción. Igualmente a esta candidatura, la que abandera la dirección federal aunque sea de forma indirecta, la recorre un hálito de optimismo y el convencimiento de que “cada vez hay más gente con Juan” pero juegan con otra óptica. Creen que la militancia está cansada de enfrentamiento y deseosa de enterrar la división entre ‘susanistas’ y ‘sanchistas’ y cuentan además con el convencimiento de que, aparte de simpatías, Espadas es percibido como un candidato con más posibilidades de devolver al PSOE a la Junta. De ahí que el alcalde de Sevilla insista en eso de superar el 1 de octubre y el 2 de diciembre, fecha de las autonómicas.

Más parecidas a las de 2014

“Estas primarias no van a ser de los militantes como fueron las de 2017 sino más parecidas las primeras que vivió Pedro Sánchez”, describe un destacado ‘sanchista’ andaluz. Se refiere a las que enfrentó a Sánchez con Eduardo Madina y que ganó el primero con el 48,6% de los votos gracias al apoyo de las federaciones de Madrid, Valencia y Andalucía, que inclinaron la balanza. “Fueron unas primarias de aparato y estas serán igual. La militancia está harta y ninguno de los candidatos despierta un entusiasmo desmedido, no hay nada pasional en esta ocasión, son mucho más racionales y Espadas gana”, insiste un destacado partidario de la renovación andaluza, convencido de que las señales que vienen del secretario general y presidente del Gobierno son más que suficientes.

Tanto Espadas como Díaz están virando a la izquierda en sus discursos y ambos representaban un perfil socialdemócrata moderado, nada radical. Tratan de cautivar a una militancia que tiene que ver al mejor candidato para combatir a un presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (PP), que se sitúa en el centro derecha. El alcalde de Sevilla ha conseguido el apoyo de Izquierda Socialista. El objetivo es recuperar al medio millón de andaluces que se quedó en casa en las pasadas autonómicas. Han registrado también su precandidatura el profesor de la Universidad de Sevilla Luis Ángel Hierro y el médico granadino Manuel Pérez, ambos ya han participado en otros procesos orgánicos de este tipo. Estas opciones podrían dividir el voto de quienes quieren renovación pero no creen que el regidor sevillano la represente.

Espadas tiene el apoyo encubierto de Ferraz pero también el de los alcaldes y portavoces municipales de la oposición de las ocho capitales andaluzas y una foto dejó constancia esta misma semana. Otra alcaldesa de grandes ciudades, como la de Jerez, también están de su lado. En esa foto de un acto de Espadas con los principales referentes municipales en Andalucía apareció el alcalde de Jaén, Julio Millán, no fue sorpresa, pero también el de Huelva, Gabriel Cruz, y eso sí que dio que hablar.

placeholder El candidato a la secretaría general del PSOE en Andalucía, Juan Espadas. (EFE)
El candidato a la secretaría general del PSOE en Andalucía, Juan Espadas. (EFE)

Los números del cambio

Los partidarios de relevar a Susana Díaz llevan ya muchos meses haciendo ‘la cuenta de la vieja’ partiendo de los números de las primarias de 2017. La entonces presidenta de la Junta de la Andalucía, con todo el poder del aparato detrás, con los grandes referentes del PSOE empujando su candidatura, gobernando Andalucía, perdió frente a Sánchez en todas las comunidades excepto en Andalucía. Pero incluso en su cuna política un 37% de militantes optó por Sánchez o por Patxi López.

Ese porcentaje, calculan sus críticos, ahora es mucho mayor. Las provincias que menos apoyaron a Díaz fueron Cádiz y Málaga. En la provincia gaditana surgieron varias familias ‘sanchistas’, antes enfrentadas entre sí y ahora en sintonía y a las que se ha sumado la secretaria general, Irene García, quien hasta hace pocas semanas nadaba en la indefinición aunque ya había dado señales del cambio de rumbo. En Málaga, también se han contado importantes deserciones en las filas ‘susanistas’, la más destacada la de quien fue candidato a la alcaldía, Daniel Pérez, o la del senador Miguel Ángel Heredia. A Pérez, Ferraz la propone ser candidato a la secretaría provincial relevando a José Luis Ruiz Espejo, que se cuenta entre quienes se mantienen leales a Díaz.

La candidatura de Espadas cuenta con sumar más apoyos en estas provincias, que ya llevan años rotas en familias, pero sobre todo celebra que las provincias que antes eran casi impenetrables para los 'sanchistas' ahora están igualmente divididas. Es el caso de Huelva o de Jaén, ambas fortalezas 'susanistas' que se han dado la vuelta como un calcetín, dicen. También Granada. Las provincias más ‘susanistas’ siguen siendo Córdoba y Sevilla. Almería está totalmente rota en cuanto a su militancia aunque su secretario general está con Díaz.

Huelva, la pionera

El PSOE onubense está dirigido por una gestora y ya libró una guerra interna que fue ‘prueba piloto’ de las primarias que ahora se desarrollan. Para entender lo ocurrido hay que tener en cuenta que Susana Díaz rompió con quien fue su portavoz parlamentario, Mario Jiménez, un peso pesado en Huelva, a quien encomendó la portavocía de la gestora en Ferraz tras el 1 de octubre. La salida de Jiménez, que sigue siendo diputado autonómico, coincidió con la caída de otro nombre relevante en el equipo de Díaz, el de Miguel Ángel Vázquez, que fue su portavoz en la Junta y consejero de Cultura. Jiménez y Vázquez, en el Senado, han colaborado activamente por la renovación del PSOE andaluz y la salida de Díaz. En Huelva las espadas estaban en alto y todo se precipitó con la dimisión del secretario general y presidente de la Diputación, Ignacio Caraballo, con una estrecha relación, incluso familiar, con Mario Jiménez.

Foto: Pedro Sánchez y Susana Díaz, durante la campaña andaluza de 2018. (EFE)

Ferraz, de la mano de los ahora críticos de Díaz, aprovechó para tomar el control. Nombró una gestora con personas de su estricta confianza y puso al frente de la Diputación a una joven alcaldesa también en su línea. Estos movimientos internos forzaron un choque entre 'susanistas' y 'sanchistas'. Entre los primeros, disconforme con las decisiones adoptadas en la Diputación, se situó con peso el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz. Por eso su foto con Espadas esta semana fue tan llamativa. Fuentes próximas al alcalde insisten en que se mantendrá neutral y se hará también una foto con Díaz. De momento su apoyo público, contra pronóstico, fue para Espadas. Habrá quien pretenda quedarse entre dos aguas por preservar su futuro, admiten en los equipos de campaña. Será difícil.

Granada, la pacifista

Granada, con un secretario general, José Entrena, presidente de la Diputación, sosegado y componedor de acuerdos, fue de los primeros en negociar con Ferraz las listas electorales, también se inclina por Espadas, aunque nadie ha podido escuchar de boca del líder granadino una mala palabra sobre Díaz. La secretaria general se ha pateado los pueblos pequeños y ha hecho una campaña intensa en esta provincia, en la que confían en su equipo para captar militantes. Aquí lanzó Espadas su candidatura porque ambos saben que la militancia granadina puede ser determinante.

Jaén lleva la voz cantante. Ha sido la conversión más llamativa de todas, la del secretario del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, uno de los principales conocedores, ahora mismo, del engranaje del partido. Una pieza clave. Sabe de fontanería del partido todo lo que no sabe Espadas. Reyes fue de los primeros en moverse, en desembarcar en Ferraz y en pedir una alternativa a Díaz. Ha estado en el meollo de todas las maniobras internas, incluida la de solicitar el adelanto de primarias para el candidato a la Junta.

Al principio, desde la dirección federal trasladaban que Pedro Sánchez no olvidaba la imagen de Paco Reyes ya la noche del 1 de octubre, con un folio en la mano y anotando los nombres de quienes estaban dispuestos a forzar la dimisión del secretario general. No se sabe si el perdón, el tiempo o la necesidad lo ha convertido en el aliado imprescindible de Ferraz para ganar en Andalucía. Como él, muchos de quienes han saltado al bando de la renovación formaron parte del corazón de aquella maniobra que rompió en dos al PSOE. La misma que todos intentan dejar en el pasado pero cuya sombra sigue siendo alargada.

La provincia jiennense es una de las más poderosas, tras Sevilla es la que aporta más número de militantes. El PSOE está en horas bajas en un territorio donde lo fue todo, los jiennenses claman por el ninguneo de las administraciones y han salido a protestar contra el gobierno de Pedro Sánchez, que decidió que fuera Córdoba la que albergara la base logística del ejército de tierra, que supone más de 1.600 puestos de trabajo. Ahora el Gobierno trabaja en nuevos proyectos con carga de trabajo para la provincia pendientes de anunciar.

Sevilla, dividida

Jaén, que en las primarias de 2017 fue en bloque con Díaz, ahora va con Espadas, o al menos su aparato provincial. Sevilla, la otra gran agrupación con más militantes con derecho a voto, también podría inclinar la balanza. Hasta ahora había sido un fortín inexpugnable de Susana Díaz, su cuna política, la de uno de sus grandes valedores, el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos. Hace cuatro años, los socialistas sevillanos votaron en masa a Díaz salvo Dos Hermanas, donde el alcalde Quico Toscano, el gran embajador de Pedro Sánchez en Andalucía, tiró de sus afiliados y Las Cabezas, cuyo alcalde, Francisco José Toajas, era de otro de esos ‘rara avis’ del 'sanchismo' cuando nadie aún se había convertido. Ahora la situación es distinta. No solo en Sevilla capital, salvo Triana que sigue siendo de Díaz, hay agrupaciones locales que apoyan a Espadas sino que en la provincia hay grandes bolsas de militantes que también han virado, por ejemplo en La Rinconada. “Hay partida”, insisten los defensores del cambio.

El cierre provisional del censo es de 46.535 electores. 42.339 militantes PSOE, 1.310 afiliados directos y 2.886 de las Juventudes Socialistas. Por provincias: Almería, 4242; Cádiz, 4620; Córdoba, 3496; Granada, 5818; Huelva, 3464; Jaén, 5880; Málaga, 5934; Sevilla, 8885.

La apatía de la militancia preocupa y añade incertidumbre. Tanto en las filas de Espadas como en las de Díaz prefieren tirar de prudencia, decir que todo está abierto y evitar desmovilizar aún más a los más de 46.000 socialistas llamados a las urnas un 13 de junio que puede ser un domingo perfecto para irse a la playa en vez de acudir a votar. “Estamos al 50-50”, señala alguien próximo a Espadas, aunque en realidad admite que es el discurso que van a mantener para que nadie se despiste y el cambio tenga respaldo en las urnas. Sus cálculos se mueven más en el 60-40 e incluso 70-30. En las filas de Díaz evitan los porcentajes. “Decidirá cada militante en libertad”, agregan. “En estas primarias sí van a ser definitivos los alcaldes y los aparatos provinciales porque no hay ningún entusiasmo”, observan desde las filas contrarias. En realidad, esto nada más que ha hecho arrancar.

Poco tienen que ver estas primarias del PSOE andaluz con las que sacudieron al partido en 2017 entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. Ni en intensidad, ni en dramatismo, ni en interés. Si hay algo que remarcan en las candidaturas que optarán a ser cartel del PSOE-A en las próximas andaluzas es que la militancia, como el ciudadano de a pie, está cansada, hastiada de la pelea política, alejada. La fatiga pandémica tiene su traslado en las bases y los más 46.000 socialistas andaluces llamados a las urnas el 13 de junio no se salvan de ese agotamiento. Es una de las claves que trasladan los equipos de campaña más potentes, los de Susana Díaz y Juan Espadas, convencidos de que ese cansancio puede influir de forma clave en el proceso orgánico.

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