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Arrimadas desautoriza a Marín e impone su criterio en contra de una coalición con el PP
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Arrimadas desautoriza a Marín e impone su criterio en contra de una coalición con el PP

La líder del partido frena al vicepresidente andaluz, que coqueteó con la posibilidad de una lista conjunta con el PP en las próximas autonómicas, y los críticos celebran el portazo

Foto: Fotografía de archivo de Inés Arrimadas y Juan Marín. (EFE)
Fotografía de archivo de Inés Arrimadas y Juan Marín. (EFE)

Pasado el mediodía, el vicepresidente andaluz y líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, comentaba en los pasillos del Parlamento regional que no había oído las declaraciones de Inés Arrimadas, desautorizándolo sobre la posibilidad de una coalición electoral con el PP, ni había hablado con ella. Sin embargo, esas palabras habían marcado la actualidad política en Andalucía y agitado internamente no solo a Cs, sino también al PP, promotor de esa idea de la lista conjunta, y a la oposición, convencida de que se estaba preparando la venta de Cs al PP "a precio de saldo".

No se sabe si la situación, la falta de diálogo, se corregiría a lo largo de la tarde, pero lo cierto es que quedó claro, cada vez más, que la interlocución de Marín y Arrimadas nada tiene que ver con lo que fue en otros tiempos. Ni hablan, ni piensan lo mismo ni se entienden como antes. Aunque Marín declaró a los medios que ni se sentía desautorizado ni habían dicho cosas contrarias, los hechos y las palabras están ahí.

Foto: El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín (c), de Ciudadanos; el consejero de Hacienda, Juan Bravo (i), y el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández. (EFE)

“Acudir juntos a las urnas en Andalucía no es una opción que nosotros contemplemos, porque somos dos partidos diferentes con dos proyectos diferentes”, aseguró la presidenta de Cs a primera hora en una entrevista en ‘Las mañanas’, de RNE. Su portazo sonó fuerte, porque apenas un día antes, coincidiendo con el aniversario de los dos años desde el 2 de diciembre de 2018, fecha de las elecciones andaluzas que propiciaron el vuelco político en Andalucía, el responsable andaluz del partido había dicho otra cosa muy diferente.

“Cuando lleguen las elecciones, seremos dos partidos políticos que hemos compartido cuatro años y que nos presentaremos a las elecciones cada uno como considere, sin descartar ninguna opción, eso debe ser algo que pongamos encima de la mesa y que lo hagamos con naturalidad. Si los andaluces quieren un Gobierno de PP y Cs que siga cuatro años más, se valorará en su momento y se decidirá lo que haya que decidir, pero hay mucho de compromiso personal”. Lo dijo Marín, en un desayuno informativo con Albert Rivera, donde dejó la puerta abierta a una coalición electoral con el PP en las próximas elecciones andaluzas, previstas en 2022. Una fórmula que integraría a PP y Cs en un momento en que las encuestas auguran la caída del partido naranja, por detrás de Vox, de abrirse las urnas autonómicas en estos momentos.

Queda mucho tiempo y vaticinar, a dos años vista, cómo concurrirán PP y Cs en Andalucía en 2022 es imposible. Pero el ruido se disparó. No fue solo lo que dijo Marín, también ayudaron el contexto y el momento. El vicepresidente andaluz coqueteó con esa fórmula junto a Rivera y mientras que el líder del PP-A y consejero de Presidencia, Elías Bendodo, asentía sonriente desde la primera fila. Los críticos de Marín en el partido llevan ya mucho tiempo denunciando el “entreguismo” del dirigente naranja al PP. Marín y Bendodo han formado un tándem que crispa a muchos dirigentes en Cs, que lamentan que su partido haya perdido perfil propio, esté subsumido por el PP o no rentabilice su presencia en el Gobierno.

Foto: Albert Rivera e Inés Arrimadas el día de la dimisión del exlíder de Ciudadanos. (EFE)

Fue Pablo Casado el que desactivó, a mediados de noviembre, la posibilidad de una lista conjunta de PP y Cs en Cataluña. Una fórmula que sí se aplicó en País Vasco y que se propuso en el ámbito nacional para la reunificación del centro derecha, España Suma, generando entusiasmo en su momento en el PP y encendiendo alarmas en Cs, que en el fondo teme que esa fusión por absorción no sea más que una vía para hacer desaparecer el partido naranja integrado en las filas populares.

Marín, tras el pronunciamiento de Arrimadas, aseguró que él no había abrazado una coalición electoral, que en todo caso dependería de la dirección nacional del partido, y atribuyó lo ocurrido a las interpretaciones de los periodistas. Sin embargo, sentado junto a Rivera y Bendodo, sí que había dejado la puerta abierta a esa fórmula.

Nada que ver con la lectura de la presidenta de Cs, la gran ausente estos días de aniversario en Andalucía. Mientras que Pablo Casado sí participó en un acto junto a Juan Manuel Moreno, la foto de Marín fue con Rivera. Arrimadas defendió que el suyo es un partido “más moderno, regenerador, ambicioso y de innovación” que el PP en Andalucía y enfatizó que después de 40 años intentando el cambio político, los populares solo lograron desalojar al PSOE de la Junta gracias a Cs. “Hay veces que las sumas suman y veces que no”, zanjó.

Foto: Pablo Casado (de espaldas), Inés Arrimadas y José María Espejo (izquierda), en el Congreso el pasado febrero. (Pedro Ruiz)

Esta intervención de Arrimadas dio alas a los críticos de Marín, que sintieron las palabras de la presidenta del partido como una confirmación de las especulaciones que hacen correr sobre el vicepresidente andaluz, asegurando, por ejemplo, que está a un escalón de afiliarse al PP y dejar Cs. Ya se entrevió con claridad que la dirección nacional tomaba decisiones al margen de la cúpula andaluza cuando, desde Madrid, se obligó a apoyar el pacto antitransfuguismo y votar a favor de la expulsión de Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía). Solo días antes, Marín había asegurado que él entendía que "no era tránsfuga".

Las familias rivales

El más enigmático, aunque perfectamente entendible para quienes saben de las familias internas de Cs en Andalucía, fue el pronunciamiento de Fran Hervías en las redes sociales. Hervías, senador por designación autonómica y ex secretario de Organización de Cs en la etapa de Rivera, eligió un bolero para vengarse de Marín. “Bendito el tiempo que desenmascara a las personas. Que va poniendo todo y a todos en su lugar. ¡Ay! Y los malos éramos otros... PD. Después de algunos titulares de ayer. Qué bonito día se ha quedado, ¿no?”. La canción elegida era 'La gran tirana', con pasajes como “cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera” o “desencadenas en mí venenosos comentarios después de hacerme sufrir el peor de los calvarios”.

En general, el ambiente en las filas de Cs Andalucía en el Parlamento andaluz estaba tenso. Los diputados evitaban comentar lo ocurrido con micrófonos delante. El día anterior ya se habían encargado de escenificar unidad, aunque muchos estaban molestos porque mientras el PP sacaba pecho por el Gobierno con Casado en un lucido acto a orillas del Guadalquivir, el partido naranja no había organizado ningún acto y Marín había decidido irse con Rivera en un día clave. “Son las cosas de Juan”, dijeron los más benévolos. “No te creas que él no sabe lo que hace, porque lo sabe perfectamente, que no engañe a nadie más”, advertían los más críticos, convencidos de que el vicepresidente andaluz está en una operación, que él niega firmemente, de entregar el partido al PP en Andalucía.

Pasado el mediodía, el vicepresidente andaluz y líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, comentaba en los pasillos del Parlamento regional que no había oído las declaraciones de Inés Arrimadas, desautorizándolo sobre la posibilidad de una coalición electoral con el PP, ni había hablado con ella. Sin embargo, esas palabras habían marcado la actualidad política en Andalucía y agitado internamente no solo a Cs, sino también al PP, promotor de esa idea de la lista conjunta, y a la oposición, convencida de que se estaba preparando la venta de Cs al PP "a precio de saldo".

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