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Cs se desgasta en Andalucía entre peleas internas y con el abrazo del oso del PP
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CAÍDA EN LAS ENCUESTAS

Cs se desgasta en Andalucía entre peleas internas y con el abrazo del oso del PP

Marín sufre las consecuencias de una batalla entre bandos que no cesa y crea desafecto en la militancia, mientras que las encuestas no dejan de dar avisos sobre pérdida de apoyos

Foto:  El vicepresidente de la Junta y consejero de Justicia, Juan Marín. (EFE)
El vicepresidente de la Junta y consejero de Justicia, Juan Marín. (EFE)

Hay dos vicepresidentes de Ciudadanos que deberían tener ahora mismo más poder que nadie en el partido y ser aliados imprescindibles de la nueva cúpula. Inés Arrimadas tiene un grupo parlamentario con 10 diputados en el Congreso y navega con los restos de un naufragio, el de Albert Rivera, que es difícil de remontar. Su fortaleza, más allá de la Cámara Baja, debería estar en dos comunidades. En Madrid, con la vicepresidencia de Ignacio Aguado. En Andalucía, con Juan Marín, vicepresidente de la Junta. A ninguno de los dos el pacto con el Partido Popular, por circunstancias muy diferentes, les está ayudando a consolidar ni la marca de su partido ni su propio liderazgo político.

El análisis, que deja fuera de la ecuación a Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León, por razones obvias —peleó contra Inés Arrimadas el liderazgo de Cs y perdió—, lleva a malos pronósticos. Hay quien en Cs Andalucía se pregunta si el partido está abocado sin remedio a repetir los errores que llevaron a UPyD a la irrelevancia política y la desaparición. Empieza cundir el pánico.

Bronca en el Parlamento

El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, líder del partido en la comunidad, se paró con los periodistas en el patio del Parlamento andaluz la tarde del miércoles. Tiene prisa por llegar a una cita. El Confidencial ha desvelado que la reunión del grupo parlamentario ha sido muy bronca. Incluso hay diputados, que cifran en unos cinco de 21, que han pedido la dimisión del portavoz del grupo parlamentario, Sergio Romero. Lo acusan de haber participado públicamente en la estrategia de acoso y derribo a Marín y sus consejeros afines en el Gobierno andaluz. El motivo puede parecer ridículo, pero da buena cuenta del nivel de bronca interna. Dio un 'me gusta' a un tuit del exsecretario de Organización y actual senador por la comunidad, Fran Hervias. Un mensaje en redes sociales en el que denunciaba una "purga" en el Instituto Andaluz de la Juventud, donde, entre otros directivos, la consejera de Empleo firmó el cese de su cuñado.

Foto: El líder de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín (2d), es aplaudido por su compañero Fran Hervías (d, arriba). (EFE)

“Es todo lamentable”, señala una diputada que intenta mantenerse al margen de la refriega interna. No se sabe si a estas alturas eso ya es posible. En Cs Andalucía, hay dos bandos. En el grupo parlamentario, 21 diputados, hay unos “seis o siete” que apoyan sin fisuras al vicepresidente andaluz y otros “cinco o seis” que maniobran en su contra. Los demás surfean como pueden la situación interna sin tomar posiciones y se asombran del ‘hooliganismo’, dicen, de algunos de sus compañeros. Esperan una señal clara de Arrimadas que no llega.

Hay quien da por hecho que Marín ha agotado la confianza de la líder del partido y no volverá a ser candidato, pero no hay ningún mensaje claro al respecto. Ni a favor ni en contra. Quien pensara que el diputado malagueño Guillermo Díaz, revalidado como secretario de Comunicación de Cs en Andalucía, era la figura elegida por Arrimadas para mediar en el conflicto interno de Andalucía y sembrar la paz se equivoca. Su papel de 'relator' no existe. Él solo habla con los periodistas, así lo explica, en entrevistas oficiales y con la aprobación del partido, que debe dar antes el visto bueno. "Está lejos de la realidad de Andalucía y no le interesa nada más allá de trabajar en su propia marca", señala otro compañero de filas malagueño.

Foto: José Manuel Villegas (c), Fran Hervías (i) y Fernando de Páramo (d), durante la noche electoral del 21-D en Cataluña. (EFE)

En el Gobierno andaluz, Marín cuenta con el apoyo incondicional de Javier Imbroda, consejero de Educación, y tiene bajo su manto a dos perfiles independientes, la consejera de Empleo, Rocío Blanco, y el de Economía, Rogelio Velasco. Enfrente tiene a la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, a quien trató de sacar del Gobierno sin éxito en una crisis de gobierno que acabó a finales de agosto en un baile de competencias que ha debilitado a su adversaria interna pero también, entienden muchos en Cs, al resto de consejeros y que, sobre todo, ha terminado con el pacto de no agresión que llevó a Hervias a ser senador por la comunidad autónoma y a su mujer, Virginia Salmerón, candidata adjunta del defensor del pueblo andaluz.

Efectos de la crisis de Gobierno

“Hemos perdido el cuchillo de la tarta de los fondos europeos. 140.000 millones, de los que buena parte vendrán a Andalucía. Eso quién puede explicarlo”, señala alguien del grupo parlamentario. Esa área ha pasado de Economía a Hacienda, del PP. En esa maniobra interna de Marín, que tuvo que convencer a sus socios del PP porque no querían abrir ninguna crisis en el Ejecutivo, el vicepresidente se ha dejado buena parte de su liderazgo, opinan quienes juegan en su contra. Sus afines defienden que tenía que dar un golpe en la mesa porque la beligerancia de sus opositores internos obligaba a dejar claro quién está al frente de la nave. Arrimadas trató, sin éxito, de frenar los planes de su dirigente andaluz. Solo consiguió, explican, suavizarlos, pero la guerra interna se disparó.

Foto: De la Torre y Juan Cassá, en 2015. (EFE)

Marín juega al despiste. “Si han pedido la dimisión de Sergio [Romero], yo no lo he oído, porque estaba apartado del grupo”, asegura a los periodistas que le preguntan sobre la reunión del miércoles. Después, insisten en que lo que ocurra dentro de la reunión del grupo no debe salir de ahí. Lo cierto es que sí ha trascendido y que nadie oculta ya, cuando se pregunta fuera de micrófono, que hay una parte que clama por el relevo del portavoz parlamentario, que debe ser el siguiente en caer. “O esto se arregla y se sientan a hablar o desaparecemos”, señala una asesora, que vive con desasosiego todo lo que está pasando.

Marín niega que sea él quien esté tras los cambios en el Instituto Andaluz de la Juventud, que salió de la Consejería de Igualdad y pasó a Empleo, de esa 'purga' que denunció Hervias en redes. “Yo leo cosas publicadas sobre que yo pongo a quito, pero a mí nadie me ha preguntado y no es verdad. Eso lo decide la Consejería de Empleo”, asegura el vicepresidente. Sobre si se arrepiente de haber propiciado esa crisis de Gobierno, contesta firme que no. “No me arrepiento en absoluto”, contesta Marín, que incluso se muestra convencido de que se tendrían que impulsar más cambios, ganar alguna consejería para gestionar con más eficacia la pandemia, a lo que el PP se niega totalmente.

¿Una fuga al PP?

El líder de Cs en Andalucía asegura que él está volcado en la gestión, en el Gobierno, y se sitúa fuera de la refriega orgánica. “No tengo tiempo para eso”, subraya. Sus adversarios no lo creen. Tampoco admite Marín que esté permitiendo que el Partido Popular esté comiéndole el terreno en la coalición. Hay incluso quien dice que él saltará a las filas populares y acabará afilado al partido de sus socios de gobierno. Es firme ante esa acusación, que le molesta profundamente según sus ademanes al responder. “Yo sí sé dónde estoy y por qué estoy aquí”, zanja.

Foto: El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín. (EFE)

No es la primera vez que a Marín sus detractores le acusan de entreguismo a sus socios. Ya en la anterior legislatura, cuando apoyó al Gobierno socialista de Susana Díaz, hubo voces críticas por un exceso de complacencia con el PSOE. Ahora le ocurre lo mismo con el PP, aunque esta vez sí que hay una coalición de gobierno. “Juan [Marín] es así, antes lo manejaba Chiqui [Manuel Jiménez Barrios, exvicepresidente del PSOE] y ahora Bendodo [consejero de Presidencia, PP]”, señala en voz alta alguien que conoce bien las tripas del partido.

Lo de las encuestas ya es otro cantar. El barómetro del Centro de Estudios Andaluces, cocinado por un organismo afín al Gobierno, señala que en unas elecciones Cs quedaría ahora mismo por detrás de Vox y dejaría de ser imprescindible para formar una coalición de derechas en Andalucía. Marín niega que ese 13% que señala la encuesta andaluza sea una mala noticia. Todo lo contrario. Defiende que Cs ha pasado de un 6 a un 13%, aludiendo a la debacle sufrida en las últimas generales, con Albert Rivera. En las autonómicas andaluzas, Cs fue tercera fuerza y obtuvo el 18% de los votos, 21 escaños. Vox, el 10,97%.

Hay dos vicepresidentes de Ciudadanos que deberían tener ahora mismo más poder que nadie en el partido y ser aliados imprescindibles de la nueva cúpula. Inés Arrimadas tiene un grupo parlamentario con 10 diputados en el Congreso y navega con los restos de un naufragio, el de Albert Rivera, que es difícil de remontar. Su fortaleza, más allá de la Cámara Baja, debería estar en dos comunidades. En Madrid, con la vicepresidencia de Ignacio Aguado. En Andalucía, con Juan Marín, vicepresidente de la Junta. A ninguno de los dos el pacto con el Partido Popular, por circunstancias muy diferentes, les está ayudando a consolidar ni la marca de su partido ni su propio liderazgo político.

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