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Por qué los suyos creen que Susana Díaz es la otra ganadora de las catalanas
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el día después del 21-D

Por qué los suyos creen que Susana Díaz es la otra ganadora de las catalanas

Los socialistas andaluces no piensan mover ni un músculo en público pero en privado pasan lista a los errores del PSC y Sánchez y vuelven a tener argumentos tras la derrota de mayo

Foto: La presidenta andaluza, Susana Díaz, en los jardines del Palacio de San Telmo en Sevilla. (EFE)
La presidenta andaluza, Susana Díaz, en los jardines del Palacio de San Telmo en Sevilla. (EFE)

"Cada vez tengo más claro que el discurso de Susana Díaz es el discurso ganador". Es la reflexión de un dirigente del PSOE andaluz la noche de las elecciones catalanas. Nadie va a oír a Susana Díaz ni a nadie de la primera fila del partido en Andalucía jactarse de los errores de Miquel Iceta o Pedro Sánchez en la campaña catalana. Otra cosa es que en privado estén deseando ajustar cuentas y sobre todo, desahogarse confesando "mucha preocupación" por "el desastre". Vuelve a oírse eso de: "O enderazamos el rumbo, o nos hundimos". Y sí, es verdad, Susana Díaz, que es todo lenguaje gestual, parece que deja atrás la depresión tras las primarias.

En el último cara a cara entre la presidenta de Andalucía y el líder del PP andaluz, Juanma Moreno, en el Parlamento el pasado miércoles, este le sacó a relucir el veto que había sufrido por el PSC. "Es llamativa su soledad dentro de su propio partido. Es la única que se ha inhibido en las catalanas, no la han dejado hacer campaña en una comunidad donde viven más de un millón de andaluces". Díaz, rápida en las réplicas, se anticipó y acertó: "Sí, sí, su partido ha notado mucho su presencia, ya veremos el resultado".

placeholder El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, en el Parlamento de Andalucía. (EFE)
El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, en el Parlamento de Andalucía. (EFE)


Saboreando la distancia

Efectivamente, los resultados en las urnas permiten a Susana Díaz analizar con distancia y sin sentirse nada concernida el tímido avance del PSC, muy por debajo de las expectativas, y a los socialistas bromear con el 'gafe' del candidato del PP andaluz, reducido su partido a la mínima expresión en el Parlamento. Y a decir verdad, a los socialistas andaluces les preocupa mucho más que al PP andaluz la situación del PSOE en manos de un Pedro Sánchez que creen que debe empezar a mirar al resto de territorios y dejarse de complicidades con Cataluña. "Se confió a Iceta, lo convirtió en su gran aliado y ni una palabra de autocrítica", reprocha un diputado andaluz tras la comparecencia del secretario general en Ferraz.

placeholder Imagen de la campaña del candidato del PSC, Miquel Iceta, acompañado por Pedro Sánchez. (EFE)
Imagen de la campaña del candidato del PSC, Miquel Iceta, acompañado por Pedro Sánchez. (EFE)

"Ha sido un año difícil y complejo pero yo estoy feliz". Es lo que ha repetido Susana Díaz en los corrillos en los últimos días. En mayo sufrió su peor revés político. Perdió su gran apuesta, fue humillada por Pedro Sánchez en las primarias. Se quedó sola. Aislada. Muchos dijeron que su carrera política estaba acabada. Ella eso nunca lo creyó ni lo pensó aunque durante muchos meses se le ha visto hundida e indignada. Decidió aferrarse a la presidencia de Andalucía, cambió el Gobierno, se marcó limitar su presencia en el discurso nacional al debate territorial, sin perderlo nunca de vista, y empezó a buscar asideros para salvar la cara de su gestión en la comunidad consagrando "avances sociales".

Díaz asegura que acaba un año "difícil" y proclama que es "feliz". El PSOE-A respira porque tiene datos que vaticinan que conserva el gobierno

En los últimos días, desde el PSOE andaluz, donde saben leer bien sondeos y encuestas y tienen datos propios, aseguran que Susana Díaz aguantaría muy bien en Andalucía si hubiera elecciones. Respiran tranquilos. Dicen que Ciudadanos crecería, Podemos e IU no se desplegarían y el PP se hundiría, sin remontar el último desastroso resultado electoral. Estas lecturas han hecho que cobren fuerza en algunos círculos políticos las especulaciones sobre un adelanto electoral en Andalucía que, de momento, Díaz y los suyos niegan con vehemencia. Igual que en su momento, 2015, se adelantó para evitar que Podemos se armase, ahora podría pensar lo mismo para impedir que Ciudadanos coja vuelo o busque a un candidato con más tirón que el actual, Juan Marín. Lo que no querría nunca es coincidir con las generales, ni ir junto a Rajoy y Sánchez. El caso ERE lo dan ya por amortizado en términos electorales.

Objetivos cumplidos

La presidenta andaluza sacó adelante su Presupuesto de la mano de Ciudadanos, un socio cómodo y poco ruidoso, vendió a bombo y platillo asuntos como la matrícula gratis de las universidades andaluzas para los alumnos que aprueben o la renta mínima de inserción y espoleó asuntos que le permiten la confrontación a toda voz con el Gobierno de Mariano Rajoy, como la financiación autonómica o las 35 horas de los funcionarios. Eso sí, sin pudor para ondear la bandera de España y apoyar sin remilgos al Estado con el 155, porque justo eso, que a muchos dentro de su propio partido les espanta, dicen los suyos que refuerza su marca política. "¿Qué si tememos una Inés Arrimadas en Andalucía?", repite con sorna un dirigente del PSOE andaluz, "nosotros ya tenemos a Susana Díaz", se jacta.

El PSOE andaluz va a cuidar mucho no señalarse. Mantendrá perfil bajo. A la espera. Creen que lo lógico tras el fiasco de Cataluña es que se convoque un comité federal donde pueda abordarse la situación. Del último se fueron rápido y sin tomar la palabra. Lo que pasa en Cataluña, nos afecta a todos, repiten con insistencia en las filas de Díaz. Han observado en silencio, comentando por lo bajini, la campaña del PSC. "Tienen derecho a hacer la campaña que les dé la gana. Allá ellos", repitieron durante semanas.

La lista de diferencias con la campaña de Iceta es larga aunque la orden es no mover ni un músculo

Qué no le ha gustado. Sería mejor preguntarse si les ha gustado algo. Cuando Iceta fichó a antiguos líderes de Unió, en el núcleo duro de Susana Díaz ironizaron con que "después la de derechas es ella". Cuando el candidato del PSC puso el acento en temas como una Hacienda propia y no en materia social, siguieron formulando este tipo de preguntas.

En silencio

Callaron, "sufriendo en silencio, como las hemorroides", señala con humor un dirigente provincial, cuando el PSC descartó el pacto con Inés Arrimadas o cuando Adriana Lastra comparó a Albert Rivera con José Antonio Primo de Rivera. Ni siquiera se pronunciaron públicamente cuando los de Ciudadanos comenzaron a dejar claro que esperaban reciprocidad y que si ellos habían dado el Gobierno de Andalucía a Susana Díaz, el PSC debía hacer lo mismo.

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la candidata a la presidencia de la Generalitat, Inés Arrimadas, celebran su victoria. (EFE)

Los socialistas andaluces asistieron con estupor al baile de Iceta, que un día se insinuaba a los independentistas y otro a los constitucionalistas. Ese doble juego, ese discurso ambiguo, insisten en las filas del PSOE-A, es lo que puede acabar por destruir al partido. Los socialistas andaluces ya sufrieron el tripartito del PSC, ERC e IU y no querían ni pensar lo que podría suponer para ellos en términos electorales una suma en ese mismo sentido. Se alarmaron mucho cuando se pidió el indulto para los independentistas encarcelados. Empezaron a respirar más tranquilos los últimos dos días. Y no precisamente porque Iceta remontara en las encuestas sino porque empezaron a ver claro que el bloque constitucionalista no sumaba. La propia Susana Díaz sostuvo este pronóstico en círculos reducidos hasta el mismo día de las elecciones. El problema seguía siendo mayúsculo pero más fácil para ellos en términos internos.

La presencia de Revilla en el cinturón rojo, para evitar el desastre mientras que a Díaz se le vetó en la campaña, dolió. Ahora se alegran

La presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en el cierre de campaña, en un intento desesperado de quitar votos a Ciudadanos en el cinturón rojo, les dolió. Impidieron a Susana Díaz estar pero llamaron a Revilla. Ahora se alegran.

Renacer de las cenizas

La tensa relación entre Susana Díaz e Iceta viene de lejos. De antes de las primarias, donde ya se produjo la ruptura definitiva. Aunque la secretaria general del PSOE andaluz lo siga negando sobre la mesa estuvo un divorcio rápido y sin traumas con el PSC como el que ahora defiende en público Rodríguez Ibarra. Ahora simplemente piden que Pedro Sánchez empiece a contar con los demás barones y deje de bailar solo con Iceta. Es una cuestión de supervivencia, advierten.

"No empecéis otra vez, por favor, otra vez no", dice alguien muy próximo a Díaz cuando se le pregunta si celebran que el PSC no haya cumplido ni de lejos las expectativas y si esto fortalece a la andaluza frente a Pedro Sánchez. Pero son los propios socialistas andaluces los que hacen esa lectura. Aunque sea sin alharacas creen que empiezan a renacer de las cenizas.

"Cada vez tengo más claro que el discurso de Susana Díaz es el discurso ganador". Es la reflexión de un dirigente del PSOE andaluz la noche de las elecciones catalanas. Nadie va a oír a Susana Díaz ni a nadie de la primera fila del partido en Andalucía jactarse de los errores de Miquel Iceta o Pedro Sánchez en la campaña catalana. Otra cosa es que en privado estén deseando ajustar cuentas y sobre todo, desahogarse confesando "mucha preocupación" por "el desastre". Vuelve a oírse eso de: "O enderazamos el rumbo, o nos hundimos". Y sí, es verdad, Susana Díaz, que es todo lenguaje gestual, parece que deja atrás la depresión tras las primarias.

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