La hoja de ruta de Susana Díaz: un divorcio consentido y desconexión 'blanda' del PSC
Si no ceden con la abstención, hay voces en la federación de Susana Díaz que apuestan por revisar el protocolo de 1978 y apartar a los catalanes del próximo congreso federal
Susana Díaz ha ordenado a los socialistas andaluces cuidado y moderación cuando se hable del PSC. Pese a la contumacia catalana, en el mensaje oficial se muestran convencidos de que finalmente recapacitarán y reconsiderarán la abstención. Defienden con firmeza que el PSC no quiere romper con el PSOE y por eso no se saltarán finalmente la disciplina de voto. Pero como viene siendo habitual en los últimos tiempos, una cosa es el mensaje oficial y otra lo que de verdad se habla en las filas andaluzas, donde ya se asume un nuevo modelo de relaciones con los ‘hermanos’ catalanes.
En las últimas semanas, cuando el choque de trenes era evidente, se ha reflexionado en voz alta en muchos órganos de poder donde tiene asiento Susana Díaz sobre qué va a pasar con el PSC. Se ha instalado la idea de que el socialismo catalán ha caminado hacia el filo del precipicio y ahora es difícil que haya marcha atrás. Si mantienen el no a Rajoy, fuentes próximas a Susana Díaz admiten que los escenarios solo pueden ser dos. Uno, la ruptura total. Acabar con la relación instaurada en 1978 por Alfonso Guerra y Raimon Obiols y dedicarse a una opa hostil, captando para el PSOE afiliados de Cataluña. Dos, una especie de desconexión blanda, una revisión del acuerdo y un divorcio consentido por ambas partes que permitan seguir con la convivencia en el grupo parlamentario y separar la vida orgánica de ambos partidos. Esta segunda idea es la que se asume con mayor naturalidad en el seno del PSOE andaluz. Incluso se habla de la relación de los democristiano de la CDU y los socialcristiano de la CSU, los partidos de la derecha alemana, donde la convivencia se sella con un acuerdo parlamentario y poco más. Una fórmula más cercana a la que ahora mismo existe con Nueva Canarias.
El favor andaluz a Carme Chacón
Las consecuencias de esta especie de ‘desconexión blanda’ se defienden incluso con argumentos históricos. Los socialistas andaluces cuentan ahora cómo en su firma original, el protocolo de relaciones con el PSC señalaba que ambos partidos se mantendrían al margen de la vida orgánica de su coaligado pese a la fusión. Algo que no se ha respetado en la práctica y que desde luego saltó por los aires en el congreso de Sevilla, que enfrentó en 2012 a Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Hay que recordar que en ese cónclave Susana Díaz era secretaria de Organización del PSOE-A y por encargo del entonces presidente, José Antonio Griñán, trabajó intensamente a favor de la política catalana. En el PSOE andaluz saben que ese argumento saldrá a la palestra si se propone un nuevo marco de relaciones. Tampoco es ningún secreto que si los 17.935 militantes del PSC (y de Juventudes) son apartados del próximo congreso federal, las posibilidades de Susana Díaz de hacerse con la secretaría general del PSOE serán mucho mayores.
Desde su aterrizaje en la presidencia de la Junta, la dirigente socialista tuvo en la defensa de la unidad de España uno de los principales argumentos de su discurso político. Con una crítica a los “errores” de Zapatero en Cataluña y repartiendo culpas entre PSOE y PP por el auge del independentismo catalán, entró por la puerta grande del escenario nacional tras su desayuno en el hotel Ritz de la capital en octubre de 2013. Meses después, se reuniría con Artur Mas en el Palau de la Generalitat. Nunca ha descuidado su presencia en Cataluña, aunque en las últimas elecciones generales pesó la tensión que rodeaba su relación con Miquel Iceta. Después trató de tomar partido por Núria Parlon, pero la dirigente catalana nunca se apeó de su discurso nacionalista y las diferencias eran demasiado visibles.
Si los 17.935 militantes del PSC son apartados del congreso federal, las posibilidades de Susana Díaz de hacerse con la secretaría general del PSOE crecen
El PSOE no tiene censo oficial del PSC ni conoce exactamente su número de afiliados, más allá de la certificación del número al corriente del pago de sus cuotas. No obstante, los socialistas andaluces están convencidos, o al menos eso trasladan, de que la mayoría de militantes que quedan en Cataluña son más socialistas que nacionalistas porque esos otros ya se han ido en los últimos años. Pese a eso, muchas voces admiten que si ni en los mejores tiempos del PSC en términos electorales ha habido cabida para una federación clásica del PSOE en Cataluña, ahora mismo intentar abrir esa sucursal sería un fracaso. Ni hay hueco ni evitarían la etiqueta ‘españolista’, que arruinaría sus posibilidades electorales.
El grupo propio de los 'rebeldes'
En los próximos días, el PSOE tendrá que decidir qué hace con el PSC y con los diputados rebeldes que se mantengan en el no. A pesar de que el presidente de la gestora, Javier Fernández, evita hablar de expulsiones y habla de abstención, desde el PSOE andaluz se apuesta por “hacer cumplir las normas”. Ya días atrás recordaron que los estatutos del partido en su artículo 78 prevén como máximo sanción, más allá de la multa económica, la baja del grupo parlamentario. El problema es que en las últimas horas el número de posibles rebeldes crece. Si son más de 18, una baja del grupo parlamentario permitiría que se organizasen en un grupo propio. Incluso Podemos podría convertirse en el partido mayoritario de la oposición. Por eso, la cautela se impone.
También es una incógnita si se podría abrir la puerta a que las sanciones sean distintas para el PSC y el resto de diputados. Saben que es difícil, pero hay socialistas andaluces que admiten que sería una vía para garantizar un divorcio en paz a medio plazo. Hay precedentes recientes de indisciplina parlamentaria. En febrero de 2013, Carme Chacón evitó votar en el Congreso la propuesta de derecho a decidir defendida por CiU a la que el PSC votó sí y el PSOE no. Ella se ausentó. El pasado abril, los diputados socialistas de Aragón fueron sancionados por negarse a respaldar una iniciativa de ERC para dar más caudal del Ebro a Cataluña. El PSOE, por presión del PSC, se abstuvo.
"Hay que evitar que el PSOE se convierta en un partido de territorios donde cada federación vote según sus propios intereses"
Más allá de las lecturas en clave orgánica y de lucha de poder, los socialistas andaluces defienden con vehemencia que abrir la mano con la indisciplina de voto puede abrir un grave precedente y convertir a un PSOE débil en una jaula de grillos, en una legislatura que va a ser muy dura, a la que Rajoy se piensa aferrar y que debe abordar asuntos que disparan la tensión, como la financiación autonómica. Un debate que hasta la fecha sin excepción siempre se ha convertido en una bomba de relojería para el PSOE. “Hay que evitar que el PSOE se convierta en un partido de territorios donde cada federación vote según sus propios intereses”, advierte un importante socialista, que lleva tiempo avisando de la ruptura del PSOE donde no cuela el mensaje españolista, con País Vasco, Cataluña, Baleares o Galicia y Valencia, estas dos últimas federaciones divididas, encabezando la oposición interna a Susana Díaz.
El expresidente José Rodríguez de la Borbolla, que desde 1990 a 2014 ha mantenido una estrecha relación con Cataluña y se ha preocupado de visitar esa comunidad tres o cuatro veces al año para ver de cerca qué estaba pasando, ya reclamó en 2012 la necesidad de abordar las relaciones con el PSC. Ahora son muchos los que creen que es el peor momento y que debía haberse hecho mucho antes. En un artículo publicado hace cuatro años en ‘Diario de Sevilla’, ya avisó del “coyunturalismo espasmódico”, con decisiones políticas adoptadas pensando exclusivamente en los votos, y del peligro de que el PSOE se convierta en “la suma de diversos PSOES territoriales, cada uno de su padre y de su madre, y moviéndose por intereses circunscritos a su territorio”. Cuatro años más tarde, Susana Díaz busca un relato para romper de forma civilizada con el PSC.
Susana Díaz ha ordenado a los socialistas andaluces cuidado y moderación cuando se hable del PSC. Pese a la contumacia catalana, en el mensaje oficial se muestran convencidos de que finalmente recapacitarán y reconsiderarán la abstención. Defienden con firmeza que el PSC no quiere romper con el PSOE y por eso no se saltarán finalmente la disciplina de voto. Pero como viene siendo habitual en los últimos tiempos, una cosa es el mensaje oficial y otra lo que de verdad se habla en las filas andaluzas, donde ya se asume un nuevo modelo de relaciones con los ‘hermanos’ catalanes.
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