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Cómo el 11-M cayó en el olvido, pero recordamos todo lo demás
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20 años de la tragedia

Cómo el 11-M cayó en el olvido, pero recordamos todo lo demás

El memorial olvidado es la triste metáfora de lo que está pasando con el recuerdo del atentado del 11-M y sus víctimas 20 años después

Foto: Monumento en recuerdo de las víctimas del 11-M en la estación de Atocha. (Reuters/Susana Vera)
Monumento en recuerdo de las víctimas del 11-M en la estación de Atocha. (Reuters/Susana Vera)
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Tenía que ser la 11. La Línea 11. Con M de Metro. 11M. Son las obras de la Línea 11 las que se han llevado por medio el memorial que se construyó en Madrid para el recuerdo de las víctimas del peor atentado de la historia de España. El monumento que estaba en Atocha, en recuerdo de las víctimas del 11-M, nunca fue muy popular. No sabemos si se le echará de menos ni cuánto tardará en construirse el nuevo memorial que han prometido que, esta vez sí, será más visible y con mejor accesibilidad que el cilindro de cristal que se montó en 2007. Tampoco fue especialmente polémico el anuncio de su retirada. El memorial olvidado es la triste metáfora de lo que está pasando con el recuerdo del atentado del 11-M y sus centenares de víctimas 20 años después.

Ahora que se cumplen 20 años de la tragedia, del 11-M se está hablando mucho estos días, es verdad. Pero no tanto del 11-M como de lo que rodeó el 11-M. De cómo se contó y las consecuencias políticas que tuvo. ¿Y del atentado en sí? ¿De las víctimas? ¿Tenemos el aniversario presente como una fecha señalada en el calendario de la tragedia y la solidaridad o de la crispación?

“Si preguntas a cualquier madrileño dónde estaba el 11-M se va a acordar, pero si les preguntas dónde está el monumento en recuerdo de las víctimas, o dónde estaba, dudo que lo sepan”, afirma Cristina Flesher Fominaya, profesora de Estudios Globales de Aarhus University, que ha investigado el tratamiento y conmemoración que recibieron las víctimas del 11-M en comparación con las del 11-S en Nueva York. “Las víctimas del 11-M no tienen nada propio. Ni siquiera el día del terrorismo. Europa convirtió el 11 de marzo en la conmemoración de las víctimas del terrorismo europeo, pero en España lo pusieron el 27 de junio porque ni en eso se ponían de acuerdo”.

Esta profesora de Política Social, ha estudiado cómo la polarización política, década tras década, se ha llevado por delante el recuerdo de las víctimas del 11-M. Destaca, por ejemplo, que en el monumento de Nueva York al 11-S hay un testimonio y una conmemoración a todos aquellos que perdieron su vida. Allí las víctimas están en el centro de todos los homenajes. En España, sin embargo, “no hay prácticamente nada sobre las personas que murieron, sobre sus vidas, sobre lo que se perdió. Quedaron borrados. De hecho, buena parte del monumento de Atocha era un sótano, enterrado, muy simbólico de cómo se ha tratado a las víctimas”.

Foto: Atentado terrorista perpetrado por Al Qaeda en la estación de cercanías de Santa Eugenia, al sur de Madrid. (Europa Press)

Ignacio Sánchez Cuenca, profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense y autor de varios ensayos sobre terrorismo, comparte el efecto de la polarización, pero no cree que el 11-M sea comparable al 11-S: “En EEUU no había habido nunca una campaña prolongada de violencia terrorista interna y el impacto de estos ataques internacionales del 11-S cambiaron para siempre la política interior y la exterior, pero la sociedad española ya había vivido durante décadas una larga experiencia de atentados de ETA. No produce el mismo impacto, más allá de las consecuencias en elecciones de tres días después”.

El caso del 11-M es diferente también porque a lo trágico se le suma el olvido y la politización: “También las víctimas del 11-S en Estados Unidos sintieron que se les había utilizado políticamente para hacer la guerra, pero nada que ver con el ninguneo de las víctimas del 11-M en España”, afirma Flesher. La división política ha supuesto una doble tragedia para las víctimas del 11-M: “Lo que debería haber sido un proceso conmemorativo ejemplar, en el caso de Madrid fue todo lo contrario”, insiste Flesher. “Desde el principio hubo mucha división e instrumentalización, y eso ha sido decisivo para su olvido. Ni siquiera les consultaron para el monumento e inicialmente no aparecían ni sus nombres”.

Foto: Un hombre se sitúa frente al altar dedicado a las víctimas del atentado en la estación de Atocha, en Madrid. (Getty Images/Ian Waldie)

La propia división dentro de las asociaciones en torno a la autoría y la gestión política de la respuesta al atentado explican que los aniversarios del 11-M se hayan visto desplazados a polémicas que poco tienen que ver con el recuerdo de las víctimas. Sin embargo, José Antonio Rivera, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco y director del Instituto Historia Social Valentín de Foronda, advierte de que no solo son los atentados del 11-M los que van cayendo en el olvido. En general, por trágicos y espectaculares que sean, los ataques terroristas tienden a difuminarse en la memoria.

“La sociedad prefiere olvidar porque prefiere olvidar su indefensión”, resume Rivera. Y añade: “En el caso del 11-M, además, la gestión nefasta del PP y la percepción de la utilización de la izquierda terminaron de complicarlo. Todavía 20 años después, al decir 11-M inmediatamente la derecha sospecha de la izquierda y la izquierda sospecha de la derecha”. Y mientras el recuerdo de los atentados sigue siendo una cosa que incomoda políticamente, las víctimas y el recuerdo de la tragedia en sí siguen quedando en un segundo plano mediático.

Flesher es muy crítica con la gestión que hizo el PP de Aznar, también con lo que vino después. Porque sin la utilización política de los atentados no se entiende la insatisfacción de las víctimas: “Al insistir en la autoría de ETA aun cuando había evidencias claras de Al Qaeda hizo que la movilización popular cambiara por completo y se fomentó la división”. Y añade: “Pero desde el Partido Socialista fueron también muy injustos con las víctimas”. Recuerda un año el PSOE decidió boicotear todos los actos del 11-M si aparecía el PP por un asunto de corrupción que no tenía nada que ver con los atentados y que, por el quinto aniversario, siendo Zapatero presidente, no hubo ningún acto de conmemoración de los atentados a nivel estatal. "No se ha tratado como un atentado contra el país en su conjunto".

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Todos los sociólogos y politólogos coinciden en que el 11-M poco a poco se nos está olvidando. Todos, menos una, que lo ha estudiado desde una perspectiva muy diferente: “El 11-M no ha pasado a la historia de manera unívoca”, afirma Ana Planet, catedrática de Sociología del Islam de la Universidad Autónoma de Madrid. Para los especialistas en estudios islámicos como ella, el 11-M es un hito por el impacto que tuvo en la conciencia colectiva y las dificultades que a partir de ese día atravesaron muchos colectivos a los que se culpabilizó injustamente de los atentados.

Planet recuerda que, después de los atentados, cuando regresaba a casa en el tren a última hora de la tarde desde la Autónoma, acompañada de varios estudiantes españoles de origen marroquí, “la gente se apartaba de nosotros en el tren y era solo el comienzo. Desde entonces mucha gente inocente se ha visto bajo sospecha y han tenido que dar la cara por unos atentados con los que no tienen nada que ver. Se asoció injustamente esa acción violenta a toda una religión en el mundo”.

Para ellos sí fue un antes y un después. “Los jóvenes de origen musulmán que vivieron el 11-M sí tienen la fecha todavía muy presente porque tomaron conciencia de un discurso de odio al que no se habían enfrentado antes, se los trató como si tuvieran responsabilidad de lo que estaba sucediendo”, afirma Planet. “Tuvieron que salir a las calles a manifestarse diciendo ‘No en nuestro nombre’ porque se les pedían explicaciones, es decir, se hizo responsables a parte de las víctimas”.

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Flesher habló con todas las asociaciones de víctimas e hizo entrevistas en profundidad a muchas de ellas y, 20 años después, le sigue resultando desolador que todo siga prácticamente igual: “Todas las víctimas, daba igual que creyeran que ETA estaba detrás o reconocieran la autoría de Al Qaeda, todas se sentían manipuladas políticamente y que habían sido excluidas de las conmemoraciones, sentían además que se habían creado jerarquías de valor en las víctimas en función a afinidades políticas”.

El futuro del recuerdo

¿Tiene remedio este olvido del 11-M 20 años después? Flesher cree que sí. “Pero solo si se enfoca el recuerdo en las víctimas y los familiares. Se les podría consultar y preguntarles qué necesitan, pero no para incluir otras agendas. Solo el recuerdo de las vidas que se perdieron. Se podría hacer un monumento precioso al que la gente pudiera ir a recordar y a honrar a las víctimas. Algo tan sencillo como los nombres de todas ellas. Y una ceremonia cada año. No es tan difícil. Falta voluntad política”.

No es fácil. Unos no quieren recordar cómo perdieron y otros no quieren recordar cómo ganaron. “Pero todas las víctimas, da igual su afiliación política, necesitan ser recordados”, afirma Flesher. “Como país y como ciudad, los madrileños se lo merecen. Hubo tanta solidaridad y tanto cariño de tanta gente que se volcó en ayudar a las víctimas que eso debería estar reflejado en algún sitio. Necesitamos recordar el lado más bello y no solo el horrible”.

Foto: Fernando Reinares, en 2016. (EFE)

El recuerdo, sin embargo, no siempre es un valor positivo. “Con el pasado hay que tener mucho cuidado”, advierte el historiador José Antonio Rivera: “Hay que pelear como historiadores para que el recuerdo sea aleccionador. No se trata de recordar por recordar. Porque el recordatorio del pasado, en vez de cerrar heridas y aprender de lo sucedido para evitarlo en el futuro, puede servir para lo contrario si alimenta fanatismos. Lo otro, la rentabilidad para sacar argumentos que le den la razón a cada uno es el recuerdo pernicioso. El pasado ha tenido más eficacia como propaganda letal que como aprendizaje”. Y concluye: “En el caso del 11-M debería servir para la defensa de que cada uno puede pensar lo que quiera sin estar expuesto a una amenaza. Pero la memoria no se sostiene sola, es una bandera que se disputa en la plaza pública”.

Tenía que ser la 11. La Línea 11. Con M de Metro. 11M. Son las obras de la Línea 11 las que se han llevado por medio el memorial que se construyó en Madrid para el recuerdo de las víctimas del peor atentado de la historia de España. El monumento que estaba en Atocha, en recuerdo de las víctimas del 11-M, nunca fue muy popular. No sabemos si se le echará de menos ni cuánto tardará en construirse el nuevo memorial que han prometido que, esta vez sí, será más visible y con mejor accesibilidad que el cilindro de cristal que se montó en 2007. Tampoco fue especialmente polémico el anuncio de su retirada. El memorial olvidado es la triste metáfora de lo que está pasando con el recuerdo del atentado del 11-M y sus centenares de víctimas 20 años después.

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