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La viuda del Chino, autor del 11-M: "Me pidió que su hijo no piense que es un asesino"
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18º aniversario de los atentados

La viuda del Chino, autor del 11-M: "Me pidió que su hijo no piense que es un asesino"

La mujer, que oculta su rostro, relata desde los inicios de su relación con el terrorista hasta su llamada antes de inmolarse: "Creo que en el fondo tenía sentimiento de culpa"

Foto:  La mujer de Jamal Ahmidan, 'el Chino', uno de los autores del 11-M.
La mujer de Jamal Ahmidan, 'el Chino', uno de los autores del 11-M.

El día de los atentados del 11 de marzo, una mujer entre tantas acudió a las vías de los trenes a ayudar a los heridos. Lo que ella no sabía en ese momento era que su marido era el responsable de las explosiones que hace ahora 18 años costaron la vida a casi 200 personas en el mayor atentado de la Historia de España. Era la mujer de Jamal Ahmidan, alias 'el Chino', miembro activo de la célula yihadista, quien le ordenó que se diera media vuelta y volviera a casa. La última vez que la llamó su marido fue minutos antes de inmolarse en un piso de Leganés junto a sus compañeros. Ella cree que, en el fondo, sentía culpa por lo sucedido.

“Me llamó por teléfono y le digo: ‘Jamal, tú estás en Leganés”. Para entonces, todas las televisiones estaban ya en el lugar, en torno al piso de ese municipio madrileño donde se escondía el grupo yihadista. La Policía rodeaba el lugar y los islamistas, dentro de la casa, apuraron los minutos para llamar a sus allegados antes de suicidarse. Esta mujer relata las últimas palabras de su marido terrorista: “Me dice: 'En unos minutos voy a inmolarme, llamo para decirte que me perdones por todo”. La mujer del marroquí Jamal Ahmidan comparece ante la cámara casi dos décadas después de los hechos escondiendo su rostro para una serie documental de Prime Video que, bajo el título ‘El desafío: 11-M’, se estrena este viernes con motivo del 18º aniversario de la matanza.

Son cuatro capítulos en los que se repasan el atentado, la investigación posterior y el juicio que culminó con las condenas de los responsables. Entre ellos había dos autores materiales y el resto eran Jamal Ahmidan y otros seis radicales muertos en Leganés y un séptimo que logró escapar. La mujer, de nacionalidad española, responde ante la cámara ocultando su rostro y continúa así el relato de su marido: “Me dijo: ‘El que ha hecho las cosas soy yo, todo el mundo tiene que saber que tú eres inocente, te quiero mucho, que cuides mucho de mi hijo, que le eduques para que no piense que su padre es un asesino”.

Según cuenta, el Chino se justificó ante ella alegando que lo que había hecho era “por algo”, pero que no podía contar más. Dijo que le habían “engañado” y que él no sabía que iba a pasar “esto tan grande”. Su viuda dice ahora que Jamal Ahmidan “tenía sentimiento de culpa en el fondo”. Estas revelaciones se contradicen con los hechos, puesto que fue el propio Ahmidan quien se encargó de conseguir los explosivos tras contactar con unos exmineros asturianos que le proporcionaron la dinamita procedente de una mina llamada Mina Conchita.

Foto: Imagen: EC Diseño.

La pareja se conoció cuando ella era una preadolescente, y ya, desde el inicio, el Chino dio muestras de su extrema violencia: “Para una niña de 14 años te dicen que es un chulo, que nadie puede con él, que maneja el cotarro, pues me fascinó. Tenía un temperamento fuerte, sobre todo con las injusticias. Cuando alguien intentaba vacilarle o engañarle o reírse de él o me faltaban el respeto a mí, no tenía miedo de pelear, no tenía miedo de nadie”.

“Una tarde —relata— estábamos en el ramadán, fuimos a tomar 'harira' [un plato tradicional marroquí] y cuando volvió había un chico molestándome a mí. Le dijo: ‘¿Qué haces, qué estás hablando con mi mujer?”. La respuesta del otro hombre enfureció a Ahmidan: “Qué mujer, si esta será una puta cualquiera”. La reacción del Chino fue agredirle gravemente: “Le sacó a la calle y le metió el paraguas en la cabeza literalmente y en unos meses se hizo con el control de Lavapiés”. Se refiere al barrio madrileño en el que, por ejemplo, la célula del 11-M compró las tarjetas de telefonía con las que hicieron detonar las bombas de los trenes.

"Estaba muy enfadado, sobre todo con el Aznar, no podía con él"

Tras asentarse en España, el Chino tuvo que volver a Marruecos para cumplir una condena. Regresó apenas unos meses antes de los atentados. Los investigadores policiales y judiciales siempre consideraron que experimentó un fuerte proceso de radicalización yihadista en las cárceles de su país. El que se había ido era un delincuente y el individuo que regresó años después había incorporado el componente fanático religioso con un ferviente deseo de perpetrar un atentado.

“Jamal —relata su viuda— en esa época en la que conoce al Tunecino [otro de los yihadistas que se inmolaron en Leganés] conmigo se vuelve hermético, empieza a cambiar, a decirme que me ponga ropa larga, el pañuelo, y no me cuenta nada de nada. El Tunecino le decía que qué hacía con una cristiana de mierda. Jamal le decía que era musulmana y que se metiera en su vida, que era un perro hijo de puta que no tenía nada que decir”.

Foto: EC Diseño.

La mañana del atentado la recuerda como una “odisea”. Se levantó a las siete de la mañana para llevar al colegio a su hijo, actualmente mayor de edad. “Desde mi casa se escucharon [las bombas] porque vivíamos a 300 metros de la estación de El Pozo del Tío Raimundo y por la televisión escucho que ha estallado otra bomba, otra bomba, otra bomba”. En ese momento, la llamó Jamal Ahmidan por teléfono:

—¿Dónde estás?

—Jamal, ¿Has visto lo que ha pasado?

—Sí, sí... Pero tú, ¿dónde estás?

—Pues que me he bajado a las vías.

—¡¿Que te has bajado a las vías?!

—Pues a echar una mano y ayudar.

—Anda, anda… Déjate de tonterías y vete para casa.

Foto:

En su relato para esta serie documental, la mujer cuenta cómo en ocasiones llegaron a discutir de política a cuenta de la guerra de Irak. Por las reflexiones de esta señora, se desprende que era perfectamente conocedora de las tendencias violentas de su marido y padre de su hijo. “Mi hermana y yo fuimos a una manifestación para que trajeran a las tropas de Irak y él me dijo muy enfadado que el pueblo español tenía que protestar y yo le dije: ‘Pero, Jamal, tú estás hablando de coger un Kaláshnikov y ponerte a pegar tiros al aire, pero España es un país democrático y eso no se puede hacer”. Según cuenta, el jefe de la célula del 11-M “hacía apuestas diciendo que iba a ganar el PSOE” las elecciones generales convocadas tres días después de la matanza. “Estaba muy enfadado, sobre todo con el Aznar, no podía con él”, zanja.

La sentencia de la Audiencia Nacional no ahonda en las motivaciones que los autores materiales de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid pudieron tener para llevar a cabo la masacre y no menciona la intervención de tropas españolas en la guerra de Irak como uno de los hechos que justificaron, a ojos de los terroristas, la perpetración de los mismos. Las 760 páginas del fallo incluyen una única mención a Irak, que aparece citada en boca de Jamal Ahmidan, según las declaraciones efectuadas por la mujer de José Emilio Suárez Trashorras, Carmen Toro. La exesposa del asturiano, que resultó absuelta, mencionó en su declaración en el juicio que el Chino realizaba afirmaciones "en pro de su religión" y que en una discusión dijo que "también estaban muriendo inocentes en Irak con el envío de las tropas españolas por parte de Aznar".

El día de los atentados del 11 de marzo, una mujer entre tantas acudió a las vías de los trenes a ayudar a los heridos. Lo que ella no sabía en ese momento era que su marido era el responsable de las explosiones que hace ahora 18 años costaron la vida a casi 200 personas en el mayor atentado de la Historia de España. Era la mujer de Jamal Ahmidan, alias 'el Chino', miembro activo de la célula yihadista, quien le ordenó que se diera media vuelta y volviera a casa. La última vez que la llamó su marido fue minutos antes de inmolarse en un piso de Leganés junto a sus compañeros. Ella cree que, en el fondo, sentía culpa por lo sucedido.

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