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El autor del monumento a las víctimas del 11-M se rebela y se encomienda al Rey: "Van a destruir un objeto único"
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DESAPARECERÁ POR LAS OBRAS DEL METRO

El autor del monumento a las víctimas del 11-M se rebela y se encomienda al Rey: "Van a destruir un objeto único"

La Comunidad de Madrid planea desmantelar el monumento a las víctimas del 11-M en Atocha, una obra que se construyó hace solo 14 años, pero que no ha calado entre la ciudadanía

Foto: El monumento de Atocha dedicado a las víctimas del 11M. (Ayuntamiento de Madrid)
El monumento de Atocha dedicado a las víctimas del 11M. (Ayuntamiento de Madrid)
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A poco que pregunte a los madrileños por los monumentos más feos de la ciudad, notará que hay varios nombres emergen por encima del resto. Muchos le mencionarán el nuevo edificio de Norman Foster en la calle Génova, otros le dirán que la Torre de Valencia lleva medio siglo estropeando las fotos del centro, pero en lo que coincidirán casi todos es en señalar dos monumentos ubicados en rotondas con mucha visibilidad, en los extremos del eje Castellana. Hablamos del Obelisco de Calatrava, en Plaza de Castilla, y del homenaje a las víctimas del 11-M, en la estación de Atocha.

Precisamente este último será demolido por las obras de ampliación de la línea 11 del metro. La Comunidad de Madrid lo anunció en lo más profundo del verano, en plena resaca poselectoral, cuando nadie estaba mirando. Tampoco ha habido quejas. Se trata de una obra que nunca han entendido los madrileños, diseñada para ser visitada desde la estación, un lugar de paso al que los ciudadanos suelen acudir con prisa. Desde fuera, lo único que se aprecia es un cilindro de vidrio de 11 metros de alto al que la ciudadanía ha tenido a bien rebautizar como "el gin tonic".

"La sorpresa por la destrucción del monumento es mayúscula"

No obstante, sus autores están dolidos con la noticia. En ningún momento se les ha informado de que su obra iba a ser desmantelada. "Me enteré de todo esto el 28 de julio, viendo las noticias por televisión", dice a este periódico el arquitecto Mauro Gil-Fournier, coautor de la obra junto a Raquel Buj, Pedro Colón de Carvajal, Esaú Acosta y Miguel Jaenicke. "Es un homenaje que diseñamos para perdurar, en tanto que es un homenaje a las víctimas del 11-M. Como podrás suponer, la sorpresa por su destrucción es mayúscula", continúa Gil-Fournier.

Ni la Comunidad ni el Ayuntamiento tienen claro qué van a hacer con el cilindro. Hace apenas un año se acometió una restauración, cambiando la membrana interior y reforzando la iluminación subterránea, una inversión que carece de sentido si se pensaba desmantelar. Porque, a pesar de que se insista en términos como "desmontaje", los arquitectos tienen claro que el cilindro se romperá. "Es una pieza de vidrio, fragilísima, que se romperá al tratar de desmontarla. En Telemadrid ya hablan de demolición, que es lo que va a suceder", continúa Gil-Fournier. "Es una pieza única en el mundo, la primera construcción solo de vidrio. No es ningún alarde: nosotros queríamos reflejar la fragilidad de la vida con ella. Decenas de personas, desde los trabajadores de la fábrica en Alemania, hasta los autores, que trabajamos varias noches en su montaje, se implicaron en el concepto que queríamos transmitir".

placeholder El interior del monumento al 11-M. (Cedida)
El interior del monumento al 11-M. (Cedida)

El cilindro de Atocha fue el proyecto ganador de un concurso en el que participaron 283 propuestas llegadas de los cinco continentes. Sin embargo, su situación le complicó la vida desde el primer momento. Ubicada en una rotonda sin acceso, ni a pie ni en vehículo, gran parte de la ciudadanía cree que el tragaluz es la obra en sí. "No es así, hay mucho más monumento por debajo. Hubo y hay ideas para que el espacio fuera accesible desde la calle, pero claro, eso implicaría cambiar toda la movilidad de la zona", lamenta el arquitecto.

"Entiendo que haya gente a la que le parezca feo, pero creo que hay que ir más allá de la forma"

"¿Que hay quien considera que es un monumento feo? Me parece legítimo que se le juzgue por su aspecto estético, pero creo que tenemos que ir más allá de la forma. Hay que intentar entender lo que significa, la fragilidad, lo fácil que se puede venir nuestra vida abajo en un solo momento. También lo que representa para las víctimas y sus familiares. ¿Acaso es razonable juzgar a una persona por su aspecto físico? Demolerlo es una falta de respeto no solo a los que lo creamos, sino a las víctimas que se sienten representadas por la obra", explica Gil-Fournier.

Por último, los autores han enviado una carta a la Casa Real para que evite la demolición de la pieza. "Ruego a Su Majestad el Rey Felipe VI, que interceda para la conservación del Monumento a las Víctimas de los atentados del 11 de marzo en Atocha. Un lugar que él mismo vio nacer el día de su inauguración el 11 de marzo de 2007", termina la misiva.

A poco que pregunte a los madrileños por los monumentos más feos de la ciudad, notará que hay varios nombres emergen por encima del resto. Muchos le mencionarán el nuevo edificio de Norman Foster en la calle Génova, otros le dirán que la Torre de Valencia lleva medio siglo estropeando las fotos del centro, pero en lo que coincidirán casi todos es en señalar dos monumentos ubicados en rotondas con mucha visibilidad, en los extremos del eje Castellana. Hablamos del Obelisco de Calatrava, en Plaza de Castilla, y del homenaje a las víctimas del 11-M, en la estación de Atocha.

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