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Lo que Sánchez propone a la UE: las claves del plan estratégico español
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Lo que Sánchez propone a la UE: las claves del plan estratégico español

La propuesta española para el futuro de la Unión Europea contiene varias lecturas sobre la situación internacional y ofrece un camino para compaginar globalización y geopolítica

Foto: Sánchez, hoy en la CEOE. (EFE/Daniel González)
Sánchez, hoy en la CEOE. (EFE/Daniel González)

El acto elegido por el presidente del Gobierno para reaparecer públicamente tras superar el covid fue la presentación, en la sede de la CEOE, de la propuesta estratégica de la Presidencia española de la UE.

Hay en la elección del momento una clave nacional obvia. Justo al finalizar la intervención de Sánchez, dio comienzo en la fundación FAES la clausura del ciclo “Europa en transformación”, en la que participaron Aznar y Margaritis Schinas y, tras ellos, Alberto Núñez Feijóo. Había un mensaje simbólico de la Moncloa al contraponer la presentación de un documento estratégico como parte de la presidencia de la UE, llevado a cabo en la institución empresarial española, ante un buen número de altos cargos de firmas estratégicas nacionales y ante embajadores de una treintena de países. Mientras, Feijóo hablaba de Europa respaldado por Aznar.

Foto: Nadia Calviño y el presidente ejecutivo de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Sergio Díaz-Granados, en Santiago. (EFE/Lavandeira jr.)

Más allá de las tensiones nacionales, el documento presentado es relevante, y no solo por sus propuestas, sino por la lectura que realiza del momento mundial. El texto, ResilientEU, se apoya sobre convicciones muy firmes que determinan su desarrollo. Y aporta varias claves sobre el futuro. La confección final del documento ha durado un año y, en ella, han participado más de 250 expertos de los 27 Estados miembros, la Comisión Europea y el Consejo de la UE. Ha sido coordinado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno y contó con el asesoramiento de un centenar de académicos y representantes. Con ese proceso amplio, España quería hacer valer su posición mostrando deseo de liderazgo consensuado, de marcar caminos compartidos. Pero lo cierto es que el texto se acerca mucho a las perspectivas de Alemania y Países Bajos, que incluso pueden ser compartidas por países del Este como Polonia y Hungría, pero se aleja de la posición estratégica defendida por Francia, más proteccionista y atrevida.

La doble vía

El otro elemento relevante de ResilientEU es la lectura que realiza del momento internacional: no se está ante un proceso de desglobalización, ya que los intercambios comerciales entre regiones, e incluso entre Oriente y Occidente, siguen creciendo. Las fricciones geopolíticas han aumentado a causa de Rusia y China y de las posiciones proteccionistas de EEUU, pero eso no significa que se esté ante una ruptura del orden multilateral y la subsiguiente fragmentación económica. En gran medida, el orden basado en reglas y sustentado en el comercio sigue funcionando y la UE debe preservarlo a través de dos vías: “Ha de hacer todo lo posible para mejorar y proteger el orden internacional y prevenir la fragmentación del mundo y debe reducir sus dependencias externas y fortalecer su posición como potencia tecnológica y actor global”.

El texto trata de compaginar la conservación del marco económico global con la adaptación a las nuevas circunstancias de la geopolítica

Esa doble dirección aparece transversalmente en las propuestas del documento, que trata de compaginar un intento de conservación del marco económico global con la adaptación a las nuevas circunstancias del entorno geopolítico. Eso se traduce en la necesidad de “vigilar y limitar la propiedad o el control extranjero sobre determinados sectores estratégicos e infraestructuras críticas” y en “fomentar la presencia en Europa de empresas extranjeras de países con ideas afines, al tiempo que se trabaja para limitar gradualmente los vínculos con compañías de Estados que no tienen ideas afines mediante el uso de competencia y regulación”. El documento ve muy positivo el creciente aumento de capital extranjero en empresas europeas, pero establece salvaguardas respecto de aquellos países cuya afinidad con las democracias liberales es menor. Los sectores digital y verde se mencionan expresamente como posibles vulnerabilidades en términos de seguridad, y se apuesta por ellos como centro del desarrollo de las industrias nacionales.

Cinco direcciones

Estos presupuestos conceptuales soportan las cinco direcciones que el texto propone para la UE. Aboga por la producción interna, pero también con una doble dirección. Si bien señala que “se acabaron los tiempos de la deslocalización descontrolada y basada en costes”, y que “la UE necesita más empresas y fábricas dentro de su territorio”, eso no significa que promueva una relocalización amplia del ámbito productivo. Prefiere posicionarse en aquellos sectores, bienes y servicios de alto valor añadido “en los que la UE a) ya posee una ventaja competitiva, b) tiene el potencial de establecerse como una empresa global líder, o c) necesita tener un nivel mínimo de capacidad para garantizar su futuro seguridad económica”. En este sentido, recomienda priorizar las inversiones en inteligencia artificial, semiconductores de última generación, servidores de datos y redes de transmisión, energía renovable, electrolizadores, motores eléctricos, baterías, productos farmacéuticos innovadores, API, fertilizantes orgánicos y fuentes alternativas de proteínas para alimentación animal, entre otros.

"Los intereses y la soberanía de los Estados miembros deben respetarse, pero sin que socaven la unidad o la fuerza de Europa"

Otro de los grandes propósitos es el avance en la integración de la UE, donde se deberán alcanzar avances “concretos y sustanciales”. Un mercado único mejorado y funcional que pueda servir como base para las empresas de la UE para hacer frente a la competencia internacional es prioritario, pero también se aboga por dar pasos adelante en servicios digitales, inteligencia artificial y energía, así como por una unión imprescindible en los mercados de capitales. En este sentido, advierte el texto, “los intereses y la soberanía de los Estados miembros siempre deben respetarse, pero habrán de ser coordinados para que no socaven la unidad o la fuerza de Europa”.

La innovación jugará un papel principal porque “las soluciones que la UE necesita no están en el pasado, sino en el futuro”. Ya no se trata de los bienes, servicios y materias primas que los Estados de la Unión importan del exterior sean reemplazados por otros similares producidos internamente, sino de buscar las alternativas que la ciencia ofrece. Se aboga por la I+D, por las nuevas tecnologías y por nuevas infraestructuras.

Se aboga por un ambicioso proyecto de expansión comercial que "ha de tener como objetivo centrarse en socios con ideas afines"

Una nueva internacionalización será imprescindible. Para ese propósito de conservar el marco global, pero aumentando la seguridad económica de la Unión, se ha de desplegar una triple estrategia. Una mejora del sistema multilateral que fortalezca los mecanismos establecidos para resolver disputas, que haga cumplir las reglas globales y solucione los incumplimientos es el punto de partida. Además, recomienda un ambicioso proyecto de expansión comercial, que aumente y diversifique las relaciones económicas, que “debería tener como principal objetivo centrarse en socios con ideas afines como Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Estados Unidos, los Balcanes y los países de Europa del Este, pero también otros países de bajos ingresos y medianos países de ingresos altos de América Latina, África y Asia”. Por último, la Unión debe reforzarse como entidad geopolítica, lo que incluye “la capacidad de proteger sus cadenas de suministro globales, de neutralizar y responder a amenazas híbridas y de dar forma a la economía en un entorno en el que actores externos amenazan su seguridad”.

Los “profetas del desastre”

Todo ello debe partir de un aspecto que mencionó Sánchez en su presentación: la convicción de que Europa es una potencia líder, que los últimos 70 años han sido de progreso y que los “profetas del desastre” no deben tener espacio. Es posible, se afirma en el documento, “imaginar una UE en 2030 con empresas tecnológicas de primer nivel, energía no contaminante y asequible, atención médica de alta calidad, alimentación asequible y nutritiva y mayores ingresos y mejores niveles de vida”, porque los avances no se detendrán: “El futuro de la UE no es evitar su decadencia; es liderar una nueva era de prosperidad global”.

La propuesta española será debatida por los jefes de Estado y Gobierno de los 27 Estados miembros en el Consejo Europeo Informal que se celebrará en Granada el próximo 6 de octubre.

El acto elegido por el presidente del Gobierno para reaparecer públicamente tras superar el covid fue la presentación, en la sede de la CEOE, de la propuesta estratégica de la Presidencia española de la UE.

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