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La 'Puerta al Mundo' de la UE: 300.000 M para plantar cara a la 'Ruta de la Seda' china
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Plan masivo de infraestructuras

La 'Puerta al Mundo' de la UE: 300.000 M para plantar cara a la 'Ruta de la Seda' china

La Comisión Europea anuncia un plan de inversión pública y privada para financiar infraestructuras en países en vías de desarrollo por valor de 300.000 millones de euros hasta 2027

Foto: Ursula von der Leyen toca la campana para inaugurar una sesión en el Colegio de Comisarios en Bruselas. (Reuters/Oliver Matthys)
Ursula von der Leyen toca la campana para inaugurar una sesión en el Colegio de Comisarios en Bruselas. (Reuters/Oliver Matthys)

China tiene abierta la billetera y con ella está desplegando su estrategia de la Nueva Ruta de la Seda con la que extiende su influencia por el mundo, especialmente por los países en vías de desarrollo, también en el vecindario de la Unión Europea. Desde Washington y Bruselas se ha visto con preocupación ese avance y se ha buscado socios en la región asiática, como India, con los que intentar equilibrar la balanza. Ahora, la Comisión Europea da un nuevo paso con el anuncio de su estrategia Global Gateway, con la que pretende desplegar unos 300.000 millones de euros de inversiones en infraestructuras.

El objetivo es lograr que entre inversiones públicas y privadas se pueda movilizar ese monto hasta 2027 en distintos proyectos, como transporte, implementación de fibra óptica u otros proyectos importantes para países en vías de desarrollo. Como cada vez que el Ejecutivo comunitario usa el verbo 'movilizar', conviene mirar las cifras con cautela. Bruselas utiliza una serie de multiplicadores opacos y complejos para calcular la inversión privada que se activará. Las cifras de inversión pública, mientras tanto, están muy por debajo de las que llegan a los titulares.

Pero la pregunta, siempre que se emplea este verbo tan manido, es de dónde saldrá la cifra de la que habla el Ejecutivo comunitario. De los 300.000 millones que anuncia la Comisión, unos 135.000 se harían realidad gracias al nuevo programa del Fondo Europeo para el Desarrollo Sostenible Plus de la UE, con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) obteniendo inversiones por valor de 25.000 millones. Lo que hace este fondo es facilitar inversiones privadas a través de garantías, que “se utilizarán para actividades de reducción de riesgos y apalancamiento de la inversión privada”. A ellos se sumarían otros 18.000 millones de distintos programas europeos y el resto tendría que obtenerse de otras instituciones financieras y de ayuda al desarrollo. En su comunicación, la Comisión señala que espera otros 145.000 millones de euros de inversión por parte de “las instituciones financieras europeas y financieras del desarrollo”.

Una alternativa “democrática”

Se trata de recoger el testigo de algo que ya se habló en la reunión del G7 en Cornualles (Reino Unido) hace unos meses: invertir en infraestructuras de países en vías de desarrollo con importantes déficits y que por ahora están apostando por la alternativa que les ofrece China. En Bruselas y Washington, preocupa que las inversiones en infraestructuras en países de África o en el vecindario de la Unión Europea sea una manera de que Pekín gane una palanca negociadora en zonas clave y que los países de esa región tengan una dependencia del Gobierno de Xi Jinping.

Foto: Fotografía de los líderes políticos tomada durante la cumbre del G7 en Carbis Bay, Reino Unido. (EFE)

Un ejemplo se vivió en abril, cuando Montenegro pidió ayuda a la Unión Europea para poder pagar un crédito de 1.000 millones de euros otorgado por el Banco de Exportación e Importación de China con el que se financió la construcción de una autopista. El préstamo solamente cubría los primeros 41 kilómetros de la que es la carretera más cara del mundo si se miran los precios por milla construida. Quedan todavía unos 130 kilómetros sin completar. La Comisión Europea señaló que no pagaría las deudas con terceros actores y las cuentas de Podgorica, uno de los principales candidatos de los Balcanes Occidentales para ingresar en la Unión Europea, están desde entonces tambaleándose.

Aunque el documento presentado este miércoles por la Comisión Europea no menciona el proyecto asiático, sí que hace una referencia velada a él precisamente en lo que se refiere a esa creación de una dependencia con Pekín por parte de países que en ocasiones tienen dificultades para pagar sus deudas: el nuevo proyecto europeo “tiene como objetivo forjar vínculos y no crear dependencias”.

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Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha señalado que el Ejecutivo comunitario quiere demostrar que “un enfoque democrático basado en valores puede cumplir con los desafíos más urgentes”. El plan de Bruselas es que estas inversiones también sirvan para la implementación de una agenda digital y verde en el vecindario de la Unión Europea.

Preguntada directamente por la comparación con el plan de inversiones chino, la líder de la Comisión ha subrayado que los países que opten por aprovechar el plan de inversiones europeo “saben que habrá una buena gobernanza, saben que no habrá niveles insostenibles de deuda”. Para Von der Leyen, se trata de una demostración de que la suya es una “Comisión geopolítica”.

China tiene abierta la billetera y con ella está desplegando su estrategia de la Nueva Ruta de la Seda con la que extiende su influencia por el mundo, especialmente por los países en vías de desarrollo, también en el vecindario de la Unión Europea. Desde Washington y Bruselas se ha visto con preocupación ese avance y se ha buscado socios en la región asiática, como India, con los que intentar equilibrar la balanza. Ahora, la Comisión Europea da un nuevo paso con el anuncio de su estrategia Global Gateway, con la que pretende desplegar unos 300.000 millones de euros de inversiones en infraestructuras.

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