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¿Puede China acabar comprándose un país? Así opera la peligrosa deuda de Pekín
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Montenegro, en serios problemas

¿Puede China acabar comprándose un país? Así opera la peligrosa deuda de Pekín

Los acuerdos con el país asiático prevén que China pueda obtener reembolsos inmediatos en cualquier momento, así como solicitar tierras o recursos naturales como compensación

Foto: Operarios trabajan en la construcción de la autopista de Bar-Boljare. (Reuters)
Operarios trabajan en la construcción de la autopista de Bar-Boljare. (Reuters)

El caso es digno, como a menudo ocurre en los Balcanes, de un guion cinematográfico. Como actores principales, Montenegro, China y una serie de acuerdos firmados en 2014 para la construcción de una costosísima infraestructura, la autopista Bar-Boljare, también conocida como "la autopista que no va a ninguna parte". La verdadera protagonista, no obstante, es la letra pequeña que venía en esos documentos.

La obra fue iniciada gracias a un millonario préstamo del banco chino Exim —unos 1.000 millones de dólares a reembolsar en dos décadas, según lo estimado— y encargada a otra empresa estatal, la China Road and Bridges (CRBC), responsable hasta ahora de la construcción del primer tramo de la obra, unos 40 kilómetros. ¿El problema? Este tramo ni siquiera ha sido completado, la autopista aún no genera ni un solo euro en beneficios directos y, sin embargo, a partir del mes de julio, Montenegro, un diminuto país del tamaño de la provincia de Córdoba, tendrá que comenzar a devolver su deuda. Así lo establece el contrato firmado, el cual se encuentra sujeto a la ley china.

Foto: Li Keqiang, 'premier' chino. (Reuters)

Si Montenegro no logra pagar su deuda a tiempo —y la desgraciada autopista no va a ser de ninguna ayuda en este aspecto: el tramo planificado supone solamente un cuarto de los 170 kilómetros previstos en el proyecto completo, que carece aún de un financiador seguro— afrontará un serio problema. Pekín cuenta con un historial de apropiación de recursos de aquellos países que no ha logrado saldar sus deudas. Fue el caso, que entonces dio a vuelta del mundo, del alquiler por 99 años del puerto de Hambantota, que Sri Lanka cedió en 2017 después de que las autoridades chinas se negaran a renegociar una serie de deudas que el país no lograba devolver. Aquí es donde entra la letra pequeña: los acuerdos con el país asiático prevén que China pueda obtener reembolsos inmediatos en cualquier momento, así como solicitar tierras o recursos naturales como compensación

No han sido pocos los que se han preguntado si esta habrá sido la estrategia planeada por los chinos desde el comienzo. Sin embargo, según el investigador Mladen Grgic, probablemente no sea el caso. "Aunque era obvio que prestar a alguien el equivalente al 30% de su PIB es problemático, en particular en el caso de una economía pequeña y relativamente frágil, que depende básicamente del turismo y del sector de los servicios", explica a El Confidencial.

Foto: Partidarios del presidente Milo Djukánovic en la sede del gobernante Partido de los Socialistas Democráticos (DPS) en Podgorica, el 15 de abril de 2018. (Reuters)

Dejan Milovac, director de la organización no gubernamental MANS y analista en el contraste a la criminalidad organizada y la corrupción, resume la situación: "¿Acabará China comprándose Montenegro? No creo que estén interesados en Podgorica (la capital del país)", ironiza. "Ahora bien, sí podrían tener interés en hacerse con nuestros hidrocarburos o, por ejemplo, con el estratégico puerto de Bar. Definitivamente no son opciones que puedan descartarse, si Montenegro finalmente no logra pagar el préstamo de la autopista", agrega.

Tsunami en Bruselas

Más allá del país, el caso también supone un considerable problema para la Unión Europea: Montenegro, que desde 2017 es miembro de la OTAN y se halla en una estratégica posición en el Adriático, también es uno de los países candidatos a entrar en el club europeo. De ahí que la situación provocara un pequeño tsunami cuando en marzo pasado el viceprimer ministro del país, Dritan Abazović, declaró públicamente que pedía la ayuda de la UE para devolver la deuda contraída con Pekín. "Me parece una respuesta lógica remplazar un mal préstamo por uno nuevo, que sería más fácil que Montenegro devuelva", manifestó entonces el político montenegrino.

Foto: Imagen de archivo de un tren en Alemania. (Reuters)

La audaz petición le sentó a Bruselas como un tiro y Podgorica se vio obligada a dar marcha atrás. Después de que portavoces de la Comisión Europea filtraran que el bloque no pagará "las deudas que un país contrajo con un tercero", el Gobierno montenegrino se retractó de lo dicho y empezó a asegurar que cuenta con el dinero necesario para pagar a Pekín la parte que le corresponde para este año. Esto no acabó, sin embargo, con las polémicas y los resquemores por el peligro que supone la posibilidad de que la economía montenegrina o bien entre en un estado de muerte clínica o, peor, que su vínculo con el gigante asiático se convierta en una atadura durante décadas.

"El dilema montenegrino de la UE", lo denominaron Majda Ruge y Vladimir Shopov en un análisis publicado por el European Council on Foreign Relations, en el que destacaron que el rotundo no de Bruselas tuvo también el nefasto efecto de provocar una caída de los bonos gubernamentales del país. Por el contrario, según Ruge y Shopov, la UE debería desarrollar una “estrategia rigurosa, de largo plazo” para contrarrestar la creciente presencia de China y Rusia en los Balcanes occidentales. Los analistas también recordaron a la UE que se mueve ahora en un terreno minado. Esto, debido a que la economía de la nación balcánica se encuentra fuertemente afectada por la pandemia: el PIB cayó un 15% el año pasado y su deuda exterior alcanzó el 91,6% (la de la autopista equivale al 16,7% del total).

Los chinos, por supuesto, han defendido su inversión, que en su momento tanto estudios de factibilidad franceses y estadounidenses como la propia UE consideraron una mala idea. Tras la polémica, la embajada china en Podgorica emitió varios comunicados en los que negaba que las inversiones chinas respondan a razones "geopolíticas". Estos préstamos "no representan una amenaza para la seguridad del país ni interfieren en los asuntos internos de los países de la región", asegura la diplomacia china, que se dice dispuesta a trabajar con las autoridades del país balcánico a favor de "una cooperación mutuamente beneficiosa".

Foto: El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anfitrión del G7. (Reuters)

Dicho y hecho: tras el desaire europeo, el ministro de Finanzas, Milojko Spajić, se reunió con el embajador chino, Liu Jin, en un encuentro en el que se habló de mayor cooperación y de la posibilidad de que las vacunas producidas en el gigante asiático sean autorizadas en Montenegro.

Secreto de Estado

El asunto continúa lejos de resolverse, como señalan analistas como Milovac, cuya organización ha denunciado las múltiples cláusulas confusas y potencialmente dañinas del acuerdo. "¿Por qué, si no, las autoridades de Montenegro han rechazado difundir informaciones relativas al proyecto, alegando el secreto de estado, y se han producido apenas dos o tres audiciones en el Parlamento sobre el tema?", cuestiona. El investigador asegura que su instituto también reveló que alrededor de 400 millones de dólares del primer tramo de la autopista fueron asignados a empresas vinculadas al actual presidente de Montenegro, Milo Dukanović.

Foto: Un cartel con la foto de Xi Jinping en Belgrado, Serbia. (Reuters)

Otros, como Grgic, han puesto sobre la mesa la "inviabilidad" del proyecto. "El tramo construido hasta ahora, a un coste muy alto y aún no completado, es apenas un cuarto de la extensión total prevista para la autopista. Y es muy poco probable que Montenegro encuentre el resto del dinero que necesita a causa de la alta deuda contraída con los chinos", dice el analista. No considera que China sea la principal responsable del enredo, sino "la profundamente corrupta élite que ha gobernado a Montenegro en los últimos 30 años", en referencia al anterior Gobierno montenegrino, derrocado por un ajustado margen el año pasado por la actual coalición gobernante de nacionalistas serbios y prorrusos.

El proyecto levanta ampollas en casi todos los sectores de la población. Los ambientalistas, por ejemplo, señalan el daño que la construcción de la autopista ha hecho al río Tara, patrimonio mundial de Unesco. Un caso sobre el cual una fiscalía local ya ha abierto una investigación. También la NEPA, la agencia de Montenegro para la protección de la naturaleza y el ambiente, denunció el año pasado que los chinos ignoraron sus advertencias para resguardar el río. Asimismo, el organismo señaló que la construcción ha provocado el enturbiamiento de las aguas y la destrucción de parte de la biodiversidad del arroyo.

Foto: El presidente chino Xi Jinping a su llegada al aeropuerto Vnukovo de Moscú para una visita de Estado. (Reuters)
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Tal ha sido la indignación que, finalmente, la constructora china se vio obligada en las últimas semanas a prometer que reparará el daño causado, algo que no ha calmado los ánimos de los ambientalistas. “Tenemos dudas sobre la calidad de la rehabilitación propuesta por CRBC, dado que si hubieran hecho su trabajo correctamente el río Tara no se encontraría en la situación en la que está ahora”, explicó, en declaraciones a RFERL, Liliana Jokic, del Movimiento Cívico Unido para las Acciones de Reforma.

El Confidencial contactó al ministro de las Inversiones de Montenegro, responsable de la construcción del autopista, pero no obtuvo respuesta. También se puso en contacto con Ivan Brajović, ministro del Gobierno de Dikanović durante de la firma del acuerdo con Pekín, pero, tras un inicial intercambio de emails, dejó de responder a los correos.

El caso es digno, como a menudo ocurre en los Balcanes, de un guion cinematográfico. Como actores principales, Montenegro, China y una serie de acuerdos firmados en 2014 para la construcción de una costosísima infraestructura, la autopista Bar-Boljare, también conocida como "la autopista que no va a ninguna parte". La verdadera protagonista, no obstante, es la letra pequeña que venía en esos documentos.

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