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Por qué Feijóo ha querido ir a la investidura: la estrategia del PP
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semanas difíciles para el líder popular

Por qué Feijóo ha querido ir a la investidura: la estrategia del PP

Génova tiene un plan, con el que pretende fijar una postura que le permita iniciar bien posicionado una época complicada. Aseguran que Vox no preocupa, porque "le va a pasar lo mismo que a Cs"

Foto: Alberto Núñez Feijóo, en una comparecencia en el Congreso. (EFE/Zipi)
Alberto Núñez Feijóo, en una comparecencia en el Congreso. (EFE/Zipi)
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A principios de junio de 2023, Feijóo intervino en el Cercle d'Economia barcelonés, donde fue muy bien recibido y causó una grata impresión. El mundo del dinero catalán percibió en el líder gallego un talante muy diferente del de otros dirigentes populares, entre ellos algunos barones, y vio en él una doble oportunidad: la de un político alineado con sus posiciones económicas, y la de un futuro presidente que comprendía mejor las necesidades catalanas. Eran otros tiempos, cuando Feijóo iba a gobernar, pero el mensaje que lanzó en Barcelona no ha sido olvidado.

Cuando esta semana, y siguiendo esa línea, el líder del PP anunció que buscaría un encaje a Cataluña dentro de España, pretendía conseguir dos objetivos: mostrar un talante comprensivo hacia las comunidades históricas, previsible como expresidente gallego, y separarse radicalmente de Sánchez y de sus socios. El acomodo tendría que producirse dentro de la Constitución o no tendría lugar. Sus declaraciones se volvieron sorprendentemente contra él porque la utilización del término "encaje" rechinó a parte de los suyos: era lenguaje típico de los independentistas. El PSOE reaccionó señalando la iniciativa como una ocurrencia más de los populares y Vox está ahora en perfil bajo con el PP, pero los afines aprovecharon la ocasión para meter el dedo en el ojo de su líder con una excusa meramente simbólica.

En Génova entienden este hecho como habitual: "Al PP no se le deja hacer táctica ni estrategia"

En Génova entienden este hecho como habitual: "Al PP no se le deja hacer táctica ni estrategia. En cuanto lo intentamos, recibimos golpes por todas partes". Citan en primer lugar a los medios de comunicación, pero lo que subyace es otra cosa: en cuanto intentan trabajar con vistas al futuro y asentar un discurso, parte de los afines interrumpen el desarrollo del plan con discusiones menores o con reproches.

El núcleo de la estrategia

El PP tiene un plan, como era de esperar. Acudirá a la investidura en poco más de dos semanas, cuenta con la certeza de que no contará con los apoyos suficientes y sabe que, salvo una sorpresiva repetición de elecciones, le tocará liderar la oposición. Por eso va a una investidura que podía haber evitado: quiere reclamar su derecho a gobernar, ya que fue el partido más votado, y pretende mostrar una idea de España firme; está intentando trabajar para el futuro fijando un discurso que le permita arrancar bien posicionado una etapa difícil. Y más teniendo en cuenta que la duración de la legislatura, si Sánchez es investido, resulta complicada de predecir.

El PP quiere fijar una posición, la de partido central en el sistema, mucho más que situarse políticamente como partido de centro

El propósito de estas semanas es recorrer etapas, como la reunión con los grupos parlamentarios ya realizada o los encuentros con sociedad civil que tendrán lugar la semana entrante, que permitan "añadir más ladrillos a un marco político" bien definido. Hay muchos elementos que ya han aparecido estos días, y que se repetirán en los próximos, como el ofrecimiento al PSOE de acuerdos y reformas, caso de su propuesta de un gobierno de dos años. Más allá de la valoración que cada cual realice sobre estas ofertas, con ellas el PP quiere fijar una posición de partido central (y no tanto de centro) en el sistema.

Ese es el núcleo de su estrategia: ser la formación que con más eficacia puede defender el orden institucional frente a las amenazas que suponen quienes quieren romper con la Constitución, aseguran desde Génova. Y esa es también la baza que jugarán frente al PSOE: en la medida en que Sánchez rechace los acuerdos entre los dos partidos mayoritarios, y se acerque a Puigdemont para ser investido, más insistirán en que la única formación central en España es la de Feijóo. Con un corolario: el retrato de Sánchez como un político ambicioso que es capaz de renunciar a la estabilidad institucional solo para conservar el Gobierno. "Nosotros hablamos con todo el mundo, pero no estamos dispuestos a ceder en aspectos esenciales para España solo para sentarnos en la Moncloa", afirman fuentes del Partido Popular.

Los obstáculos

Ese plan tiene varios problemas, y el principal es la necesaria cercanía con Vox. Es complicado ejercer de partido central cuando los electores parecen haber sancionado los acuerdos con los de Abascal, que es la tesis dominante: "Nos hicieron daño en País Vasco y, especialmente, en Cataluña". Sin embargo, a Génova no le preocupa Vox a medio plazo, porque "les va a pasar lo mismo que a Ciudadanos. El partido pequeño de una coalición siempre sale perdiendo. Vamos a gobernar juntos en varias comunidades y, cuando lleguen las siguientes elecciones, sus resultados serán mucho peores". En Bambú, sin embargo, lo ven de otra manera, porque habían apostado por los gobiernos de coalición con insistencia, y "el PP siempre se resistió a ellos; simplemente ahora, y a la fuerza, los han tenido que asumir", de modo que tan confiados no estarán. "No obstante, estamos de acuerdo. Si ellos creen que somos Ciudadanos, perfecto. Compartamos el mismo poder y que las elecciones siguientes repartan suerte". En Génova advierten de que, a pesar de contar con los votos de Abascal para la investidura de Feijóo, marcarán en ella una posición frente a Vox. Mientras tanto, en el PSOE se insiste en que PP y Vox, "más allá de las estrategias que desplieguen, comparten muchos elementos ideológicos comunes". El desenredo de este nudo, en un sentido u otro, marcará un momento diferente en la derecha española.

El segundo obstáculo lo constituye el liderazgo de Feijóo. El PSOE trata con cierta displicencia a los populares y especialmente a su líder, a quien Sánchez parece desdeñar. Lo retrata como alguien desorientado, a quien no se puede tomar muy en serio, porque dice una cosa y al día siguiente tiene que corregirla. Esto puede ser un problema para el líder popular en las semanas previas a la investidura, y en el mismo acto parlamentario, porque tiene que hacer todo lo posible por evitar que esa imagen cale. Y no tanto en la opinión pública, como en su electorado. En especial cuando hay sectores de su partido, como ocurre en todas las formaciones grandes, que no pierden ocasión a la hora de minar a la actual cúpula. Ese es un problema grande de la estrategia, que fijar una posición requiere tiempo y unidad interna: la solidez que muestre Feijóo en estas semanas puede otorgarle ambas cosas o restárselas.

A principios de junio de 2023, Feijóo intervino en el Cercle d'Economia barcelonés, donde fue muy bien recibido y causó una grata impresión. El mundo del dinero catalán percibió en el líder gallego un talante muy diferente del de otros dirigentes populares, entre ellos algunos barones, y vio en él una doble oportunidad: la de un político alineado con sus posiciones económicas, y la de un futuro presidente que comprendía mejor las necesidades catalanas. Eran otros tiempos, cuando Feijóo iba a gobernar, pero el mensaje que lanzó en Barcelona no ha sido olvidado.

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