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El bloqueo político augura una presidencia europea entera con el Gobierno en funciones
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SIN CAMBIOS EN EL SEMESTRE

El bloqueo político augura una presidencia europea entera con el Gobierno en funciones

El posible bloqueo político en España hace prever que la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, que finaliza en diciembre, va a desarrollarse con el Ejecutivo en funciones

Foto: Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, junto a Pedro Sánchez, presidente en funciones del Gobierno de España. (EFE/Mariscal)
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, junto a Pedro Sánchez, presidente en funciones del Gobierno de España. (EFE/Mariscal)

Cuando Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder socialista, convocó las elecciones el 29 de mayo para el día 23 de julio, 23 días después de que España tuviera previsto asumir la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, en Bruselas reinó la confusión, especialmente teniendo en cuenta que la victoria del Partido Popular junto con Vox parecía una certeza absoluta. En la Comisión y en el Consejo, se han esforzado por enviar un mensaje de tranquilidad y de orden, pero la idea de un cambio de Gobierno muy poco tiempo después del inicio del semestre europeo de España y de que uno de los partidos que pudieran formar parte de ese nuevo Ejecutivo fuera de extrema derecha generaba preocupación.

Una presidencia debe ser una maquinaria bien engrasada, con el menor número de cambios posible, con los objetivos muy claros y el respaldo político de un Gobierno que tiene que mantenerse concentrado. Aunque se sabía que el calendario indicaba que España tendría que celebrar elecciones en diciembre de 2023, eso dejaba al menos a la presidencia cinco meses de trabajo a toda máquina, por mucho que al final del semestre hubiera más ruido político. El cambio en el calendario añadía más incertidumbre. Nadie esperaba cambios fundamentales en el funcionamiento de la presidencia, incluso en caso de un nuevo Gobierno, pero sí se esperaban turbulencias.

Foto: Pedro Sánchez celebra el resultado electoral. (Reuters/Nacho Doce)
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Este lunes, después de que el Partido Popular ganara los comicios, pero se haya quedado sin opciones realistas para formar Gobierno, allanando el camino a un nuevo gabinete liderado por Pedro Sánchez si es capaz de armar una mayoría parlamentaria con los votos de los partidos independentistas, incluido Junts, la formación de Carles Puigdemont, el escenario ha cambiado por completo. Precisamente esa difícil aritmética hace que se dé prácticamente por descontado que la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea de España se vaya a desarrollar bajo un Gobierno en funciones.

Presidencia española del Consejo

“Nunca comentamos sobre el resultado de las elecciones nacionales. En cuanto a la presidencia española del Consejo de la UE, seguimos teniendo plena confianza en las autoridades españolas para desempeñar su papel”, explican desde la Comisión Europea. De los tres escenarios posibles, el de un cambio de Gobierno a un signo conservador, el de una reelección clara del actual Ejecutivo o el de un bloqueo que obligue a mantener el Gobierno en funciones hasta dentro de meses, el tercero es el que menos cambios inmediatos introduce en el funcionamiento de la presidencia. En el caso de una clara y rápida reelección del actual Gobierno, se mantendrían los equipos técnicos y las prioridades, pero incluso así habría cambios, como por ejemplo nuevos ministros. En el actual escenario, ese no será el caso: ni siquiera habrá cambios al frente de los ministerios.

Foto: La bandera de España ondea junto a la bandera de la Unión Europea. (EFE)

Esto es importante, porque los ministros tienen un papel fundamental en el semestre europeo. El trabajo de una presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea consiste en tejer acuerdos entre los Veintisiete, jugando como un árbitro neutral, y después en negociar con el Parlamento Europeo los textos finales que se convertirán en ley. Ese es un trabajo que se tiene que hacer a muchas capas, desde los equipos técnicos y de expertos hasta a nivel de ministros, con los titulares de las distintas carteras teniendo que estar en continuo contacto con sus homólogos del resto de Estados miembros, encargándose de la dirección política de las negociaciones, ayudando a los técnicos a cerrar las brechas entre las posiciones de los distintos socios.

La mala noticia es que los ministros podrán ser los mismos, pero en Bruselas se sabe que la atención y el capital político estarán destinados a los esfuerzos en reeditar el Gobierno, y será complicado que los ministros se vuelquen por completo en las negociaciones de los grandes dosieres que quedan pendientes, como la reforma de las reglas fiscales, la reforma del pacto migratorio o la reforma del mercado eléctrico. Otras voces consideran que incluso este elemento beneficiará a la presidencia española, ya que los titulares de los ministerios no tendrán otras distracciones propias de la agenda de gobierno habitual.

Cuando Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder socialista, convocó las elecciones el 29 de mayo para el día 23 de julio, 23 días después de que España tuviera previsto asumir la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, en Bruselas reinó la confusión, especialmente teniendo en cuenta que la victoria del Partido Popular junto con Vox parecía una certeza absoluta. En la Comisión y en el Consejo, se han esforzado por enviar un mensaje de tranquilidad y de orden, pero la idea de un cambio de Gobierno muy poco tiempo después del inicio del semestre europeo de España y de que uno de los partidos que pudieran formar parte de ese nuevo Ejecutivo fuera de extrema derecha generaba preocupación.

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