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España estrenará en Kiev una presidencia europea eclipsada por la campaña electoral
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España estrenará en Kiev una presidencia europea eclipsada por la campaña electoral

El semestre español del Consejo de la UE se ve ensombrecido por un inicio completamente marcado por las elecciones generales y por la incertidumbre del resultado

Foto: Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski. (EFE/Fernando Calvo)
Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski. (EFE/Fernando Calvo)

El pistoletazo de salida a la presidencia española del Consejo de la Unión Europea no será en Madrid, ni en Bruselas. Será en Kiev, durante una visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la capital ucraniana, en la que se reunirá con Volodímir Zelenski y dará un discurso ante la Rada Suprema. Marcada por el ambiente electoral, a menos de una semana del inicio de la campaña, la presidencia nace ya eclipsada por unas elecciones generales precipitadas por los malos resultados para los socialistas en los comicios municipales y autonómicas de mayo.

El 1 de julio de 2023 estaba apuntado en todas las agendas. A partir de este sábado, empezarían seis meses en los que España asumiría la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Muchos temían que el Gobierno de Pedro Sánchez aprovechara el semestre como una plataforma electoral, ya que, como muy tarde, las elecciones serían en diciembre. El posible uso partidista de la presidencia, a pesar de su limitado potencial para el público español, era algo muy comentado en algunos círculos —más en Madrid que en Bruselas, eso sí—.

Foto: Pedro Sánchez durante su última reunión con el presidente ucraniano, el pasado 1 de junio. (EFE/Fernando Calvo)

Ahora, con el adelanto de las elecciones, la presidencia y la campaña coincidirán solamente tres semanas, pero en la capital comunitaria se espera que la parálisis política dure bastante más tiempo. Además, la presidencia ha pasado de estar en el primer plano político —reflejando así la estrategia de los socialistas de utilizar la carta del prestigio internacional como un atractivo electoral— a pasar prácticamente desapercibida en plena campaña, que, aunque de manera efectiva comienza el próximo 7 de julio, lleva viviéndose desde hace meses.

La presidencia es una maquinaria bien engrasada, que seguirá su funcionamiento a nivel técnico independientemente de lo que ocurra en las elecciones del 23 de julio. No obstante, la convocatoria de las elecciones generó incertidumbre entre los muchos trabajadores volcados en la tarea, muchos de ellos desplazados hasta Bruselas. Pero el centro de operaciones de la presidencia rotatoria no se encuentra en Madrid, sino en Bruselas, en la representación permanente de España ante la Unión Europea. Mientras en España se estén todavía digiriendo los resultados y en las jornadas siguientes se esté conformando una mayoría, el día a día presidencial seguirá funcionando con relativa normalidad en la capital comunitaria.

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Pero, a la hora de la verdad, hay negociaciones que necesitan del impulso político del ministro de turno. Existen puntos que los técnicos no pueden acordar porque las diferencias son demasiado pronunciadas. Es entonces cuando un alto cargo del Gobierno debe encerrar a sus homólogos en una sala y echar toda la carne en el asador para intentar lograr un acuerdo entre los Veintisiete. Y para eso hace falta tener capital político, concentración y dedicación.

Nadie duda de que el trabajo a nivel técnico saldrá adelante, pero sí existe más incertidumbre entre el resto de socios europeos sobre hasta qué punto los ministros actuales podrán volcarse en los dosieres en caso de que haya una larga etapa en funciones. También, claro está, de si aquellos que han estado siguiendo estas negociaciones durante muchos meses —como es el caso de Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, en el caso de la negociación de la reforma del mercado eléctrico— seguirán al frente del ministerio durante los próximos meses.

Foto: La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera (d), conversa con la ministra de Energía de Bélgica, Tinne van der Straeten. (EFE/Frederic Sierakowsk)

Pero, aunque la esperanza es que las elecciones cambien poco las dinámicas del trabajo a nivel técnico, y se desea que su impacto sea limitado a nivel político, sí que han influido en algunos elementos protocolarios. La Comisión Europea realiza una tradicional visita al Estado miembro que inaugura su semestre en los primeros días del mes, pero esta vez el Ejecutivo comunitario ha tenido que adelantar su visita, prevista para finales de la semana que viene, para evitar que coincida con el arranque de la campaña. Otro ejemplo es que Pedro Sánchez no hará a mediados de julio la tradicional presentación de prioridades de la presidencia ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, un discurso que, en principio, se ha retrasado hasta la sesión de septiembre.

La presidencia española del Consejo de la Unión Europea es clave porque se trata, en esencia, de la última útil antes de las elecciones europeas de junio de 2024. Después, será el turno de los belgas, que temen que las elecciones hagan que lleguen más negociaciones de las previstas sin cerrar a los meses finales de la legislatura. Hay muchos expedientes clave que intentar sacar adelante antes de que la política europea se paralice a partir de marzo del año que viene. Por eso, todo el mundo en Bruselas espera poder llegar a tantos acuerdos como sea posible en los próximos seis meses en asuntos críticos como la reforma del pacto migratorio o la de las reglas fiscales europeas.

El pistoletazo de salida a la presidencia española del Consejo de la Unión Europea no será en Madrid, ni en Bruselas. Será en Kiev, durante una visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la capital ucraniana, en la que se reunirá con Volodímir Zelenski y dará un discurso ante la Rada Suprema. Marcada por el ambiente electoral, a menos de una semana del inicio de la campaña, la presidencia nace ya eclipsada por unas elecciones generales precipitadas por los malos resultados para los socialistas en los comicios municipales y autonómicas de mayo.

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