Gane quien gane el 23J, estos son los grandes retos de la presidencia europea de España

La Unión Europea atraviesa una crisis sin precedentes. Mientras sea durante los últimos 12 años, no importa cuándo lea usted esto. El encadenamiento de la gran depresión, el Brexit y la pandemia ya había fertilizado el terreno para cambios dramáticos en el escenario europeo, pero ha sido la invasión rusa a gran escala de Ucrania la que ha actuado como catalizador para que los (ahora) Veintisiete se planteen, de una vez por todas, su lugar en el mundo.

Este momento histórico ha sido descrito de muchas formas. El Gobierno francés lo ha calificado como “El fin de la inocencia”; Olaf Schol, el canciller alemán, como “Zeitenwende” (cambio de era) y Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, como “despertar geopolítico”. Siguiendo las famosas palabras de Jean Monnet, fundador de la UE, de que “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”, los líderes europeos entienden que la Unión se está moviendo. La incógnita es, todavía, hacia dónde.

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Estas son algunas de las conclusiones que han surgido durante la primera sesión plenaria de la conferencia preparatoria sobre la presidencia española del Consejo de la UE, organizada por el Real Instituto Elcano y la Trans European Policy Studies Association (TEPSA). El evento, celebrado en Madrid a las puertas de que España tome las riendas del Consejo de la Unión Europea, busca determinar cuáles serán las prioridades y los retos de la presidencia rotatoria en un contexto que ha sido reiteradamente calificado como “permacrisis”.

Uno de los consensos a los que se llegó rápidamente durante el evento —que concluyó con una presentación del ministro de Exteriores, José Manuel Albares— es que, independientemente del color del partido que resida en la Moncloa durante la presidencia, el mayor reto será el de mantener la unidad europea surgida en torno a la guerra en Ucrania. “Si al final del semestre estamos tan unidos como ahora, la presidencia habrá sido un éxito”, indicó Pau Marí Klose, Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores.

Alexander Stubb, director de la School of Transnational Governance del European University Institute (EUI) y ex primer ministro de Finlandia, ha incidido en este punto, destacando que en toda su carrera nunca había visto a la UE tan unida como en este momento. “En términos de sanciones, de declaraciones políticas, de ayuda financiera, de entrega de armas… da igual donde uno mire. Hemos estado todo lo unidos que se podría esperar”, afirmó durante la sesión plenaria, moderada por la investigadora del Real Instituto Elcano Raquel García. “Esto, por supuesto, porque nada une más que un enemigo común. En este caso, Vladímir Putin”, agregó.

Pero esta unidad, ha advertido, va a empezar a desmoronarse. Y aquí es donde la presidencia rotatoria del consejo, un rol que tradicionalmente no ha demostrado mucha capacidad de avanzar cambios a nivel europeo, puede jugar un papel importante. “España tiene que contener (las grietas en la unidad). Tiene que trabajar con las instituciones europeas, con Úrsula von der Leyen, con Josep Borrell, con Charles Michel. A España se le da muy bien la diplomacia y vamos a necesitar su ayuda para hallar consensos”, concluyó Stubb.

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El tercer ponente de este acto inaugural, Richard Youngs, investigador de Carnegie Europe y miembro del Consejo TEPSA, democracia y Europa Oriental, ha matizado que la presidencia española no va a resolver, por sí misma, las grandes preguntas que la UE se está planteando durante esta crisis. No obstante, sí puede ayudar a construir un puente entre las prioridades inmediatas generadas por la guerra y las transformaciones a largo plazo que son necesarias para los Veintisiete. “Hay que escapar del círculo vicioso en el cual, cuando hay una crisis, la urgencia impide llevar a cabo los grandes cambios. Y luego, cuando la crisis termina, la falta de urgencia hace que no haya apetito político para estas transformaciones”, indicó.

Otro de los roles importantes que se atribuyeron en el evento a la presidencia española es el de reorientar la mirada europea hacia Latinoamérica. Sin embargo, los tres ponentes mostraron considerables diferencias sobre cuál debería ser la relación entre la Unión Europea y el Sur Global (e, incluso, si este concepto tenía utilidad como tal). La posición equidistante que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha adoptado respecto al conflicto de Ucrania fue citada como un ejemplo de los problemas que la UE, y España, deberán resolver.

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Recomendaciones para España

Durante el evento, la red de investigadores TEPSA presentó recomendaciones a la presidencia española entrante del Consejo de la Unión Europea en tres puntos clave: el proceso de ampliación de la UE, las reformas internas de gran calado y el reequilibrio de fuerzas dentro de la Unión.

El documento, firmado por Youngs, Nicoletta Pirozzi e Ilke Toygür, señala que, si bien la UE ha reabierto la caja de promesas para expandirse mediante la adhesión de los países balcánicos y del este europeo, el camino hacia la ampliación parece largo y lleno de obstáculos. "El gobierno ucraniano está presionando para iniciar las negociaciones antes de fin de año. Como siempre, esta agenda en expansión enfrenta resistencia. Como país que afrontó retrasos en su propio camino hacia la UE, España debería simpatizar con la difícil situación de los candidatos y poner su peso detrás de una aceleración del calendario de adhesión actual", afirma el texto.

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En relación con esta ampliación, los expertos afirman que la UE necesita cambios profundos en el proceso de toma de decisiones. En particular, extender a determinados ámbitos de política exterior la votación por mayoría cualificada y abandonar el requisito de unanimidad, una transformación sobre la que España ya se ha pronunciado a favor. "A España le resultará tentador simplemente dar largas a la reforma, pero debería resistirse a esta tentación e intentar mantener el diálogo interno" al respecto, señala el documento.

La última recomendación concierne al creciente peso de los Estados bálticos, Polonia y otros países de Europa Central y Oriental en la Unión Europea debido al importante rol que han jugado desde la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Esto, en detrimento de un eje franco-alemán que no pasa por sus mejores momentos debido a las presiones internas que soportan ambos ejecutivos y la falta de sintonía entre París y Berlín. "Si España quiere cumplir su ambición de ser un actor importante en la UE, podría estar bien situada para cerrar la brecha cada vez mayor entre las posiciones franco-alemana y de Europa del este", sentencian los expertos.