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Ni bandera blanca, ni autocrítica: la izquierda busca el rumbo tras la sorpresa del 23-J
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Ante una encrucijada

Ni bandera blanca, ni autocrítica: la izquierda busca el rumbo tras la sorpresa del 23-J

Yolanda Díaz reclamó sin éxito un cese total de las hostilidades antes de las elecciones. IU intenta marcar el camino y Podemos muestra una polifonía atípica entre sus dirigentes

Foto: Yolanda Díaz y Alberto Garzón. (EFE/J. J. Guillén)
Yolanda Díaz y Alberto Garzón. (EFE/J. J. Guillén)

La izquierda que capitanea Sumar no ha terminado de digerir el "alivio" y hasta la euforia tras las elecciones del 23-J, y ya está metida de lleno en las negociaciones para conformar la Mesa del Congreso y revalidar el Gobierno de coalición, casi sin pararse a tomar aire. Justo lo que no han podido hacer en los últimos meses. Diferentes actores de este espacio ya advierten de que toca sentarse a trazar el rumbo de cara al nuevo curso político, cargado de incertidumbres. Y, después de que la plataforma de Yolanda Díaz adelantara que armará su estructura de partido tras el verano, sin avanzar fechas, algunas de las organizaciones que vertebran la confluencia han movido ficha antes del parón estival, que se prolongará hasta poco antes de la constitución de las Cortes (17 de agosto). El último CIS documenta que ni siquiera uno de cada tres españoles confiaba en las opciones de Pedro Sánchez. Superada la sorpresa, toca seguir avanzando.

Díaz, ya en la recta final de la campaña, reclamó una "amnistía en la izquierda" para el día inmediatamente posterior a las elecciones generales. El propio Pablo Iglesias salió a cuestionar sus resultados en la misma noche electoral, cuando prometió que los cinco diputados morados reivindicarían su "autonomía". Horas después, Ione Belarra hizo lo propio y distintos dirigentes morados obviaron el llamado a la "amnistía".

Foto: Pablo Echenique, Yolanda Díaz y Alberto Garzón. (EFE/Chema Moya)

El clima, con todo, era particular porque, mientras haya opciones de reeditar el Gobierno de coalición, nadie puede justificar una ofensiva total contra la líder de Sumar. Los morados llegaron a la encrucijada, y en este punto empezaron a aflorar nuevas diferencias sobre cómo actuar. El domingo, Juan Carlos Monedero, el intelectual de referencia y cofundador del partido, publicó un artículo en el que abogaba por celebrar una "conferencia ciudadana" o incluso un congreso —Asamblea Ciudadana— para reconectar con las bases. Pidió autocrítica, y advirtió de que Podemos "hace años que no debate su rumbo y está a la defensiva".

Ninguno de los primeros espadas morados apoyó públicamente el artículo de Monedero en Público, ni siquiera en las redes sociales, el foro donde hoy se expresan con mayor claridad. Un día después, Iglesias y Belarra sí compartían un texto del exportavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, en el que advertía de que la unidad de la izquierda, entendida como "fetiche", aboca a un escenario en el que los suyos pierden su autonomía y, paradójicamente, esto "sirve" para "matar a Podemos".

Dos hombres del núcleo duro, figuras más que reconocidas a su interna, apuntaban sus brújulas en direcciones casi opuestas, como hace escasas semanas ocurriera entre Monedero y el propio Iglesias. Como Echenique, el profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense criticaba que Díaz haya hecho pasar a su partido por debajo del futbolín, pero Monedero también pedía clarificar el diagnóstico a la interna y con sus nuevos aliados, y el segundo evitaba este escenario. En su formación, no había lectura oficial, ni respuesta al otro lado de la línea telefónica; se han retirado a los cuarteles de invierno, y lo han hecho sin convocar al máximo órgano de dirección —Consejo Ciudadano Estatal—. También sin dar certezas a una militancia a la que Belarra reclamó un cheque en blanco para decidir sobre el pacto con Díaz. Lo obtuvo, pero, dos semanas después de las elecciones, nadie da pistas sobre cuáles serán los siguientes pasos.

Foto: Idoia Villanueva, Yolanda Díaz e Ione Belarra. (EFE/Villar López)

Al menos, no más allá de advertir de que no habrá bandera blanca, de que pelearán por cada decisión que consideren fundamental. Bajaron el pistón en la campaña, pero hoy se reafirman en que seguirán actuando a su modo, en fondo y forma. En parte, en esto coinciden con Alberto Garzón, coordinador federal de IU, que la semana anterior reclamó ante los suyos "fortalecer una mayor diferenciación respecto al PSOE", "reforzando atributos únicos" para neutralizar llamadas al voto útil como las que impulsó Pedro Sánchez para estas elecciones generales. Garzón, eso sí, no sitúa a su partido bajo el fuego de la vicepresidenta segunda, como tampoco lo hacen el resto de fuerzas, salvo el partido de Belarra. Y también han tenido que asumir importantes renuncias —aunque no vetos explícitos de sus primeros espadas—.

Izquierda Unida cuenta con cinco diputados dentro de la plataforma —los mismos que Podemos—, y el titular de Consumo en funciones, que no está entre ellos, intentaba marcar el rumbo ante el dilema que hoy afronta el bloque, tras un 28-M que cristalizó en el "hundimiento" de Unidas Podemos, y unas generales que los pillaron en plena "tormenta perfecta". IU y Podemos coinciden en algunos puntos de su diagnóstico, pero los primeros ponen un "sobresaliente" al liderazgo de Díaz y ven "cualitativamente bueno" el resultado. Los segundos niegan la mayor.

Foto: Yolanda Díaz y Ione Belarra. (EFE/Villar López)

Los partidos, según Monedero, "tienen que pararse, interrogarse a sí mismos, saber dónde están y decidir por dónde ir"." La izquierda debe estar coordinada para ser útil en el Gobierno. Que lo que tengan que decirse, se lo digan mirándose a los ojos. Y que la ciudadanía saque sus conclusiones", abunda en el texto. "Estoy convencido de que, después de verano, la dirección de Podemos va a convocar una conferencia ciudadana", asegura a El Confidencial.

Distintas fuentes de la ejecutiva reconocen que han contemplado esta opción, pero no aclaran si ya han tomado decisiones, o cuándo pretenden materializarlas. Supuestamente, el cofundador de Podemos no está pidiendo un congreso del partido, sino un foro en el que la organización "debata" directamente con sus bases, pero anima a la dirección a optar por una Asamblea Ciudadana: "No debe tener miedo porque su tarea es celebrada y respetada por el grueso de la militancia", abunda.

Foto: Jaume Asens, Alberto Garzón e Ione Belarra. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Pide replantearlo todo: desde el análisis del resultado del 28-M, que los morados nunca han hecho público pese a haber quedado fuera de parlamentos como el de Madrid o Valencia —"Podemos tiene pendiente su autocrítica tras la debacle en esas elecciones"— hasta el rumbo adoptado tras la dimisión de Pablo Iglesias, donde "todo se aceleró muchísimo". Tampoco escatima en críticas a Díaz y al resto de actores de Sumar, y exculpa la dureza de Belarra tras los resultados —"quizá podía haberse expresado con más sonrisas, pero hay dolor acumulado"—. Pero apela especialmente a los suyos. Si no hay reflexión entre los distintos partidos, abunda, "seguirán alimentando el odio" entre aliados. Y el "frente amplio" no solidificará.

Foto: Ernest Urtasun, Yolanda Díaz e Ione Belarra. (EFE/ Kiko Huesca)

Los partidos de la coalición mantienen heridas abiertas que no han querido airear hasta la fecha —salvo Podemos—, hay preocupación por el camino a seguir en los meses en los que aspiran a revalidar el Gobierno de coalición y, en el caso de los morados, hay enfado e incertidumbre por las incógnitas pendientes. La propia Díaz esgrimió ante ellos la debacle que vivió Unidas Podemos en las elecciones autonómicas y municipales para contrarrestar sus críticas, pero hasta ahora los morados solo han exigido "autocrítica" a la líder del espacio. La mayoría de aliados de Sumar reclaman ignorar los dardos de Iglesias o Belarra y señalan que el partido se habría visto borrado del mapa de no haber concurrido bajo el paraguas de Sumar.

Además de cuestionar la actuación de los medios de comunicación —la propia Belarra lo hacía para volver a pedir dinero para la televisión de Iglesias—, los morados han pasado estas semanas recordando el veto a Irene Montero, y reprochando a Díaz que no marcara una mayor distancia con el PSOE. También le afeó haber "renunciado" al feminismo e "invisibilizado" a Podemos y que no diera la batalla cultural contra la derecha.

En el informe de Garzón ante la Coordinadora Federal de su partido, el propio líder alabó que Díaz adoptara "un tono más beligerante contra Feijóo y Abascal", que, a su entender, ayudó a crecer a Sumar en la recta final de la campaña. Cuando Díaz empezó a golpear a Alberto Núñez Feijóo por su fotografía con el narcotraficante Marcial Dorado, dirigentes territoriales y estatales morados celebraron este viraje, que IU ya había reclamado antes de arrancar la campaña. En este punto, de nuevo, estaban de acuerdo. Comparten varios postulados, pero ponen el acento exactamente en los que los distinguen del resto de fuerzas dentro de Sumar.

Foto: El exlíder de Podemos Pablo Iglesias. (EFE/Kai Forsterling)

La líder del espacio, por su parte, no ha dado muchas pistas de cómo despejará las múltiples incógnitas sobre el futuro de lo que hasta ahora consideraba "un partido instrumental". Aún no tienen una dirección constituida, no existen órganos de deliberación oficiales, que no estarán listos para abordar decisiones como la composición de la cúpula y el reparto de tareas en el nuevo grupo parlamentario.

Poco después de la constitución de este grupo, y mientras intentan garantizar la investidura de Sánchez —Iglesias alerta de que exigirán primarias si hay repetición electoral—, la izquierda a la izquierda del PSOE tiene una enorme cantidad de tareas pendientes. Entre ellas, aclarar si Sumar seguirá permitiendo la doble militancia, algo que recogen sus estatutos provisionales, y que choca con los de Podemos.

Foto: El exvicepresidente del Gobierno de España Pablo Iglesias (i) y el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero (d). (Europa Press/Alberto Ortega)

En esto, de nuevo, hay diferencias: Monedero también reclama esas primarias, pero también aboga por la constitución de los órganos de decisión de Sumar cuanto antes. Ni ha habido amnistía ni los morados se consideran muertos, pero tampoco ha habido autocrítica. Ni en Sumar ni en Podemos, porque Garzón sí reconoció el "hundimiento" de su espacio político el 28-M, aunque destacó que habían aguantado el tirón en los lugares donde no se postularon junto a Podemos. Los partidos dentro de este paraguas han ganado tiempo, pero aún tienen muchas batallas por delante. Juntos y por separado, de cara a sus respectivas organizaciones.

La izquierda que capitanea Sumar no ha terminado de digerir el "alivio" y hasta la euforia tras las elecciones del 23-J, y ya está metida de lleno en las negociaciones para conformar la Mesa del Congreso y revalidar el Gobierno de coalición, casi sin pararse a tomar aire. Justo lo que no han podido hacer en los últimos meses. Diferentes actores de este espacio ya advierten de que toca sentarse a trazar el rumbo de cara al nuevo curso político, cargado de incertidumbres. Y, después de que la plataforma de Yolanda Díaz adelantara que armará su estructura de partido tras el verano, sin avanzar fechas, algunas de las organizaciones que vertebran la confluencia han movido ficha antes del parón estival, que se prolongará hasta poco antes de la constitución de las Cortes (17 de agosto). El último CIS documenta que ni siquiera uno de cada tres españoles confiaba en las opciones de Pedro Sánchez. Superada la sorpresa, toca seguir avanzando.

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