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Podemos reniega de la unidad de la izquierda y denuncia que sirve para "matar" el partido
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El pulso en la izquierda

Podemos reniega de la unidad de la izquierda y denuncia que sirve para "matar" el partido

Echenique ajusta cuentas con Yolanda Díaz y asegura que si los suyos no cuentan con autonomía se verán empujados al "cementerio de la política". Los morados aprovechan la ausencia mediática de Sumar para cuestionar la "unidad como fetiche"

Foto: Pablo Echenique, Yolanda Díaz y Alberto Garzón. (EFE/Chema Moya)
Pablo Echenique, Yolanda Díaz y Alberto Garzón. (EFE/Chema Moya)

Podemos reniega ahora formalmente del "fetiche" de la "unidad de la izquierda". Lo hace escasas semanas después de firmar el pacto para concurrir a las elecciones generales con otros 14 partidos, dentro del paraguas de Sumar. Y a poco más de dos meses de haber hecho campaña reprochando a Más Madrid y Compromís que rechazaran unirse a ellos en sus respectivos territorios para las elecciones del 28-M, cuando los morados perdieron la representación parlamentaria en Madrid y Valencia. El exportavoz de Unidas Podemos en el Congreso Pablo Echenique plasma esta idea en un artículo publicado en la página web de la televisión de Pablo Iglesias. Advierte de que este "fetiche" se ha ido "convirtiendo" en un "dispositivo político-comunicativo" que "sirve para matar a Podemos". "Por eso mismo, y paradójicamente, sirve para impedir cualquier unidad real", abunda. Ese corsé, esa unidad mal entendida, sostiene, les impide ejercer su "autonomía", y esto les empuja "al cementerio de la política".

Aprovechando el vacío comunicativo dejado por Sumar, que marca un perfil muy bajo desde hace casi una semana, Echenique rubrica un texto en el que ajusta cuentas con el partido de Yolanda Díaz, pero también con Íñigo Errejón y Joan Baldoví, dos de las bestias negras de los morados. Ione Belarra o el propio Iglesias han compartido este artículo, escrito por el todavía integrante de la Ejecutiva y destacado dirigente morado. Viene a expresar una tesis mayoritaria en esa reducida cúpula, y que ahora defiende quien reconoce haber "cambiado de opinión" sobre las bondades de la unidad en su espacio político. En el camino para exponer sus argumentos, además, repite las críticas de la secretaria general morada y el director de Canal Red a Díaz: "Se perdieron 700.000 votos y siete escaños". "Y eso que el trato mediático durante la campaña fue infinitamente más amable que el que la coalición habría recibido si hubiese estado liderada por Podemos".

Foto: Pablo Echenique y Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)

Por impugnar, Echenique niega ahora que el "principal error" de los morados hayan sido las peleas a la interna, algo sobre lo que, hasta ahora, había consenso en la izquierda. Ahora, el dirigente morado sostiene que las "divisiones internas son inevitables cuando la inmensa mayoría del poder mediático", “económico y político” se dedica “a propulsar a cualquier elemento centrista y transaccional”, léase, Sumar. Enmienda, incluso, la unidad "más allá" de los "acuerdos electorales" que sean "tácticamente convenientes", como los alcanzados en las generales por el carácter provincial de la circunscripción electoral.

Y afirma que, en su espacio político, coexisten dos almas: una "partisana y transformadora", que representarían ellos mismos, y otros actores con "una praxis política" más cercana a la del PSOE. "Nuestro principal error ha sido el de no impugnar la idea de la 'unidad' estratégica con actores que tienen una praxis política mucho más cercana a la de la socialdemocracia del PSOE". A eso se une, además, "la diferencia de trato mediático que se dispensa a las dos almas de la izquierda", "un hecho incontestable que no admite debate".

Como ironizaba un veterano dirigente de uno de los partidos aliados con Sumar, "la culpa de todo es siempre de los medios". Dos meses después de unas elecciones en las que pasaron de contar con 47 diputados autonómicos a apenas 15 parlamentarios en todo el país, y tras un pacto que les ha hecho conseguir cinco escaños, los mismos que IU o los comunes, no hay autocrítica, censuran. Los periódicos, radios y televisiones siguen siendo los principales responsables, y el discurso "victimista" de los morados se perpetúa, afirman.

La unidad como "fetiche", abunda el dirigente morado, contribuye a "limitar muy severamente la autonomía política del alma partisana y transformadora, cargándola con 40 kilos de piedras en la mochila y atándole las manos en la espalda". Interna, interna y más interna, reprochan otros partidos aliados de Sumar. Un veterano exdirigente morado sintetizaba, hace días, que la formación de Belarra habla de los temas orgánicos, del pasado, sencillamente porque "no tiene proyecto de futuro". Nada que ofrecer extramuros, más allá de autorreivindicarse, afirmaba.

Los partidos aliados con Díaz no discuten que Podemos y algunos de sus más destacados dirigentes, por la "confrontación" constante en su discurso, se haya visto más criticado por otros partidos o por los medios de comunicación. Lo que no compran es que la parte de la izquierda que casa con las tesis de Díaz confraternice con el "poder establecido". Echenique reivindica que los suyos quieren "transformar los cimientos del sistema", que están dispuestos a “decir la verdad sobre los poderosos”, frente a quienes prefieren “no hacer ruido para no recibir la venganza de los cañones mediáticos”. La izquierda "valiente" frente a la cobarde, la "izquierda cuqui".

En ese repaso, acusa a esa parte de la izquierda de haber hecho caer a Irene Montero, excluida de las listas de Sumar, cuya figura se vio seriamente deteriorada por las excarcelaciones y rebajas de penas tras la entrada en vigor de la ley del solo sí es sí. Para muchos de los aliados de Díaz, la ministra de Igualdad era, simplemente, un lastre. Para la cúpula morada, sin embargo, era su futuro, y a día de hoy no han digerido que fuera vetada.

Foto: Ernest Urtasun, Yolanda Díaz e Ione Belarra. (EFE/ Kiko Huesca)

Las elecciones del 23-J tuvieron un resultado inesperado que ofreció un nuevo horizonte a la izquierda, pero, para algunos de sus aliados, Podemos sigue caminando en círculos, buscando "una vendetta" ante la que intentan hacer la vista gorda. Ahora, los morados, en boca de Echenique, incluso verbalizan que "no puede ser una buena idea" que los suyos y los de Díaz puedan "convivir en la misma casa y tengan un debate sano, abierto y enriquecedor" respecto "de qué camino seguir". La izquierda no "partisana", señalan, tiene "poca o nula capacidad de transformación". "Estoy bastante seguro de que existen pactos explícitos, pero ocultos, de no agresión (...) Todo apunta a que esa gente tan poderosa solamente la tenemos enfrente una de las dos almas de la izquierda, pero la otra no", insiste.

De la gestión de la batalla interna en las pasadas elecciones andaluzas, cuando Díaz impuso a su propia candidata, Inmaculada Nieto, a las pugnas con Errejón, los morados insisten en que la historia se está repitiendo. Este fetiche, aseguran, puede acabar mandándoles "al cementerio de la política". "Ha servido en este caso para forzar un acuerdo-trágala para reducir a su mínima expresión al alma partisana y transformadora nacida del 15-M y representada por Podemos, al mismo tiempo que se concedía una injustificada sobrerrepresentación a todo tipo de actores centristas y transaccionales en el espacio que los morados habíamos dejado libre". Un nuevo dardo para sus aliados, con los que tendrán que compartir grupo parlamentario en cuestión de semanas.

Foto: Yolanda Díaz y Ione Belarra. (EFE/Villar López)

Es una enmienda a la totalidad que llega, como han ido dejando ver sus posiciones, por goteo. De hecho, los morados han evitado comparecer en rueda de prensa ante los medios de comunicación tras las elecciones del 23-J. Salvo en el caso de los que eran candidatos, los dirigentes morados mantuvieron un perfil bajo en campaña y aún hoy se mantienen al margen, pero irrumpen de vez en cuando en escena para desmontar el diagnóstico de otros portavoces de Sumar. Para marcar posiciones propias. Y para reivindicar que tendrán total "autonomía" en el ciclo que debe arrancar tras la constitución de las nuevas Cortes Generales. La consigna entre el resto de fuerzas, hasta la fecha, es obviarles.

Podemos reniega ahora formalmente del "fetiche" de la "unidad de la izquierda". Lo hace escasas semanas después de firmar el pacto para concurrir a las elecciones generales con otros 14 partidos, dentro del paraguas de Sumar. Y a poco más de dos meses de haber hecho campaña reprochando a Más Madrid y Compromís que rechazaran unirse a ellos en sus respectivos territorios para las elecciones del 28-M, cuando los morados perdieron la representación parlamentaria en Madrid y Valencia. El exportavoz de Unidas Podemos en el Congreso Pablo Echenique plasma esta idea en un artículo publicado en la página web de la televisión de Pablo Iglesias. Advierte de que este "fetiche" se ha ido "convirtiendo" en un "dispositivo político-comunicativo" que "sirve para matar a Podemos". "Por eso mismo, y paradójicamente, sirve para impedir cualquier unidad real", abunda. Ese corsé, esa unidad mal entendida, sostiene, les impide ejercer su "autonomía", y esto les empuja "al cementerio de la política".

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