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El adiós de Echenique, el portavoz "pirómano" al que Yolanda Díaz quiso apartar
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Las tensiones en la izquierda

El adiós de Echenique, el portavoz "pirómano" al que Yolanda Díaz quiso apartar

El todavía dirigente de Podemos volverá a su plaza como científico del CSIC tras lanzar un último dardo a la líder de Sumar. Los suyos alaban su papel de "pararrayos" de Iglesias, pero muchos no le perdonan el "ruido" generado

Foto: Pablo Echenique y Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)
Pablo Echenique y Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)

Se abre la puerta de un ascensor del Parlamento Europeo, en Bruselas, y Pablo Echenique accede al habitáculo, donde se encuentra Marine Le Pen. Es 2015 y Le Pen lleva 11 años como eurodiputada y lidera el ultraderechista Frente Nacional, hoy Reagrupación Nacional. Cuando Echenique abandona el ascensor, le hacen ver con quién ha coincidido, y ahí fantasea, en clave de humor, con la idea de haberla atropellado con su silla de ruedas: "Peso 200 kilos con la silla, puedo romperle las piernas". Y, para irse de rositas, piensa en jugar la carta del "tullido que ha perdido el control". La anécdota del entonces europarlamentario morado la trasladó él mismo a un pequeño grupo de periodistas hace años y contiene muchas claves para entender al último portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados.

Echenique (Rosario, Argentina, 1978), que fue apartado de las listas de Sumar, se despidió de la Cámara Baja esta misma semana con un último dardo a Yolanda Díaz, cuando presumió de haber hecho "mucho ruido", justo lo que la líder de la confluencia de izquierdas no quiere en sus filas. El físico teórico reconvertido en político pedirá en los próximos días volver a su plaza como científico del CSIC, después de convertirse en una figura política controvertida. En sus cuatro años como diputado, tres y medio —toda la XIV Legislatura— como portavoz parlamentario, ha disparado a discreción contra PP y Vox, pero también contra su socio de Gobierno, con el que, en paralelo, tenía distintas negociaciones abiertas. Algunas, cruciales para el partido y para el Ejecutivo.

Foto: El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, se despedía este miércoles del Congreso (EFE/Mariscal)

Y ha enfadado varias veces a sus propios aliados en el grupo parlamentario de Podemos, IU, Comunes, Galicia en Común y Alianza Verde. Algunos lo tildan hoy de ser "un pirómano". Un portavoz que ha provocado incendios "sin sentido", irritando a sus aliados. Para los morados, Echenique ha sido el "pararrayos" de Pablo Iglesias, después de Ione Belarra e Irene Montero; para el PSOE y para algunos de los integrantes del grupo parlamentario, ha contribuido a disparar la tensión y la crispación en una Cámara que ha batido sus propios récords este 2023.

Hasta en su partido han llegado a bromear con arrebatarle el control a su propio Twitter, desde el que ha repartido pullas a Díaz esta misma semana, tras el resultado electoral del 23-J. De Arturo Pérez Reverte a Willy Bárcenas, hijo del extesorero del PP Luís Bárcenas y cantante de Taburete, pasando por afirmaciones como que Isabel Díaz Ayuso "estaría en la cárcel" si "la justicia fuera independiente", sus enganchones en la red social han sido muy comentados y polémicos. Entre las otras formaciones dentro de Unidas Podemos nunca se entendió que disparara con tanta asiduidad desde la red social, también contra algunos medios de comunicación y periodistas. Creen que muchos de estos dardos eran absolutamente estériles, y mantienen que la hiel solo proporciona munición a sus adversarios.

Tampoco entendieron algunos de los recados que dejaba a Patxi López en sus ruedas de prensa en el Congreso, en las que llegó a desautorizar al presidente de su grupo parlamentario, Jaume Asens. Díaz reclama acallar cualquier mención a las diferencias internas, pero también evitar las alusiones a empresarios como Juan Roig, presidente de Mercadona, diana de las críticas y ataques de Echenique y de la propia Belarra. Sus propias palabras abundan, han dificultado consensos, y le restaban capacidad de tender puentes con otros espacios políticos. "Se reincorpora a su trabajo, tiene derecho a recuperar su vida", abunda un dirigente. "Una más tranquila y con menos focos hacia su persona", insiste.

Foto: Ernest Urtasun, Yolanda Díaz e Ione Belarra. (EFE/ Kiko Huesca)

Los suyos, por contra, alaban su inteligencia, su "valentía", su perfil militante, y que haya sido capaz de desviar los ataques a sus máximos dirigentes, poniendo el cuerpo para lograrlo. También su sentido del humor, del que ha hecho gala dentro y fuera de cámara, y su "cabeza fría" para afrontar los conflictos. Explican que, cuando ha disparado los decibelios, en buena parte de las ocasiones lo ha hecho siguiendo una estrategia clara y premeditada. Desde hace días se deshacen en elogios en las redes sociales, y alaban su trato a su equipo más cercano. Fuentes moradas solo admiten que, al ser "tan militante", quizás "no haya colaborado en la necesaria autocrítica". "Es un científico, los científicos no pueden estar a favor de una ley y de su contraria, no negocian entre verdades", asegura un político morado que lo conoce bien en las distancias cortas. "Ha construido ese personaje muy tajante, muy aseverante, contundente, que ha expresado sus conclusiones políticas, como expresaría una conclusión científica", destacan.

Está por decidir, aseguran, si abandonará la Ejecutiva, el núcleo duro en el que ha jugado un importante papel desde hace 7 años. Por lo pronto, defienden que ha sido capaz "de que nadie hable de su silla de ruedas", que nunca ha hecho uso de su situación para generar "lástima" o ganar un debate. Lo que no ha conseguido en sus cuatro años es que la Presidencia de la Cámara Baja ejecutara la obra necesaria para que pudiera acceder al escaño que le corresponde, dentro de su bancada. Un informe de Patrimonio, al arranque de la legislatura, bloqueó la reforma propuesta en su día, pero planteó la opción de buscar otras fórmulas. Nunca llegaron, y el diputado ha pasado toda su legislatura en el foso, hablando desde un atril dispuesto con este único fin. "Si hubiera estado en el PSOE, se habría hecho la obra", abundan.

Las mil vidas políticas de Echenique

Si Montero ha tenido un rol político destacado en el entorno de Iglesias casi desde el principio, antes de que Belarra ganara peso orgánico, Echenique ha vivido varias vidas en la política. Después de un breve acercamiento a Ciudadanos, descontento con sus recetas económicas tras la crisis posterior a la explosión de la burbuja inmobiliaria, da un primer bandazo y se aproxima a Podemos. Con Teresa Rodríguez y Anticapitalistas, lideró la única oposición a Iglesias en el primer Vistalegre (octubre y noviembre de 2014), en una candidatura que, irónicamente, llamaron Sumando Podemos. Quien años después sería el látigo del secretario general, e inventaría un sistema de primarias que infrarrepresentaba a las minorías (DesBorda) defendió entonces un Podemos mucho más horizontal y menos jerárquico, para estrellarse contra la abrumadora victoria de Iglesias.

Fue diputado, portavoz en el Parlamento de Aragón y secretario general en la región, a pesar de que el propio líder morado entró en batalla para intentar impedirlo. También fue el secretario de Organización que amenazó a sus propios dirigentes con extirpar "las malas hierbas", de no cesar las batallas internas. Ocurrió poco después de las segundas elecciones generales a las que concurrieron (junio de 2016), y cuando llevaba escasos meses al frente del órgano que su predecesor, Sergio Pascual, utilizó para situar a afines a las tesis del entonces número dos, Íñigo Errejón, para controlar el partido.

Foto: Foto: EFE.

Sobrevivió a uno de los cargos más abrasivos de una organización política; fue sustituido por Alberto Rodríguez, hoy entre los aliados de Sumar y enemistado con Podemos, y convertido en secretario de Programa. E Iglesias lo rescató para ponerlo al frente de un grupo difícil de gestionar, sobre todo desde la marcha del secretario general histórico. Dos semanas después del arranque del confinamiento por la pandemia, un Echenique conciliador llamaba a todos los partidos a unirse contra la pandemia. Hasta el punto de que Salvador Illa, entonces ministro de Sanidad y hoy líder del PSC, replicó sus palabras y las acuñó como "la Regla Echenique". Ese mismo año, sobreviviría también a su condena por el TSJ de Aragón a pagar una multa de 11.040 euros por contratar irregularmente a un asistente, que desempeñaba sus servicios como autónomo

A mediados de 2021, con la abrupta salida de Iglesias para presentarse a las elecciones en la Comunidad de Madrid, que se saldó con su dimisión de todos sus cargos, el exvicepresidente segundo designó dactilarmente a Díaz como líder del espacio. La ministra de Trabajo, según distintas fuentes del grupo parlamentario, se planteó relevar a Echenique como portavoz, pero nunca llegó a dar la batalla por las riendas de Unidas Podemos, que ha estado a punto de implosionar en más de una ocasión en el último año. Díaz le lanzó una advertencia, sin citarlo expresamente, en su primer discurso ante el grupo parlamentario, ya al frente del espacio. Su llamada a dejar el ruido cayó en saco roto.

Foto: El portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique. (EFE/Chema Moya)

Ya no queda rastro del Echenique más conciliador, que, sin embargo, siempre guardaba dardos para Íñigo Errejón. Como cuando respondió "de algo tendrá que vivir hasta mayo", cuando Errejón dejó Podemos para lanzar su nuevo partido en la Comunidad de Madrid, al arranque de 2019, pero no renunció a su escaño. O cuando afirmó que "nunca se imaginaron que Alberto Rodríguez acabaría con Errejón y Baldoví", cuando el exnúmero tres de Podemos se unió a Más País y Compromís en el Acuerdo del Turia. Errejón es su bestia negra desde que abandonó su partido a las bravas. El mero hecho de que lo equiparara a Rodríguez, por el que estuvieron dispuestos a querellarse contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, evidencia la magnitud de su enfado con el político canario.

En febrero, el científico del CSIC reconvertido en uno de los políticos más broncos de la legislatura, lanzó su libro, Memorias de un piloto de combate. El volumen está cargado de anécdotas personales, políticas, y de ajustes de cuentas. Tras 9 años de presencia pública, poco queda del que fuera un desconocido eurodiputado que se hizo viral cantando una jota: "Chúpame la minga, Dominga". Que tuvo su propio imitador en el programa Leit Motiv, y que acudió a varias televisiones a reírse de sí mismo. Para los incondicionales nada será lo mismo sin él. Para muchos de sus aliados, solo queda en la memoria como un "pirómano".

Se abre la puerta de un ascensor del Parlamento Europeo, en Bruselas, y Pablo Echenique accede al habitáculo, donde se encuentra Marine Le Pen. Es 2015 y Le Pen lleva 11 años como eurodiputada y lidera el ultraderechista Frente Nacional, hoy Reagrupación Nacional. Cuando Echenique abandona el ascensor, le hacen ver con quién ha coincidido, y ahí fantasea, en clave de humor, con la idea de haberla atropellado con su silla de ruedas: "Peso 200 kilos con la silla, puedo romperle las piernas". Y, para irse de rositas, piensa en jugar la carta del "tullido que ha perdido el control". La anécdota del entonces europarlamentario morado la trasladó él mismo a un pequeño grupo de periodistas hace años y contiene muchas claves para entender al último portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados.

Pablo Echenique Pablo Iglesias Yolanda Díaz